Para continuar, los voy a poner en contexto temporal, estaba a fines de julio 2022, pleno invierno con mucho frío y deseo.
Hablábamos todo el tiempo, muy excitados y esperando el gran día de nuestro reencuentro, hasta que sin darnos cuenta caímos en algo similar a una "relación". Nuestras charlas eran muy fluidas, con mucha intimidad y confianza. No solo hablabamos de sexo, sino que tambien sobre nuestro dia y problemas, habiamos formado un vinculo bastante fuerte.
Faltaba una semana para vernos, una mañana me desperté con un mensaje suyo recordando que el día de nuestro encuentro estaba a la vuelta de la esquina. Ahí fue cuando me di cuenta, de solo pensarlo me excitaba y me sentía más que emocionado. Fue una muy larga semana, llena de expectativas y deseos. Pasamos día y noche hablando sobre el gran día que nos esperaba, todo lo que haríamos y cómo lo haríamos.
El correr del tiempo fue lento, cada día que pasaba me sentía más nervioso y emocionado, no podía esperar a verlo. Pasábamos los días hablando y fantaseando sobre lo que nos esperaba, todo lo que haríamos, como lo haríamos y donde lo haríamos; Me resultaba imposible dormir debido a la excitación. Yo por mi parte, tenía una muy difícil tarea, que era no eyacular antes de nuestro encuentro, debido al problema que aún tengo. Cada vez que me sentaba a pensar en él, me hacía sentir vergüenza y culpa, pero a la vez me hacía sentir excitado y emocionado.
Con el correr de los días, mi tarea se hizo más y más difícil, todas las noches se me hacía imposible dormir, estaba tan excitado que no podía esperar a verlo, pero debía con todas mis fuerzas no eyacular.
Hasta que un día sucedió lo que no debía, faltaban dos días para nuestro encuentro, era de noche, estuvimos toda la tarde hablando y exitandonos, decido frenar la conversación para irme a bañar y volver a la cama. Una vez en la ducha, me puse a pensar en él y todo lo que nos esperaba, me volví a excitar, comencé a jugar un poco con mi cola, me metía los dedos para dilatarme y estar listo para el gran día. Pero pasó, estaba muy caliente y mi pene estaba muy duro, cualquier roce me haría eyacular, y así fue, no pude evitarlo, la había vuelto a cagar.
En ese momento me sentí tan mal, tan avergonzado, cada gota de semen que salía de mi pene me hacía sentir culpable, y nuevamente mis ideas contradictorias llegaron a mi cabeza, ya no quería verlo, pero no podía fallarle, ya estaba todo planeado. Iba a ser la noche perfecta, solo tenía que aguantar dos días más pero no pude. Rápido me salí de la ducha y me fui a la cama, me despedí de él e intenté dormir. Estuve toda la noche intentando descansar, batallando contra mis pensamientos, quería cancelar nuestro encuentro pero a la vez quería verlo.
Asique me puse a pensar en lo que debía hacer, la historia se repetía, nuevamente la había cagado yo, esta vez no podía fallarle pero a su vez quería cancelar todo, ya no quería tener relaciones con él. Esa noche llegué a la conclusión que todo seguiría de acuerdo a lo planeado entre ambos. Al día siguiente me levanté con la cabeza más clara, y decidí no cancelar nuestro encuentro, si no que lo haría de todas formas. Como todos los días comenzamos a hablar, no le conté lo que había pasado y continuamos con nuestras charlas.
Un día antes de vernos me hizo una propuesta, dado que nuestro encuentro sería una sábado por la noche, me invitó a quedarme en su departamento con la intención de tener más tiempo a nuestra disposición para hacer todo lo que planeamos, y luego dormir juntos. Rápidamente sin pensarlo acepté su propuesta, luego de responderle fue que la duda entró a mi cabeza, no se si era una buena idea quedarme en su departamento, pero no pude negarme a la idea de tener más tiempo con él. Esa hubiese sido una noche perfecta, si yo no la hubiese cagado.
Finalmente llegó el gran día, y como todos los días, comenzamos a hablar, las horas pasaron volando, y sin darme cuenta, ya tenía que alistarme para verlo. pero debía esperar a que mis padres se retiraran para comenzar con mi preparación. Al cabo de una hora mis padres se fueron, y de inmediato me metí en la ducha, comencé a depilarme las piernas y la colita. Luego continué con mi rutina de higiene. Cuando salí de la ducha, agarré una crema humectante perfumada de mi madre y me la pase por todo el cuerpo. Rapidamente me dirigi a mi habitacion, me vesti con mi ropa mas casual, todo de negro para pasar desapercibido en la noche.
Una vez listo, Prepare una mochila para llevar mi lenceria nueva y mi nuevo juguetito, me dirigí al escondite donde se encontraba y la metí en la mochila, también fui a la habitación de mi madre a buscar unos tacos altos color bordó que me quedan perfectos, junto con una gargantilla negra con cadenitas que me encanta. Ya preparada la mochila me dispuse a salir, verifique que no quede nada raro que me delate en la casa y fui a buscar mi auto. Guarde la mochila en el baúl mientras le avisaba a mi hombre que ya estaba en camino.
