En Argentina, ‘el pata de lana’ es el nombre del que entra en la casa sin hacer ruido cuando el hombre no está para atender a la Doña, es decir que los ‘ratones’ se hacen la fiesta cuando el gato no está.
Siento una predilección especial por las mujeres de las cuatro décadas, el momento justo que la mujer sabe casi todo y necesita casi todo,sabe cómo, cuándo y con quién. Eran momentos económicos complicados, con poco trabajo y mucho tiempo libre para practicar el deporte que más me gusta: El sexo. Con tiempo libre, de sobra, y guita (dinero) que falta, cuando los tipos la estaban “yugando”(trabajando) “yo le atiendo a la patrona”. Los vocablos y modismos empleados son los propios de la historia, cuya acción se produce en BuenosAires, Argentina.
Esta es una historia de un momento de la vida de un porteño (de Buenos Aires, ciudad) tan real como el deseo y la pasión por el sexo, con la mujer, cuarentona, sin fines peyorativos, sino como expresión de la edad por excelencia donde está en su mejor momento vital para el amor y proclive a sentir el llamado de la aventura.
Un día cualquiera, mi prima me pasó la data, de que la señora Nancy, cuarentona casada, de esas mujeres que cuando pasan dejan un coro de de deseos esparcidos, andaba buscando un técnico de PC y le pidió que si conocía alguien de confianza le pasara el contacto. En esos tiempos sin otra preocupación que“buscar donde ponerla” y ganarme un mango, esto me venía de 10
Esa tarde, falto de ”almeja” y con “ganas de ponerla”, accedí a que mi prima me llevara hasta la casa de Nancy, para ver la PC, y de paso por ahí podía sacarme “el afrecho” (calentura) y me la podía “mover”(culear).
Llamó por teléfono para comprobar si estaba, ni presentación hacía falta, nos conocíamos de sobra, Sarita, mi prima le dijo a Nancy que… íbamos de pasada y y de paso me presentaba. Cuando la besó le susurró algo al oído, y rieron cómplices.
- Chicos, me voy tengo que hacer, los dejo. –Sarita, nos besó y se alejó.
- ¿Algo fresco para tomar?
- Bueno, dale!
Salió a buscar hacia la cocina meneando insinuante el culazo encalzado que ahora se me hacía imperioso hacerme dueño de esa carne provocativa y tan paradita.
El meneo cadencioso lo entendí como “¡Seguime!”, rápido como el viento y silencioso como la sombra, sigilosamente, fui tras de ella. Estaba destapando la gaseosa, y pasé entre la mesa y la mesada apoyando su trasero, con total naturalidad, como si lo esperara, meneo las caderas para acomodarse la rigidez de la verga en la raya.
Soltó la botella, apoyó las manos sobre la mesada, para tomar posición de entrega, con la tranquilidad de quien domina la situación, girando la cabeza dijo:
- ¡Tenes… media hora para salirte de mi culo!
Reímos, levanté la falda hasta la cintura, el culo quedo expuesto, la muy perra estaba preparada, tenía una "chabomba" (bombacha) negra,y se veia tan mojadita.
La llevé al dormitorio de una y con el jean y el bóxer en los tobillos, saqué la poronga, con un par de sacudidas puerteé la argolla(vagina) hasta sentir la cálida humedad acariciando el glande, ansioso por acceder en ella.
La envolvente humedad y solo dos golpes bastaron para unir los sexos a tope. La poronga perdida en su humeda conchita peladita y hambrienta de carne en barra la puso en órbita. En las primeras entradas a fondo reculaba cuando me mandaba con todo. Nos dimos como en la guerra (cogimos a full), como si se estuviera acabando el mundo, nos sacamos chispas, en la calentura nos decíamos las palabras más soeces que elevaban el morbo, nos calentaba a morir.
La calentura urgía el desahogo, en poco tiempo llegó al orgasmo, seguido de otros, gritaba cuanto lo disfrutaba, entre sus acabadas sin fin le mandé una lechada sin aviso, se dejó sembrar de semen sin protestar.
Salí de la conchita de Nancy, y ahí nomás le entré a esa cola ardiente de sexo como un plus que me ofrecía.
Desnudos entre las sábanas que momentos antes había calentado el marido, le pusimos unos buenos cuernos, enroscados en una furibunda cogida, donde el “service” le estaba haciendo la fiesta a una “malco” (mal cogida). Los gemidos llenaron de música y lujuria cada rincón del cuarto, me montó de manera salvaje, a lo bruto, empalada en la poronga, dándose otro atracón de carne viva.
Acababa sin parar, gemía como loca, procaz y obscena, descontrolada como pocas veces he visto, un culo tragando pija, gemidos y sonidos inteligibles decían cómo y cuánto gozaba. Se notaba de sobra que venía con hambre atrasada, le di pija para tenga, guarde y reparta (expresión que indica demasía y desmesura), hasta eyacularle, nuevamente dentro del culo.
Me despedí, Nancy, se quedó en cama, colmada de leche, cerrando los labios para retenerme dentro para seguirme disfrutando.
- La semana próxima mi marido trabaja de noche… Podrías venir para hacerme otro “service”.
- OK.
Al buscar las llaves para ingresar a mi casa noté los billetes que Nancy había dejado discretamente en mi bolsillo.
- ¿Cómo te fue primo?
- Bien y cumplido el “service”.
- ¡Qué rápido para los mandados!
- ¿Algún otro encargo che? - Pregunté jodiendo.
La guacha (pícara) tenía otro encargo, y ahí mismo me pasó la info de – Doña Rosario, la panadera me dijo que le gustaría que la visitaras, no seque problema tiene con la PC de la caja….
