El día 24 de julio se constituye como Día Internacional del BDSM, coincidiendo con los dígitos 24/7 que en BDSM significan una relación de Dominación/sumisión las 24 horas del día los 7 días de la semana.
BDSM es la denominación usualmente empleada para designar una serie de prácticas y aficiones sexuales relacionadas entre sí y vinculadas a lo que se denomina sexualidad extrema no-convencional. El término se emplea a menudo, de forma equivocada, como sinónimo de sadomasoquismo. En realidad, es una sigla que da nombre a lo que hoy en día es considerado como una subcultura específica entre sus practicantes. El BDSM se halla estrechamente asociado con la subcultura leather. El acrónimo está formado por las iniciales de algunas de dichas prácticas:
Bondage: B
Disciplina y Dominación: D
Sumisión y Sadismo: S
Masoquismo: M
BDSM es la denominación usualmente empleada para designar una serie de prácticas y aficiones sexuales relacionadas entre sí y vinculadas a lo que se denomina sexualidad extrema no-convencional. El término se emplea a menudo, de forma equivocada, como sinónimo de sadomasoquismo. En realidad, es una sigla que da nombre a lo que hoy en día es considerado como una subcultura específica entre sus practicantes. El BDSM se halla estrechamente asociado con la subcultura leather. El acrónimo está formado por las iniciales de algunas de dichas prácticas:
Bondage: B
Disciplina y Dominación: D
Sumisión y Sadismo: S
Masoquismo: M
Todas las actividades enmarcadas en el BDSM tienen un elemento común: los participantes construyen, de forma voluntaria y partiendo de una situación de consenso, relaciones con marcado traspaso de poderes, Erotic Power Exchange (EPE o Intercambio Erótico de Poder) en donde una parte ejerce el rol dominante o activo, y otra parte el sumiso o pasivo.
Algunas de las prácticas que engloba el término, como la humillación erótica, el dolor, la sumisión y otras, no podrían entenderse al margen de su implicación con una específica forma de placer mutuo, sin la cual las citadas prácticas se asociarían con sensaciones desagradables. Durante una sesión (el tiempo en que se practica ese intercambio de poder) los participantes acuerdan determinadas reglas para garantizar que las prácticas se realizan en un entorno de consenso y libre voluntad, conocido con las siglas SSC o sensato, seguro y consensuado.
🆗 Seguras, en cuanto al conocimiento necesario sobre su desarrollo y sobre el material usado, así como sobre la prevención de riesgos.
🆗 Sensatas, en cuanto a la capacidad razonable de decisión por parte de los actores, no alterada por drogas o bebidas y acorde con la experiencia de cada participante, sabiendo diferenciar fantasía y realidad.
🆗 Consensuadas, en cuanto a que los participantes estén de acuerdo sobre la forma e intensidad con la que se realicen, e igualmente que dicho acuerdo pueda rescindirse en cualquier momento.
Algunas de las prácticas que engloba el término, como la humillación erótica, el dolor, la sumisión y otras, no podrían entenderse al margen de su implicación con una específica forma de placer mutuo, sin la cual las citadas prácticas se asociarían con sensaciones desagradables. Durante una sesión (el tiempo en que se practica ese intercambio de poder) los participantes acuerdan determinadas reglas para garantizar que las prácticas se realizan en un entorno de consenso y libre voluntad, conocido con las siglas SSC o sensato, seguro y consensuado.
🆗 Seguras, en cuanto al conocimiento necesario sobre su desarrollo y sobre el material usado, así como sobre la prevención de riesgos.
🆗 Sensatas, en cuanto a la capacidad razonable de decisión por parte de los actores, no alterada por drogas o bebidas y acorde con la experiencia de cada participante, sabiendo diferenciar fantasía y realidad.
🆗 Consensuadas, en cuanto a que los participantes estén de acuerdo sobre la forma e intensidad con la que se realicen, e igualmente que dicho acuerdo pueda rescindirse en cualquier momento.