Durante todo el trayecto, de aproximadamente unos 30 minutos, me sentí cada vez más nervioso, cada vez más excitado, cada vez más emocionado, cada vez más ansioso por verlo. Era el momento que tanto habíamos estado esperando, y finalmente estaba por suceder nuevamente. Pero a su vez, la duda invadió mi cabeza, no quería pero estaba lo suficientemente excitado para hacerlo. varias veces pensé en cancelar nuestro encuentro, pero ya era tardísimo, ya me encontraba camino a su departamento. Al llegar, deje el auto un poco lejos de su entrada, le mandé un mensaje para avisarle que ya había llegado, y me bajé, me puse la capucha de mi buzo, saque la mochila del baúl y emprendí la caminata más larga de mi vida.
A cada paso que daba, la culpa y los nervios invaden mi cuerpo, me hacen temblar, quería darme la vuelta y volver a mi casa, pero no podía, estaba caminando de manera automática, como si algo me hubiese ordenado que no me detuviera. Cuando llegué a su puerta, temblaba de tan nervioso que estaba, y fue cuando en mi cabeza pensé "Que pase lo que tenga que pasar", decidí entregarme a mi calentura y dejar de pensar. De repente llega para abrirme la puerta, nuevamente estaba ahí, después de 1 año la coincidencia nos volvió a juntar, muchos recuerdos volvieron a mi cabeza. Al verlo me quedé helado, me llamó para que entrara y fue cuando reaccioné, nos saludamos y nos dirigimos al ascensor. Para ese momento ya no tomaba las decisiones de mis acciones, me movía de manera automática, entregado totalmente a lo que me esperaba.
Subimos hasta su departamento, él, muy caballero como siempre, dejó pasar a la dama primero. Al ver el lugar fue como si estuviera en casa, recordaba todo el departamento, rápidamente me invito a que pase a su habitación para cambiarme, yo sin dudarlo acepto y me dirijo al pasillo. Cuando llegó a la puerta de su habitación y miró hacia adentro, me quedé paralizado, todo estaba tal cual lo recordaba. Era ahí, donde por primera vez sentí lo que es ser una mujer y complacer a un macho, donde por primera vez probé, saboreé y sentí dentro mío el pene de un hombre.
Entre a la habitación, me senté en la cama y comencé a desvestirme para ponerme mi lencería. Estaba muy nervioso, Comencé poniendome la tanguita negra acomodando mi pene flacido para que esté bien contenido ahí adentro y el corpiño que tenía un calce perfecto con mis tetitas, seguí por el portaligas y las medias que me super excitaron al sentirlas deslizarse por mis piernas depiladas, era la segunda vez que me ponía esa ropa y me costo muchisimo enganchar el portaligas a las medias, me llevo mucho tiempo debido a los nervios y mis manos que no paraban de temblar. Cuando pude hacerlo, rápidamente me puse los tacos y la gargantilla, me sentía super sexy y sensible, sentí que ya estaba lista. Me dirigí hacia el living donde estaba esperándome mi hombre. El fuerte sonido de mis tacos al caminar por el pasillo le avisó que estaba lista, a lo que rápidamente se levantó del sillón y me esperó de pie.
Lentamente me acerqué y me puse frente a él, me disculpé por el tiempo que tardé en alistarme mientras él se tomó unos segundos para mirarme, y fue cuando me dijo "Que hermosa te queda esa ropita". Me agarro de la cintura firmemente y acerco mi cuerpo al suyo, comenzamos a besarnos muy apasionadamente, él acariciaba mi espalda y lentamente fue bajando sus manos hasta llegar a mi colita. Ese fue un golpe de realidad para mi, no podía creerlo, nuevamente estaba besando al hombre que por primera vez me hizo sentir mujer. Mientras nos besabamos no dude en acercar mi mano a su entrepierna, para acariciar esa hermosa vergota por arriba del calzoncillo. Luego de un rato, él para un segundo de besarme para volver a apreciar mi lencería y es cuando yo miro hacia un costado, la cortina del ventanal que daba al balcón estaba abierta y podía verse gente en el edificio de enfrente.
Ahí fue cuando el terror invadió mi cuerpo, tenía miedo de que alguien me viera o peor, que me grabaran. Asique en vez de hacer lo lógico que era caminar hasta ahí y cerrar las cortinas, me decidí por otra cosa, arruinar lo planeado debido a mi miedo. Para ese momento teníamos planeado coger un rato en el living(quería cabalgarlo en el sillón), después seguir en el comedor y coger un ratito parados en el pasillo antes de llegar a su habitación. Pero bueno, el miedo me cegó y le pedí que vayamos a su habitación, él accedió, por lo que me di vuelta y comenzamos a caminar por el pasillo. Al llegar a su habitación, me paro en el medio de ella y me doy media vuelta, nos miramos y comenzamos a besarnos y manosearnos nuevamente.