Pero esa será la próxima historia…….
Siento una predilección especial por las mujeres de las cuatro décadas, el momento justo que la mujer sabe casi todo y necesita casi todo,sabe cómo, cuándo y con quién. Eran momentos económicos complicados, con poco trabajo y mucho tiempo libre para practicar el deporte que más me gusta: El sexo. Con tiempo libre, de sobra, y guita (dinero) que falta, cuando los tipos la estaban “yugando”(trabajando) “yo le atiendo a la patrona”. Los vocablos y modismos empleados son los propios de la historia, cuya acción se produce en BuenosAires, Argentina.
Esta es una historia de un momento de la vida de un porteño (de Buenos Aires, ciudad) tan real como el deseo y la pasión por el sexo, con la mujer, cuarentona, sin fines peyorativos, sino como expresión de la edad por excelencia donde está en su mejor momento vital para el amor y proclive a sentir el llamado de la aventura.
Un día cualquiera, mi prima me pasó la data, de que la señora Nancy, cuarentona casada, de esas mujeres que cuando pasan dejan un coro de de deseos esparcidos, andaba buscando un técnico de PC y le pidió que si conocía alguien de confianza le pasara el contacto. En esos tiempos sin otra preocupación que“buscar donde ponerla” y ganarme un mango, esto me venía de 10
Esa tarde, falto de ”almeja” y con “ganas de ponerla”, accedí a que mi prima me llevara hasta la casa de Nancy, para ver la PC, y de paso por ahí podía sacarme “el afrecho” (calentura) y me la podía “mover”(culear).
Llamó por teléfono para comprobar si estaba, ni presentación hacía falta, nos conocíamos de sobra, Sarita, mi prima le dijo a Nancy que… íbamos de pasada y y de paso me presentaba. Cuando la besó le susurró algo al oído, y rieron cómplices.
- Chicos, me voy tengo que hacer, los dejo. –Sarita, nos besó y se alejó.
- ¿Algo fresco para tomar?
- Bueno, dale!
Salió a buscar hacia la cocina meneando insinuante el culazo encalzado que ahora se me hacía imperioso hacerme dueño de esa carne provocativa y tan paradita.
El meneo cadencioso lo entendí como “¡Seguime!”, rápido como el viento y silencioso como la sombra, sigilosamente, fui tras de ella. Estaba destapando la gaseosa, y pasé entre la mesa y la mesada apoyando su trasero, con total naturalidad, como si lo esperara, meneo las caderas para acomodarse la rigidez de la verga en la raya.
Soltó la botella, apoyó las manos sobre la mesada, para tomar posición de entrega, con la tranquilidad de quien domina la situación, girando la cabeza dijo:
- ¡Tenes… media hora para salirte de mi culo!
Reímos, levanté la falda hasta la cintura, el culo quedo expuesto, la muy perra estaba preparada, tenía una "chabomba" (bombacha) negra,y se veia tan mojadita.
La llevé al dormitorio de una y con el jean y el bóxer en los tobillos, saqué la poronga, con un par de sacudidas puerteé la argolla(vagina) hasta sentir la cálida humedad acariciando el glande, ansioso por acceder en ella.
La envolvente humedad y solo dos golpes bastaron para unir los sexos a tope. La poronga perdida en su humeda conchita peladita y hambrienta de carne en barra la puso en órbita. En las primeras entradas a fondo reculaba cuando me mandaba con todo. Nos dimos como en la guerra (cogimos a full), como si se estuviera acabando el mundo, nos sacamos chispas, en la calentura nos decíamos las palabras más soeces que elevaban el morbo, nos calentaba a morir.
La calentura urgía el desahogo, en poco tiempo llegó al orgasmo, seguido de otros, gritaba cuanto lo disfrutaba, entre sus acabadas sin fin le mandé una lechada sin aviso, se dejó sembrar de semen sin protestar.
Salí de la conchita de Nancy, y ahí nomás le entré a esa cola ardiente de sexo como un plus que me ofrecía.
Desnudos entre las sábanas que momentos antes había calentado el marido, le pusimos unos buenos cuernos, enroscados en una furibunda cogida, donde el “service” le estaba haciendo la fiesta a una “malco” (mal cogida). Los gemidos llenaron de música y lujuria cada rincón del cuarto, me montó de manera salvaje, a lo bruto, empalada en la poronga, dándose otro atracón de carne viva.
Acababa sin parar, gemía como loca, procaz y obscena, descontrolada como pocas veces he visto, un culo tragando pija, gemidos y sonidos inteligibles decían cómo y cuánto gozaba. Se notaba de sobra que venía con hambre atrasada, le di pija para tenga, guarde y reparta (expresión que indica demasía y desmesura), hasta eyacularle, nuevamente dentro del culo.
Me despedí, Nancy, se quedó en cama, colmada de leche, cerrando los labios para retenerme dentro para seguirme disfrutando.
- La semana próxima mi marido trabaja de noche… Podrías venir para hacerme otro “service”.
- OK.
Al buscar las llaves para ingresar a mi casa noté los billetes que Nancy había dejado discretamente en mi bolsillo.
- ¿Cómo te fue primo?
- Bien y cumplido el “service”.
- ¡Qué rápido para los mandados!
- ¿Algún otro encargo che? - Pregunté jodiendo.
La guacha (pícara) tenía otro encargo, y ahí mismo me pasó la info de – Doña Rosario, la panadera me dijo que le gustaría que la visitaras, no seque problema tiene con la PC de la caja….
Pero esa será la próxima historia…….
4 comentarios - Service 0510