Desde aquella noche, en que se produjo la conversación entre mi hijo Leo con su hermanita Felina, mi hija, cambió mi actitud para con ella. Dejé de verla como eso, mi hija, y empecé a reparar en ella como una persona pervertida, bah, como una mujer cualquiera, que intentaba quitarme mi amor más preciado, mi propio hijo, mi primogénito, y por cierto que la guachita, se estaba poniendo muy buena, la pendejita explotaba, tenía a quien salir, eran los genes, en unos pocos años tendría a los hombres que quisiera.
Seguramente, mi hijo Leo pensaría, se cuestionaría ¿Cómo había perdido el tiempo pajeándose con revistas, con algún video a escondidas, teniendo a esta personita tan promiscua, y fácil en su vida?
Claro, me olvido contar, que igual él, estaba perdidamente enamorado de su madre, o sea yo. Con un amor a mi juicio, absolutamente correspondido por mi (ustedes juzgarán). Sin embargo a partir de aquello, empezó a repartir su atención entre ambas mujeres de la casa, ella "mi hija" y yo "su madre".
Esta soy yo, Angélica, su madre, estoy disfrutando junto a mi hijito deseado, en las últimas vacaciones en familia. Mi marido (padre de mis dos hijos) y mi hija, la hermana de Leo, se habían quedado en el hotel desayunando, y ambos dos, disfrutábamos de la playa en soledad, los dos juntos y el me demostraba todo su amor..
Vean su entre pierna.
Yo, su madre le consentía en todo, y no se ustedes, pero a mis ojos él es bellísimo.
Sin embargo, ahora él, tenía un conflicto de intereses, no podía repartir su atención entre ambas, y para ser honesto, mi hija, su hermanita estaba ganando toda su atención. Antes de continuar con la historia, les dejo una foto más de esas vacaciones junto a mi amado hombrecito, en la playa.
Luego de esa charla nocturna, erótica, que tuvieron entre hermanos, y la reacción de Leo (para Felina, se había quedado dormido) mi hijo despertó todo enchastrado en guasca, Felina, así se llama mi congénere, mi hija, permanecía dormida y destapada, semi desnuda, subo una imagen de ella.
Leo su hermano, volvió a masturbarse observándola.
Él buscaba el momento para continuar las confesiones y los relatos con ella, pero no coincidían, Leo temió que su hermanita no tuviera ganas de charlar, ya que la niña, se dormía rápido, él pensó que había reconsiderado el seguir haciéndole partícipe de sus historias.
Leo no quería forzar nada, así que impaciente, esperó el momento o el tiempo en que se diera esa comunicación.
Leo lo imaginaba como aquella vez, por la noche, sin embargo, sucedió de tarde, a la siesta, y en un lugar insólito, en la calle, mejor dicho, en el cordón de la vereda de la casa, entre unos autos estacionados.
Ella estaba aburrida, y se sentó en el cordón de la acera, frente a la calzada entre dos autos estacionados. Leo disimulando, como "quien no quiere la cosa", se dirigió hacia ahí, pero haciendo como que iba a la esquina a buscar a sus amigos. Al pasar junto a ella le preguntó ¿Qué hacés sola acá?
Felina le respondió, ¡Estoy embolada, aburrida! ¡No hay nadie en la calle, están todas mis amigas almorzando! ¿Y vos? Preguntó ella, ¡Voy con la barra! ¿Pero, querés qué te haga el aguante? Se ofreció él
Ella se sonrió, y pícara como empecé a saber que era (desconocía a mi hijita) le contestó ¡A vos te calentó lo que te conté la otra noche, jajaja! Se rió
Leo, mi ingenuo hijo, se puso colorado, por su apreciación tan acertada, tartamudeó ¡No, eh, bue, ejem!
¡Decime, como te quedó la "pistola"! Exclamo ella con sonrisas
Eso realmente lo enojó, estaba bien que estuviera buena, y que él se pajeara por ella, pero era una pendeja, menor que Leo y lo estaba tratando como un idiota.
¿Querés verla? Preguntó sarcástico
Ella, dudó, pero dijo ¡Bueno!
Instantáneamente, el pene de Leo, se le puso "bobo" es decir no logró una erección total, completa, pero medio se irguió, yo desde el ventanal del frente de nuestra casa se lo divisé.
Se sentó a su lado, estaba en bermudas, se inclinó hacia atrás y peló la poronguita, mi bebe.
Ella lo miró detenidamente, escudriñándolo, inspeccionándolo, realmente a pesar de la calentura de Leo, me di cuenta que lo hizo sentir incómodo, seguramente se sentía un objeto, un prostituto y ella una clienta, evaluando si iba a comprar o no.
