- Desde que mi marido se fue comenzaron a pasar cosas raras en casa, empecé a notar que mi ropa interior desaparecía por días y reaparecía en el bote de ropa sucia impregnada de mal olor y pegajosa. Esta situación me tenía desconcertada, pero mayor fue mi sorpresa cuando encontré a mi hijo masturbándose desnudo con mi tanga mientras decía mi nombre, en ese momento, sin ni siquiera esperar a que se vista, tuvimos una plática muy seria en la cual me confesó que sentía una fuerte atracción sexual hacia mí y deseaba hacerme suya. Al principio me indigne, pero al mismo tiempo comprendí que esto podía ser producto del abandono de su padre, por lo que me vi forzada a llegar a un acuerdo con él para poder desaparecer esas ideas de su mente, la condición era que descargaría la tensión acumulada a cambio de no mencionar de nuevo el tema, él acepto sin pensarlo, me dijo que no tardaría mucho tiempo, que solo sería una vez, que sería cuidadoso… Bueno, ya han pasado 40 minutos.
- Considero que la familia es muy importante, por eso siempre he tratado de ser una tía que consiente a sus sobrinos, cuando eran niños los invitaba a casa para que se divirtieran un rato en la piscina y ahora que han crecido me he esforzado para que puedan seguir divirtiéndose conmigo, afortunadamente son jóvenes muy agradecidos que aprecian lo que hago por ellos, al igual que sus madres, quienes siempre que me ven me dan las gracias, pues sus hijos están siempre de buen humos cuando vuelven a sus casas después de visitarme.
- Mi hermana y yo somos muy competitivas, cuando éramos jóvenes nos esforzábamos por ser mejor que la otra en los estudios, los deportes y todo lo que está a nuestro alcance. A pesar de eso no tenemos una mala relación y en la actualidad competimos sanamente por ser la mejor madre, a pesar de eso admito que en ocasiones nos salimos de control. Un ejemplo fue nuestra última cena familiar donde nuestros esposos no asistieron y en la que le preguntamos a nuestros hijos cobre quien era la mejor, la decisión fue difícil, incluso en ese mismo momento tuvimos que tomar medidas extremas para evitar un desempate. Al final ellos llegaron a la conclusión de que somos igual de buenas como madres, pero para no molestarnos, dijeron estar dispuestos a que en un futuro compitiéramos de la misma manera por saber quién es mejor tía.
- Mis hijos son unos jóvenes muy bien portados pero también suelen ser bastante celosos, saben que pueden contar con la totalidad de mi cariño cuando lo requieran, eso ocasiona que cuando ambos me necesitan me entristece no saber a quién atender. Afortunadamente llegaron a un acuerdo y decidieron que lo mejor era compartir, al principio no estaba muy segura, pero después de intentarlo por primera vez no estoy dispuesta a hacerlo de otra manera.
- Mi hermana es una mujer bastante estricta con la limpieza y tiene bastante controlados a sus hijos al punto de llegar a agobiarlos por la más mínima mancha que ellos puedan causar en su casa. Muchas veces he notado su malestar, por lo que aprovechando que soy una mujer casada pero sin hijos, suelo invitarlos de vez en cuando para que ellos puedan divertirse sin miedo a ensuciar y sin duda, cada vez que terminamos de jugar no puedo evitar en pensar si mi hermana está consciente de lo divertido que es estar embarrada un buen rato.
- Mi hermana y yo hemos compartido todo desde siempre, la ropa, la computadora e incluso algunas parejas. Sin embargo, lo más importante es que siempre hemos estado ahí para compartir nuestros sentimientos más ocultos. Aun con eso nunca pensé que podríamos llegar a estar tan unidas como ahora, pues además de compartir el automóvil que compramos juntas hemos empezado a raíz de una situación accidental a hacer lo mismo con las cosas de mi sobrino, especialmente las que vienen de lo más profundo de su ser.
