Aquellos encuentros con mi hermanita, a la hora de la siesta, en la habitación de nuestros padres o en la vieja prefabricada en desuso debido a la nueva construcción de nuestra casa de material (de ladrillos y cemento) fueron y serán antológicos por lo menos para mi.
Ambos experimentábamos todo lo que se nos ocurría, por más ridículo que nos pareciera. De hecho, el creativo siempre era yo. el que llevaba la iniciativa, el emprendedor, el adelantado. La instigaba a lo desconocido, la estimulaba a descubrir, a que nos asombremos juntos.
De todas formas, muchas, tal vez la mayoría de lo que promovía, era burdo, ordinario, grosero, con poco cuidado o rudimentario. Cosas o actos simples, elementales, casi básicos, tal vez lo que evidenciaba era eso, que fuera fácil de entender para ella.
Aparte, como al principio, ambos teníamos dudas de concretar el acto sexual, hacerlo de la manera real, yo debía sustituir o reemplazar la cosa pero, cumpliendo la misma función. manteniendo alguna conexión o correspondencia de una cosa con la otra, amorosas o sexuales
.
Es decir, sin consumar, sin llevar a cabo totalmente la genitalidad con ambos órganos sexuales por temor a la reproducción, a la fecundación. De esa manera entonces procedía a hacer llegar de forma no natural mi semen a ella..
De todas esas experiencias a prueba y error, que realizamos de manera práctica para probar la eficacia o no y examinar las cualidades de aquellos experimentos, este, fue uno de mis hallazgos más exitosos.
La utilicé como a un juguete sexual, específicamente su cabeza, su cavidad bucal, para masturbarme con una felación novedosa, que sorprendía por su carácter diferente y estimulante o inspirador
Este descubrimiento, este invento, fue de los más trascendentes, que derivó por su efecto y resultado a un acontecimiento sin consecuencias, sin peligros, daños o complicaciones posteriores. Qué se extendió y dio lugar a nuevos impulsos consonantes con el deseo o la libido de mi hermanita.
Comenzó a despertar en ella un apetito sexual excesivo, una excitación sexual, lasciva y lujuriante, que la tornaba lúbrica, más propensa a mejorar las condiciones para acceder a ella carnalmente.
Desperté en ella ansias, o deseos muy fuertes e intensos de tener o conseguir algo más que hasta ese momento. Sorbía mis líquidos, bebía aspirando mis fluidos aunque no fueran líquidos. Recibía esa cosa esponjosa dentro de si, en su concavidad.
Ambos experimentábamos todo lo que se nos ocurría, por más ridículo que nos pareciera. De hecho, el creativo siempre era yo. el que llevaba la iniciativa, el emprendedor, el adelantado. La instigaba a lo desconocido, la estimulaba a descubrir, a que nos asombremos juntos.
De todas formas, muchas, tal vez la mayoría de lo que promovía, era burdo, ordinario, grosero, con poco cuidado o rudimentario. Cosas o actos simples, elementales, casi básicos, tal vez lo que evidenciaba era eso, que fuera fácil de entender para ella.
Aparte, como al principio, ambos teníamos dudas de concretar el acto sexual, hacerlo de la manera real, yo debía sustituir o reemplazar la cosa pero, cumpliendo la misma función. manteniendo alguna conexión o correspondencia de una cosa con la otra, amorosas o sexuales
.
Es decir, sin consumar, sin llevar a cabo totalmente la genitalidad con ambos órganos sexuales por temor a la reproducción, a la fecundación. De esa manera entonces procedía a hacer llegar de forma no natural mi semen a ella..
De todas esas experiencias a prueba y error, que realizamos de manera práctica para probar la eficacia o no y examinar las cualidades de aquellos experimentos, este, fue uno de mis hallazgos más exitosos.
La utilicé como a un juguete sexual, específicamente su cabeza, su cavidad bucal, para masturbarme con una felación novedosa, que sorprendía por su carácter diferente y estimulante o inspirador
Este descubrimiento, este invento, fue de los más trascendentes, que derivó por su efecto y resultado a un acontecimiento sin consecuencias, sin peligros, daños o complicaciones posteriores. Qué se extendió y dio lugar a nuevos impulsos consonantes con el deseo o la libido de mi hermanita.
Comenzó a despertar en ella un apetito sexual excesivo, una excitación sexual, lasciva y lujuriante, que la tornaba lúbrica, más propensa a mejorar las condiciones para acceder a ella carnalmente.
Desperté en ella ansias, o deseos muy fuertes e intensos de tener o conseguir algo más que hasta ese momento. Sorbía mis líquidos, bebía aspirando mis fluidos aunque no fueran líquidos. Recibía esa cosa esponjosa dentro de si, en su concavidad.
17 comentarios - Usando a mi hermanita como juguete sexual