Mis seguidores, los que leyeron todas mis entregas, y hasta los que leyeron algunas de ellas, saben de la primera historia, como comenzó la narración, de hecho, ese post es el de mayor consulta, lectura, el que mayor cantidad de comentarios tiene, al que le dieron más puntos, al que mayoritariamente lo agregaron a favoritos, es donde mi hermana Felina, se sincera conmigo y fue contado por la voz protagonista de mi madre. Este tríptico, escrito por mi, es previo a ese (aunque escrito con posteridad aquél). Es decir, cuando mi madre llevó a mi hermana a la visita con el ginecólogo, fue a causa entre otras cosas, de los eventos sucedidos en esta trilogía.
Ella, mi madre Angélica, lo centra en las dudas que tenía sobre mi hermana y yo, su hijo primogénito, pero específicamente, lo hizo, por la situación con mi primo Hector, la cual yo magnifiqué y exageré. De todas formas, los hechos existieron, sin embargo, siempre depende de la interpretación que le da cada uno de los actores (esto es igual como cuando sucede un choque de vehículos entre dos autos, cada conductor tiene una mirada del siniestro, y seguramente si hay un tercero, testigo peatón, tendrá otra visión, distinta de las dos anteriores) porque todo es según el cristal con que se mire.
Felina, mi hermana, estaba más que furiosa conmigo, me hacía gestos y ademanes amenazadores. Pero poco a poco su ira, fue dejando paso a otros sentimiento, más parecido a la frustración, tristeza, lástima, pena, y comenzó a llorar. Si hay algo que a mi me puede, es ver a una mujer llorando, más si me importa, y aún mucho más si esa dama es familiar o algo mío. Así que mordí mi bronca, yo también estaba lleno de rencor, me acerqué a ella, y le acaricié el rostro tiernanente, mientras ella me decía algo así como ¡Me hacés mal!
Eso me destrozó, me partió a la mitad, verla desamparada, débil, frágil a mi hermana, hizo que me sintiera realmente mal. Le pedí disculpas, las aceptó rápidamente y la abracé por detrás de su cuerpo y ella me llevó con sus manos hacia su sexo, no se como hizo para levantarse la remera y dejar que afloraran sus pechos desnudos, decididamente eso me hizo olvidar todo.
De todos modos, no me iba a entregar tan fácil, y hacer como que nada hubiera sucedido. Cambié de actitud, me puse serio y nos fuimos a dormir, como el ofendido era yo, abandoné la habitación que compartíamos, el dormitorio, y me fui a dormir al living, donde habitualmente lo hacía mi hermana Felina, cuando Julio (mi ex amigo) vivía con nosotros.
Me dormí rápido, sin embargo, promediando la madrugada algo me despertó.
Mi hermana, había puesto la cámara super 8 a filmar, y hablaba cómplice con ella. Yo fingí estar dormido y Felina se dirigió directamente a mi pene y me lo chupó. Ese fue el momento en que los juegos anteriores "inocentes, ingenuos" lo digo por tantas vueltas que yo daba, se terminaron. A partir de aquí, los continuamos o comenzamos a jugarlos, pero sin eufemismos. Y como de costumbre, me zarpé.
Ella no quería que haga nada por la vagina, de hecho me decía era virgen y que quería continuar siéndolo, así que me hablaba de felaciones, mías hacia ella y de ella hacia mi.
Yo quería ponerla, no sólo mamarla, así que presioné, tenía como argumento ser el ofendido y de hecho ella quería arreglar y estar en paz, para ello le pedí me entregara el culo.
Felina se negaba, me decía que nada, ni nadie, le había profanado su cuerpo, nadie había estado dentro de ella, todo eran juegos, mimos, caricias y abrazos, conmigo y con algún "festejante" yo pensé en Hector, nuestro primo.
Eso me indignó, y de la única forma que la perdonaría (le dije) era que me dejara entrar bajo su superficie, aunque más no sea por el orto "contra natura".
Luego de alguna discusión, debate y cambio de impresiones, aceptó, siempre y cuando lo hiciera lento, muy despacio y con sumo cuidado.
Eso realmente costó mucho, sin embargo, luego de un largo y complejo trabajo de saliva, caricias, masajes y dedos, la penetré.