Esta vez fui más directa y metí mi mano dentro de su calzoncillo para agarrar esa vergota dura y caliente. Durante nuestro beso, empecé a masturbarlo mientras él apretaba mis nalgas. A lo que rápido dejó de besarme y me pidió que se la chupase un poco, sin dudarlo ni un segundo me arrodille ante él sacando la lengua mientras él se sacaba la ropa interior. Me acerco esa jugosa vergota a la boca y comencé con mi deber, le hice todo lo que sabía, le encantaba que le pase la lengua en la puntita eso lo hacia gemir mucho, puso sus pesadas manos en mi cabeza y me acariciaba el pelo mientras se la chupaba. En un momento me la metí hasta el fondo de la garganta, haciendo fuerza contra su entrepierna, eso lo hizo gemir muy fuerte y al sacarla me pidió que lo vuelva a hacer, yo como su puta obediente lo hice todas las veces que me lo pidió.
Lo que sentí mientras estaba de rodillas frente a él, complaciendolo, fue inexplicable, me encanto sentirme así de puta y sumisa. En un momento empecé a chupársela con un ritmo más elevado, me agarró la cabeza con las dos manos y mientras yo bajaba el ritmo, él empezó a cogerme la boca de manera lenta. Esa era mi fantasía, me hubiese gustado que fuera más bruto mientras lo hacía pero de todas maneras me encanto que lo haga. Despues de un muy corto tiempo haciendolo, me pidio que me parase, sin tardar ni un segundo le hice caso y me levante, me agarro de la cintura, me miró a los ojos y me dijo "Tenías razón, ahora tenes mas tetitas y me gustan", seguido a eso me levantó el corpiño y empezó a chuparme los pezones, eso me volvió loca y me hizo volar de la calentura (Me excita mucho que me manoseen las tetitas y los pezones).
Fue inevitable gemir mientras con sus manos apretaba mis tetitas y su lengua jugaba con mis pezones, me excitaba mucho y me hacía sentir super femenina. Al cabo de un rato, dijo que me quería chupar la colita, me llevó hasta la cama, donde rápidamente me puse en posición para él, primero me puse en cuatro y después bajé mi cabeza hasta la almohada. Sin demorarse, se acercó a mí acariciando mis nalgas, sentia su respiracion cerca mio y de un momento a otro me apretó fuerte con ambas manos y abrió mis cachetes para sin aviso alguno, pasar su lengua de arriba a abajo con mucha firmeza como si estuviera pinceleando, para ese momento ya no pude contenerme y comencé a gemir, sabiendo que eso lo vuelve loco y le da más fuerzas. Jugó con su lengua hasta hacerme retorcer de placer, me levante un poco para poder agarrar su cabeza con mi mano derecha y sostenerlo fuerte contra mi cola mientras le pido que no pare.
Después de un momento de muchísimo placer para mi, me suelta las nalgas y me pide cambiar de posición, esta vez quería hacer un 69, rápido me paré al costado de la cama mientras se acomodaba y cuando ya estaba listo me subí sobre él, era la primera vez de ambos intentando esta posición. Me puse donde le quedara más cómodo y después me recosté sobre él, pasó sus manos por mi cintura apretando fuerte y comenzó nuevamente a chuparme la cola. Yo por mi parte, comencé a gemir sin parar por la excitación, mientras con mis manos lo masturbaba lentamente y pasaba mi lengua por toda la cabezota de su verga. Comencé a chupársela con más ritmo y profundidad mientras no paraba de gemir, al parecer le gustaron mucho mis gemidos con la boca llena por que me apretó muy fuerte la cintura. En un momento él levantó sus piernas para estar más cómodo y ahí fue cuando me la metí entera en la boca hasta apoyar mi nariz contra sus huevos.
Me mantuve ahí con fuerzas hasta que abrí mis ojos y vi algo que me desagrado mucho de él, no era nada muy grave, pero fue algo que dio el puntapié inicial para que todo se complicara. Lentamente fui sacándola de mi boca y no lo volví a hacer, continué chupando con un ritmo lento hasta que llegó el momento. Era la hora de empezar, me soltó la cintura y me pidió que me levantara, lo hice y el se levanto conmigo, nos besamos por un breve momento y me pidió que me tire en la cama para cojerme. Volví a ponerme en cuatro con la cabeza hacia abajo, sin pensar que todo se iba a ir a la mierda. Él se dirigió hacia su ropero en busca de lubricante, mientras yo ya estaba en la cama, lista para recibirlo. Se da vuelta y camina hasta la cama mientras se lubrica esa vergota hermosa y gruesa, al verla brillante dirigiéndose hacia mí y me super excité.