- Mi hermana y yo llevábamos años sin hablarnos, tuvimos una discusión muy fuerte hace mucho tiempo que nos habíamos distanciado. Mi hijo es consciente de esta situación y el daño que me provoca, por eso se dio a la tarea de encontrar una reconciliación, por lo que nos reunimos nosotros tres en su habitación para hablar del tema, hubo todo tipo de insultos, confesiones y desacuerdos, pero al final nos dimos cuenta de que tenemos un punto común, el cual es el amor por mi hijo, de manera que decidimos dejarnos de tonterías y reconciliarnos centrando toda nuestra atención en él y su felicidad.
- Mi hijo y yo somos personas bastante particulares, él es un amante de la limpieza y yo lo soy del desorden y la suciedad, así que cuando su padre nos dejó por irse con otra mujer pensé que la casa se convertiría en un nido de discusiones por las cosas que mencione antes. Sin embargo, a pesar de los antecedentes encontramos la forma de que su obsesión por la higiene y mi actitud de cerda puedan convivir en paz.
- Mi hermana y yo somos muy unidas, siempre nos hemos llevado muy bien sin importar lo que pase. Incluso cuando descubrí que estaba manteniendo relaciones sexuales con mi hijo al atraparlos en pleno acto tuve la empatía necesaria para entender a mi hermana y decirle que no tenía problema con sus acciones, ella, complacida por mi buena actitud no dudo en decirme que podía unirme a ellos, no sin antes contar con el consentimiento de su sobrino, para que disfrutemos juntos como una familia feliz. Yo por supuesto acepte sin rechistar.
- Hace poco pase por una de las situaciones más complicadas de mi vida, mi sobrino me dijo abiertamente que estaba enamorado de mí y me pidió que me convirtiera en su mujer, obviamente le dije de manera contundente que no, pero el resto de la semana se la paso dándome decenas de razones por las que debía aceptar su propuesta. Harta de sus constantes asedios y a punto de llamar a sus padres para que lo corrijan, le dije de manera sarcástica y aprovechando que él se caracteriza por del alguien bastante antipático, que si lograba dejarme boquiabierta me casaría con el y le entregaría mi cuerpo. Contra todo pronóstico lo logro, por lo que me veo obligada a cumplir con mis palabras, aunque debo decirlo, sin mucha resistencia. Ahora me encuentro camino al aeropuerto esperando el avión que conduzca a una nueva vida con mi sobrino alejados del resto de mi familia, incluyendo a mi esposo.
- Considero que la familia es muy importante, por eso siempre he tratado de ser una tía que consiente a sus sobrinos, cuando eran niños los invitaba a casa para que se divirtieran un rato en la piscina y ahora que han crecido me he esforzado para que puedan seguir divirtiéndose conmigo, afortunadamente son jóvenes muy agradecidos que aprecian lo que hago por ellos, al igual que sus madres, quienes siempre que me ven me dan las gracias, pues sus hijos están siempre de buen humos cuando vuelven a sus casas después de visitarme.
- Mi hermana y yo somos muy competitivas, cuando éramos jóvenes nos esforzábamos por ser mejor que la otra en los estudios, los deportes y todo lo que está a nuestro alcance. A pesar de eso no tenemos una mala relación y en la actualidad competimos sanamente por ser la mejor madre, a pesar de eso admito que en ocasiones nos salimos de control. Un ejemplo fue nuestra última cena familiar donde nuestros esposos no asistieron y en la que le preguntamos a nuestros hijos cobre quien era la mejor, la decisión fue difícil, incluso en ese mismo momento tuvimos que tomar medidas extremas para evitar un desempate. Al final ellos llegaron a la conclusión de que somos igual de buenas como madres, pero para no molestarnos, dijeron estar dispuestos a que en un futuro compitiéramos de la misma manera por saber quién es mejor tía.
