Champagne

Desde aquél entonces sus burbujas invaden nuestro interior transportando hacia él un sabor a glamorosos encuentros sexuales.

Evoca lo prohibido, quizás por su elevado precio…
Mas lo paradójico es que en su caso precio y valor son parámetros casi equivalentes. Como todo lo inalcanzable hace cosquillas en nuestros deseos.

Fue María Antonieta quien sentenció que la copa adecuada debía tener la forma de un pecho de mujer.

En el Moulin Rouge, bajo el embrujo de sus burbujas Tolousse Lautrec pintaba el vivo retrato de la noche parisina…

Así, palabras como lujo, glamour, festejo, fausto, lujuria, satisfacción… se asocian para hacerlo uno de los mas sensuales objetos de nuestros deseos.

Introducirse a un jacuzzi con una señorita y saborear de su boca las rubias burbujas es un placer de Dioses.

Cuando el calor del amor nos abrasa un refrescante trago del benedictino elixir nos pega como diamantes que brillarán descendiendo por nuestro interior y lentamente apagan las brasas del fuego que hace un rato nos incendió.
En la previa, durante los prolegómenos del sexo, actúa como magnificador del deseo, contándole a nuestra garganta una historia parisina…

Estas son algunas de las marcas mas conocidas entre nosotros