Como les conté en este post voy a ir contandoles en relatos experiencias sexuales recientes, aprovechando mi depto nuevo y mi vida de estudiante en La Plata.
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Ya mudado en el nuevo departamento por la zona de Plaza Rocha, quería aprovecharlo al máximo. Traducción: quería coger todo lo que no había podido coger en este tiempo, por tener compañeros de piso. Asique básicamente, entre Grindr y la alerta permanente en la calle cazando trolos y heterocuriosos transcurrían mis días de último año de carrera universitaria.
Volviendo de entrenar un día, pasé por un almacen chiquito cerca de mi depto. El lugar era relativemente nuevo, y los dueños eran unos venezolanos. Estaba buscando galletitas Oreo, y le pregunto a un repositor dónde podía encontrarlas. En seguida me indicó, fui a buscarlas, pagué y me fui a casa. El repositor era un pibe joven, morochito, con el pelo un poco teñido de rubio, sombra de barba y con tonada claramente venezolana, que en el momento que intercambiamos dos palabras, no me transmitió nada. Y eso que yo estaba alzado buscando sexo 24/7.
Llegué a casa, eran cerca de las 20hs, me pegué una ducha y empecé a cocinar. Mientras se hacia la comida, agarré el teléfono y me puse a mirar Grindr. En ese entonces, tenía dos cuentas de Grindr: una con foto de cara y otra sin foto de cara (ya les contaré por qué). En mi cuenta con foto de cara, tenía un mensaje de un perfil que solo se veía un torso, que el usuario era "Angel", que decía:
-Cualquier otra pregunta, me dices.
No entendía nada, asique no le di bola, y me puse a chatear con otro. Al rato, recibo otro mensaje de Angel, que decía:
-Ya que te gustan las Oreo, cuando quieras te llevo un paquete de regalo.
Ahí caí que era el repositor, pero realmente no acordaba bien de él, no le había prestado mucha atención. Le pedí foto, me dijo que ya lo conocía, y deje de darle bola. Deje el celu, cené, puse una serie de fondo, y volví a agarrar el celu para boludear en Grindr. Tenía varios mensajes de Angel, y entre ellos una foto de las que expiran rápido. Creí que era una nude, pero no, era una foto de su cara. No era feo, tampoco recontra fachero, pero había tenido la decencia de mandar foto, asique le contesté y nos pusimos a charlar. Tenía 21 años, y laburaba en el almacén de los padres, había emigrado hacia un año, y era gay, pero tapado. Ya en confianza, le pedí más fotos: me mandó un par del cuerpo entero, sin remera, etc. Estaba bueno, pero no me volvía loco. Quedó ahí.
Un par de días después, como un jueves, entró a Grindr de nuevo después de varios días, y tenía varios mensajes de Angel. Persistente. Le constesto y nos ponemos a charlar. Evidentemente estaba caliente, y quizás pajeándose, porque enseguida intentó charla hot. Le seguí la corriente, para ver que onda. Me pidió nudes y le mandé una mía, en 4 en el sillón, con el orto bien abierto. Ya me había hecho la depilación definitiva, asique mi cola era toda lampiña. Se calentó mucho, me escribía re caliente. Le pedí fotos y me mandó el album entero. Me entusiasmó ver que tenía un pedazo de pija muuy interesante: normal de larga, unos 17 cm, pero gorda. Llevaba un par de días sin garchar, eran tipo 8, y pensé, "ya fue, hoy entrego":
-Vení a casa- le escribí.
- Ahora? Estás libre? -me preguntó
-Si, venite- Le pasé la direción y agarró viaje.
Me fui al baño, me preparé la cola, y me quedé esperando. Al ratito me escribió que estaba abajo.
Subimos al depto, lo invité una copa de vino, y nos quedamos charlando en el sillón. La tonada caribeña, y recordar que tenía una cosa bien gruesa ahí abajo, ya me habían hecho entusiasmar la cola. Después de un rato de charla, empezamos a chapar. Besaba muy bien, se notaba que estaba caliente. En un movimiento, me senté arriba de él, y empecé a chaparlo con todo, sacudiendo mi ojete contra su pija, pero aún con ropa. Apretaba bien fuerte la cola contra su bulto, que se sentía durísimo. Me saqué la remera, el hizo lo mismo. Seguimos en ese franeleo un buen rato.