- Mis hijos son unos jóvenes muy bien portados pero también suelen ser bastante celosos, saben que pueden contar con la totalidad de mi cariño cuando lo requieran, eso ocasiona que cuando ambos me necesitan me entristece no saber a quién atender. Afortunadamente llegaron a un acuerdo y decidieron que lo mejor era compartir, al principio no estaba muy segura, pero después de intentarlo por primera vez no estoy dispuesta a hacerlo de otra manera.
- Mi hermana es una mujer bastante estricta con la limpieza y tiene bastante controlados a sus hijos al punto de llegar a agobiarlos por la más mínima mancha que ellos puedan causar en su casa. Muchas veces he notado su malestar, por lo que aprovechando que soy una mujer casada pero sin hijos, suelo invitarlos de vez en cuando para que ellos puedan divertirse sin miedo a ensuciar y sin duda, cada vez que terminamos de jugar no puedo evitar en pensar si mi hermana está consciente de lo divertido que es estar embarrada un buen rato.
- Mi hermana y yo hemos compartido todo desde siempre, la ropa, la computadora e incluso algunas parejas. Sin embargo, lo más importante es que siempre hemos estado ahí para compartir nuestros sentimientos más ocultos. Aun con eso nunca pensé que podríamos llegar a estar tan unidas como ahora, pues además de compartir el automóvil que compramos juntas hemos empezado a raíz de una situación accidental a hacer lo mismo con las cosas de mi sobrino, especialmente las que vienen de lo más profundo de su ser.
- Mi hermana y yo llevábamos años sin hablarnos, tuvimos una discusión muy fuerte hace mucho tiempo que nos habíamos distanciado. Mi hijo es consciente de esta situación y el daño que me provoca, por eso se dio a la tarea de encontrar una reconciliación, por lo que nos reunimos nosotros tres en su habitación para hablar del tema, hubo todo tipo de insultos, confesiones y desacuerdos, pero al final nos dimos cuenta de que tenemos un punto común, el cual es el amor por mi hijo, de manera que decidimos dejarnos de tonterías y reconciliarnos centrando toda nuestra atención en él y su felicidad.
- Mi hijo y yo somos personas bastante particulares, él es un amante de la limpieza y yo lo soy del desorden y la suciedad, así que cuando su padre nos dejó por irse con otra mujer pensé que la casa se convertiría en un nido de discusiones por las cosas que mencione antes. Sin embargo, a pesar de los antecedentes encontramos la forma de que su obsesión por la higiene y mi actitud de cerda puedan convivir en paz.
- Mi hermana y yo somos muy unidas, siempre nos hemos llevado muy bien sin importar lo que pase. Incluso cuando descubrí que estaba manteniendo relaciones sexuales con mi hijo al atraparlos en pleno acto tuve la empatía necesaria para entender a mi hermana y decirle que no tenía problema con sus acciones, ella, complacida por mi buena actitud no dudo en decirme que podía unirme a ellos, no sin antes contar con el consentimiento de su sobrino, para que disfrutemos juntos como una familia feliz. Yo por supuesto acepte sin rechistar.
- Hace poco pase por una de las situaciones más complicadas de mi vida, mi sobrino me dijo abiertamente que estaba enamorado de mí y me pidió que me convirtiera en su mujer, obviamente le dije de manera contundente que no, pero el resto de la semana se la paso dándome decenas de razones por las que debía aceptar su propuesta. Harta de sus constantes asedios y a punto de llamar a sus padres para que lo corrijan, le dije de manera sarcástica y aprovechando que él se caracteriza por del alguien bastante antipático, que si lograba dejarme boquiabierta me casaría con el y le entregaría mi cuerpo. Contra todo pronóstico lo logro, por lo que me veo obligada a cumplir con mis palabras, aunque debo decirlo, sin mucha resistencia. Ahora me encuentro camino al aeropuerto esperando el avión que conduzca a una nueva vida con mi sobrino alejados del resto de mi familia, incluyendo a mi esposo.
5 comentarios - Situaciones morbosas de incesto #1
Espero que sigas haciendo cosas tan ricas 🤤🔥