Luego de lo acontecido, espiando a mis hijos primero y luego con mi primogénito Leo, estaba convencida y decidida en dar un gran paso, un acercamiento del "tercer tipo" es decir, contactarme con él, en una relación sexual total (soñar no cuesta nada) así que, cuando todos nos dispusimos a dormir, yo demoré, di vueltas, me quedé para lo último, tomé el último turno para usar el baño, y cuando ya la casa estaba en silencio y/o parecían dormir, me propuse el ir en búsqueda de mi varoncito, en este caso, entendí me había dado señales inequívocas.
Es decir, habíamos dado un primer paso, y yo iba a recompensarlo, con creces.
A pesar del gasto de energías de los últimos días, él era joven, un pendejo y se recuperaba rápidamente.
Así que, sin mediar más preámbulos fui decidida al cuarto de mis hijos, para con cualquier excusa ingresar y de alguna manera darle indicios a mi muchacho que quería hablar con él.
Seguramente entendería la indirecta, comprendería la jugada y vendría al pie, conmigo.
Cuando me acerqué al dormitorio, y tomé el picaporte, encontré la puerta entreabierta, cosa rara, ya que casi siempre, estaba cerrada y muchas veces con llave, cosa que me molestaba y les prohibía, sin embargo esta vez, ni entornada, me llamó la atención, ya que desde adentro de la habitación no se escuchaban murmullos, y la luz del velador permanecía apagada. Tuve temor, no se porque, temí que fuera una celada, un ardid o trampa tendida con sutileza y disimulo por la pendeja del orto, que Felina, mi hija, me tendiera una emboscada, y ella oculta, para asaltarme por sorpresa y ponerme en evidencia. Seguramente era la culpa, el conflicto ético y moral que mi conciencia me transmitía, un dilema.
Ante la duda e incertidumbre, me rendí y abandone la expedición y me retiré a mis aposentos.
Sin embargo, estaba cachonda, caliente, excitada sexualmente, hacía varios años que no tenía nada con mi marido, era como un mueble, pero esa noche lo busqué, y lo encontré.
Me desvestí en silencio y me produje un poco, para seducirlo, provocarlo con mi ropa interior sexy.
Me incliné, y a través de la bragüeta del poco sensual calzoncillo que usaba, encontré al "chino tuerto" con su ojo dormido, cerrado, observé como con una mamada, medio se irguió, mientras que Bruno comenzaba a jadear despertándose. Como dato curioso, digno de comentar, me sentía mirada, que alguien fisgoneaba, desee que fuera Leo, eso aumentó mi lujuria, estaba empapada como con mi hijo.
No le erré, fue lo que pensé, Leo me estaba espiando, luego me enteré de ello, él me dijo tiempo después, que pensó que entre nosotros esto ya no sucedía, y acertó, pero no se lo dije, para que se pusiera celoso y me cojiera de tal modo, que no me hiciera falta buscarlo a su padre, mi marido.
Me dijo ¡Madre, te vi de rodillas, sensualmente vestida o casi desvestida, le brindabas sexo oral al "viejo choto" de mi padre.
¡Qué decepción, fue ver a mi mamá de esa manera, como una puta cualquiera, me sentí enojado, celoso, confundido, decepcionado! Aseguró mi hombrecito
¡Más patético aún, era lo de mi padre, que tenía menos sex appeal que una babosa! Confeso mientras reíamos ¡Con esos calzoncillos de viejo del orto, verdes, con sus piernas flacas, con esa barriga de cerveza, un asco! Recordó que, ante la cruda realidad, de su madre ocupada en sus "deberes maritales" se dirigió, sin prisa pero sin pausa hacia su, bah, vuestra habitación (la de mi hija y/o la de él, la de ellos "la que compartían" juntos los dos) al ingresar, otro cachetazo recibió su humanidad. Mi hija, su hermanita respiraba pesadamente, en otras palabras estaba dormida profundamente. Necesitaba conversar, desahogarse, socializar, me explicó.
Volvió entonces sobre sus pasos, confundido, no sabía bien que hacer y regresó a la pieza de sus padres, para contemplar a mi, su madre, en acción, digo esto y es literal, me confió que yo, era un torbellino, y su viejo, mi esposo, era el receptor de esa faena, de mi despliegue, de un esforzado trajín que le brindaba, le regalaba al adefesio de su padre.
Además, testimonió ¡Él tenía un actitud pasiva! Yo pensé mientras él me lo decía (en toda su vida actuaba igual). ¡Realmente lo pensaba pero no podía imaginarme que te llevó, a tremenda hembra (yo su madre) casarte con tamaño idiota (hablaba de mi marido, su padre) este estaba echado, cual vaca, haciéndose el muertito, una verdadera lacra el tipo! Exclamó Leo a su madre
De más está decirte, mami, que yo ya estaba al palo, próximo a eyacular, pero me detuve, pensé ¡Porque quemar cartuchos, tirarlos al aire, cuándo escaseaban! Me comentó y hasta ahí no le entendí. Pero continuó:
¡Se me ocurrió, que mi hermanita, ya estaría profundamente dormida, y tal vez, ahora que la tenía en mi consideración, podría experimentar, investigar, ensayar nuevas cosas con ella! Eso me contó y me enfureció.
¡Regresé a nuestro dormitorio, y había cambiado de posición! Me indicó, ella acostumbraba a dormir con un babe luz, que iluminaba la habitación, con una luz ténue.
¡Me acerqué a ella, la contemplé, me cercioré de su profundo sueño, y la invadí, profané su cuerpo con mis dedos!
¡Tenía la conchita, pelada, se afeitaría, porque no había rastros ni siquiera de pelusa, introduje mi dedo índice hasta que hizo tope mi nudillo con su coxis! Me relataba él ingrato, mientras que yo me mordía de ira.
¡Luego, lo retiré un poco, para darle lugar a otro de mis dedos, el mayor. Aunque en ese accionar, mi hermana se movió y volvió a cambiar de posición, se puso boca abajo! Dijo y yo pensé, seguro estaba simulando la muy putita
¡Entré en pánico y me retiré a mi cama, paralela a la suya, sin embargo, aunque lo intenté no pude conciliar el sueño! Relató ¡Me incorporé nuevamente, me acerque a mi hermanita, la observé y eyaculé sobre su cara!
¡Recién allí, me acosté y logré dormirme tranquilo! Especificó, mientras yo, ardía de envidia y celos.
50 comentarios - Búsqueda, deseo y decepción de un incesto 4ª
saludos Misko