¡Me hizo ser su conejita!
Poco a poco fuimos haciéndonos más cercanos entodo sentido, con el paso del tiempo incluso me fui a vivir a su casa porqueentendíamos que no tenía sentido estar yendo y viniendo para pasar todo eltiempo juntos, al fin y al cabo, tampoco tuvimos demasiados impedimentos porparte de mis padres que más o menos ya entendían la situación y si bien noestaban completamente de acuerdo me dejaron ir sin penas ni gloria.
Él me dijo que gustaba de referirse a mí enfemenino, no solo a solas sino también con amigos y allegados quefrecuentemente iban a la casa a pasar el rato con nosotros, ver el futbol ydemas, yo tenía que atenderlos siempre a mí me gustaba, no me molestaba, dehecho desde que finalmente me mude a su casa me había comprado ropa, perfume ydemas, todo de mujer o similar a lo que usaría un mujer, incluso en cuanto a laropa interior, la lencería y demas, a mí no me molestaba, me sentía tanhipnotizado por él y por su amor hacia mí que lo estaba permitiendo todo porqueeran experiencias que realmente me encantaban. Para mí era prioridadcomplacerlo y una vez que termine con mis estudios me dedique de lleno a él, nosolo en lo personal e íntimo, sino que me había dado trabajo como su asistentepersonal en el buffet de abogados que dirigía.
Íbamos a todoslados juntos y en todos lados yo tenía el deber de asistirlo, él me estabadomesticando poco a poco.
Si mellamaba a su oficina y yo tenía todo hecho cual él lo pidiera la recompensapara mí era su verga, algunas veces me pedía que le chupara la pija en laoficina y me quedara con su leche en la boca durante toda la jornada laboral,otras veces, cuando me demoraba o hacia mal algunas cosas me practicaba el sexofuerte en donde estuviéramos, a veces en el baño del edificio, otras veces ensu oficina, pero también en el ascensor o incluso en el patio del lugar si nohabía monos en la costa, cuando había gente de por medio en el lugar no teníaningún problema en dejar todo a medio hacer y citarme en el automóvil paracogerme. Yo no tenía permitido limpiarme nada de lo que el dejara en mí endonde sea que decidiera hacerlo, eso me encantaba porque era un contrato quehabíamos decidido firmar ambos, yo vivía en un estado de completa calentura ydespertaba en mi estado más de puta que tenía, eso lo había logrado el, no sécómo lo hizo, pero logro que si el me daba una orden yo debía cumplirla. Cuandollegábamos a casa yo dejaba de ser su prostituta y me convertía en su mujer, supareja, no digo que no siguiera siendo salvaje, sino que siempre, en todomomento me cuidaba y me tenía como una princesa en todo el sentido de lapalabra.
Había díasen donde yo me vestía discreto para ir a la oficina, pero también había días endonde él decía el out fit que yo llevaría puesto, no lo hacía tan a menudo aeso porque los hombres del lugar me comían con las miradas, incluso sus propiosfamiliares llegaron a acercarse a mi e “intentarlo” conmigo y eso en parte loexcitaba porque el confiaba en mí y sabía que no iba a hacer nada sin avisarle,pero a la vez los celos eran importantes también, cada vez que ocurría un hechoasí el me castigaba con sexo violento por “ser tan puta”, mientras el me cogíasiempre quería más y siempre me transformaba en un animal por él, era su perramientras me enseñaba y yo entregaba mi cuerpo para su placer, era lo único queme importaba. No me importaba siquiera salir de debajo de su escritorio con laboca llena de leche cuando me pedía quedarse solo con alguien más que entraba ala oficina para tener una reunión con él en ese momento. Ahora que lo pienso,el perfume importado que me regalaba probablemente sea para que no se mesintiera el aroma a semen que en muchas oportunidades tenía en mi cuerpo.
1 comentarios - ¿Soy linda y comible o una fea con buen culo?