Mi hermano regresó y yo le di la bienvenida...
Y un día cualquiera, después de tanto tiempo, más de un año, después de tantas cosas sucedidas, mi hermano, llegó con el alta del Hospital Militar y la baja del ejército (lo del hospital será otra historia).
Cuando él llegó, fue de noche, yo había salido con mi novio de ese entonces, por eso, no pude estar con él hasta la mañana siguiente.
El salía del cuarto de baño, tras su ducha habitual y yo me abalancé sobre él (como siempre en bolas). El sólo hecho de verme lo excitó, no pudo disimularlo, ya que él también estaba desnudo y la garcha lo delataba, se le puso al palo instantáneamente. Lo llevé a los empujones hasta nuestra cocina, la de nuestra casa familiar.
Era todo un riesgo, ya que la familia completa estaba en nuestro hogar. Sin embargo, a ninguno de los dos nos importó. Al verlo, volví a tener los mismos deseos como cuando no pasaba nada entre ambos, o como cuando empezaron nuestros juegos. El siempre tímido pero perverso, y yo en ese entonces ingenua pero ávida de experimentar sexualmente. Su cuerpo, dio contra el mármol de la mesada, no podía seguir retrocediendo, y no se si por continuar reculando o por casualidad, se subió a la mesada y se sentó en ella, como entregándose a mi.
Yo en ese caso, me acuclillé entre sus piernas abiertas y me enfrenté a su poronga erguida, la tuve entre mis cejas, de verdad, mi hermano Leo tenía una hermosa pija, nada del otro mundo, pero es linda. Fijé por un instante mi vista en él, pero al tomar su miembro con mi mano diestra, cerró los ojos, y echó la cabeza para atrás, es decir, perdimos contacto visual, no me importó, puse mi mano izquierda sobre su pierna derecha, precisamente sobre su muslo y comencé con la deliciosa tarea.
Posé mis labios carnosos en su glande inflamado de calentura (no olviden que volvía del servicio militar) habría estado en abstinencia absoluta, en ese momento la "colimba" era obligatoria y no había mujeres allí, salvo que se haya comido un "trolo" estaría en total veda. Comencé suave, jugando con mi lengua por todo el contorno, el diámetro de la chota, y buscando hacer contaco con nuestras miradas, porque me sale muy bien la mirada inocente de putita, y él hizo lo mismo, buscó mis ojos de atorranta inocente, esos que siempre lo calentaban..
Luego, me aboqué a ponerlo en clímax, no introduje mucho su pija en mi boca, sino que, me dispuse a delimitar la zona más erógena de mi hermano, esa que se concentra alrededor de la cabeza del choto, y le imprimí presión, con velocidad, entre mis labios y mi lengua. Noté que le gustaba, porque los primeros líquidos preseminales corrieron hacia mi garganta, sus fluidos me inundaban la zona bucal.
Proseguí, ya muy concentrada en lo que hacía, no quería fallar, quería ser muy profesional, muy precisa, eficiente, tanto es así, que cerré los ojos para no distraerme en nada y estra muy concentrada en lo que hacía, quería que fuera una gran "recepción", hasta ahí, hasta ese momento temía ser penetrada por él, y que notara alguna diferencia, en aquella vagina de doncella, y la actual, vaqueta y con un parto en su haber.
Y chupé con desenfreno, me deliré, me brindé por completo, no fui nada egoista como con los otros, mi hermano me podía, tenía siempre una ascendencia conmigo, yo era su esclava, bah, todo eso hasta que me aburría, pero sin embargo, era mi pene preferido, con ningún otro me tomaba tantas precauciones, si de hecho, los tipos son todos iguales, él seguro que no notó mi esfuerzo, pero si me ponía a reflexionar sabía que me desmotivaría sabiendo en el desperdicio de mi empeño.
El latir de la vena del miembro viril, comenzó a contraerse y dilatarse, rápido sentí el lechazo en mi garganta, su primera explosión, y tras ella venía la seguidilla de espasmos, estertores y como los latidos, y el corazón bombeando sangre, sus testículos generaban guasca y expelían o excretaban semen por la verga, ese líquido esta vez era denso, concentrado, viscoso, pegajoso, se me instaló en mi paladar, en mi lengua y en mi esófago. Abrí grande la boca y aceleré mis movimientos manuales, pajeándolo para que acabe.
Sentí todos sus músculos relajarse y descargar toda la leche acumulada, furiosa, dentro de mi cavidad bucal, él se iba serenando, aún en éxtasis genésico, sus ojos permanecían ciegos, con sus párpados cerrados, disfrutando el deleite del orgasmo y la paz de mi sonrisa.
Levanté mis ojos y encontré los suyos, mientras el final, el extracto de sus huevos, caían por mi mentón, lo observé feliz, yo también lo estaba y le dije ¡Bienvenido a casa hermano!