Fue la apoteosis, espectacular, pero mis movimientos, de a poco fueron dejando de ser lentos, acompasados, tiernos, la empecé a cojer con ahínco, con destreza, con velocidad, y por último, con el ano dilatado, comencé a jugar, entrar y salir. Allí se pudrió todo, porque parece eso le dolió, y se enojo. Previamente, me lo había anticipado, alertado, pero yo no le di bolilla hasta que reaccionó mal, a los gritos. Fue tanto el alboroto, que se levantaron mi padre y mi madre para ver que pasaba, yo la dejé y me fui corriendo a la pieza, llevándome conmigo la cámara que había grabado todo, y me hice el dormido, dejándola a ella en la sala de estar a que explique lo sucedido.
¡Así no, así no! Decía mi hermanita Felina mientras le hacía el orto.
Igual, como no es ninguna boluda, terminó diciéndole a nuestros padres que escuchó ruidos, que le pareció ver a alguien, cosa que hizo que mi padre, con una linterna anduviera observando el fondo, las puertas y ventanas, para terminar creyendo que había sido sólo una pesadilla de Felina.
Cuando todos volvieron a sus respectivas habitaciones, la conchuda de mi hermana me fue a buscar, cagada de risa y en concha para fastidiarme. Y me dijo ¡Jugamos como lo digo yo! Luego se marchó nuevamente hacia el living.
Y así fue, a partir de allí jugamos como y cuando quería ella, mi hermanita Felina.
Cuando tenía ganas, venía sola, desvistiéndose contenta, alegre con sonrisas a "jugar" pero si no tenía ganas, aunque le rogara toda una semana no me pasaba bola, casi me gruñía, me miraba con desprecio, disgustada, como aborreciéndome, con odio.
Pero si estaba con ganas, caliente, se entregaba a mi en cualquier lugar, cada vez lo hacía más abiertamente, sin cuidarse, no tomaba en cuenta donde estuviéramos, en el fondo de la casa, en el jardín, en la calle, era como que se transformaba, yo pensaba, estaba convencido que sólo conmigo sucedía aquello.
Ponía cara de putita libidinosa, ella parecía no darse cuenta, en un primer momento pensé que lo hacía como quien jugando, como habíamos empezado, más tarde comprendí que no, lo hacía porque lo sentía, lo disfrutaba, lo vivía así, como una ninfómana.
Y aquél fue mi castigo, porque yo me había enamorado de ella, sin embargo Felina, lo hacía conmigo, porque no tenía otro remedio, a ella le gustaba la poronga, y preferiblemente, la de los extraños desconocidos, pero, al no poder todavía hacer una vida licenciosa, nos usaba como consoladores para su placer genital, a mi primeramente, y luego a mi padre, por supuesto, descontando a todos los tíos y primos que yo me enteré y otros que desconozco, pero todos, absolutamente todos, tuvieron su oportunidad con mi hermana, el que no lo hizo, fue porque no quiso.
Si hasta nuestros abuelos, el padre de mi madre y el de mi padre lo hicieron, los vecinos del barrio, hasta los más decrépitos, ella buscaba pijas, no facha o pendejos, le gustaba que se la cojan, bien cojida.
A la mañana, mi madre la volvió a llevar al médico, estarían los resultados de los análisis, y debía hablar con el facultativo, respecto a lo sucedido con el primo, así que ella quería profundizar los exámenes de su hija.
El profesional, le explicó que eso llevaría más tiempo, debía esperarlo a que él continuara con las otras personas citadas, mientras ellas iban con la prescripción de él, al laboratorio, a realizar otras prácticas médicas, y cuando terminaran volvieran a el consultorio, para que este observara y diagnosticara.
Mi madre, contrariada por el tiempo que debía perder con su hija en ese lugar, y los quehaceres domésticos que ella debía realizar, las compras, etc. Le ordenó a ella, que se los hiciera y fuera con todos los análisis a verlo al doctor, mientras que ella (mi madre), haría los mandados y pasaría por ella a buscarla.
Así fue, Angélica (nuestra madre) la dejó y se fue hacer sus cosas de ama de casa, y dejó a Felina (mi hermana) examinándose.
