Mientras pasaban los días, me preparaba depilando lo máximo posible mi cuerpo, en especial el culo. Pero tenía un inconveniente, ya que no tengo ropa de nena y mucho menos algo caliente que me haga ver como una perra, es por eso que tomé la drástica decisión de robarle una tanga a mi madre, era algo muy arriesgado ya que ella es muy meticulosa con sus cosas y obviamente se iba a dar cuenta que le faltaba ropa interior (cosa que pasó y mas tarde se dio cuenta que fui yo :c). Sin embargo la calentura de presentarme lo mas sexy a mi macho me ganó y decidí hacerlo sin importar las consecuencias. Así fue, le robé una tanga negra muy linda, y me la probé. Al verme en el espejo me sentía toda una puta radiante, pero lo mejor fue al caminar, ya que el roce de la tanga me hacia cosquillas que me ponian muy cachonda y rápidamente tuve una erección.
Llegó el ansiado día, una semana después de haberme visto cara a cara con mi macho mi familia salió y me quedé solo en casa, en ese momento supe lo que iba a ocurrir en esas 4 horas de diversión. Fui directo a ducharme y mientras el agua seguía cayendo dejé que mi imaginación volara, imagine sus labios rozando los míos, su cuerpo sexy y cachondo junto al mío. Mi corazón latía con fuerza mientras me perdía en el mundo de la fantasía.
Sin embargo, comencé a tener dudas. ¿Y si me rechazaba? ¿Y si le contaba a mis padres? Esto me quitaba confianza, pero decidí que sino aprovechaba esta oportunidad, jamás saldría de ese oscuro camino de soledad. Terminé la ducha y me puse la tanga negra de mi madre, esta resaltaba mis nalgas de manera provocativa, me sentía empoderada y sexy mientras me veía en el espejo, sabiendo que así complacería a mi macho. Luego tomé la hoddie negra, era cómoda y me encantaba como quedaba con mi cuerpo, ocultando ligeramente la pequeña tanga.
Me encontraba en la sala muy impaciente y atenta para escuchar si llegaba mi vecino, pero no lo veía por ningún lado. Cada minuto que pasaba la ansiedad comenzaba a apoderarse de mí. Toda esa emoción comenzó a transformarse en tristeza, ya que para volver a tener otro rato a solas tenía que pasar mínimo una semana, y eso era mucho para mí.
Ya estaba desilusionada, pasaron más de 3 horas y no lo veía. De pronto escuché risas en la calle, y al mirar por la ventana pude observar que ahí venía él con sus amigos, todos vestidos con uniforme de futbol, una mezcla de alivio se apoderó de mí. Tomé valor e intenté llamar su atención, primero abrí las cortinas de la sala, luego encendí la lámpara de la entrada lo que claramente llamó su atención y volteó hacia mí casa. Mis ojos se posaron en él y los suyos en mí, me sentí muy cachonda y nerviosa a la vez, me aparté de la ventana y a los segundos tocaron la puerta, ahí estaba él con una sonrisa de lado a lado, me dijo que no me había visto desde hace varios días y se le hizo muy raro, a lo cual me quedé muda y solo le sonreía y me mordía el labio, como toda una tonta. Las miradas se pusieron muy intensas y lo invite a pasar con la excusa de que le tenía que decir algo urgentemente, su sonrisa se desvaneció y rápidamente contestó, "no diré nada, son tus gustos yo no tengo porque contarle a nadie lo que vi el otro día por la ventana". Eso me puso más cachonda aún, aparte de que me lo quería coger sabía que iba a guardar el secreto.
Me acerque a él y le dije que eso ya no importaba, lo que le quería decir es que me sentía atraída por él, y que si él quisiese podría ser su puta personal para cogerme las veces que le plazcan. Las miradas se volvieron más intensas, cargadas de deseo reprimido, nos acercamos más el uno al otro, sin decir ninguna palabra nos encontramos con un abrazo apasionado y nuestros labios se fundieron en un beso intenso y ardiente. Tomé sus manos y las dirigí hacia mí culito, sonrió al tocar mis nalgas desnudas y palpar el pequeño hilo que estaba entre medio. En ese momento recordé que no faltaba mucho tiempo para que mi familia llegara a casa, y le dije entre jadeos que se la podía chupar, me puse de rodillas ante él y se le veía un paquete enorme entre las piernas, lo tomé por encima y me ordenó que lo chupara, saqué esa verga gorda de unos 17 cm y comencé a lamer su cabeza despacio, acariciando su tronco y huevos sin parar. Poco a poco lo fui metiendo más profundo, saboreando cada gota de sus fluidos viscosos y viéndolo directo a su cara de deseo. Llegué a tal punto de sentir arcadas y lagrimear en cada embestida, me dijo que le faltaba poco para correrse por lo que aumenté la velocidad y el empezó a dar gemidos ahogados, hasta que gritó, "ME VENGO", a lo que comencé a sentir mi boca llena de su lechita caliente y se la mostré abriendo la boca. Me dijo que nos la pasaríamos muy bien juntos, sin más lo acompañé a la puerta, en donde masajeo mis nalgas muy intenso y puso un dedo justo en mi pussy-boy. La conexión había sido más profunda de lo que imaginé, y sabía que este encuentro era sólo el inicio de algo más intenso. Nos despedimos y prometimos volver a vernos para acabar con lo que empezamos.
