Es la amiga de patín de tu hermana mayor que te tiene enamorado desde pibito.
Que un día te dijo que ya no quería jugar a cosas de pendejos.
Que ella ya tenía novio.
Y vos eras un nene todavía.
La misma que un día le contó cuchicheando a tu hermana que ya le estaban creciendo pelitos en la concha. Y vos escuchaste todo y se te paró como nunca la pija.
Esa fue la primera paja que le dedicaste.
Si ella hubiera visto como te temblaban las patitas por ella.
La cantidad de leche que te saltaba de la verga.
Proyectando sobre esa carita el deseo de conocer ese cuerpo desnudo.
Pensando en las vez que te dijo que con su novio ya hacían el amor.
Y te la imaginabas como en el poster de una porno.
Haciendo todas las posiciones.
Usando su "carita de pete", como le decía a tu hermana cuando veían un chico lindo.
Recordando el día que le dijo a tu hermana que se dejara los pelitos cono hacía ella.
"En todos lados", dijeron las dos riéndose de tu cara de pajero.
Mientras salias corriendo y pelabas la pija encima de la cama de tu hermana,. En la habitación donde ella te decía que no entraras porque se iban a poner desnuditas para bañarse después de la clase de patin.
Y te quedaste escuchando cómo el nuevo profe la dejaba transpiradita y temblando. "Cómo después de un rico polvo", dijo Riley.
Como se dieron cuenta que estabas escuchando dijeron que el profe con sus cuarenta debía coger bien rico. Y que debía tener una pija grande y aguantadora. "¿Le saltará mucha leche?", preguntó seriamente Riley en un momento y tu hermana le dijo que era una trola.
La calentura fue tanta que esa tarde te olvidaste que estabas en pija en la habitación de tu hermana dedicándole la mejor paja de tu vida. En un momento cerraste los ojos y te pareció que alguien entraba.
El perfume de Riley fue tan real que te sacó de tu fantasía. Te pareció que se movia sigilosa y astuta como un gato sobre los muebles. Dejó que la luz del velador hiciera lo suyo sobre tu cuerpo, sentiste en tu pie derecho el algodón suave de su remera y lo sacudiste para confirmar tu presencia. Riley río, y una leve inquietud de sus pies sobre el piso te dio a entender que la última barrrera que protegia el secreto de su intimdad ya había caído.
La voz dejó de reír y habló como nunca había hablado para vos: "ya no sos tan pendejo parece", se puso sería Riley. Cuando abriste los ojos y alcanzaste a ver esa entrepierna tan deseada, ya era demasiado tarde.
"La tenés grande, lástima que dures tan poco", dijo.
Que un día te dijo que ya no quería jugar a cosas de pendejos.
Que ella ya tenía novio.
Y vos eras un nene todavía.
La misma que un día le contó cuchicheando a tu hermana que ya le estaban creciendo pelitos en la concha. Y vos escuchaste todo y se te paró como nunca la pija.
Esa fue la primera paja que le dedicaste.
Si ella hubiera visto como te temblaban las patitas por ella.
La cantidad de leche que te saltaba de la verga.
Proyectando sobre esa carita el deseo de conocer ese cuerpo desnudo.
Pensando en las vez que te dijo que con su novio ya hacían el amor.
Y te la imaginabas como en el poster de una porno.
Haciendo todas las posiciones.
Usando su "carita de pete", como le decía a tu hermana cuando veían un chico lindo.
Recordando el día que le dijo a tu hermana que se dejara los pelitos cono hacía ella.
"En todos lados", dijeron las dos riéndose de tu cara de pajero.
Mientras salias corriendo y pelabas la pija encima de la cama de tu hermana,. En la habitación donde ella te decía que no entraras porque se iban a poner desnuditas para bañarse después de la clase de patin.
Y te quedaste escuchando cómo el nuevo profe la dejaba transpiradita y temblando. "Cómo después de un rico polvo", dijo Riley.
Como se dieron cuenta que estabas escuchando dijeron que el profe con sus cuarenta debía coger bien rico. Y que debía tener una pija grande y aguantadora. "¿Le saltará mucha leche?", preguntó seriamente Riley en un momento y tu hermana le dijo que era una trola.
La calentura fue tanta que esa tarde te olvidaste que estabas en pija en la habitación de tu hermana dedicándole la mejor paja de tu vida. En un momento cerraste los ojos y te pareció que alguien entraba.
El perfume de Riley fue tan real que te sacó de tu fantasía. Te pareció que se movia sigilosa y astuta como un gato sobre los muebles. Dejó que la luz del velador hiciera lo suyo sobre tu cuerpo, sentiste en tu pie derecho el algodón suave de su remera y lo sacudiste para confirmar tu presencia. Riley río, y una leve inquietud de sus pies sobre el piso te dio a entender que la última barrrera que protegia el secreto de su intimdad ya había caído.
La voz dejó de reír y habló como nunca había hablado para vos: "ya no sos tan pendejo parece", se puso sería Riley. Cuando abriste los ojos y alcanzaste a ver esa entrepierna tan deseada, ya era demasiado tarde.
"La tenés grande, lástima que dures tan poco", dijo.
1 comentarios - Riley Reid, cuerpito de fantasía.