El término BDSM apareció por primera vez en abril de 1991, en torno al foro de noticias por Internet denominado alt.sex, como la yuxtaposición de dos abreviaturas contrapuestas, BD (bondage y dominación) y SM (sadomasoquismo), que en realidad se habían creado, precisamente, para distinguir del sadomasoquismo (que gozaba de una conocida mala imagen) a las "otras" aficiones. Paradójicamente, es desde el momento en que se trata de unificar ambas corrientes, cuando la subcultura que las engloba empieza un desarrollo vertiginoso. Dado que BDSM es una palabra que abarca términos muy dispares, no es fácil dotarla de una historia más allá del comienzo de su uso como acrónimo, al margen del que corresponda a cada uno de sus componentes.
Como elemento globalizador, el BDSM tiene escasas décadas de vida y se inicia cuando diversas asociaciones de activistas homosexuales S/M de EE. UU. e Inglaterra tratan de crear un mismo espacio subcultural para actividades hasta ese momento bien distintas, como la Dominación, el Bondage, el Fetichismo o el Sadomasoquismo. Es la época de la Old Guard, mediados de la década de 1970, y su libro de cabecera es Leatherman's Handbook. Durante este periodo, el movimiento conserva su vinculación con el mundo homosexual masculino, sin abrirse a los espacios hetero o de homosexualidad femenina y rechazando la idea de admitir a activistas switch (es decir, quienes se confesaban cómodos en ambos roles) entre sus filas. También rechazaban frontalmente la admisión de quienes quiera que considerasen las relaciones B/D y S/M como solo juego.
No es hasta principios de los 80 cuando el movimiento BDSM comienza a englobar también a la cultura heterosexual y lésbica, siendo promotores de ese sustancial cambio grupos como el colectivo lésbico Samois y otros.
A principios de los 90, empieza lo que hoy conocemos como el periodo de la New Guard (Guardia joven o nueva), que se caracteriza por la decidida apertura hacia el mundo heterosexual y de la homosexualidad femenina, la aceptación del fenómeno switch, la inclusión de elementos de sensibilidad interior (dominación psicológica, relaciones D/S sin inclusión de rasgos sadomasoquistas, etc.), la aceptación de quienes practicaban el sólo juego, y la participación activa de la mujer heterosexual en el asociacionismo BDSM.
A principios de los 90, empieza lo que hoy conocemos como el periodo de la New Guard (Guardia joven o nueva), que se caracteriza por la decidida apertura hacia el mundo heterosexual y de la homosexualidad femenina, la aceptación del fenómeno switch, la inclusión de elementos de sensibilidad interior (dominación psicológica, relaciones D/S sin inclusión de rasgos sadomasoquistas, etc.), la aceptación de quienes practicaban el sólo juego, y la participación activa de la mujer heterosexual en el asociacionismo BDSM.
La comunidad internacional vinculada al BDSM viene poniendo especial énfasis en que las prácticas sean SSC, es decir, Safe, Sane and Consensual (seguro, sensato y consensuado), término acuñado en 1983 por David Stein.
Sin embargo, lo que en su inicio fue una definición creada para deslindar el campo del sadomasoquismo consensuado del de los malos tratos (sobre el que la sociedad estadounidense mantenía una severa prevención), fue desarrollando en algunos pequeños grupos modelos de intransigencia muy alejados del propósito inicial y de la metodología de sus creadores. Esto llevó al propio David Stein a distanciarse del abuso que algunas personas hacían de su eslogan.
Desde los años noventa surge un nuevo concepto, el Rack, que reúne en torno a su definición un elevado número de activistas. Rack es el acrónimo de Risk Aware Consensual Kink, que viene siendo traducido en la comunidad hispanoparlante como riesgo asumido y consensuado para prácticas de sexualidad alternativa (o no convencional): racsa. El racsa pone los acentos en la responsabilidad propia de los participantes en una actividad BDSM, responsabilidad informada y consensuada para evaluar y asumir los riesgos de dicha actividad. Más que una diferencia semántica o de concepto, los partidarios del racsa tratan de modernizar una definición (la del SSC) que se concibió fundamentalmente para trazar una línea divisoria con los malos tratos o la violencia de género, pero que sus mismos impulsores han tenido que reconocer, una y otra vez, que su propósito original estaba siendo defraudado y prostituido por el uso intolerante, extremista y poco inteligente por parte de algunos grupos marginales dentro de la comunidad BDSM.
