Tu novia y su jefe maduro

En una fiesta con amigos de tu novia y después de unas cuantas cervezas, una de sus amigas dijo que a tu novia le gustaban mayores. Ella dijo que no, pero sus mejillas se sonrojaron.

No se dijo más del asunto, pero cuando tu novia fue al balo, su amiga te dijo al oído que le gustaba su jefe. Se carcajeó al ver tu cara y la cosa quedó ahí, pero tu mente seguía pensando en eso .

Como ya era tarde, terminaron por quedarse a dormir ahí. Ya en la madrugada, aprovechaste que todos estaban muy borrachos y tomaste el celular de la amiga. Buscaste la conversación de ella con tu novia y encontraste que habían hablado del jefe de tu novia hace unos días.

Tu novia admitía que sí le gustaba mucho, que era totalmente su tipo, pero que no podía hacerte eso. Su amiga, que trabajaba en el mismo lugar, le contestó que debía hacerlo con él aunque fuera una vez, que no se quedara con las ganas. Dijo que era obvio que a él también le gustaba tu novia, así que llevarlo a la cama sería regalado.

Lleno de morbo, le escribiste a tu novia que debía cogerse a su jefe pero ya, que entre más tiempo pasara más difícil iba a ser resistirse. Que tú no te darías cuenta y sería cosa de una vez.




Al día siguiente, cuando fuiste a recoger a tu novia a su trabajo, la notaste nerviosa. Al llegar a tu casa lo primero que hizo fue tomar su celular y escribir con rapidez, se le notaba preocupada. O más bien, emocionada

A la primera oportunidad que tuviste, tomaste el celular de tu novia y viste que le respondió a su amiga que tenía razón. Ella dijo no recordar haber escrito eso, pero que se alegraba porque por fin iba a darse ese gustito. Después viste que tenía muchos mensajes con su jefe y él la invitó a que lo visitara a su oficina esta noche. Tu novia lo pensó poco, pero aceptó.





Te asomaste al baño, no podías creer que tu novia se estaba arreglando para su jefe. A los pocos minutos salió preciosa, dijo que tenía que volver a la oficina por algo urgente. Quisiste detenerla, pero tu deseo de verla con otro hombre te venció.

La dejaste en su trabajo y pensaste en qué hacer. Después de unos minutos decidiste entrar, por suerte los guardias te conocían y te dejaron pasar. Caminaste hasta la oficina de tu novia, el piso estaba a oscuras, al fondo había una luz que se escapaba detrás de una puerta. Debía ser la oficina de su jefe.




Te asomaste y encontraste a tu novia sin falda, la escuchaste convencer a su jefe que estaba por irse de que se quedara con ella. Cuando él dijo que no estaba seguro, tu novia se le arrojó y le dio un beso que él aceptó gustoso.



Sin más tiempo que perder, se sentaron en un sillón y su jefe comenzó a tocar el cuerpo de tu novia mientras ella lo miraba con deseo.




Sentiste que tu pene se endureció más al ver a su jefe maduro tomar las braguitas de tu novia, sobre todo porque ella tenía más prisa que él.



Al tenerla totalmente desnuda, su jefe maduro se arrodilló frente a tu novia y comenzó a lamer su mojada vagina. Lo hacía con calma, se notaba que tenía experiencia y se tomaba su tiempo para que tu novia lo disfrutara.



Te sentiste algo intimidado al ver que su jefe la tenía totalmente sometida. No era grosero, pero sus movimientos eran firmes, dominantes. Tu novia en lugar de reclamarle o enojarse, parecía disfrutarlo.



Había llegado el momento. Tu novia montó a su jefe y ella sola se penetró con la verga que deseaba desde hace mucho tiempo. Ya no había vuelta atrás. Ahora ella era su hembra y tú un cornudo.


Su jefe no tardó nada en taladrar la vagina mojada de tu novia con su enorme falo. Era la primera vez que la hacía suya, pero tu novia no se quejaba, como si ya estuviera acostumbrada al tamaño.



Cuando viste que tu novia se giró y subio encima de su jefe para montarlo de frente, no pudiste más y tomaste tu pene. Casi al mismo tiempo, tu novia tomó la verga gruesa de su jefe y la metió lentamente en su mojada vagina.




Su jefe comenzó a taladrala con violencia. Tu novia se recostó en el sillón, le faltaba el aire por tanto gemir.



A pesar de su edad, el jefe de tu novia tenía un aguante y una flexibilidad impresionante que tú no tienes. Tomó a tu mujercita y ahora comenzó a penetrarla por detrás, por lo que su verga golpeaba de una manera especial.



Ya muy cerca de su orgasmo, tu novia pidió ser penetrada de pie. Quería que tu jefe la mirara a los ojos, sentir su verga en esa posición. Sentiste celos, no parecían una pareja de amantes infieles, sino una pareja que se amaba de verdad. La escuchaste gemir y decir el nombre de su jefe. Sabías que tuvo un delicioso orgasmo.

Ella se puso de rodillas y cerró los ojos, una abundante corrida llenó su carita de niña buena recién convertida en puta.


Después de venirte, no pudiste más. Era obvio que ellos iban a seguir toda la noche. Te retiraste a tu casa con la imagen de tu dulce novia convertida en la puta de su jefe, contento de saber que eso apenas había comenzado.