Yull Brynner, mucho más que un Cowboy.

"La calvicie es como el frac: hay que saber lucirla". Estas palabras de Yul Brynner pintan de cuerpo entero al actor que, con su cabeza brillante como una bola de billar y sus ojos fijos de hipnotizador, ha revolucionado los antiguos cánones de la belleza masculina. Es el nuevo mito de Hollywood, el "bello tenebroso" edición 1957. Solo Rodolfo Valentino, antes que él había logrado desencadenar los instintos de esa tigresa domesticada que es la mujer norteamericana. Yul Brynner ha roto las barreras de la convención. Las mujeres de veinticinco a sesenta años se hallan subyugadas por su rostro duro y ambiguo de mongol. Es el antídoto de los buenos modales de William Holden, así como de la brutalidad primitiva de Víctor Mature. Es el "capricho intelectual" de las damas que se aburren en compañía de maridos llenos de cualidades. Es la nota perversa, la "flor del mal" en aquella inmensa torta de bodas que constituye la sociedad (...)""

Así se lo describía al genial actor Ruso/Gitano Yull Brynner, cuando a mediados del siglo pasado tuvo el coraje y el carisma suficiente de captar al público con un estilo cuasi Indio Solari : cabeza rapada a cero, guitarra en mano, voz al aire... y a hacerse dueño del papel que le tocara. Incluso, fue el primero en dar un recital gratuito al aire libre (al estilo Woodstock) ni más ni menos que en Argentina.

Más conocido por sus roles de Cowboy -y sin extenderme en esto - el intrépido Yull se animó también al desnudo artístico, cuando todavía no se acostumbraba.

Cerca de los 20 años de edad fue entonces cuando empezó a trabajar en un club nocturno con una banda de gitanos tocando la guitarra y como cantante. En esa época fue fotografiado desnudo como modelo por George Platt Lynes.