Cuando regresó, mi madre al consultorio, el lugar estaba casi desierto, era cerca del mediodía. Golpeó la puerta del mismo, y nadie respondió, esperó unos minutos y volvió hacerlo, y nada, nadie respondía, sigilosamente ella Angélica, nuestra madre giró el picaporte, e intentó abrir la puerta para asomarse, sin embargo, estaba cerrada con llave o alguna traba desde adentro, entonces, golpeó furiosamente la puerta y esta vez, desde adentro respondió el médico,
¡Si, quién es, qué pasa! Con voz alterada
Mi madre respondió, también de manera enérgica ¡Soy yo doctor, la madre de Felina, la joven que usted iba a examinar! Se hizo un silencio, largo, pesado, casi difícil de soportar, y mi madre prosiguió ¡Discúlpeme! ¿Está ella con usted? Preguntó
El facultativo abrió la puerta sonrojado, se lo veía, molesto, como acalorado y le dijo ¡Pase señora! Dándole lugar para que ingrese, haciéndose a un lado.
Angélica ingreso y a primera vista no vio a Felina y se desesperó ¡Mi hija! ¿Dónde está mi hija? Preguntaba nerviosa Angélica la mamá.
Felina apareció desde atrás de un biombo, ¡Me estaba vistiendo, el "doc" me estuvo revisando!
Dijo con cara de pícara. Mi madre la miró a ella e inmediatamente a él, ¿Qué pasó acá? Inquirió mi madre. El médico manteniendo esa actitud tanto temperamental como corporal, le dijo a Felina ¡Podés esperar afuera! Indicándole eso, no consultándolo.
Ella salió, mi madre lo miró fijamente, y el médico diagnosticó ¡Su hija tiene una infección anogenital, una especie de prurito! ¡La misma le da una sensación desagradable que provoca deseo de rascado! ¡Es un impulso sensorial primario!
Mi madre preguntó ¿Qué lo provoca doctor?
El médico respondió ¡En la mayoría de los pacientes no hay un factor obvio, aunque se conocen múltiples causas específicas!
¡No entiendo! Dijo mi madre
El médico ¡En términos generales el prurito anogenital puede tener el mismo origen que el intertrigo, el liquen simple crónico, las dermatitis seborreicas, las dermatitis de contacto (jabones, colonias, duchas, anticonceptivos) o deberse a secreciones irritantes, leucorrea, diarrea, tricomoniasis, etc.!
¡Sigo sin entender, puede ser más claro, hable para que lo interprete! Exigió mi madre
El doctor dijo ¡Es posible que se deba a falta de aseo! ¡Así mismo se piensa que las endopeptidasas de las bacterias fecales juegan un papel causal en el prurito anal!
¡En las mujeres es raro el prurito anal y el vulvar no suele afectar el área anal, aunque el anal suele diseminarse a la vulva! Dijo seriamente el facultativo
¡Bueno, mire, mi hija no usa ni anticonceptivos y es muy aseada! ¡Muy meticulosa con su higiene personal! Respondió mi madre
El médico obvió el comentario de mi madre y prosiguió ¡Su hija debe evitar alimentos picantes, condimentados y fármacos que irriten la mucosa anal! ¡El aseo perianal debe de ser constante y se recomienda usar papel suave o húmedo o algodón después de cada defecación! ¡Debe seguir precauciones similares después de orinar!
¡Pero el mejor método de aseo para todos los tipos de prurito anal, son las duchas!
¡Es recomendable evitar el rascado y de mantener las uñas cortas y limpias, cambio de ropa interior diario! ¡Recomiendo crema, ungüento o loción de pramasone 1 ó 2.5%. La hidrocortizona o yodoclorohidroxiquina son útiles. Las duchas anales dos veces al día con nitrato de plata, 1:10,000a 1:200 o con pergamanato de potasio 1:10,000 y la solución de subacetato de aluminio 1:20 son recomendables si hay inflamación aguda o rezumamiento en el área! Y pasó a prescribirle todo aquello,
¡Cuándo tenga todo, que me venga a ver, para que le indique como realizar la aplicación por primera vez y luego de eso le doy un turno para ver como marcha todo! Le prescribió los remedios y la acompañó hacia la puerta mientras se quitaba el delantal blanco de médico. Angélica al hacerlo observó la bragueta del pantalón del doctor estaba abierta, lo saludó y se marchó.
Todo esto, luego nuestra madre lo comentó en la casa a todos los integrantes de la misma. Sin embargo, más tarde por la noche ya acostados ambos en el cuarto que compartíamos, me contó mi hermana Felina, la verdad de lo acontecido en el consultorio (eso no lo voy a volver a relatar porque está en los primeros relatos de la historia, en todo caso les dejaré el link).
http://www.poringa.net/posts/relatos/2336924/Lleve-a-mi-hija-a-su-primer-visita-al-ginecologo-1.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2337821/Estrechando-vinculos-con-mi-hermanita-2.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2343746/Reencuentro-con-mi-hijo-3.html
Y bueno, a partir de esto lo hacíamos siempre que ella tenía ganas en cualquier lugar de la casa o dentro del auto de nuestro padre.