¡Ah, te quedó bien! Dijo normalmente, mencionó aquello, por lo que a mi Leo lo había aquejado, recuerdan, no le salía la cabeza del glande por el prepucio, y ahora eso estaba corregido.
¡Querés qué te diga algo! Exclamó ella
¡Si, bueno! Respondió Leo
¡El médico era más grande que vos! Afirmó ella, la caradura de mi hija a su hermano, y él sinceramente no le entendió (boludazo)
¿Cómo más grande? Preguntó inocentemente (pensando que se refería a la edad, a la estatura)
Felina, le dijo ¡A ver, dejame probar! Abrió su boca e introdujo en ella el glande de su hermano.
Ella, volvió a sonreír maliciosamente y volvió a repetir ¡Más grande!
Y al notar que él seguía sin caer, hizo una seña con su cabeza, ladeándola hacia él y sus ojos se fijaron en la chota.
Realmente eso lo ofendió, se levantó rápidamente mientras él, le decía ¡Andá a la puta que te parió! e intentó marcharse
¡Pará, no te enojes! Aclaró, ella ¡No te estoy cargando! ¿Querés que te mienta? Exclamó
Parado frente a ella (ella se mantenía sentada) Leo habrá pensado un montón de boludeces, hasta que sus elucubraciones se detuvieron en ¿Y cómo sabés que la tenía más grande?
Ella, lo miró seriamente y dijo ¡Bueno, no imaginarás que quedó sólo en que el médico me la chupó! Advirtió
En ese momento, a Leo, la sangre se le subió a la cabeza, no pensé que podía molestarle tanto ese comentario. Se puse como loco, celoso ¡Te cojió! Vociferó
¡Pará, callate! ¿Qué querés, que se enteren todos? ¡Los vecinos, mamá y papá! ¡Pará, te cuento! Dijo ella
Él se volvió a sentar.
¡No, para tu tranquilidad, sigo siendo virgen! ¡Por ahora! Alertó Felina, la hermanita, mi hija
¡El tipo, tampoco si iba a arriesgar de desvirgar a una paciente! Le informó, volviéndolo hacer sentir como un pescado, un ingenuo, sinceramente desconocía a esta criatura malvada, que parecía una extraña y no mi hija, su hermana.
Prosiguió la nena, ¡Luego, de hacerme acabar, chupándome la concha! ¡Sacó la verga! ¡Impresionante ¡Era la primera que veía parada! Afirmó y ahí Leo la volvió a interrumpir ¿Cómo parada? ¡Qué otras pijas vistes! Exclamó
¡La tuya, la de papá, la de algunos primos! Aseguró la trolita de Felina
¿Y cómo las vistes? Preguntó Leo
¡Porque soy fisgona, voyeur, me gusta espiar! Informó ella
Toda su conversación, lo afectaba, por momentos excitándolo "eróticamente" y por otros desmotivándolo "sexualmente" hablando.
¿Continúo? Preguntó y afirmó ¡Veo que te está afectando, si no querés, no te cuento más! Amenazó ella
¡No, dale, seguí! Aclaró él
¡Bueno, me dijo el médico "ahora te toca a vos"! Y me acercó la poronga a la boca, mis labios tomaron contacto con esa fabulosa pija y se la comí! Jajaja se rió a carcajadas, pero literalmente ¡Sin querer se la mordí! ¡De la calentura que me vino!
¡El "tordo" me dijo ¡Pará despacito! ¡Primero pasale la lengua! La lamí, luego la chupé ¡No lo habré hecho muy bien porque le costó mucho terminar! ¡Y me acabo en la cara, el disparo de semen me pegó en la cara, y se derramó entre mis tetas!
Ese último dicho hizo que Leo se viniera en seco ¡Era increíble la capacidad que tenía mi hija, su hermanita en hacerlo acabar en seco!
Felina se dio cuenta que su hermano eyaculó entre sus ropas, y le dijo ¡Te viniste, dejame probar el sabor de tu leche!
¡Quiero saber si todas tienen el mismo gusto!
¡Si saben igual!
Luego de decir eso, se inclinó sobre el cuerpo de Leo y le dio un chupetón a la verga!
No soporté más, estaba espiándolos desde la ventana, salí a la vereda y los increpé a los dos.
Todos entramos a la casa, a ella la mandé a mi dormitorio, y a él, a la habitación que ambos (Felina y Leo) compartían, pensé seriamente en pedir un crédito para construir otra pieza, para mantenerlos separados, sería muy necesario de ahora en más.
La pendeja, aburrida se hizo un dibujo, que luego le mostraría a su hermano en la zona pélvica, alrededor de su pubis angelical, lo estaba atormentando, yo algo debía hacer, para frenar aquello.