Se puso detrás mío, ya no podía verlo pero si sentirlo, con una de sus manos me agarro de la cintura y seguido a eso senti el frio del lubricante en mi ano, apoyó la punta y comenzó a empujar lentamente para que entrara, mi ano no estaba dilatado, sentí muchísimo dolor y tambien como me lastimaba cada milímetro que entraba, pero el siguio insistiendo, puso su otra mano en mi cintura y me traía hacia él con mucha fuerza pero su vergota no entraba. Mis gemidos ya no eran de placer, eran de dolor, entonces él optó por ir a buscar el lubricante, para ese entonces en mi cabeza ya rondaba la idea irme a mi casa pero no podía, estaba demasiado excitada y no podía negarme a su vergota. Nuevamente lo veo dirigirse hacia su ropero y volver a la cama con una botella, seguido a eso pude sentir como se deslizaba el frío lubricante por mi cola hasta llegar a mi ano. Mi macho estaba super excitado y con ganas de cojerme, podía sentirlo en su respiración y en las ansias que tenía.
Yo por mi parte, tampoco ayude, los nervios no me permitian relajarme para que entrase, sentía mucho ardor y fue cuando me di cuenta que, lo que temía ya habia pasado, tenia el ano lastimando.
Volviendo a lo anterior, de nuevo sentí la cabezota apoyada en mi colita lista para entrar, me agarró firme de la cintura con una de sus manos para que no me moviera y comenzó a empujar lentamente. Gire mi cabeza hacia la almohada para tapar mi boca y esconder los gemidos de dolor, pero no pude, el me estaba empujando con mucha fuerza y mi ano estaba lastimado. Esta vez entró un poco más, pero no mucho, ya no aguantaba el dolor y el ardor, así que le pedí que se detuviera para cambiar de posición y yo intentar que entrara. Ambos nos paramos junto a la cama, nos besamos y le pedí que se acostara, rápidamente me subí sobre él, con la intención de tener control sobre la fuerza pensado que así podría mitigar el dolor que sentía cuando entraba.
Ese fue el comienzo del final, me puse en posición, agarré esa enorme vergota y la acomodé para poder sentarme sobre ella. Me tomé unos segundos para respirar, concentrarme y relajarme, lo cual no sirvió de mucho, comencé a bajar lentamente mientras sentía como, al abrirse paso, mi piel se iba desgarrando, me dolio mucho y aguante todo lo que pude, pero no había entrado ni la mitad. Me quedé quieta, mientras ignoraba el dolor y el ardor que sentía. De manera automática comencé a levantarme para poder cabalgar, durante un rato cabalgue su vergota muy lento, ambos gemiamos, mi gemido era más doloroso, hasta que ya no pude contenerme, estaba muy excitada y mi pene estaba super duro, rápidamente me levanté y me recoste a su lado boca abajo mientras eyaculaba dentro de la tanga. Así es, la volví a cagar.
Como ya es costumbre en mí, arruine todo de vuelta, lo que sentí en ese momento fue horrible, una mezcla de culpa, vergüenza, odio, mucho dolor y por sobre todo sentí que ya la había cagado de vuelta. Como ya saben de mi problema, no hace falta que lo vuelva a contar, pero en ese momento senti que no podia seguir, no podia soportar mas, estaba muerta de tanto dolor y culpa, asique en ese momento no pude evitarlo, volví a inventar una excusa para poder irme a mi casa. Muy egoísta de mi parte, él todavía no había terminado, estaba muy excitado y con muchas ganas de cogerme. En el momento supo entenderme, me pidió que por lo menos se la chupe un poco, pero no fui capaz, fingí apuro. Ambos nos levantamos de la cama, yo comencé a desvestirme para ponerme mi ropa, mientras él se vestía. Lo note un poco preocupado y enojado a la vez, entendible, estaba muy excitado y no entendía mi actitud.
Una vez que estábamos listos, antes de salir me dijo “Tendría que haberte sacado una foto para que veas lo linda que estabas”, en ese momento sonreí y asentí con la cabeza, pero hoy me doy cuenta que me hubiese encantado tener recuerdos de ese momento. Salimos de la habitación en completo silencio, no dijimos una palabra. Fuimos hasta el ascensor, donde él rompió el silencio, me preguntó si me pasaba algo y si nos volveríamos a ver, a lo que respondí que sí, nos volveríamos a ver. Cuando llegamos a la puerta solo nos miramos y nos despedimos. No pude mirarle a los ojos, estaba tan avergonzado y culpable que no podía. Mi cabeza era un mar de ideas contradictorias, quería irme pero a la vez no, estaba enojado conmigo mismo. Luego de la despedida comencé a caminar hacia mi auto, era de noche estaba oscuro pero la entrada a su edificio estaba muy iluminada, tenía terror de que me vieran, camine rápido y me subí al auto. Me senté con mucha incomodidad, mi cola me ardía y dolía mucho, verdaderamente esa vergota me había roto el orto.
Todo el trayecto de regreso estuve batallando contra mis pensamientos, estaba muy avergonzado y me sentía muy culpable. Nuevamente por miedo la había vuelto a cagar, pero esta vez fue peor porque fui un egoista.
Acá termina esta parte de mi historia, en el próximo relato voy a contarles brevemente cómo me sentí los días posteriores a esa noche.
