Era un culo hermoso el suyo, de una redondez planetaria, de una solidez definitiva. Ella manejaba el culo como un arma, como la espada de Atila, como el caballo de Alejandro. Qué forma de empujar de su culo, con urgencia, con avidez creciente, con ritmo de tambores africanos. En pocas cosas me gasto las palabras en halagos, pero los favores de tu culo goloso bien merece mi apologética.
2 comentarios - Miniloona...tetona carnosa