Sin mediar palabra, me arrodillé y le bajé el pantalón. Se notaba bajo el boxer la pija extremandamente dura. Le bajé el elástico, y se asomó la cabeza de la pija roja y dura. Le saqué el boxer, y me encontré con una pija bien negra, muy dura y más gruesa de lo que había visto en fotos. Lo miré con cara de puta en celo, y me la empecé a chupar. En seguida saboreé el preseminal dulce que se asomaba.
-Cometela putita- me decía entre suspiros.
- Me vas a dilatar bien para meterme todo esto?- le decía yo en tono de puta en celo.
-Te voy a abrir bien pa' que lo goce. Mamame bien la verga.
La cabeza estaba hinchadísima, y después de la segunda garganta profunda, me agarró del pelo. Sentí que la cabeza de su pija se hinchaba y latía. Estaba por acabar y me pidió que pare, por lo que seguí chupando muy suave. Me senté arriba de él de nuevo, seguimos chapando, y le pedí que me empiece a meter un dedo en la cola. Se entusiasmó, estaba re caliente, me metió uno, dos, y bombeaba con ganas. En eso sentí que me empezó a pasar la pija por el agujero. Se sentía increíble, mojada y muy dura, pero ni en pedo me dejaba coger sin forro.
Me paré, y le dije que vayamos a la cama. Se acostó, le puse un forro, y me senté en la pija. En el segundo intento de acomodarmela en la cola, entró completa. Era por lejos la pija más gruesa que me había entrado hasta ese momento, y se sentía increíble. Sentía cada rincón del orto lleno de pija, y estaba tan dura que sentía que me llegaba a la garganta.
Lo empecé a galopar suave, sabía que estaba por acabar. Sentía la cabeza de la pija hinchada, que latía cada tanto como queriendo escupirme la leche. Me seguí moviendo suave, subía hasta la punta de la cabeza, y bajaba suave hasta tenerla toda adentro. Quería gozarla, y el no daba más. Cada tanto trataba de frenarme, cuando estaba al borde de explotar.
En un momento, me pidió acabar. Había aguantado unos 15´ al recontra palo. Me agarró abiréndome los cachetes del culo, y me entró a bombear fuerte y repetido. No tardó nada en acabar. Sentí la cabeza hinchada y los 6-7 chorros de leche que salieron. Cuando se sacó el forro, me impresionó la cantidad de leche que había largado. Me prometió que la próxima me la iba a dar de tomar.
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Ya mudado en el nuevo departamento por la zona de Plaza Rocha, quería aprovecharlo al máximo. Traducción: quería coger todo lo que no había podido coger en este tiempo, por tener compañeros de piso. Asique básicamente, entre Grindr y la alerta permanente en la calle cazando trolos y heterocuriosos transcurrían mis días de último año de carrera universitaria.
Volviendo de entrenar un día, pasé por un almacen chiquito cerca de mi depto. El lugar era relativemente nuevo, y los dueños eran unos venezolanos. Estaba buscando galletitas Oreo, y le pregunto a un repositor dónde podía encontrarlas. En seguida me indicó, fui a buscarlas, pagué y me fui a casa. El repositor era un pibe joven, morochito, con el pelo un poco teñido de rubio, sombra de barba y con tonada claramente venezolana, que en el momento que intercambiamos dos palabras, no me transmitió nada. Y eso que yo estaba alzado buscando sexo 24/7.
Llegué a casa, eran cerca de las 20hs, me pegué una ducha y empecé a cocinar. Mientras se hacia la comida, agarré el teléfono y me puse a mirar Grindr. En ese entonces, tenía dos cuentas de Grindr: una con foto de cara y otra sin foto de cara (ya les contaré por qué). En mi cuenta con foto de cara, tenía un mensaje de un perfil que solo se veía un torso, que el usuario era "Angel", que decía:
-Cualquier otra pregunta, me dices.
No entendía nada, asique no le di bola, y me puse a chatear con otro. Al rato, recibo otro mensaje de Angel, que decía:
-Ya que te gustan las Oreo, cuando quieras te llevo un paquete de regalo.
Ahí caí que era el repositor, pero realmente no acordaba bien de él, no le había prestado mucha atención. Le pedí foto, me dijo que ya lo conocía, y deje de darle bola. Deje el celu, cené, puse una serie de fondo, y volví a agarrar el celu para boludear en Grindr. Tenía varios mensajes de Angel, y entre ellos una foto de las que expiran rápido. Creí que era una nude, pero no, era una foto de su cara. No era feo, tampoco recontra fachero, pero había tenido la decencia de mandar foto, asique le contesté y nos pusimos a charlar. Tenía 21 años, y laburaba en el almacén de los padres, había emigrado hacia un año, y era gay, pero tapado. Ya en confianza, le pedí más fotos: me mandó un par del cuerpo entero, sin remera, etc. Estaba bueno, pero no me volvía loco. Quedó ahí.