Hablábamos todo el tiempo, muy excitados y esperando el gran día de nuestro reencuentro, hasta que sin darnos cuenta caímos en algo similar a una "relación". Nuestras charlas eran muy fluidas, con mucha intimidad y confianza. No solo hablabamos de sexo, sino que tambien sobre nuestro dia y problemas, habiamos formado un vinculo bastante fuerte.
Faltaba una semana para vernos, una mañana me desperté con un mensaje suyo recordando que el día de nuestro encuentro estaba a la vuelta de la esquina. Ahí fue cuando me di cuenta, de solo pensarlo me excitaba y me sentía más que emocionado. Fue una muy larga semana, llena de expectativas y deseos. Pasamos día y noche hablando sobre el gran día que nos esperaba, todo lo que haríamos y cómo lo haríamos.
El correr del tiempo fue lento, cada día que pasaba me sentía más nervioso y emocionado, no podía esperar a verlo. Pasábamos los días hablando y fantaseando sobre lo que nos esperaba, todo lo que haríamos, como lo haríamos y donde lo haríamos; Me resultaba imposible dormir debido a la excitación. Yo por mi parte, tenía una muy difícil tarea, que era no eyacular antes de nuestro encuentro, debido al problema que aún tengo. Cada vez que me sentaba a pensar en él, me hacía sentir vergüenza y culpa, pero a la vez me hacía sentir excitado y emocionado.
Con el correr de los días, mi tarea se hizo más y más difícil, todas las noches se me hacía imposible dormir, estaba tan excitado que no podía esperar a verlo, pero debía con todas mis fuerzas no eyacular.
Hasta que un día sucedió lo que no debía, faltaban dos días para nuestro encuentro, era de noche, estuvimos toda la tarde hablando y exitandonos, decido frenar la conversación para irme a bañar y volver a la cama. Una vez en la ducha, me puse a pensar en él y todo lo que nos esperaba, me volví a excitar, comencé a jugar un poco con mi cola, me metía los dedos para dilatarme y estar listo para el gran día. Pero pasó, estaba muy caliente y mi pene estaba muy duro, cualquier roce me haría eyacular, y así fue, no pude evitarlo, la había vuelto a cagar.
En ese momento me sentí tan mal, tan avergonzado, cada gota de semen que salía de mi pene me hacía sentir culpable, y nuevamente mis ideas contradictorias llegaron a mi cabeza, ya no quería verlo, pero no podía fallarle, ya estaba todo planeado. Iba a ser la noche perfecta, solo tenía que aguantar dos días más pero no pude. Rápido me salí de la ducha y me fui a la cama, me despedí de él e intenté dormir. Estuve toda la noche intentando descansar, batallando contra mis pensamientos, quería cancelar nuestro encuentro pero a la vez quería verlo.
Asique me puse a pensar en lo que debía hacer, la historia se repetía, nuevamente la había cagado yo, esta vez no podía fallarle pero a su vez quería cancelar todo, ya no quería tener relaciones con él. Esa noche llegué a la conclusión que todo seguiría de acuerdo a lo planeado entre ambos. Al día siguiente me levanté con la cabeza más clara, y decidí no cancelar nuestro encuentro, si no que lo haría de todas formas. Como todos los días comenzamos a hablar, no le conté lo que había pasado y continuamos con nuestras charlas.
Un día antes de vernos me hizo una propuesta, dado que nuestro encuentro sería una sábado por la noche, me invitó a quedarme en su departamento con la intención de tener más tiempo a nuestra disposición para hacer todo lo que planeamos, y luego dormir juntos. Rápidamente sin pensarlo acepté su propuesta, luego de responderle fue que la duda entró a mi cabeza, no se si era una buena idea quedarme en su departamento, pero no pude negarme a la idea de tener más tiempo con él. Esa hubiese sido una noche perfecta, si yo no la hubiese cagado.
Finalmente llegó el gran día, y como todos los días, comenzamos a hablar, las horas pasaron volando, y sin darme cuenta, ya tenía que alistarme para verlo. pero debía esperar a que mis padres se retiraran para comenzar con mi preparación. Al cabo de una hora mis padres se fueron, y de inmediato me metí en la ducha, comencé a depilarme las piernas y la colita. Luego continué con mi rutina de higiene. Cuando salí de la ducha, agarré una crema humectante perfumada de mi madre y me la pase por todo el cuerpo. Rapidamente me dirigi a mi habitacion, me vesti con mi ropa mas casual, todo de negro para pasar desapercibido en la noche.
Una vez listo, Prepare una mochila para llevar mi lenceria nueva y mi nuevo juguetito, me dirigí al escondite donde se encontraba y la metí en la mochila, también fui a la habitación de mi madre a buscar unos tacos altos color bordó que me quedan perfectos, junto con una gargantilla negra con cadenitas que me encanta. Ya preparada la mochila me dispuse a salir, verifique que no quede nada raro que me delate en la casa y fui a buscar mi auto. Guarde la mochila en el baúl mientras le avisaba a mi hombre que ya estaba en camino.
