- Cuando mi hijo me contó que algunos de sus compañeros de trabajo lo trataban mal por ser el nuevo de la empresa se me ocurrió invitarlos a cenar estando sola para poder hablar con ellos seriamente. Al principio me parecieron bastante maleducados, pero logramos llegar a un acuerdo y ahora según cuenta mi hijo hasta le sirven el café.
- Mi hijo es un joven muy tímido, por lo que para evitar que pasará la universidad solo decidí hablar con algunos de sus compañeros de clase para pedirles que lo inviten a salir a divertirse con ellos un rato de vez en cuando. Ellos dijeron que les parecía bien, pero que se sentían mal de que el sea el único a quien inviten, así que me dijeron que para aceptar mi propuesta yo tendría que jugar con ellos por cada invitación a mí hijo. Ahora mi se ha vuelto muy popular en la escuela al punto que alumnos de todos los semestres de la carrera lo invitan a salir al menos una vez al día.
- Cuando mi hijo aprobó su examen de ingreso a la facultad de odontología tal como lo hice yo en mi juventud, así que quise darle un regalo especial, así que me pase toda la noche despierta para poder reservar la edición especial de un videojuego de moda para el día de estreno. Lamentablemente no pude reservar una copia, por lo que contacte a un joven por internet para poder comprarle la suya. El me dijo que lo sentía mucho y que no me vendería nada, cosa que me puso muy nerviosa y le conté toda mi historia, la cual lo conmovió, especialmente la parte en la que supo que soy dentista, de manera que me regaló aquello que fui a buscar a cambio de que le hiciera un examen oral cada semana durante un año. Han pasado 6 meses y mi hijo aún me agradece por su regalo.
- mi hijo quiere rentar un apartamento cerca de su universidad que pertenece a un par de jugadores de baloncesto quienes no estaban dispuestos a rentar el lugar. Preocupada por la situación fui a hablar con ellos para negociar, al principio no aceptaron ninguna cantidad de dinero pero notaron que realmente necesitaba el lugar y me dijeron que si les ayudaba a desinflar sus pelotas rentarían el apartamento con un descuento extra. Al final mi hijo se mudo a aquel lugar, pero yo no he podido vaciar las bolas de los 2 amables deportistas.
- Mi hijo se metió en problemas por participar en un grupo de apuestas y un bombero al que le debía una buena cantidad de dinero fue a mi casa cuando estaba sola para cobrarnos. Completamente apenada le expliqué que no tenía conocimiento de esas deudas, por lo que al ver mi sinceridad me dijo que se olvidaría del problema de dinero a cambio de que cada semana vaya a su casa para ayudarle a liberar la presión de su manguera. Aliviada acepte su propuesta, pues podría ahorrarme una buena cantidad de dinero, eso sí, al final me lleve más de un chorro a presión en la cara.
- Cuando fui al mercado a comprar mi hijo me encargo algunos productos de la sección de lácteos para uno de sus proyectos de la universidad. Desafortunadamente no contaba con el dinero suficiente, cosa que no resultó ser un problema, pues los encargados del establecimiento me permitieron llevarme los productos si aceptaba probar su dotación de crema especial. 2 semanas después mi hijo obtuvo una buena calificación y yo me convertí en experta en lácteos.
- Mi hijo estaba muy emocionado por poder participar en la obra de teatro que se realizó en el vecindario , pero aunque se encuentre estudiando actuación no tiene el nivel suficiente para saltar al escenario, así que para lograr que no pierda la ilusión fui a hablar con los organizadores de la obra para pedirles que le den un papel pequeño con tal de que no se sienta mal. Ellos dijeron que era inadmisible hacer eso sí no lo veían actuar, por les que le expliqué el contexto del asunto, cosa que ellos supieron entender, pero que para no traicionar su profesión, era necesario que yo hiciera una audición especial para ambos. Al final la actuación de mi hijo no estuvo tan mal y los organizadores estaban interesados en contratarlo para las siguientes obras pero esperando con muchas ganas mi audición especial.
- Mi hijo ha practicado desde muy chico lucha grecorromana, así que cuando el entrenador no lo admitió en el equipo de la universidad fuí personalmente a cuestionar sus conocimientos en la disciplina y a preguntarle con que derecho había rechazado a un joven tan talentoso, él enfadado me dijo que dejaría entrar a mi hijo al equipo a cambio de que yo tomé una lección semanal de lucha en su casa. Al final acepte su propuesta y terminé haciéndome experta en ese deporte.
- Para el cumpleaños 21 de mi hijo quise llevarle un pastes muy especial para la fiesta que organizamos en familia, desafortunadamente cuando fui a recoger el postre no llevaba mi billetera con el dinero para pagar. Para mí fortuna el pastelero fue muy comprensivo y me dijo que podría llevarme mi pedido si compensaba el precio no pagado trabajando unas horas en la pastelería como catadora de glaciado. Al final mi familia y yo disfrutamos de un rico pastel y gracias al pastelero me convertí en experta en cremas.
- Cuando mi hijo termino de estudiar la carrera de medicina le pedí a mi jefe, quien es el director del hospital de mi ciudad, que lo recomiende para uno de los puestos disponibles. Al principio no parecía estar muy contento con la idea, así que le dije que si hacía lo que le pedí, le dejaría ser mi ginecólogo, lo cual le agrado pero solo si agregabamos un examen rectal cada semana, ahora mi hijo es de los doctores más destacados de la institución.