Me imaginaba que en cualquier momento, si los separaba de cuartos, ellos lo harían en la calle, en público, y sería el hazmereir, la comidilla del barrio, pero de no hacerlo, le daría en bandeja la pistola de mi hijo a ella, esa turrita, que resultaba ser Felina.
Angélica imaginando en que terminaría sus hijos si los separaba, por eso no lo hizo, y fue peor.
Seguramente, mi hijo Leo pensaría, se cuestionaría ¿Cómo había perdido el tiempo pajeándose con revistas, con algún video a escondidas, teniendo a esta personita tan promiscua, y fácil en su vida?
Claro, me olvido contar, que igual él, estaba perdidamente enamorado de su madre, o sea yo. Con un amor a mi juicio, absolutamente correspondido por mi (ustedes juzgarán). Sin embargo a partir de aquello, empezó a repartir su atención entre ambas mujeres de la casa, ella "mi hija" y yo "su madre".
Esta soy yo, Angélica, su madre, estoy disfrutando junto a mi hijito deseado, en las últimas vacaciones en familia. Mi marido (padre de mis dos hijos) y mi hija, la hermana de Leo, se habían quedado en el hotel desayunando, y ambos dos, disfrutábamos de la playa en soledad, los dos juntos y el me demostraba todo su amor..
Vean su entre pierna.
Yo, su madre le consentía en todo, y no se ustedes, pero a mis ojos él es bellísimo.
Sin embargo, ahora él, tenía un conflicto de intereses, no podía repartir su atención entre ambas, y para ser honesto, mi hija, su hermanita estaba ganando toda su atención. Antes de continuar con la historia, les dejo una foto más de esas vacaciones junto a mi amado hombrecito, en la playa.
Luego de esa charla nocturna, erótica, que tuvieron entre hermanos, y la reacción de Leo (para Felina, se había quedado dormido) mi hijo despertó todo enchastrado en guasca, Felina, así se llama mi congénere, mi hija, permanecía dormida y destapada, semi desnuda, subo una imagen de ella.
Leo su hermano, volvió a masturbarse observándola.
Él buscaba el momento para continuar las confesiones y los relatos con ella, pero no coincidían, Leo temió que su hermanita no tuviera ganas de charlar, ya que la niña, se dormía rápido, él pensó que había reconsiderado el seguir haciéndole partícipe de sus historias.
Leo no quería forzar nada, así que impaciente, esperó el momento o el tiempo en que se diera esa comunicación.
Leo lo imaginaba como aquella vez, por la noche, sin embargo, sucedió de tarde, a la siesta, y en un lugar insólito, en la calle, mejor dicho, en el cordón de la vereda de la casa, entre unos autos estacionados.
Ella estaba aburrida, y se sentó en el cordón de la acera, frente a la calzada entre dos autos estacionados. Leo disimulando, como "quien no quiere la cosa", se dirigió hacia ahí, pero haciendo como que iba a la esquina a buscar a sus amigos. Al pasar junto a ella le preguntó ¿Qué hacés sola acá?
Felina le respondió, ¡Estoy embolada, aburrida! ¡No hay nadie en la calle, están todas mis amigas almorzando! ¿Y vos? Preguntó ella, ¡Voy con la barra! ¿Pero, querés qué te haga el aguante? Se ofreció él
Ella se sonrió, y pícara como empecé a saber que era (desconocía a mi hijita) le contestó ¡A vos te calentó lo que te conté la otra noche, jajaja! Se rió
Leo, mi ingenuo hijo, se puso colorado, por su apreciación tan acertada, tartamudeó ¡No, eh, bue, ejem!
¡Decime, como te quedó la "pistola"! Exclamo ella con sonrisas
Eso realmente lo enojó, estaba bien que estuviera buena, y que él se pajeara por ella, pero era una pendeja, menor que Leo y lo estaba tratando como un idiota.
¿Querés verla? Preguntó sarcástico
Ella, dudó, pero dijo ¡Bueno!
Instantáneamente, el pene de Leo, se le puso "bobo" es decir no logró una erección total, completa, pero medio se irguió, yo desde el ventanal del frente de nuestra casa se lo divisé.
Se sentó a su lado, estaba en bermudas, se inclinó hacia atrás y peló la poronguita, mi bebe.
Ella lo miró detenidamente, escudriñándolo, inspeccionándolo, realmente a pesar de la calentura de Leo, me di cuenta que lo hizo sentir incómodo, seguramente se sentía un objeto, un prostituto y ella una clienta, evaluando si iba a comprar o no.
¡Ah, te quedó bien! Dijo normalmente, mencionó aquello, por lo que a mi Leo lo había aquejado, recuerdan, no le salía la cabeza del glande por el prepucio, y ahora eso estaba corregido.