Durante todo el trayecto, de aproximadamente unos 30 minutos, me sentí cada vez más nervioso, cada vez más excitado, cada vez más emocionado, cada vez más ansioso por verlo. Era el momento que tanto habíamos estado esperando, y finalmente estaba por suceder nuevamente. Pero a su vez, la duda invadió mi cabeza, no quería pero estaba lo suficientemente excitado para hacerlo. varias veces pensé en cancelar nuestro encuentro, pero ya era tardísimo, ya me encontraba camino a su departamento. Al llegar, deje el auto un poco lejos de su entrada, le mandé un mensaje para avisarle que ya había llegado, y me bajé, me puse la capucha de mi buzo, saque la mochila del baúl y emprendí la caminata más larga de mi vida.
A cada paso que daba, la culpa y los nervios invaden mi cuerpo, me hacen temblar, quería darme la vuelta y volver a mi casa, pero no podía, estaba caminando de manera automática, como si algo me hubiese ordenado que no me detuviera. Cuando llegué a su puerta, temblaba de tan nervioso que estaba, y fue cuando en mi cabeza pensé "Que pase lo que tenga que pasar", decidí entregarme a mi calentura y dejar de pensar. De repente llega para abrirme la puerta, nuevamente estaba ahí, después de 1 año la coincidencia nos volvió a juntar, muchos recuerdos volvieron a mi cabeza. Al verlo me quedé helado, me llamó para que entrara y fue cuando reaccioné, nos saludamos y nos dirigimos al ascensor. Para ese momento ya no tomaba las decisiones de mis acciones, me movía de manera automática, entregado totalmente a lo que me esperaba.
Subimos hasta su departamento, él, muy caballero como siempre, dejó pasar a la dama primero. Al ver el lugar fue como si estuviera en casa, recordaba todo el departamento, rápidamente me invito a que pase a su habitación para cambiarme, yo sin dudarlo acepto y me dirijo al pasillo. Cuando llegó a la puerta de su habitación y miró hacia adentro, me quedé paralizado, todo estaba tal cual lo recordaba. Era ahí, donde por primera vez sentí lo que es ser una mujer y complacer a un macho, donde por primera vez probé, saboreé y sentí dentro mío el pene de un hombre.
Entre a la habitación, me senté en la cama y comencé a desvestirme para ponerme mi lencería. Estaba muy nervioso, Comencé poniendome la tanguita negra acomodando mi pene flacido para que esté bien contenido ahí adentro y el corpiño que tenía un calce perfecto con mis tetitas, seguí por el portaligas y las medias que me super excitaron al sentirlas deslizarse por mis piernas depiladas, era la segunda vez que me ponía esa ropa y me costo muchisimo enganchar el portaligas a las medias, me llevo mucho tiempo debido a los nervios y mis manos que no paraban de temblar. Cuando pude hacerlo, rápidamente me puse los tacos y la gargantilla, me sentía super sexy y sensible, sentí que ya estaba lista. Me dirigí hacia el living donde estaba esperándome mi hombre. El fuerte sonido de mis tacos al caminar por el pasillo le avisó que estaba lista, a lo que rápidamente se levantó del sillón y me esperó de pie.
Lentamente me acerqué y me puse frente a él, me disculpé por el tiempo que tardé en alistarme mientras él se tomó unos segundos para mirarme, y fue cuando me dijo "Que hermosa te queda esa ropita". Me agarro de la cintura firmemente y acerco mi cuerpo al suyo, comenzamos a besarnos muy apasionadamente, él acariciaba mi espalda y lentamente fue bajando sus manos hasta llegar a mi colita. Ese fue un golpe de realidad para mi, no podía creerlo, nuevamente estaba besando al hombre que por primera vez me hizo sentir mujer. Mientras nos besabamos no dude en acercar mi mano a su entrepierna, para acariciar esa hermosa vergota por arriba del calzoncillo. Luego de un rato, él para un segundo de besarme para volver a apreciar mi lencería y es cuando yo miro hacia un costado, la cortina del ventanal que daba al balcón estaba abierta y podía verse gente en el edificio de enfrente.
Ahí fue cuando el terror invadió mi cuerpo, tenía miedo de que alguien me viera o peor, que me grabaran. Asique en vez de hacer lo lógico que era caminar hasta ahí y cerrar las cortinas, me decidí por otra cosa, arruinar lo planeado debido a mi miedo. Para ese momento teníamos planeado coger un rato en el living(quería cabalgarlo en el sillón), después seguir en el comedor y coger un ratito parados en el pasillo antes de llegar a su habitación. Pero bueno, el miedo me cegó y le pedí que vayamos a su habitación, él accedió, por lo que me di vuelta y comenzamos a caminar por el pasillo. Al llegar a su habitación, me paro en el medio de ella y me doy media vuelta, nos miramos y comenzamos a besarnos y manosearnos nuevamente.
