Mi tío se retiró de mi habitación y yo de alguna manera respiré por ello, no porque no lo hubiera disfrutado, sino que, era realmente un riesgo, en la sala, en el comedor y/o la cocina, estaba mi hermano "más que un Otelo" y toda la familia, no quería que me descubran y se repita aquél incidente sucedido años atrás con mi primo Hector, en el que nos sorprendió mi hermano y lo hizo público por celos, dañando para siempre mi reputación.
Igual, cabe aclarar, que yo, mucho no cuidaba de la misma, ni en ese entonces ni ahora.
Me comencé a cambiar, o mejor dicho, me vestía, ya que estaba absolutamente desnuda, luego de higienizarme de forma rápida y me aprestaba a salir rumbo al lugar donde estaban toda la parentela.
Pero, de manera abrupta se abrió nuevamente la puerta de entrada a mi dormitorio y vi ingresar a los mellizos.
Sin que intercambiemos palabra alguna, ellos entraron y comenzaron a desvestirse, cualquiera en mi lugar, sabiendo lo que acabo de mencionar, no hubiera hecho lo que yo.
Me senté en el sofá que se encontraba dentro de mi cuarto y que pronto sería utilizado, y volví a quitarme las prendas que acababa de ponerme.
Soy una sibarita del "garche" es algo que me supera, es más fuerte que mi voluntad, esto era como la ruleta rusa, cada vez más, cabía la posibilidad de que me hallen en "orsay" pero igual lo hacía, no tengo remedio.
Me incorporé del sillón, nuevamente desnuda y predispuesta a cojer con ellos, y siempre con mi cara de nada, sin dejar ver mis impresiones, deseos, disgustos o nada que se pareciese.
Eso es lo que siempre dejé trascender de mi, incertidumbre, nunca nadie supo o sabría, si yo lo hacía queriendo o no, si lo hacía presionada o no, obligada o no, o si lo deseaba.
Quedé a la disposición de la familia, en este caso de mis primos mellizos (no gemelos) Omar y Jorge.
Estos rápidamente me rodearon y me hicieron acomodar en un almohadón que habían depositado en el piso de mi habitación, como para que no me lastime las rodillas flacas, que mis padres me heredaron, y alguien advirtiera moretones en ella.
Rápidamente puse manos a la obra, manos y boca, labios, lengua y todo mi esfuerzo, empeño y dedicación. No estábamos como para llevarla a la larga, los excité al instante, sus miembros viriles se irguieron. Ya con la erección de los primos, procedieron a modificar esa primera posición que yo tenía sobre el almohadón, haciéndome girar y levantar de aquél y regresar al sillón diván.
Entonces, aún permanecía entre ellos, Jorge, el primo más alto se arrodilló subiéndose en el sofá, y Omar, más bajo, quedó de pié detrás mío, yo estaba en "cuatro patas" de rodillas sobre el mueble.
Omar parado, le quedaba perfecto uno de mis orificios, bah, cualquiera de ambos y probaba encestando uno y otro por atrás. Jorge arrodillado pero erguido me facilitaba su poronga para que se la continúe chupando. Realmente la posición era muy cómoda para todos.
Por último, mi primo Omar, el que estaba por mi retaguardia, eligió como hueco, mi hoyo anal y comenzó a cojerlo, mientras yo "tiraba la goma" de mi otro primo "Jorgito" (que en nada se parecía al de "Avenida Brasil", ja).
Sin embargo, ambos mellizos eran muy inquietos, muy proactivos, y velozmente me cambiaron de posición. Omar, el más bajo y más gordito, se sentó en el sillón, y me descansó sobre él, pero siempre por el ojete, y Jorgito, se subió al sillón con una pierna en el respaldar y otra en su base, continuando con el acto sexual oral, es decir, yo proseguía "peteándolo".
Allí fue la primera vez que musité algo ¡Bueno, basta, me está doliendo! Dije, aunque no era real, es decir, yo también quería cojer, sentir goce, últimamente los tipos hacen la suya, la meten acaban y a la mierda. No loco, no es así, y nosotras que onda?
A ellos, le chupó un huevo mi comentario, es más creo que no engaño a nadie con lo que digo, bah, sólo a mi hermano y a mi padre, todos los demás saben lo putita que soy.
Sin embargo, Jorgito dijo ¡Cambio, sanguchito! Y eso hicieron, me empernaron por el orto y la cachucha. Yo seguí con mi cara de poker, pero eso me gustó más.
Pero como son dos nabos, fundamentalmente Omar, al notar que no dije nada y asentir con mi mutismo el "sanguchito" nuevamente cambió la posición. Jorgito no decía nada, y comenzaron a jugar, y eso no me gusta, comencé a fastidiarme. Primero, Omar me sacó la pija del orto para mostrar el aro de mi ano dilatado por la cabeza de su chota.
Y cuando quise decir algo y quejarme el otro me metió la pistola en la boca, esto se estaba desmadrando. Así que quise dar por terminado el encuentro, allí, me pidieron disculpas y bajaron un cambio, bah, eso fue lo que creí. Volvieron a una antigua posición, una de las primeras, diciéndome que ya acababan.
Y cuando de alguna manera consiento eso, se abre la puerta, y entra el primo Hector y me fotografía, como una manera de chantajearme por ese antiguo incidente que manifesté al comenzar esta historia.
Por eso, siempre vuelvo con mi familia nuclear, mi hermano y mi papá, no me juegan malas pasadas.