La mayor parte de los activistas de la escena adoptan actualmente la postura de señalar la definición SSC como adecuada para comunicarse con el mundo de la sexualidad convencional o vainilla, mientras que sostienen que el término racsa define con mayor rigor y precisión las prácticas BDSM reales.
Sin embargo, lo que en su inicio fue una definición creada para deslindar el campo del sadomasoquismo consensuado del de los malos tratos (sobre el que la sociedad estadounidense mantenía una severa prevención), fue desarrollando en algunos pequeños grupos modelos de intransigencia muy alejados del propósito inicial y de la metodología de sus creadores. Esto llevó al propio David Stein a distanciarse del abuso que algunas personas hacían de su eslogan.
Desde los años noventa surge un nuevo concepto, el Rack, que reúne en torno a su definición un elevado número de activistas. Rack es el acrónimo de Risk Aware Consensual Kink, que viene siendo traducido en la comunidad hispanoparlante como riesgo asumido y consensuado para prácticas de sexualidad alternativa (o no convencional): racsa. El racsa pone los acentos en la responsabilidad propia de los participantes en una actividad BDSM, responsabilidad informada y consensuada para evaluar y asumir los riesgos de dicha actividad. Más que una diferencia semántica o de concepto, los partidarios del racsa tratan de modernizar una definición (la del SSC) que se concibió fundamentalmente para trazar una línea divisoria con los malos tratos o la violencia de género, pero que sus mismos impulsores han tenido que reconocer, una y otra vez, que su propósito original estaba siendo defraudado y prostituido por el uso intolerante, extremista y poco inteligente por parte de algunos grupos marginales dentro de la comunidad BDSM.
La mayor parte de los activistas de la escena adoptan actualmente la postura de señalar la definición SSC como adecuada para comunicarse con el mundo de la sexualidad convencional o vainilla, mientras que sostienen que el término racsa define con mayor rigor y precisión las prácticas BDSM reales.
Dado que muchas de las situaciones durante una sesión contienen elementos de fantasía y/o rol, y que en algunos de ellos se escenificaba la "protesta" del participante sumiso, era necesario crear un sistema de comunicación que le permitiera a éste dejar claro el momento en que su protesta era real y equivalía al deseo de no continuar. Y era preciso que el Dominante pudiera percibir nítidamente este deseo y diferenciarlo de la escenificación del "¡no, no más!" que podía ser parte del juego sexual pactado. La solución fue la denominada Palabra de Seguridad. Puede ser una palabra de rápida dicción y sonora (“stop”, “tango”), una que sea significativa para quien la debe recordar (por ejemplo, el nombre de una persona familiar, etc.).
La palabra-código (también así llamada) es usada por la parte sumisa para indicar de forma rápida que el grado, las circunstancias o la actividad que se está desarrollando no es de su gusto y que desea parar. La ética del BDSM prefija que en todo momento la parte dominante respetará dicha manifestación e interrumpirá la actividad.
Dentro de la comunidad BDSM, existen otras formas minoritarias de contemplar el empleo de la palabra de seguridad, especialmente para los practicantes del metaconsenso. Para ellos, la parte pasiva o sumisa cede voluntariamente y previo consenso la completa responsabilidad sobre el desarrollo de la sesión a la parte activa o dominante. En esos casos es la parte activa la que decide si interrumpir o no la sesión, lo que presupone (además del previo consenso) un elevado grado de confianza y conocimiento entre ambas partes. Por último, los activistas de la Old Guard rechazan el uso de la palabra de seguridad, por entender que es un límite no deseado en la entrega.
La palabra-código (también así llamada) es usada por la parte sumisa para indicar de forma rápida que el grado, las circunstancias o la actividad que se está desarrollando no es de su gusto y que desea parar. La ética del BDSM prefija que en todo momento la parte dominante respetará dicha manifestación e interrumpirá la actividad.
