Es delicioso tener una hermosa mujer supernalgona y poder picarle el ano cuando más se nos antoje. Picarselo son los dedos, con la lengua o con la verga. Es una deliciosa experiencia picarselo con el dedo índice. Meterlo lo más profundamente posible, girarlo y luego sacarlo y ponerselo en la boca para que se deleite chupándolo. Y después besarla metiendo toda nuestra lengua.
Es muy excitante poncharse por el ano a la nueva esposa del abuelo cabrón que se pudre en lana y no suelta un quinto pero al que la puta verga ya no se le para ni con globos, ni con una horqueta y un rayo de bicicleta.
Empinarla y empujarsela haste el fondo delante del abuelo, que escucha como su esposa chilla y aulla de dolor y de felicidad por el vergón conque el nieto rellena aquel recto que el vejete desea poseer y ya no puede.
Cuando él muera, su fortuna pasara a él de manos de esa mujer que con su verga somete, ultraja y hace gozar como una marrana.
Pocas cosas pueden hacer tan feliz a un hombre como poseer a una gordibuena suculenta que se deja como a su verga le place. Ponerse detrás de ella y ponerle la boca en el ano cuando ella va a cagarse para cenar sus excrementos suculentos y caliente. Sobar con frenesí y con ansia la verga que casi explota contra el exquisito volumen de sus pantorrillas, espesas y rotundas, hermosamente diseñadas, y vaciar en ellas todo el atole que con pasiona emana de la verga sobre la piel de tan hermosas formas.
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