(El relato es real, las fotos de internet. Pero la putita con la que estuvimos, muy parecida)
Eran las 2 de la madrugada y estaba mirando un video de Hannah Hays culeada por concha y culo, listo para pajearme, cuando sonó el celular. Era Silvina, la preciosa hija de una vecina. Rubia, de 26 años, flaquita de cuerpo sexy, carita de nena aunque se decía que era una trolita.
-Disculpame la hora Roberto, ¿puedo pedirte un favor, algo muy personal?
-Si nena, decime, ¿algún problema?
-No, nada, o casi; pasa que un hombre que conocí me trajo hasta casa y bueno, me ofreció doscientos dólares para tener sexo. Necesito un lugar, y vos vivís solo…
¡Mirá vos la putita! Entonces respondí, preguntándole:
-¿Y qué gano yo dándoles lugar?
-No sé, decime vos…
-Tres cosas: dame 50 dólares, lo hacen en el living y miro como cogen…
-No hay drama por la plata, esperá que le pregunto a él si acepta que mirés…
Cinco minutos después entraron Silvina y el hombre a casa, a quien me presentó como Carlos. Los hice sentar en el sillón grande del living.
Dándome cuenta de la calentura de él, les dije que hagan lo que quieran, tras lo cual aproveché para besar la sabrosa boca de la pendeja.
Carlos no se preocupó por mí y empezó a franelear a Silvina, buscando sus tetitas
Y bajó a tocarlas y chuparlas
Luego le bajó su pantalón para descubrir la tanguita y acariciarla
-¡Estás mojadita bebita! – exclamó el tipo
-¡Es que es reputita! – dije, excitadísimo la espectacular conchita depilada – Sil, devolvele el favor a Carlos, como te gusta…
Y la nena fue a chupar la verga del maduro.
-¡Ay chiquita! ¡Qué hermosa boquita de puta! – gritó Carlos, mientras Silvina, recaliente, se esmeraba peteando arrodillada.
-Yo que vos le meto la pija antes de que te haga acabar, tiene un hoyito apretadito y caliente… - sugerí.
El siguió mi consejo:
-¡Ay qué lindo pedazote papi! ¡Dame duro! ¡Dale todo a tu putita! ¡Mirá como me recogen! – exclamó Silvina.
-¡Dale con todo, a la perrita le encanta! – dije.
Y mientras Carlos metía y sacaba la pija del ortito de la nena, yo descubrí mi verga dura y se la mostré. Ella se la tragó en el acto.
-¡Vamos a llenarla de leche! – grité.
-¡Me encanta ser la trola de mis papis! ¡Bañenmé de leches! – dijo ella.
Después de las acabadas, nos dimos las manos con Carlos. Silvina, enchastrada, pidió más…
Eran las 2 de la madrugada y estaba mirando un video de Hannah Hays culeada por concha y culo, listo para pajearme, cuando sonó el celular. Era Silvina, la preciosa hija de una vecina. Rubia, de 26 años, flaquita de cuerpo sexy, carita de nena aunque se decía que era una trolita.
-Disculpame la hora Roberto, ¿puedo pedirte un favor, algo muy personal?
-Si nena, decime, ¿algún problema?
-No, nada, o casi; pasa que un hombre que conocí me trajo hasta casa y bueno, me ofreció doscientos dólares para tener sexo. Necesito un lugar, y vos vivís solo…
¡Mirá vos la putita! Entonces respondí, preguntándole:
-¿Y qué gano yo dándoles lugar?
-No sé, decime vos…
-Tres cosas: dame 50 dólares, lo hacen en el living y miro como cogen…
-No hay drama por la plata, esperá que le pregunto a él si acepta que mirés…
Cinco minutos después entraron Silvina y el hombre a casa, a quien me presentó como Carlos. Los hice sentar en el sillón grande del living.
Dándome cuenta de la calentura de él, les dije que hagan lo que quieran, tras lo cual aproveché para besar la sabrosa boca de la pendeja.
Carlos no se preocupó por mí y empezó a franelear a Silvina, buscando sus tetitas
Y bajó a tocarlas y chuparlas
Luego le bajó su pantalón para descubrir la tanguita y acariciarla
-¡Estás mojadita bebita! – exclamó el tipo
-¡Es que es reputita! – dije, excitadísimo la espectacular conchita depilada – Sil, devolvele el favor a Carlos, como te gusta…
Y la nena fue a chupar la verga del maduro.
-¡Ay chiquita! ¡Qué hermosa boquita de puta! – gritó Carlos, mientras Silvina, recaliente, se esmeraba peteando arrodillada.
-Yo que vos le meto la pija antes de que te haga acabar, tiene un hoyito apretadito y caliente… - sugerí.
El siguió mi consejo:
-¡Ay qué lindo pedazote papi! ¡Dame duro! ¡Dale todo a tu putita! ¡Mirá como me recogen! – exclamó Silvina.
-¡Dale con todo, a la perrita le encanta! – dije.
Y mientras Carlos metía y sacaba la pija del ortito de la nena, yo descubrí mi verga dura y se la mostré. Ella se la tragó en el acto.
-¡Vamos a llenarla de leche! – grité.
-¡Me encanta ser la trola de mis papis! ¡Bañenmé de leches! – dijo ella.
Después de las acabadas, nos dimos las manos con Carlos. Silvina, enchastrada, pidió más…
1 comentarios - Trio con la vecinita