Si quieren que continúe con la 3ra parte denle más apoyo, ya casi llegamos a la parte en la que me hizo su putita por primera vez.
Llegó el ansiado día, una semana después de haberme visto cara a cara con mi macho mi familia salió y me quedé solo en casa, en ese momento supe lo que iba a ocurrir en esas 4 horas de diversión. Fui directo a ducharme y mientras el agua seguía cayendo dejé que mi imaginación volara, imagine sus labios rozando los míos, su cuerpo sexy y cachondo junto al mío. Mi corazón latía con fuerza mientras me perdía en el mundo de la fantasía.
Sin embargo, comencé a tener dudas. ¿Y si me rechazaba? ¿Y si le contaba a mis padres? Esto me quitaba confianza, pero decidí que sino aprovechaba esta oportunidad, jamás saldría de ese oscuro camino de soledad. Terminé la ducha y me puse la tanga negra de mi madre, esta resaltaba mis nalgas de manera provocativa, me sentía empoderada y sexy mientras me veía en el espejo, sabiendo que así complacería a mi macho. Luego tomé la hoddie negra, era cómoda y me encantaba como quedaba con mi cuerpo, ocultando ligeramente la pequeña tanga.
Me encontraba en la sala muy impaciente y atenta para escuchar si llegaba mi vecino, pero no lo veía por ningún lado. Cada minuto que pasaba la ansiedad comenzaba a apoderarse de mí. Toda esa emoción comenzó a transformarse en tristeza, ya que para volver a tener otro rato a solas tenía que pasar mínimo una semana, y eso era mucho para mí.
Ya estaba desilusionada, pasaron más de 3 horas y no lo veía. De pronto escuché risas en la calle, y al mirar por la ventana pude observar que ahí venía él con sus amigos, todos vestidos con uniforme de futbol, una mezcla de alivio se apoderó de mí. Tomé valor e intenté llamar su atención, primero abrí las cortinas de la sala, luego encendí la lámpara de la entrada lo que claramente llamó su atención y volteó hacia mí casa. Mis ojos se posaron en él y los suyos en mí, me sentí muy cachonda y nerviosa a la vez, me aparté de la ventana y a los segundos tocaron la puerta, ahí estaba él con una sonrisa de lado a lado, me dijo que no me había visto desde hace varios días y se le hizo muy raro, a lo cual me quedé muda y solo le sonreía y me mordía el labio, como toda una tonta. Las miradas se pusieron muy intensas y lo invite a pasar con la excusa de que le tenía que decir algo urgentemente, su sonrisa se desvaneció y rápidamente contestó, "no diré nada, son tus gustos yo no tengo porque contarle a nadie lo que vi el otro día por la ventana". Eso me puso más cachonda aún, aparte de que me lo quería coger sabía que iba a guardar el secreto.
Me acerque a él y le dije que eso ya no importaba, lo que le quería decir es que me sentía atraída por él, y que si él quisiese podría ser su puta personal para cogerme las veces que le plazcan. Las miradas se volvieron más intensas, cargadas de deseo reprimido, nos acercamos más el uno al otro, sin decir ninguna palabra nos encontramos con un abrazo apasionado y nuestros labios se fundieron en un beso intenso y ardiente. Tomé sus manos y las dirigí hacia mí culito, sonrió al tocar mis nalgas desnudas y palpar el pequeño hilo que estaba entre medio. En ese momento recordé que no faltaba mucho tiempo para que mi familia llegara a casa, y le dije entre jadeos que se la podía chupar, me puse de rodillas ante él y se le veía un paquete enorme entre las piernas, lo tomé por encima y me ordenó que lo chupara, saqué esa verga gorda de unos 17 cm y comencé a lamer su cabeza despacio, acariciando su tronco y huevos sin parar. Poco a poco lo fui metiendo más profundo, saboreando cada gota de sus fluidos viscosos y viéndolo directo a su cara de deseo. Llegué a tal punto de sentir arcadas y lagrimear en cada embestida, me dijo que le faltaba poco para correrse por lo que aumenté la velocidad y el empezó a dar gemidos ahogados, hasta que gritó, "ME VENGO", a lo que comencé a sentir mi boca llena de su lechita caliente y se la mostré abriendo la boca. Me dijo que nos la pasaríamos muy bien juntos, sin más lo acompañé a la puerta, en donde masajeo mis nalgas muy intenso y puso un dedo justo en mi pussy-boy. La conexión había sido más profunda de lo que imaginé, y sabía que este encuentro era sólo el inicio de algo más intenso. Nos despedimos y prometimos volver a vernos para acabar con lo que empezamos.
Si quieren que continúe con la 3ra parte denle más apoyo, ya casi llegamos a la parte en la que me hizo su putita por primera vez.
1 comentarios - Mi vecinito me desvirgó el culo Pt.2