Esta vez fui más directa y metí mi mano dentro de su calzoncillo para agarrar esa vergota dura y caliente. Durante nuestro beso, empecé a masturbarlo mientras él apretaba mis nalgas. A lo que rápido dejó de besarme y me pidió que se la chupase un poco, sin dudarlo ni un segundo me arrodille ante él sacando la lengua mientras él se sacaba la ropa interior. Me acerco esa jugosa vergota a la boca y comencé con mi deber, le hice todo lo que sabía, le encantaba que le pase la lengua en la puntita eso lo hacia gemir mucho, puso sus pesadas manos en mi cabeza y me acariciaba el pelo mientras se la chupaba. En un momento me la metí hasta el fondo de la garganta, haciendo fuerza contra su entrepierna, eso lo hizo gemir muy fuerte y al sacarla me pidió que lo vuelva a hacer, yo como su puta obediente lo hice todas las veces que me lo pidió.
Lo que sentí mientras estaba de rodillas frente a él, complaciendolo, fue inexplicable, me encanto sentirme así de puta y sumisa. En un momento empecé a chupársela con un ritmo más elevado, me agarró la cabeza con las dos manos y mientras yo bajaba el ritmo, él empezó a cogerme la boca de manera lenta. Esa era mi fantasía, me hubiese gustado que fuera más bruto mientras lo hacía pero de todas maneras me encanto que lo haga. Despues de un muy corto tiempo haciendolo, me pidio que me parase, sin tardar ni un segundo le hice caso y me levante, me agarro de la cintura, me miró a los ojos y me dijo "Tenías razón, ahora tenes mas tetitas y me gustan", seguido a eso me levantó el corpiño y empezó a chuparme los pezones, eso me volvió loca y me hizo volar de la calentura (Me excita mucho que me manoseen las tetitas y los pezones).
Fue inevitable gemir mientras con sus manos apretaba mis tetitas y su lengua jugaba con mis pezones, me excitaba mucho y me hacía sentir super femenina. Al cabo de un rato, dijo que me quería chupar la colita, me llevó hasta la cama, donde rápidamente me puse en posición para él, primero me puse en cuatro y después bajé mi cabeza hasta la almohada. Sin demorarse, se acercó a mí acariciando mis nalgas, sentia su respiracion cerca mio y de un momento a otro me apretó fuerte con ambas manos y abrió mis cachetes para sin aviso alguno, pasar su lengua de arriba a abajo con mucha firmeza como si estuviera pinceleando, para ese momento ya no pude contenerme y comencé a gemir, sabiendo que eso lo vuelve loco y le da más fuerzas. Jugó con su lengua hasta hacerme retorcer de placer, me levante un poco para poder agarrar su cabeza con mi mano derecha y sostenerlo fuerte contra mi cola mientras le pido que no pare.
Después de un momento de muchísimo placer para mi, me suelta las nalgas y me pide cambiar de posición, esta vez quería hacer un 69, rápido me paré al costado de la cama mientras se acomodaba y cuando ya estaba listo me subí sobre él, era la primera vez de ambos intentando esta posición. Me puse donde le quedara más cómodo y después me recosté sobre él, pasó sus manos por mi cintura apretando fuerte y comenzó nuevamente a chuparme la cola. Yo por mi parte, comencé a gemir sin parar por la excitación, mientras con mis manos lo masturbaba lentamente y pasaba mi lengua por toda la cabezota de su verga. Comencé a chupársela con más ritmo y profundidad mientras no paraba de gemir, al parecer le gustaron mucho mis gemidos con la boca llena por que me apretó muy fuerte la cintura. En un momento él levantó sus piernas para estar más cómodo y ahí fue cuando me la metí entera en la boca hasta apoyar mi nariz contra sus huevos.
Me mantuve ahí con fuerzas hasta que abrí mis ojos y vi algo que me desagrado mucho de él, no era nada muy grave, pero fue algo que dio el puntapié inicial para que todo se complicara. Lentamente fui sacándola de mi boca y no lo volví a hacer, continué chupando con un ritmo lento hasta que llegó el momento. Era la hora de empezar, me soltó la cintura y me pidió que me levantara, lo hice y el se levanto conmigo, nos besamos por un breve momento y me pidió que me tire en la cama para cojerme. Volví a ponerme en cuatro con la cabeza hacia abajo, sin pensar que todo se iba a ir a la mierda. Él se dirigió hacia su ropero en busca de lubricante, mientras yo ya estaba en la cama, lista para recibirlo. Se da vuelta y camina hasta la cama mientras se lubrica esa vergota hermosa y gruesa, al verla brillante dirigiéndose hacia mí y me super excité.