Un par de días después, como un jueves, entró a Grindr de nuevo después de varios días, y tenía varios mensajes de Angel. Persistente. Le constesto y nos ponemos a charlar. Evidentemente estaba caliente, y quizás pajeándose, porque enseguida intentó charla hot. Le seguí la corriente, para ver que onda. Me pidió nudes y le mandé una mía, en 4 en el sillón, con el orto bien abierto. Ya me había hecho la depilación definitiva, asique mi cola era toda lampiña. Se calentó mucho, me escribía re caliente. Le pedí fotos y me mandó el album entero. Me entusiasmó ver que tenía un pedazo de pija muuy interesante: normal de larga, unos 17 cm, pero gorda. Llevaba un par de días sin garchar, eran tipo 8, y pensé, "ya fue, hoy entrego":
-Vení a casa- le escribí.
- Ahora? Estás libre? -me preguntó
-Si, venite- Le pasé la direción y agarró viaje.
Me fui al baño, me preparé la cola, y me quedé esperando. Al ratito me escribió que estaba abajo.
Subimos al depto, lo invité una copa de vino, y nos quedamos charlando en el sillón. La tonada caribeña, y recordar que tenía una cosa bien gruesa ahí abajo, ya me habían hecho entusiasmar la cola. Después de un rato de charla, empezamos a chapar. Besaba muy bien, se notaba que estaba caliente. En un movimiento, me senté arriba de él, y empecé a chaparlo con todo, sacudiendo mi ojete contra su pija, pero aún con ropa. Apretaba bien fuerte la cola contra su bulto, que se sentía durísimo. Me saqué la remera, el hizo lo mismo. Seguimos en ese franeleo un buen rato.
Sin mediar palabra, me arrodillé y le bajé el pantalón. Se notaba bajo el boxer la pija extremandamente dura. Le bajé el elástico, y se asomó la cabeza de la pija roja y dura. Le saqué el boxer, y me encontré con una pija bien negra, muy dura y más gruesa de lo que había visto en fotos. Lo miré con cara de puta en celo, y me la empecé a chupar. En seguida saboreé el preseminal dulce que se asomaba.
-Cometela putita- me decía entre suspiros.
- Me vas a dilatar bien para meterme todo esto?- le decía yo en tono de puta en celo.
-Te voy a abrir bien pa' que lo goce. Mamame bien la verga.
La cabeza estaba hinchadísima, y después de la segunda garganta profunda, me agarró del pelo. Sentí que la cabeza de su pija se hinchaba y latía. Estaba por acabar y me pidió que pare, por lo que seguí chupando muy suave. Me senté arriba de él de nuevo, seguimos chapando, y le pedí que me empiece a meter un dedo en la cola. Se entusiasmó, estaba re caliente, me metió uno, dos, y bombeaba con ganas. En eso sentí que me empezó a pasar la pija por el agujero. Se sentía increíble, mojada y muy dura, pero ni en pedo me dejaba coger sin forro.
Me paré, y le dije que vayamos a la cama. Se acostó, le puse un forro, y me senté en la pija. En el segundo intento de acomodarmela en la cola, entró completa. Era por lejos la pija más gruesa que me había entrado hasta ese momento, y se sentía increíble. Sentía cada rincón del orto lleno de pija, y estaba tan dura que sentía que me llegaba a la garganta.
Lo empecé a galopar suave, sabía que estaba por acabar. Sentía la cabeza de la pija hinchada, que latía cada tanto como queriendo escupirme la leche. Me seguí moviendo suave, subía hasta la punta de la cabeza, y bajaba suave hasta tenerla toda adentro. Quería gozarla, y el no daba más. Cada tanto trataba de frenarme, cuando estaba al borde de explotar.
En un momento, me pidió acabar. Había aguantado unos 15´ al recontra palo. Me agarró abiréndome los cachetes del culo, y me entró a bombear fuerte y repetido. No tardó nada en acabar. Sentí la cabeza hinchada y los 6-7 chorros de leche que salieron. Cuando se sacó el forro, me impresionó la cantidad de leche que había largado. Me prometió que la próxima me la iba a dar de tomar.
1 comentarios - El venezolano (relato)