Voy por la mordida suave,
a rasgar las venas de tu cuello,
suspira mientras desnudo
en mi lengua,
el pedazo de piel
que escogí
para comenzar
esta nueva aventura
sin rumbos fijos.
Tócame, profana mi pecho,
pega tu vientre a mi vientre,
hunde tus senos en mi boca,
levanta una pierna
hasta la altura de mis caderas
mientras me deleito
persiguiendo tu muslo.
Lo recorro,
de principio a fin,
mi mano es sabia,
llega, se alarga,
siente los espasmos
cuando alcanza
el borde de la locura
y el musgo se abre,
decidido, incontrolable,
palpitando como un corazón vivo.
Mis dedos, ansiosos,
buscan su centro,
la entrada triunfal al paraíso,
quieren moldearlo,
así, en el tacto,
resbalan por sus paredes de fuego
sin quemarse.
Gimes, pero te abres,
más, más, pides y desorbitas
un movimiento rupestre,
te desconozco,
eres un temblor,
un estruendo,
algo que se derrumba
sin forma, sin fuerzas,
que sucumbe,
mientras una avalancha
de nieve tibia
desciende por tus piernas.
a rasgar las venas de tu cuello,
suspira mientras desnudo
en mi lengua,
el pedazo de piel
que escogí
para comenzar
esta nueva aventura
sin rumbos fijos.
Tócame, profana mi pecho,
pega tu vientre a mi vientre,
hunde tus senos en mi boca,
levanta una pierna
hasta la altura de mis caderas
mientras me deleito
persiguiendo tu muslo.
Lo recorro,
de principio a fin,
mi mano es sabia,
llega, se alarga,
siente los espasmos
cuando alcanza
el borde de la locura
y el musgo se abre,
decidido, incontrolable,
palpitando como un corazón vivo.
Mis dedos, ansiosos,
buscan su centro,
la entrada triunfal al paraíso,
quieren moldearlo,
así, en el tacto,
resbalan por sus paredes de fuego
sin quemarse.
Gimes, pero te abres,
más, más, pides y desorbitas
un movimiento rupestre,
te desconozco,
eres un temblor,
un estruendo,
algo que se derrumba
sin forma, sin fuerzas,
que sucumbe,
mientras una avalancha
de nieve tibia
desciende por tus piernas.
2 comentarios - simplemente sexo... el mejor (fotos)