- Mi hijo es un joven muy tímido, por lo que para evitar que pasará la universidad solo decidí hablar con algunos de sus compañeros de clase para pedirles que lo inviten a salir a divertirse con ellos un rato de vez en cuando. Ellos dijeron que les parecía bien, pero que se sentían mal de que el sea el único a quien inviten, así que me dijeron que para aceptar mi propuesta yo tendría que jugar con ellos por cada invitación a mí hijo. Ahora mi se ha vuelto muy popular en la escuela al punto que alumnos de todos los semestres de la carrera lo invitan a salir al menos una vez al día.
- Cuando mi hijo aprobó su examen de ingreso a la facultad de odontología tal como lo hice yo en mi juventud, así que quise darle un regalo especial, así que me pase toda la noche despierta para poder reservar la edición especial de un videojuego de moda para el día de estreno. Lamentablemente no pude reservar una copia, por lo que contacte a un joven por internet para poder comprarle la suya. El me dijo que lo sentía mucho y que no me vendería nada, cosa que me puso muy nerviosa y le conté toda mi historia, la cual lo conmovió, especialmente la parte en la que supo que soy dentista, de manera que me regaló aquello que fui a buscar a cambio de que le hiciera un examen oral cada semana durante un año. Han pasado 6 meses y mi hijo aún me agradece por su regalo.
- mi hijo quiere rentar un apartamento cerca de su universidad que pertenece a un par de jugadores de baloncesto quienes no estaban dispuestos a rentar el lugar. Preocupada por la situación fui a hablar con ellos para negociar, al principio no aceptaron ninguna cantidad de dinero pero notaron que realmente necesitaba el lugar y me dijeron que si les ayudaba a desinflar sus pelotas rentarían el apartamento con un descuento extra. Al final mi hijo se mudo a aquel lugar, pero yo no he podido vaciar las bolas de los 2 amables deportistas.
- Mi hijo se metió en problemas por participar en un grupo de apuestas y un bombero al que le debía una buena cantidad de dinero fue a mi casa cuando estaba sola para cobrarnos. Completamente apenada le expliqué que no tenía conocimiento de esas deudas, por lo que al ver mi sinceridad me dijo que se olvidaría del problema de dinero a cambio de que cada semana vaya a su casa para ayudarle a liberar la presión de su manguera. Aliviada acepte su propuesta, pues podría ahorrarme una buena cantidad de dinero, eso sí, al final me lleve más de un chorro a presión en la cara.
- Cuando fui al mercado a comprar mi hijo me encargo algunos productos de la sección de lácteos para uno de sus proyectos de la universidad. Desafortunadamente no contaba con el dinero suficiente, cosa que no resultó ser un problema, pues los encargados del establecimiento me permitieron llevarme los productos si aceptaba probar su dotación de crema especial. 2 semanas después mi hijo obtuvo una buena calificación y yo me convertí en experta en lácteos.
- Mi hijo estaba muy emocionado por poder participar en la obra de teatro que se realizó en el vecindario , pero aunque se encuentre estudiando actuación no tiene el nivel suficiente para saltar al escenario, así que para lograr que no pierda la ilusión fui a hablar con los organizadores de la obra para pedirles que le den un papel pequeño con tal de que no se sienta mal. Ellos dijeron que era inadmisible hacer eso sí no lo veían actuar, por les que le expliqué el contexto del asunto, cosa que ellos supieron entender, pero que para no traicionar su profesión, era necesario que yo hiciera una audición especial para ambos. Al final la actuación de mi hijo no estuvo tan mal y los organizadores estaban interesados en contratarlo para las siguientes obras pero esperando con muchas ganas mi audición especial.
- Mi hijo ha practicado desde muy chico lucha grecorromana, así que cuando el entrenador no lo admitió en el equipo de la universidad fuí personalmente a cuestionar sus conocimientos en la disciplina y a preguntarle con que derecho había rechazado a un joven tan talentoso, él enfadado me dijo que dejaría entrar a mi hijo al equipo a cambio de que yo tomé una lección semanal de lucha en su casa. Al final acepte su propuesta y terminé haciéndome experta en ese deporte.
- Para el cumpleaños 21 de mi hijo quise llevarle un pastes muy especial para la fiesta que organizamos en familia, desafortunadamente cuando fui a recoger el postre no llevaba mi billetera con el dinero para pagar. Para mí fortuna el pastelero fue muy comprensivo y me dijo que podría llevarme mi pedido si compensaba el precio no pagado trabajando unas horas en la pastelería como catadora de glaciado. Al final mi familia y yo disfrutamos de un rico pastel y gracias al pastelero me convertí en experta en cremas.
- Cuando mi hijo termino de estudiar la carrera de medicina le pedí a mi jefe, quien es el director del hospital de mi ciudad, que lo recomiende para uno de los puestos disponibles. Al principio no parecía estar muy contento con la idea, así que le dije que si hacía lo que le pedí, le dejaría ser mi ginecólogo, lo cual le agrado pero solo si agregabamos un examen rectal cada semana, ahora mi hijo es de los doctores más destacados de la institución.
3 comentarios - Madres al rescate