Al poco tiempo, las miradas de esos hombres se fueron clavando en mis pechos, en mis piernas, en mi cara y fueron convirtiéndose en miradas lascivas. Estaba sola con esos cabrones desnudándome con sus ojos y esa situación estaba mojándome cada vez más, hasta el punto que noté como me bajaba la lívido hasta el tanga y no pude aguantar más la tentación de ser una sumisa. Me arrodillé ante las bestias y se fueron acercando a mi alrededor, algunos murmurando obscenidades mientras se desabrochaban poco a poco la bragueta. Esas manos grandes, esos torsos masculinos y esas caras obscenas me estaban poniendo cardíaca. ‘Así que esto es lo que quieres, eh guarra’, ‘deja que te de un poco de esto, ya verás como te gusta’, ‘vaya, vaya…la zorrita de la empresa quiere caña’…Y poco a poco, como si de una banda se tratara, fueron sacando uno a uno sus miembros tremendamente erectos de la bragueta de el mono azul. El bukake estaba a punto de producirse, mi sueño hecho realidad se iba a producir en unos vestuarios. ¡Increíble!Dios mío, no podía creérmelo, estaba rodeada de diez hombres cogiendo sus enormes miembros, tocándolos y acercándolos cada vez más a mi cara. Uno empezó a levantarme la falda por detrás y a acariciarme el culo. Tres más empezaron a desabrocharme la camisa y a meter sus manazas en mi escote, apretándome los pechos. Mis pezones estaban erguidos y ávidos de ser liberados por ese sujetador opresor, salían hacia fuera en busca de manos calientes. El tanga estaba completamente mojado y mientras uno quiso beber de mi, otro me introducía su miembro en la boca violentamente mientras otros dos rozaban con sus miembros mi cabeza. Mis cabellos se liaban cada vez más con sus miembros y el resto miraba la escena masturbándose efusivamente. Cada vez estaba más mareada por el calor y como si estuviera totalmente borracha, noté como de repente tenía un miembro en las amígdalas, luego otro, luego otro y cada tres minutos tenía uno diferente ahogándome. Me entraban arcadas cada dos minutos y totalmente extasiada empecé a notar como mi cara perfectamente maquillada empezaba a ser la diana del éxtasis de todos aquellos cabrones…Empezó a correrse mi rímel, mi pintalabios color carmín…Estaba presenciando ese increíble bukake a través de los espejos medio empañados por el calor. Hasta el sudor de aquellos tíos había calado en los poros de mi piel como si fuera un mono de esos azules….
0 comentarios - Sale unas buenas Cojidas