Todo comenzó por una infracción que yo cometí sobre Ezequiel mientras jugábamos futbol, sobre pasé mi intensidad y casi lo lesiono sin querer.
Él me acompañó hasta la puerta de mi casa, donde la discusión seguía y él no entraba en razón.
-Eze: Sos un forro y egoísta
-Yo: Vos sos un tarado que no entiende nada, solo te gusta pelear
Luego de discutir él soltó un puñetazo hacia mi rostro, lo que hizo que yo lo esquivara, pero no lo pude tolerar. Yo me calenté y lo fui a increpar. Le pegué 3 cachetadas y una patada baja que lo redujo. Luego aproveché para meterme dentro de mi casa y que todo termine ahí, pero él se levantó y me empujó. Caí en el piso del living de mi casa, Ezequiel se metió y cerró la puerta. Sentí una sensación de alerta y miedo, porque veía en sus ojos que quería matarme, pero sin dejarme reaccionar se tiró sobre mi para agredirme.
En el forcejeo sus genitales se frotaban sobre los míos, en ese momento sentía miedo, y al mismo tiempo me sentía excitado.
Cuando logro abatirlo y sacarlo de encima, lo veo adolorido en el piso, y por mi mente pasaba el deseo de cogérmelo. Pero yo no soy gay, sentía que si lo hacía estaba traicionándome a mi mismo.
Pero no resistí, me acerqué a él y lo monté. Bajé sus pantalones dejando al descubierto su culo hermoso. Gordito y con un poco de bello. Acerqué mi rostro y pude sentir ese olorcito a cola sudada que automáticamente erectó me pene.
Me llamaba la atención que él no reaccionara, ni resistiera, al contrario se dejaba llevar.
Saqué mi verga grande y gorda, y le di golpecitos en las nalgas. Luego introduje mis dedos en su boca y con su saliva lubriqué mi poronga para poder penetrarlo. Su ano estaba muy apretado, así que me costó un poco lograr ingresar.
Ya dentro era sentir como podía rozar el interior de su culo y sentir el calor y las texturas de su interior. Fue ahí cuando comenzamos a transpirar, las gotas de sudor caían por nuestros abdominales y mojaban nuestros cuerpos.
Podía su ano abriéndose con cada penetrada, y sus testículos saltar cada vez que se la introducía. Los dos gritábamos de placer y hasta la bronca parecía haberse disipado. Nos mirábamos con aprecio que hasta llegamos a besarnos mientras teníamos sexo.
Luego de 16 minutos yo eyaculo sobre él, y mi amigo haciéndose la paja acaba también.
Al final , luego de ese día cada vez que nos vemos miramos XXX gay y nos tocamos juntos dándonos placer ambos.
Él me acompañó hasta la puerta de mi casa, donde la discusión seguía y él no entraba en razón.
-Eze: Sos un forro y egoísta
-Yo: Vos sos un tarado que no entiende nada, solo te gusta pelear
Luego de discutir él soltó un puñetazo hacia mi rostro, lo que hizo que yo lo esquivara, pero no lo pude tolerar. Yo me calenté y lo fui a increpar. Le pegué 3 cachetadas y una patada baja que lo redujo. Luego aproveché para meterme dentro de mi casa y que todo termine ahí, pero él se levantó y me empujó. Caí en el piso del living de mi casa, Ezequiel se metió y cerró la puerta. Sentí una sensación de alerta y miedo, porque veía en sus ojos que quería matarme, pero sin dejarme reaccionar se tiró sobre mi para agredirme.
En el forcejeo sus genitales se frotaban sobre los míos, en ese momento sentía miedo, y al mismo tiempo me sentía excitado.
Cuando logro abatirlo y sacarlo de encima, lo veo adolorido en el piso, y por mi mente pasaba el deseo de cogérmelo. Pero yo no soy gay, sentía que si lo hacía estaba traicionándome a mi mismo.
Pero no resistí, me acerqué a él y lo monté. Bajé sus pantalones dejando al descubierto su culo hermoso. Gordito y con un poco de bello. Acerqué mi rostro y pude sentir ese olorcito a cola sudada que automáticamente erectó me pene.
Me llamaba la atención que él no reaccionara, ni resistiera, al contrario se dejaba llevar.
Saqué mi verga grande y gorda, y le di golpecitos en las nalgas. Luego introduje mis dedos en su boca y con su saliva lubriqué mi poronga para poder penetrarlo. Su ano estaba muy apretado, así que me costó un poco lograr ingresar.
Ya dentro era sentir como podía rozar el interior de su culo y sentir el calor y las texturas de su interior. Fue ahí cuando comenzamos a transpirar, las gotas de sudor caían por nuestros abdominales y mojaban nuestros cuerpos.
Podía su ano abriéndose con cada penetrada, y sus testículos saltar cada vez que se la introducía. Los dos gritábamos de placer y hasta la bronca parecía haberse disipado. Nos mirábamos con aprecio que hasta llegamos a besarnos mientras teníamos sexo.
Luego de 16 minutos yo eyaculo sobre él, y mi amigo haciéndose la paja acaba también.
Al final , luego de ese día cada vez que nos vemos miramos XXX gay y nos tocamos juntos dándonos placer ambos.
0 comentarios - El día que eduqué a mi amigo por las malas