Fin...
Ella, mi madre Angélica, lo centra en las dudas que tenía sobre mi hermana y yo, su hijo primogénito, pero específicamente, lo hizo, por la situación con mi primo Hector, la cual yo magnifiqué y exageré. De todas formas, los hechos existieron, sin embargo, siempre depende de la interpretación que le da cada uno de los actores (esto es igual como cuando sucede un choque de vehículos entre dos autos, cada conductor tiene una mirada del siniestro, y seguramente si hay un tercero, testigo peatón, tendrá otra visión, distinta de las dos anteriores) porque todo es según el cristal con que se mire.
Felina, mi hermana, estaba más que furiosa conmigo, me hacía gestos y ademanes amenazadores. Pero poco a poco su ira, fue dejando paso a otros sentimiento, más parecido a la frustración, tristeza, lástima, pena, y comenzó a llorar. Si hay algo que a mi me puede, es ver a una mujer llorando, más si me importa, y aún mucho más si esa dama es familiar o algo mío. Así que mordí mi bronca, yo también estaba lleno de rencor, me acerqué a ella, y le acaricié el rostro tiernanente, mientras ella me decía algo así como ¡Me hacés mal!
Eso me destrozó, me partió a la mitad, verla desamparada, débil, frágil a mi hermana, hizo que me sintiera realmente mal. Le pedí disculpas, las aceptó rápidamente y la abracé por detrás de su cuerpo y ella me llevó con sus manos hacia su sexo, no se como hizo para levantarse la remera y dejar que afloraran sus pechos desnudos, decididamente eso me hizo olvidar todo.
De todos modos, no me iba a entregar tan fácil, y hacer como que nada hubiera sucedido. Cambié de actitud, me puse serio y nos fuimos a dormir, como el ofendido era yo, abandoné la habitación que compartíamos, el dormitorio, y me fui a dormir al living, donde habitualmente lo hacía mi hermana Felina, cuando Julio (mi ex amigo) vivía con nosotros.
Me dormí rápido, sin embargo, promediando la madrugada algo me despertó.
Mi hermana, había puesto la cámara super 8 a filmar, y hablaba cómplice con ella. Yo fingí estar dormido y Felina se dirigió directamente a mi pene y me lo chupó. Ese fue el momento en que los juegos anteriores "inocentes, ingenuos" lo digo por tantas vueltas que yo daba, se terminaron. A partir de aquí, los continuamos o comenzamos a jugarlos, pero sin eufemismos. Y como de costumbre, me zarpé.
Ella no quería que haga nada por la vagina, de hecho me decía era virgen y que quería continuar siéndolo, así que me hablaba de felaciones, mías hacia ella y de ella hacia mi.
Yo quería ponerla, no sólo mamarla, así que presioné, tenía como argumento ser el ofendido y de hecho ella quería arreglar y estar en paz, para ello le pedí me entregara el culo.
Felina se negaba, me decía que nada, ni nadie, le había profanado su cuerpo, nadie había estado dentro de ella, todo eran juegos, mimos, caricias y abrazos, conmigo y con algún "festejante" yo pensé en Hector, nuestro primo.
Eso me indignó, y de la única forma que la perdonaría (le dije) era que me dejara entrar bajo su superficie, aunque más no sea por el orto "contra natura".
Luego de alguna discusión, debate y cambio de impresiones, aceptó, siempre y cuando lo hiciera lento, muy despacio y con sumo cuidado.
Eso realmente costó mucho, sin embargo, luego de un largo y complejo trabajo de saliva, caricias, masajes y dedos, la penetré.
Fue la apoteosis, espectacular, pero mis movimientos, de a poco fueron dejando de ser lentos, acompasados, tiernos, la empecé a cojer con ahínco, con destreza, con velocidad, y por último, con el ano dilatado, comencé a jugar, entrar y salir. Allí se pudrió todo, porque parece eso le dolió, y se enojo. Previamente, me lo había anticipado, alertado, pero yo no le di bolilla hasta que reaccionó mal, a los gritos. Fue tanto el alboroto, que se levantaron mi padre y mi madre para ver que pasaba, yo la dejé y me fui corriendo a la pieza, llevándome conmigo la cámara que había grabado todo, y me hice el dormido, dejándola a ella en la sala de estar a que explique lo sucedido.
