Leo, mi hijo, logró que me parara frente a una cámara de fotografía y me dejara retratar, lo sospeché desde un inicio que él quería imágenes mías sin ropas, desnuda. Creí que jamás me convencería para hacerlo, sin embargo me equivoqué, no sólo me quité la ropa, sino que posé de manera pornográfica, por supuesto me negué, aunque no preví que él estaba preparado, lo venía estudiando y llevó a ese encuentro algo de alcohol, bah, mucho, bastante líquido espirituoso y eso desde jovencita me perdía, la bebida me puede, me vence, no puedo resistirme.
Todo comenzó "naif" pero al poco tiempo todo se descontroló completamente, embriagada soy capaz de hacer cualquier cosa, lo más terrible, lo impensado, lo sé, pero no lo puedo manejar.
Ya esto había sucedido (el posar desnuda) con el primero que lo hice "fotográficamente hablando" fue con el padre de mis hijos, Bruno, mi marido, aunque desnudarme y hacer poses, borracha, perdí la cuenta.
Todavía están aquellas fotos, cuando me desnudé para mi esposo cuando construíamos la casa donde habitamos, era un terreno agreste, silvestre y en costrucción, con mucha hierba y vegetación salvaje y mal cuidada, pero esa vez lo hice en mis cabales, no estaba ebria.
Estas fotografías son de dos oportunidades diferentes, donde con el vino y el champagne, lograron vencer mis inhibiciones naturales.
De todos modos, no me arrepiento, primero porque cumplí o satisfice un deseo de mi hijo adorado y segundo que quería tener unos documentos fotográficos donde me viera todavía bien, no tan desvencijada.
Lástima que no imaginé que Leo las iba a subir a la red y que las vieran amigos suyos, compañeros de colegio, y familiares o conocidos nuestros, fue todo un trastorno que me reportó muchos inconvenientes para mi y para toda la familia, la cantidad de excusas y argumentos que tuve ue inventar.
De todas formas, ninguno de ellos (los argumentos) fueron válidos o elocuentes, todo lo contrario fue peor el remedio que la enfermedad.
Estás fotos hicieron que regresara a una época de mi vida que había borrado de mi mente, no me había olvidado, pero, siempre intenté superar mi juventud, oscura, promiscua, que seguramente pronto les contaré a todos ustedes, las consecuencias sufridas por este evento tan desafortunado, trajeron coletazos de aquellas temporadas, de etapas que creía superadas.
Pero no, nunca se terminan de pagar los pecados de juventud, a pesar de mi inocencia, siempre el estigma permanece, y sólo por ser mujer una la paga.
Y volví a confundirme, y repetí acciones que me trajeron más dolor que amparo, traté de defenderme y me lastimé más, mucho más.
Uno vuelve a tropezar siempre con la misma piedra, es un círculo vicioso, un eterno retorno a las cosas desagradables, como si estuviera predestinado mi destino.
Me puse triste, más aún, cuando veo, que no ocupo un lugar especial, sino que estoy compartiendo espacio, con mi hija, otro testimonio desdichado para mi.
Felina, mi hija, la hermana de Leo, como es su costumbre tomando sol en la terraza.
Esta vez accede a que su hermano la fotografíe.
Este a su vez trata de convencerla de realizar una especie de representación para él.
Felina acepta realizar una especie de guión para exponerse ante la cámara.
Deja que su hermano la perpetúe en imágenes digitales.
Sólo pide que las suba a la web, junto a las que sabe tiene de su madre, Leo, su hermano, duda pero también termina aceptando la propuesta que luego se arrepentirá.
Entonces la joven feliz por su conquista, armar quilombo, se entrega a la actuación y a todos los requerimientos de su hermano.
Muestra sus partes más deseadas, hasta se exhibe con poses poco eróticas con el fin de que Leo las suba a la red.
Por último, les dejo una encuesta, una consulta, les pido sinceridad y que pongan en contexto todo, por lo menos tomen en cuenta las edades de ambas.
Sean honestos, no mientan ¿Quién está mejor? ¿Ella o yo?
296 comentarios - Ambas posan para él, madre y hermana
saludos preciosa