Comprenderán entonces el porque tuve que chuparme otra verga, la del primo Hector. Sin embargo, todo no terminó con esto, la tarde fue peor, y más activa sexualmente, pero eso será en la última entrega, próximamente....
Igual, cabe aclarar, que yo, mucho no cuidaba de la misma, ni en ese entonces ni ahora.
Me comencé a cambiar, o mejor dicho, me vestía, ya que estaba absolutamente desnuda, luego de higienizarme de forma rápida y me aprestaba a salir rumbo al lugar donde estaban toda la parentela.
Pero, de manera abrupta se abrió nuevamente la puerta de entrada a mi dormitorio y vi ingresar a los mellizos.
Sin que intercambiemos palabra alguna, ellos entraron y comenzaron a desvestirse, cualquiera en mi lugar, sabiendo lo que acabo de mencionar, no hubiera hecho lo que yo.
Me senté en el sofá que se encontraba dentro de mi cuarto y que pronto sería utilizado, y volví a quitarme las prendas que acababa de ponerme.
Soy una sibarita del "garche" es algo que me supera, es más fuerte que mi voluntad, esto era como la ruleta rusa, cada vez más, cabía la posibilidad de que me hallen en "orsay" pero igual lo hacía, no tengo remedio.
Me incorporé del sillón, nuevamente desnuda y predispuesta a cojer con ellos, y siempre con mi cara de nada, sin dejar ver mis impresiones, deseos, disgustos o nada que se pareciese.
Eso es lo que siempre dejé trascender de mi, incertidumbre, nunca nadie supo o sabría, si yo lo hacía queriendo o no, si lo hacía presionada o no, obligada o no, o si lo deseaba.
Quedé a la disposición de la familia, en este caso de mis primos mellizos (no gemelos) Omar y Jorge.
Estos rápidamente me rodearon y me hicieron acomodar en un almohadón que habían depositado en el piso de mi habitación, como para que no me lastime las rodillas flacas, que mis padres me heredaron, y alguien advirtiera moretones en ella.
Rápidamente puse manos a la obra, manos y boca, labios, lengua y todo mi esfuerzo, empeño y dedicación. No estábamos como para llevarla a la larga, los excité al instante, sus miembros viriles se irguieron. Ya con la erección de los primos, procedieron a modificar esa primera posición que yo tenía sobre el almohadón, haciéndome girar y levantar de aquél y regresar al sillón diván.
Entonces, aún permanecía entre ellos, Jorge, el primo más alto se arrodilló subiéndose en el sofá, y Omar, más bajo, quedó de pié detrás mío, yo estaba en "cuatro patas" de rodillas sobre el mueble.
Omar parado, le quedaba perfecto uno de mis orificios, bah, cualquiera de ambos y probaba encestando uno y otro por atrás. Jorge arrodillado pero erguido me facilitaba su poronga para que se la continúe chupando. Realmente la posición era muy cómoda para todos.
Por último, mi primo Omar, el que estaba por mi retaguardia, eligió como hueco, mi hoyo anal y comenzó a cojerlo, mientras yo "tiraba la goma" de mi otro primo "Jorgito" (que en nada se parecía al de "Avenida Brasil", ja).
Sin embargo, ambos mellizos eran muy inquietos, muy proactivos, y velozmente me cambiaron de posición. Omar, el más bajo y más gordito, se sentó en el sillón, y me descansó sobre él, pero siempre por el ojete, y Jorgito, se subió al sillón con una pierna en el respaldar y otra en su base, continuando con el acto sexual oral, es decir, yo proseguía "peteándolo".
Allí fue la primera vez que musité algo ¡Bueno, basta, me está doliendo! Dije, aunque no era real, es decir, yo también quería cojer, sentir goce, últimamente los tipos hacen la suya, la meten acaban y a la mierda. No loco, no es así, y nosotras que onda?
A ellos, le chupó un huevo mi comentario, es más creo que no engaño a nadie con lo que digo, bah, sólo a mi hermano y a mi padre, todos los demás saben lo putita que soy.
Sin embargo, Jorgito dijo ¡Cambio, sanguchito! Y eso hicieron, me empernaron por el orto y la cachucha. Yo seguí con mi cara de poker, pero eso me gustó más.
Pero como son dos nabos, fundamentalmente Omar, al notar que no dije nada y asentir con mi mutismo el "sanguchito" nuevamente cambió la posición. Jorgito no decía nada, y comenzaron a jugar, y eso no me gusta, comencé a fastidiarme. Primero, Omar me sacó la pija del orto para mostrar el aro de mi ano dilatado por la cabeza de su chota.
Y cuando quise decir algo y quejarme el otro me metió la pistola en la boca, esto se estaba desmadrando. Así que quise dar por terminado el encuentro, allí, me pidieron disculpas y bajaron un cambio, bah, eso fue lo que creí. Volvieron a una antigua posición, una de las primeras, diciéndome que ya acababan.
Y cuando de alguna manera consiento eso, se abre la puerta, y entra el primo Hector y me fotografía, como una manera de chantajearme por ese antiguo incidente que manifesté al comenzar esta historia.
Por eso, siempre vuelvo con mi familia nuclear, mi hermano y mi papá, no me juegan malas pasadas.
Comprenderán entonces el porque tuve que chuparme otra verga, la del primo Hector. Sin embargo, todo no terminó con esto, la tarde fue peor, y más activa sexualmente, pero eso será en la última entrega, próximamente....
86 comentarios - La maldita nena de familia 2º parte (continuación)