¡Así no, así no! Decía mi hermanita Felina mientras le hacía el orto.
Igual, como no es ninguna boluda, terminó diciéndole a nuestros padres que escuchó ruidos, que le pareció ver a alguien, cosa que hizo que mi padre, con una linterna anduviera observando el fondo, las puertas y ventanas, para terminar creyendo que había sido sólo una pesadilla de Felina.
Cuando todos volvieron a sus respectivas habitaciones, la conchuda de mi hermana me fue a buscar, cagada de risa y en concha para fastidiarme. Y me dijo ¡Jugamos como lo digo yo! Luego se marchó nuevamente hacia el living.
Y así fue, a partir de allí jugamos como y cuando quería ella, mi hermanita Felina.
Cuando tenía ganas, venía sola, desvistiéndose contenta, alegre con sonrisas a "jugar" pero si no tenía ganas, aunque le rogara toda una semana no me pasaba bola, casi me gruñía, me miraba con desprecio, disgustada, como aborreciéndome, con odio.
Pero si estaba con ganas, caliente, se entregaba a mi en cualquier lugar, cada vez lo hacía más abiertamente, sin cuidarse, no tomaba en cuenta donde estuviéramos, en el fondo de la casa, en el jardín, en la calle, era como que se transformaba, yo pensaba, estaba convencido que sólo conmigo sucedía aquello.
Ponía cara de putita libidinosa, ella parecía no darse cuenta, en un primer momento pensé que lo hacía como quien jugando, como habíamos empezado, más tarde comprendí que no, lo hacía porque lo sentía, lo disfrutaba, lo vivía así, como una ninfómana.
Y aquél fue mi castigo, porque yo me había enamorado de ella, sin embargo Felina, lo hacía conmigo, porque no tenía otro remedio, a ella le gustaba la poronga, y preferiblemente, la de los extraños desconocidos, pero, al no poder todavía hacer una vida licenciosa, nos usaba como consoladores para su placer genital, a mi primeramente, y luego a mi padre, por supuesto, descontando a todos los tíos y primos que yo me enteré y otros que desconozco, pero todos, absolutamente todos, tuvieron su oportunidad con mi hermana, el que no lo hizo, fue porque no quiso.
Si hasta nuestros abuelos, el padre de mi madre y el de mi padre lo hicieron, los vecinos del barrio, hasta los más decrépitos, ella buscaba pijas, no facha o pendejos, le gustaba que se la cojan, bien cojida.
A la mañana, mi madre la volvió a llevar al médico, estarían los resultados de los análisis, y debía hablar con el facultativo, respecto a lo sucedido con el primo, así que ella quería profundizar los exámenes de su hija.
El profesional, le explicó que eso llevaría más tiempo, debía esperarlo a que él continuara con las otras personas citadas, mientras ellas iban con la prescripción de él, al laboratorio, a realizar otras prácticas médicas, y cuando terminaran volvieran a el consultorio, para que este observara y diagnosticara.
Mi madre, contrariada por el tiempo que debía perder con su hija en ese lugar, y los quehaceres domésticos que ella debía realizar, las compras, etc. Le ordenó a ella, que se los hiciera y fuera con todos los análisis a verlo al doctor, mientras que ella (mi madre), haría los mandados y pasaría por ella a buscarla.
Así fue, Angélica (nuestra madre) la dejó y se fue hacer sus cosas de ama de casa, y dejó a Felina (mi hermana) examinándose.
Cuando regresó, mi madre al consultorio, el lugar estaba casi desierto, era cerca del mediodía. Golpeó la puerta del mismo, y nadie respondió, esperó unos minutos y volvió hacerlo, y nada, nadie respondía, sigilosamente ella Angélica, nuestra madre giró el picaporte, e intentó abrir la puerta para asomarse, sin embargo, estaba cerrada con llave o alguna traba desde adentro, entonces, golpeó furiosamente la puerta y esta vez, desde adentro respondió el médico,
¡Si, quién es, qué pasa! Con voz alterada
Mi madre respondió, también de manera enérgica ¡Soy yo doctor, la madre de Felina, la joven que usted iba a examinar! Se hizo un silencio, largo, pesado, casi difícil de soportar, y mi madre prosiguió ¡Discúlpeme! ¿Está ella con usted? Preguntó
El facultativo abrió la puerta sonrojado, se lo veía, molesto, como acalorado y le dijo ¡Pase señora! Dándole lugar para que ingrese, haciéndose a un lado.