Se puso detrás mío, ya no podía verlo pero si sentirlo, con una de sus manos me agarro de la cintura y seguido a eso senti el frio del lubricante en mi ano, apoyó la punta y comenzó a empujar lentamente para que entrara, mi ano no estaba dilatado, sentí muchísimo dolor y tambien como me lastimaba cada milímetro que entraba, pero el siguio insistiendo, puso su otra mano en mi cintura y me traía hacia él con mucha fuerza pero su vergota no entraba. Mis gemidos ya no eran de placer, eran de dolor, entonces él optó por ir a buscar el lubricante, para ese entonces en mi cabeza ya rondaba la idea irme a mi casa pero no podía, estaba demasiado excitada y no podía negarme a su vergota. Nuevamente lo veo dirigirse hacia su ropero y volver a la cama con una botella, seguido a eso pude sentir como se deslizaba el frío lubricante por mi cola hasta llegar a mi ano. Mi macho estaba super excitado y con ganas de cojerme, podía sentirlo en su respiración y en las ansias que tenía.
Yo por mi parte, tampoco ayude, los nervios no me permitian relajarme para que entrase, sentía mucho ardor y fue cuando me di cuenta que, lo que temía ya habia pasado, tenia el ano lastimando.
Volviendo a lo anterior, de nuevo sentí la cabezota apoyada en mi colita lista para entrar, me agarró firme de la cintura con una de sus manos para que no me moviera y comenzó a empujar lentamente. Gire mi cabeza hacia la almohada para tapar mi boca y esconder los gemidos de dolor, pero no pude, el me estaba empujando con mucha fuerza y mi ano estaba lastimado. Esta vez entró un poco más, pero no mucho, ya no aguantaba el dolor y el ardor, así que le pedí que se detuviera para cambiar de posición y yo intentar que entrara. Ambos nos paramos junto a la cama, nos besamos y le pedí que se acostara, rápidamente me subí sobre él, con la intención de tener control sobre la fuerza pensado que así podría mitigar el dolor que sentía cuando entraba.
Ese fue el comienzo del final, me puse en posición, agarré esa enorme vergota y la acomodé para poder sentarme sobre ella. Me tomé unos segundos para respirar, concentrarme y relajarme, lo cual no sirvió de mucho, comencé a bajar lentamente mientras sentía como, al abrirse paso, mi piel se iba desgarrando, me dolio mucho y aguante todo lo que pude, pero no había entrado ni la mitad. Me quedé quieta, mientras ignoraba el dolor y el ardor que sentía. De manera automática comencé a levantarme para poder cabalgar, durante un rato cabalgue su vergota muy lento, ambos gemiamos, mi gemido era más doloroso, hasta que ya no pude contenerme, estaba muy excitada y mi pene estaba super duro, rápidamente me levanté y me recoste a su lado boca abajo mientras eyaculaba dentro de la tanga. Así es, la volví a cagar.
Como ya es costumbre en mí, arruine todo de vuelta, lo que sentí en ese momento fue horrible, una mezcla de culpa, vergüenza, odio, mucho dolor y por sobre todo sentí que ya la había cagado de vuelta. Como ya saben de mi problema, no hace falta que lo vuelva a contar, pero en ese momento senti que no podia seguir, no podia soportar mas, estaba muerta de tanto dolor y culpa, asique en ese momento no pude evitarlo, volví a inventar una excusa para poder irme a mi casa. Muy egoísta de mi parte, él todavía no había terminado, estaba muy excitado y con muchas ganas de cogerme. En el momento supo entenderme, me pidió que por lo menos se la chupe un poco, pero no fui capaz, fingí apuro. Ambos nos levantamos de la cama, yo comencé a desvestirme para ponerme mi ropa, mientras él se vestía. Lo note un poco preocupado y enojado a la vez, entendible, estaba muy excitado y no entendía mi actitud.
Una vez que estábamos listos, antes de salir me dijo “Tendría que haberte sacado una foto para que veas lo linda que estabas”, en ese momento sonreí y asentí con la cabeza, pero hoy me doy cuenta que me hubiese encantado tener recuerdos de ese momento. Salimos de la habitación en completo silencio, no dijimos una palabra. Fuimos hasta el ascensor, donde él rompió el silencio, me preguntó si me pasaba algo y si nos volveríamos a ver, a lo que respondí que sí, nos volveríamos a ver. Cuando llegamos a la puerta solo nos miramos y nos despedimos. No pude mirarle a los ojos, estaba tan avergonzado y culpable que no podía. Mi cabeza era un mar de ideas contradictorias, quería irme pero a la vez no, estaba enojado conmigo mismo. Luego de la despedida comencé a caminar hacia mi auto, era de noche estaba oscuro pero la entrada a su edificio estaba muy iluminada, tenía terror de que me vieran, camine rápido y me subí al auto. Me senté con mucha incomodidad, mi cola me ardía y dolía mucho, verdaderamente esa vergota me había roto el orto.
Todo el trayecto de regreso estuve batallando contra mis pensamientos, estaba muy avergonzado y me sentía muy culpable. Nuevamente por miedo la había vuelto a cagar, pero esta vez fue peor porque fui un egoista.
Acá termina esta parte de mi historia, en el próximo relato voy a contarles brevemente cómo me sentí los días posteriores a esa noche.
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