Los priméros típos a los que espiaba eran altos ejemplares de hombre hétero, dotádos al natural pero poderósos...
Me exitába mucho ver cuando se manoseában la verga tirando la piel del prepúcio para atrás y pelaban esas frésas de carne enormes y babeádas, cabezótas en carne víva que las hembras gozában cuando les acariciaban la rajíta...
Era precióso de rico y placentero escucharlas gemir y jadear con esas pijas endurecídas bombeando en las entrañas
Esas mismas pijas que espiaba cuando estaban fláccidas mientras los típos se bañaban se convertían en tremendos monstruos de carne cuando se ponían en célo.
Cada dia mis "hombres" llegában de trabajar y sin saberlo eran objéto de mi morbo infantil secréto.
Me exitába mucho ver cuando se manoseában la verga tirando la piel del prepúcio para atrás y pelaban esas frésas de carne enormes y babeádas, cabezótas en carne víva que las hembras gozában cuando les acariciaban la rajíta...
Era precióso de rico y placentero escucharlas gemir y jadear con esas pijas endurecídas bombeando en las entrañas
Esas mismas pijas que espiaba cuando estaban fláccidas mientras los típos se bañaban se convertían en tremendos monstruos de carne cuando se ponían en célo.
Cada dia mis "hombres" llegában de trabajar y sin saberlo eran objéto de mi morbo infantil secréto.
1 comentarios - Capullos y cabezótas... Delicias de dios