Dentro de la comunidad BDSM, existen otras formas minoritarias de contemplar el empleo de la palabra de seguridad, especialmente para los practicantes del metaconsenso. Para ellos, la parte pasiva o sumisa cede voluntariamente y previo consenso la completa responsabilidad sobre el desarrollo de la sesión a la parte activa o dominante. En esos casos es la parte activa la que decide si interrumpir o no la sesión, lo que presupone (además del previo consenso) un elevado grado de confianza y conocimiento entre ambas partes. Por último, los activistas de la Old Guard rechazan el uso de la palabra de seguridad, por entender que es un límite no deseado en la entrega.
En el BDSM se identifican dos roles: dominante (también usado el término top, o activo ) y sumiso (también bottom o pasivo). El dominante es el que disfruta de estas prácticas manteniendo la iniciativa y el control de la acción, mientras que la parte sumisa obtiene placer al entregarse en manos del dominante, para que sea éste quien le dirija.
Además, algunas personas gustan de ejercer ambos roles, dependiendo del momento o de la persona con la que actúe. En ese caso se habla de un activista switch, término inglés con el que se designa aquello capaz de conmutar o invertir una acción o un fenómeno.
Existen categorías también dentro de los distintos roles:
🙂 Tutor: es aquella persona experimentada ya en el BDSM que inicia a otra. Puede ejercerse en cualquier rol, es decir, una persona sumisa puede ser la tutora de un Dominante. Sin embargo, lo más habitual es que un Dominante ejerza como Tutor de otro Dominante o de un sumiso.
🙂 Maestro: Se considera Maestro a aquel Dominante que ejerce su rol de manera impecable a ojos del sumiso, que es quien le da este título si así lo considera.
🙂 Amo: Dominante poseedor de uno o varios sumisos.
🙂 Esclavo: sumiso que entrega los límites a su Amo/a.
Además, algunas personas gustan de ejercer ambos roles, dependiendo del momento o de la persona con la que actúe. En ese caso se habla de un activista switch, término inglés con el que se designa aquello capaz de conmutar o invertir una acción o un fenómeno.
Existen categorías también dentro de los distintos roles:
🙂 Tutor: es aquella persona experimentada ya en el BDSM que inicia a otra. Puede ejercerse en cualquier rol, es decir, una persona sumisa puede ser la tutora de un Dominante. Sin embargo, lo más habitual es que un Dominante ejerza como Tutor de otro Dominante o de un sumiso.
🙂 Maestro: Se considera Maestro a aquel Dominante que ejerce su rol de manera impecable a ojos del sumiso, que es quien le da este título si así lo considera.
🙂 Amo: Dominante poseedor de uno o varios sumisos.
🙂 Esclavo: sumiso que entrega los límites a su Amo/a.
Algo que sorprende al estudiar la evolución del BDSM es su diversidad. Aunque históricamente sus raíces surgen del movimiento sadomasoquista, cuando se desarrolla verdaderamente como aglutinador, a partir de 1992, lo hace agrupando una amplia diversidad de prácticas, aficiones e identidades sexuales, hasta el punto de que esa misma diversidad le confiere uno de sus aspectos más sobresalientes.
Actualmente, el BDSM aglutina como subcultura a individuos estrictamente heterosexuales, a homosexuales de ambos sexos y a bisexuales. A cristianos practicantes y militantes, a agnósticos y a personas relacionadas con otras religiones o misticismos. En cuanto a las prácticas, van desde la mujer que le gusta usar zapatos de tacón de aguja como elemento fetichista, constituyendo esto su única aportación no-convencional, hasta el masoquista de alto grado que vincula dolor y placer.
Todos ellos comparten una cierta estética y un elemento común: el consenso y la tolerancia adulta, bajo el lema: “Tu gusto no es el mío, pero me gusta que lo puedas practicar”. Solamente en la periferia del BDSM se pueden dar algunos casos de intransigencia hacia el resto de la sociedad o hacia otros segmentos de la comunidad, pero es algo escasamente habitual en una cultura que se suele distinguir por la tolerancia hacia formas de pensamiento alternativas.
Dada la diversidad que caracteriza al BDSM, es difícil hacer una descripción (ni tan siquiera una enumeración) de las prácticas que más frecuentemente se dan en ese tipo de relaciones. Hay que recordar que, por ejemplo, es muy posible que activistas del bondage jamás practiquen ninguna de las opciones habituales en la subcultura S/M. Quizás sea la Dominación – sumisión (D/s) la familia BDSM que mayor número de prácticas reúna, ya que en principio asume indiscriminadamente todas las de los otros grupos, si a la pareja D/s les parecen adecuadas para canalizar su relación.