¡Querés qué te diga algo! Exclamó ella
¡Si, bueno! Respondió Leo
¡El médico era más grande que vos! Afirmó ella, la caradura de mi hija a su hermano, y él sinceramente no le entendió (boludazo)
¿Cómo más grande? Preguntó inocentemente (pensando que se refería a la edad, a la estatura)
Felina, le dijo ¡A ver, dejame probar! Abrió su boca e introdujo en ella el glande de su hermano.
Ella, volvió a sonreír maliciosamente y volvió a repetir ¡Más grande!
Y al notar que él seguía sin caer, hizo una seña con su cabeza, ladeándola hacia él y sus ojos se fijaron en la chota.
Realmente eso lo ofendió, se levantó rápidamente mientras él, le decía ¡Andá a la puta que te parió! e intentó marcharse
¡Pará, no te enojes! Aclaró, ella ¡No te estoy cargando! ¿Querés que te mienta? Exclamó
Parado frente a ella (ella se mantenía sentada) Leo habrá pensado un montón de boludeces, hasta que sus elucubraciones se detuvieron en ¿Y cómo sabés que la tenía más grande?
Ella, lo miró seriamente y dijo ¡Bueno, no imaginarás que quedó sólo en que el médico me la chupó! Advirtió
En ese momento, a Leo, la sangre se le subió a la cabeza, no pensé que podía molestarle tanto ese comentario. Se puse como loco, celoso ¡Te cojió! Vociferó
¡Pará, callate! ¿Qué querés, que se enteren todos? ¡Los vecinos, mamá y papá! ¡Pará, te cuento! Dijo ella
Él se volvió a sentar.
¡No, para tu tranquilidad, sigo siendo virgen! ¡Por ahora! Alertó Felina, la hermanita, mi hija
¡El tipo, tampoco si iba a arriesgar de desvirgar a una paciente! Le informó, volviéndolo hacer sentir como un pescado, un ingenuo, sinceramente desconocía a esta criatura malvada, que parecía una extraña y no mi hija, su hermana.
Prosiguió la nena, ¡Luego, de hacerme acabar, chupándome la concha! ¡Sacó la verga! ¡Impresionante ¡Era la primera que veía parada! Afirmó y ahí Leo la volvió a interrumpir ¿Cómo parada? ¡Qué otras pijas vistes! Exclamó
¡La tuya, la de papá, la de algunos primos! Aseguró la trolita de Felina
¿Y cómo las vistes? Preguntó Leo
¡Porque soy fisgona, voyeur, me gusta espiar! Informó ella
Toda su conversación, lo afectaba, por momentos excitándolo "eróticamente" y por otros desmotivándolo "sexualmente" hablando.
¿Continúo? Preguntó y afirmó ¡Veo que te está afectando, si no querés, no te cuento más! Amenazó ella
¡No, dale, seguí! Aclaró él
¡Bueno, me dijo el médico "ahora te toca a vos"! Y me acercó la poronga a la boca, mis labios tomaron contacto con esa fabulosa pija y se la comí! Jajaja se rió a carcajadas, pero literalmente ¡Sin querer se la mordí! ¡De la calentura que me vino!
¡El "tordo" me dijo ¡Pará despacito! ¡Primero pasale la lengua! La lamí, luego la chupé ¡No lo habré hecho muy bien porque le costó mucho terminar! ¡Y me acabo en la cara, el disparo de semen me pegó en la cara, y se derramó entre mis tetas!
Ese último dicho hizo que Leo se viniera en seco ¡Era increíble la capacidad que tenía mi hija, su hermanita en hacerlo acabar en seco!
Felina se dio cuenta que su hermano eyaculó entre sus ropas, y le dijo ¡Te viniste, dejame probar el sabor de tu leche!
¡Quiero saber si todas tienen el mismo gusto!
¡Si saben igual!
Luego de decir eso, se inclinó sobre el cuerpo de Leo y le dio un chupetón a la verga!
No soporté más, estaba espiándolos desde la ventana, salí a la vereda y los increpé a los dos.
Todos entramos a la casa, a ella la mandé a mi dormitorio, y a él, a la habitación que ambos (Felina y Leo) compartían, pensé seriamente en pedir un crédito para construir otra pieza, para mantenerlos separados, sería muy necesario de ahora en más.
La pendeja, aburrida se hizo un dibujo, que luego le mostraría a su hermano en la zona pélvica, alrededor de su pubis angelical, lo estaba atormentando, yo algo debía hacer, para frenar aquello.
Me imaginaba que en cualquier momento, si los separaba de cuartos, ellos lo harían en la calle, en público, y sería el hazmereir, la comidilla del barrio, pero de no hacerlo, le daría en bandeja la pistola de mi hijo a ella, esa turrita, que resultaba ser Felina.
Angélica imaginando en que terminaría sus hijos si los separaba, por eso no lo hizo, y fue peor.
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