Angélica ingreso y a primera vista no vio a Felina y se desesperó ¡Mi hija! ¿Dónde está mi hija? Preguntaba nerviosa Angélica la mamá.
Felina apareció desde atrás de un biombo, ¡Me estaba vistiendo, el "doc" me estuvo revisando!
Dijo con cara de pícara. Mi madre la miró a ella e inmediatamente a él, ¿Qué pasó acá? Inquirió mi madre. El médico manteniendo esa actitud tanto temperamental como corporal, le dijo a Felina ¡Podés esperar afuera! Indicándole eso, no consultándolo.
Ella salió, mi madre lo miró fijamente, y el médico diagnosticó ¡Su hija tiene una infección anogenital, una especie de prurito! ¡La misma le da una sensación desagradable que provoca deseo de rascado! ¡Es un impulso sensorial primario!
Mi madre preguntó ¿Qué lo provoca doctor?
El médico respondió ¡En la mayoría de los pacientes no hay un factor obvio, aunque se conocen múltiples causas específicas!
¡No entiendo! Dijo mi madre
El médico ¡En términos generales el prurito anogenital puede tener el mismo origen que el intertrigo, el liquen simple crónico, las dermatitis seborreicas, las dermatitis de contacto (jabones, colonias, duchas, anticonceptivos) o deberse a secreciones irritantes, leucorrea, diarrea, tricomoniasis, etc.!
¡Sigo sin entender, puede ser más claro, hable para que lo interprete! Exigió mi madre
El doctor dijo ¡Es posible que se deba a falta de aseo! ¡Así mismo se piensa que las endopeptidasas de las bacterias fecales juegan un papel causal en el prurito anal!
¡En las mujeres es raro el prurito anal y el vulvar no suele afectar el área anal, aunque el anal suele diseminarse a la vulva! Dijo seriamente el facultativo
¡Bueno, mire, mi hija no usa ni anticonceptivos y es muy aseada! ¡Muy meticulosa con su higiene personal! Respondió mi madre
El médico obvió el comentario de mi madre y prosiguió ¡Su hija debe evitar alimentos picantes, condimentados y fármacos que irriten la mucosa anal! ¡El aseo perianal debe de ser constante y se recomienda usar papel suave o húmedo o algodón después de cada defecación! ¡Debe seguir precauciones similares después de orinar!
¡Pero el mejor método de aseo para todos los tipos de prurito anal, son las duchas!
¡Es recomendable evitar el rascado y de mantener las uñas cortas y limpias, cambio de ropa interior diario! ¡Recomiendo crema, ungüento o loción de pramasone 1 ó 2.5%. La hidrocortizona o yodoclorohidroxiquina son útiles. Las duchas anales dos veces al día con nitrato de plata, 1:10,000a 1:200 o con pergamanato de potasio 1:10,000 y la solución de subacetato de aluminio 1:20 son recomendables si hay inflamación aguda o rezumamiento en el área! Y pasó a prescribirle todo aquello,
¡Cuándo tenga todo, que me venga a ver, para que le indique como realizar la aplicación por primera vez y luego de eso le doy un turno para ver como marcha todo! Le prescribió los remedios y la acompañó hacia la puerta mientras se quitaba el delantal blanco de médico. Angélica al hacerlo observó la bragueta del pantalón del doctor estaba abierta, lo saludó y se marchó.
Todo esto, luego nuestra madre lo comentó en la casa a todos los integrantes de la misma. Sin embargo, más tarde por la noche ya acostados ambos en el cuarto que compartíamos, me contó mi hermana Felina, la verdad de lo acontecido en el consultorio (eso no lo voy a volver a relatar porque está en los primeros relatos de la historia, en todo caso les dejaré el link).
http://www.poringa.net/posts/relatos/2336924/Lleve-a-mi-hija-a-su-primer-visita-al-ginecologo-1.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2337821/Estrechando-vinculos-con-mi-hermanita-2.html
http://www.poringa.net/posts/relatos/2343746/Reencuentro-con-mi-hijo-3.html
Y bueno, a partir de esto lo hacíamos siempre que ella tenía ganas en cualquier lugar de la casa o dentro del auto de nuestro padre.
Fin...
47 comentarios - Así comenzaron los juegos con mi hermana, según Leo 3º Pa
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