Yo tenía 13 añitos y ya estaba seguro de lo que me gustaba. Amaba ver y sentir como era gozar la verga de esos hombres mayores que todos los días espiaba, desnudos, pajeandose o cogiendo con sus hembras.
Hoy en día, alguien podría decir que fue un abuso... Pero nada de eso, por el contrario, era yo quién los sometía y abusaba de ellos. Era yo quién los busconeaba y les manoseaba la entrepierna hasta que no se podían resistir a mi acoso.
Era el abusador infantil y pervertido que se escabullia entre sus sábanas y los obligaba a cogerme como hacían con sus hembras, era yo el que se sentaba sobre sus vergas endurecidas por mis lamidas babosas.
Era yo el que deliraba de placer cuando los huevos peludos y transpirados de mis tíos golpeaban la puerta de mi cola y me cogían hasta hechar chorros de leche caliente en mis entrañas...
Hoy en día, alguien podría decir que fue un abuso... Pero nada de eso, por el contrario, era yo quién los sometía y abusaba de ellos. Era yo quién los busconeaba y les manoseaba la entrepierna hasta que no se podían resistir a mi acoso.
Era el abusador infantil y pervertido que se escabullia entre sus sábanas y los obligaba a cogerme como hacían con sus hembras, era yo el que se sentaba sobre sus vergas endurecidas por mis lamidas babosas.
Era yo el que deliraba de placer cuando los huevos peludos y transpirados de mis tíos golpeaban la puerta de mi cola y me cogían hasta hechar chorros de leche caliente en mis entrañas...
2 comentarios - Placer sin medidas. Jarabe de palo