De todos modos algunas de las prácticas más comunes, sin olvidar las limitaciones antes mencionadas, pueden ser:
🙎♂️ Bondage (atamientos, ritualizados o no)
🙎♂️ Cera (derramada sobre el cuerpo)
🙎♂️ Pinzas (colocadas habitualmente en lugares estratégicos: pezones, zona inguinal, etc.)
🙎♂️ Sumisión ritual
🙎♂️ Humillación ritual
🙎♂️ Flagelación erótica
🙎♂️ Sexualidad dirigida
🙎♂️ Uso de determinadas señales (collar de sumisión)
🙎♂️ Dominación ecuestre (Monta y/o exhibición)
🙎♂️ Código de vestuario (por ejemplo, la renuncia al uso de prendas de lencería interior, de pantalones en las mujeres de rol sumiso, etc.)
🙎♂️ Lactancia erótica
🙎♂️ Prácticas de sexo extremo (fisting, lluvia dorada, etc.)
Sin embargo, muchas de las prácticas y usos sí revisten una común importancia, como el collar, las ceremonias de iniciación, los anillos, las marcas y tatuajes, la ropa y las señales de código, etc.
La relación 24/7
Algunas parejas dentro de la comunidad BDSM no enmarcan su relación basándose en las estructuras de poder configuradas en el llamado Intercambio Erótico de Poder. La forma más extrema de este tipo de relación sería la denominada 24/7, donde la pareja (generalmente en los roles Amo/a-sumiso/a) extiende la escenificación de su vivencia hasta la totalidad del tiempo disponible, es decir, como si vivieran permanentemente (24 horas al día, siete días a la semana) en la situación escenificada. En estos casos se sigue hablando de roles, pero se evita cuidadosamente anteponer la palabra juego. Al mismo tiempo, se elaboran sofisticadas formas para compaginar la vida social, laboral o familiar de la pareja, con su propósito de permanecer en la relación 24/7. Este tipo de relación recibe también el nombre de TPE o Total Power Exchange, una denominación desarrollada por el conocido activista Steven S. Davis en los debates de lo que ha sido el mayor enclave intelectual para el desarrollo del BDSM mundial, el alt.sex.bondage. El TPE se diferencia de todos las demás relaciones BDSM, al rechazar los frenos y las limitaciones que estas se autoimponen, pero mantiene estrictamente el único elemento que dota de común marco a toda la comunidad BDSM: el consenso. El mismo Davis escribía:
Cosas como la palabra de seguridad, el contrato de relación, la negociación de límites y cualquier otra que reconozca, acepte o formalice límites a la capacidad de decisión del dominante, le son ajenos al TPE25
En el año 2006, el director Roland Reber estrenó un película sobre el tema titulada 24/7 - The Passion of Life.
BDSM y psiquiatría
La psiquiatría se ha acercado a las prácticas BDSM principalmente a través del masoquismo y el sadismo. En EEUU, en el pasado, dichas fantasías y prácticas eran consideradas patológicas. Sin embargo hoy día ya no son considerados como tal en sí mismos. Según los revisados criterios del DSM-IV la condición patológica es determinada por los significativos perjuicios en las esferas social, laboral así como en las otras áreas principales de actividad que deben presentar las fantasías, pulsiones sexuales o actividades para ser consideradas patológicas.
Actualmente, el BDSM aglutina como subcultura a individuos estrictamente heterosexuales, a homosexuales de ambos sexos y a bisexuales. A cristianos practicantes y militantes, a agnósticos y a personas relacionadas con otras religiones o misticismos. En cuanto a las prácticas, van desde la mujer que le gusta usar zapatos de tacón de aguja como elemento fetichista, constituyendo esto su única aportación no-convencional, hasta el masoquista de alto grado que vincula dolor y placer.