Y un día cualquiera, después de tanto tiempo, más de un año, después de tantas cosas sucedidas, mi hermano, llegó con el alta del Hospital Militar y la baja del ejército (lo del hospital será otra historia).
Cuando él llegó, fue de noche, yo había salido con mi novio de ese entonces, por eso, no pude estar con él hasta la mañana siguiente.
El salía del cuarto de baño, tras su ducha habitual y yo me abalancé sobre él (como siempre en bolas). El sólo hecho de verme lo excitó, no pudo disimularlo, ya que él también estaba desnudo y la garcha lo delataba, se le puso al palo instantáneamente. Lo llevé a los empujones hasta nuestra cocina, la de nuestra casa familiar.
Era todo un riesgo, ya que la familia completa estaba en nuestro hogar. Sin embargo, a ninguno de los dos nos importó. Al verlo, volví a tener los mismos deseos como cuando no pasaba nada entre ambos, o como cuando empezaron nuestros juegos. El siempre tímido pero perverso, y yo en ese entonces ingenua pero ávida de experimentar sexualmente. Su cuerpo, dio contra el mármol de la mesada, no podía seguir retrocediendo, y no se si por continuar reculando o por casualidad, se subió a la mesada y se sentó en ella, como entregándose a mi.
Yo en ese caso, me acuclillé entre sus piernas abiertas y me enfrenté a su poronga erguida, la tuve entre mis cejas, de verdad, mi hermano Leo tenía una hermosa pija, nada del otro mundo, pero es linda. Fijé por un instante mi vista en él, pero al tomar su miembro con mi mano diestra, cerró los ojos, y echó la cabeza para atrás, es decir, perdimos contacto visual, no me importó, puse mi mano izquierda sobre su pierna derecha, precisamente sobre su muslo y comencé con la deliciosa tarea.
Posé mis labios carnosos en su glande inflamado de calentura (no olviden que volvía del servicio militar) habría estado en abstinencia absoluta, en ese momento la "colimba" era obligatoria y no había mujeres allí, salvo que se haya comido un "trolo" estaría en total veda. Comencé suave, jugando con mi lengua por todo el contorno, el diámetro de la chota, y buscando hacer contaco con nuestras miradas, porque me sale muy bien la mirada inocente de putita, y él hizo lo mismo, buscó mis ojos de atorranta inocente, esos que siempre lo calentaban..
Luego, me aboqué a ponerlo en clímax, no introduje mucho su pija en mi boca, sino que, me dispuse a delimitar la zona más erógena de mi hermano, esa que se concentra alrededor de la cabeza del choto, y le imprimí presión, con velocidad, entre mis labios y mi lengua. Noté que le gustaba, porque los primeros líquidos preseminales corrieron hacia mi garganta, sus fluidos me inundaban la zona bucal.
Proseguí, ya muy concentrada en lo que hacía, no quería fallar, quería ser muy profesional, muy precisa, eficiente, tanto es así, que cerré los ojos para no distraerme en nada y estra muy concentrada en lo que hacía, quería que fuera una gran "recepción", hasta ahí, hasta ese momento temía ser penetrada por él, y que notara alguna diferencia, en aquella vagina de doncella, y la actual, vaqueta y con un parto en su haber.
Y chupé con desenfreno, me deliré, me brindé por completo, no fui nada egoista como con los otros, mi hermano me podía, tenía siempre una ascendencia conmigo, yo era su esclava, bah, todo eso hasta que me aburría, pero sin embargo, era mi pene preferido, con ningún otro me tomaba tantas precauciones, si de hecho, los tipos son todos iguales, él seguro que no notó mi esfuerzo, pero si me ponía a reflexionar sabía que me desmotivaría sabiendo en el desperdicio de mi empeño.
El latir de la vena del miembro viril, comenzó a contraerse y dilatarse, rápido sentí el lechazo en mi garganta, su primera explosión, y tras ella venía la seguidilla de espasmos, estertores y como los latidos, y el corazón bombeando sangre, sus testículos generaban guasca y expelían o excretaban semen por la verga, ese líquido esta vez era denso, concentrado, viscoso, pegajoso, se me instaló en mi paladar, en mi lengua y en mi esófago. Abrí grande la boca y aceleré mis movimientos manuales, pajeándolo para que acabe.
Sentí todos sus músculos relajarse y descargar toda la leche acumulada, furiosa, dentro de mi cavidad bucal, él se iba serenando, aún en éxtasis genésico, sus ojos permanecían ciegos, con sus párpados cerrados, disfrutando el deleite del orgasmo y la paz de mi sonrisa.
Levanté mis ojos y encontré los suyos, mientras el final, el extracto de sus huevos, caían por mi mentón, lo observé feliz, yo también lo estaba y le dije ¡Bienvenido a casa hermano!
47 comentarios - A mi hermano lo dieron de baja en la "colimba"
exquisito