Hay mujeres blancas nalgonas, pero el culo de una mujer negra es insuperable; cuando la tienes inclinada, en veinte dedos, te enfrentas a una vagina prodigiosa, a tus ojos emerge una concha burrina y más te vale estar preparado. Es un hecho biológico, las mujeres negras tienen en promedio las caderas más anchas que las mujeres blancas.
Años atrás compartí salón con una compañera negra. Un sábado, en la disco, le pregunté "¿Abajo también está crespo como tu cabeza?", la bandida se cachondeó y me perreó de tal modo que terminé con el calzoncillo mojado. Tiempo después, mientras le ayudaba con la tesis en su sala, me sacó de dudas. Hace rato ya que le sobaba la concha encima de la licra, su vagina hinchada se había partido y un dedo mío cabía entre sus labios vaginales. Le recordé la pregunta que años atrás le hice en la discoteca "¿Abajo también está crespo?" Se inclinó, se bajó la licra blanca, sus nalgas habían devorado su tanga, uno de sus labios asomaba por su tanga, se la sacó, arqueó la cadera y me mostró su ojete, tenía una concha negra, carnosa, su vulva sobresalía varios centímetros de sus nalgas; y efectivamente tenía los vellos crespos, no muy poblados, ensortijados y pegados a la piel. Follaba como perreaba, era delicioso amasar sus nalgas…Si tienen oportunidad de follarse a una mujer negra, no lo piensen dos veces, como dice el viejo dicho “Quien no ha tenido una morena, no sabe lo que es candela”.
Años atrás compartí salón con una compañera negra. Un sábado, en la disco, le pregunté "¿Abajo también está crespo como tu cabeza?", la bandida se cachondeó y me perreó de tal modo que terminé con el calzoncillo mojado. Tiempo después, mientras le ayudaba con la tesis en su sala, me sacó de dudas. Hace rato ya que le sobaba la concha encima de la licra, su vagina hinchada se había partido y un dedo mío cabía entre sus labios vaginales. Le recordé la pregunta que años atrás le hice en la discoteca "¿Abajo también está crespo?" Se inclinó, se bajó la licra blanca, sus nalgas habían devorado su tanga, uno de sus labios asomaba por su tanga, se la sacó, arqueó la cadera y me mostró su ojete, tenía una concha negra, carnosa, su vulva sobresalía varios centímetros de sus nalgas; y efectivamente tenía los vellos crespos, no muy poblados, ensortijados y pegados a la piel. Follaba como perreaba, era delicioso amasar sus nalgas…Si tienen oportunidad de follarse a una mujer negra, no lo piensen dos veces, como dice el viejo dicho “Quien no ha tenido una morena, no sabe lo que es candela”.
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