Todos ellos comparten una cierta estética y un elemento común: el consenso y la tolerancia adulta, bajo el lema: “Tu gusto no es el mío, pero me gusta que lo puedas practicar”. Solamente en la periferia del BDSM se pueden dar algunos casos de intransigencia hacia el resto de la sociedad o hacia otros segmentos de la comunidad, pero es algo escasamente habitual en una cultura que se suele distinguir por la tolerancia hacia formas de pensamiento alternativas.
Dada la diversidad que caracteriza al BDSM, es difícil hacer una descripción (ni tan siquiera una enumeración) de las prácticas que más frecuentemente se dan en ese tipo de relaciones. Hay que recordar que, por ejemplo, es muy posible que activistas del bondage jamás practiquen ninguna de las opciones habituales en la subcultura S/M. Quizás sea la Dominación – sumisión (D/s) la familia BDSM que mayor número de prácticas reúna, ya que en principio asume indiscriminadamente todas las de los otros grupos, si a la pareja D/s les parecen adecuadas para canalizar su relación.
De todos modos algunas de las prácticas más comunes, sin olvidar las limitaciones antes mencionadas, pueden ser:
🙎♂️ Bondage (atamientos, ritualizados o no)
🙎♂️ Cera (derramada sobre el cuerpo)
🙎♂️ Pinzas (colocadas habitualmente en lugares estratégicos: pezones, zona inguinal, etc.)
🙎♂️ Sumisión ritual
🙎♂️ Humillación ritual
🙎♂️ Flagelación erótica
🙎♂️ Sexualidad dirigida
🙎♂️ Uso de determinadas señales (collar de sumisión)
🙎♂️ Dominación ecuestre (Monta y/o exhibición)
🙎♂️ Código de vestuario (por ejemplo, la renuncia al uso de prendas de lencería interior, de pantalones en las mujeres de rol sumiso, etc.)
🙎♂️ Lactancia erótica
🙎♂️ Prácticas de sexo extremo (fisting, lluvia dorada, etc.)
Sin embargo, muchas de las prácticas y usos sí revisten una común importancia, como el collar, las ceremonias de iniciación, los anillos, las marcas y tatuajes, la ropa y las señales de código, etc.
La relación 24/7
Algunas parejas dentro de la comunidad BDSM no enmarcan su relación basándose en las estructuras de poder configuradas en el llamado Intercambio Erótico de Poder. La forma más extrema de este tipo de relación sería la denominada 24/7, donde la pareja (generalmente en los roles Amo/a-sumiso/a) extiende la escenificación de su vivencia hasta la totalidad del tiempo disponible, es decir, como si vivieran permanentemente (24 horas al día, siete días a la semana) en la situación escenificada. En estos casos se sigue hablando de roles, pero se evita cuidadosamente anteponer la palabra juego. Al mismo tiempo, se elaboran sofisticadas formas para compaginar la vida social, laboral o familiar de la pareja, con su propósito de permanecer en la relación 24/7. Este tipo de relación recibe también el nombre de TPE o Total Power Exchange, una denominación desarrollada por el conocido activista Steven S. Davis en los debates de lo que ha sido el mayor enclave intelectual para el desarrollo del BDSM mundial, el alt.sex.bondage. El TPE se diferencia de todos las demás relaciones BDSM, al rechazar los frenos y las limitaciones que estas se autoimponen, pero mantiene estrictamente el único elemento que dota de común marco a toda la comunidad BDSM: el consenso. El mismo Davis escribía:
Cosas como la palabra de seguridad, el contrato de relación, la negociación de límites y cualquier otra que reconozca, acepte o formalice límites a la capacidad de decisión del dominante, le son ajenos al TPE25
En el año 2006, el director Roland Reber estrenó un película sobre el tema titulada 24/7 - The Passion of Life.
BDSM y psiquiatría
La psiquiatría se ha acercado a las prácticas BDSM principalmente a través del masoquismo y el sadismo. En EEUU, en el pasado, dichas fantasías y prácticas eran consideradas patológicas. Sin embargo hoy día ya no son considerados como tal en sí mismos. Según los revisados criterios del DSM-IV la condición patológica es determinada por los significativos perjuicios en las esferas social, laboral así como en las otras áreas principales de actividad que deben presentar las fantasías, pulsiones sexuales o actividades para ser consideradas patológicas.
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Fuente textual: wikipedia.
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