Hoy ha venido el hombre que odias a casa.
Ése que se mofaba de ti en el instituto.
El que te daba palizas al salir de clase.
El que te quitaba todas las novias.
Vino y me dijo que yo era la única tía que estando contigo, no se había follado todavía.
Tanta chulería y arrogancia, me cabreó muchísimo al principio.
Intenté disuadirlo. Pero la tensión sexual fue en aumento y sucumbí.
Mientras me follaba, no paraba de llamarte marica.
Que él hacía lo que le daba la gana contigo.
Entonces me dijo que yo era una afortunada por tener su polla dentro de mi coño.
Me encendió tanto que le di las gracias por follarme, por dejarme ser su puta. Le pedí que me azotara.
"Eres un puta mal follada, porque tu marido es un cornudo debilucho y mariconazo que es incapaz de darte lo que necesitas".
"Oh, sí, llevas razón, fóllame tú, por favor, fóllame como él no podría..."
Ese tío no paraba de moverse. Su polla era tan gorda, tan dura. Me tenía tan mojada, cariño.
Cada vez que pensaba en lo hijo de puta, en lo malo que había sido ese tío contigo, notaba un orgasmo sacudirme por dentro.
Estuvo mucho tiempo follándome, cariño.
Me estuvo dando por el culo, sobre el suelo, como a una perra.
Y yo le pedía que me follara más fuerte, más fuerte.
Y él lo hacía, cariño. Con el empuje y la potencia de un hombre de verdad.
Ése que se mofaba de ti en el instituto.
El que te daba palizas al salir de clase.
El que te quitaba todas las novias.
Vino y me dijo que yo era la única tía que estando contigo, no se había follado todavía.
Tanta chulería y arrogancia, me cabreó muchísimo al principio.
Intenté disuadirlo. Pero la tensión sexual fue en aumento y sucumbí.
Mientras me follaba, no paraba de llamarte marica.
Que él hacía lo que le daba la gana contigo.
Entonces me dijo que yo era una afortunada por tener su polla dentro de mi coño.
Me encendió tanto que le di las gracias por follarme, por dejarme ser su puta. Le pedí que me azotara.
"Eres un puta mal follada, porque tu marido es un cornudo debilucho y mariconazo que es incapaz de darte lo que necesitas".
"Oh, sí, llevas razón, fóllame tú, por favor, fóllame como él no podría..."
Ese tío no paraba de moverse. Su polla era tan gorda, tan dura. Me tenía tan mojada, cariño.
Cada vez que pensaba en lo hijo de puta, en lo malo que había sido ese tío contigo, notaba un orgasmo sacudirme por dentro.
Estuvo mucho tiempo follándome, cariño.
Me estuvo dando por el culo, sobre el suelo, como a una perra.
Y yo le pedía que me follara más fuerte, más fuerte.
Y él lo hacía, cariño. Con el empuje y la potencia de un hombre de verdad.
2 comentarios - Cuando tu enemigo folla a tu esposa