Dios Pija.

Mis tres tíos y mi padrino se habían convertido en víctimas involuntarias al principio.





















Sabía que cuando estaban ebrios eran vulnerables y dóciles; se dejaban llevar por el juego pervertido. Yo, entre bromas y manoséo les tocaba la pija, los acariciaba y les ayudaba a desvestirse... Cuando ya estaban dormidos metía las manos en sus boxers y retiraba la verga entera con la bolsa de los huevos, cuando podía les quitaba el calzoncillo.











Succionando la cabeza de la pija me poseía una intensidad feróz y demoníaca, me olvidaba del tiempo con la mente en blanco, retorciendome de placer, como en éxtasis. Me olvidé del peligro que era estar mamando la pija de mi tío.






Me dejé llevar seguro de que el tipo dormía inconciente y sin saber nada de lo que pasaba. Mamé, lamí, chupé y succioné ésa tranca hermosa que se ponía cada vez más grande con mis besos y lamidas.







Sin que me diera cuenta, ése semental criollo, despabilado por la chupada de verga que le hacía, se despertó y casi espantado, intentó sacarme la pija de la boca y el mismo movimiento hizo que sintiera mejor la succión poderosa de mis labios sobre la cabeza de su pijote rabioso.







Le estaba pelando la cabeza de la chota con una intensidad feróz