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Mi jefe me coge en el trabajo (segunda parte)

Hola:


Para continuar con mi relato anterior, contaré que estuve trabajando en un campo. Trabajaba para un paisano corpulento, morocho, algo calvo y que solía andar semidesnudo casi todo el día.
Como se imaginarán, al ser yo gay, mi calentura con ese tipo iba creciendo con el paso de los días. El primer día de trabajo ya le había visto el culo descubierto cuando se le rajó el pantalón, al no usar calzoncillos, se le vio todo.
Al siguiente día como traía la bragueta abierta, y como estuvimos hablando de sexo y mujeres, se le empezó a parar la pija y alcancé a verle la parte de arriba, bastante gruesa y peluda.
No pude aguantar en esos días y tuve que pajearme recordando todo lo que viví.


Luego de un par de días en que llovió demasiado, no estuve trabajando porque el trabajo que había se hacía siempre afuera. Para mi decepción el tipo no me llamó y tuve que aguantar en mi casa. Luego de que paró de llover me mandó un mensaje para que fuera a trabajar al otro día. Contento, no podía esperar para volver a vivir algún momento caliente.
Sinceramente el tipo, mi jefe, no era muy lindo que digamos. Sin embargo, su constante desnudez y su desprejuiciado exhibicionismo me hacían desearlo más y más.
Cuando llegué a su casa nuevamente, me hizo pasar y comenzamos a trabajar descargando alimento para los animales. Bolsas de plástico o arpillera de 25 y 50 kilos. No daba más, sentía que se me iba a salir el corazón por la boca. Cualquiera que haya descargado bolsas de esos kilajes sabrá lo que estoy diciendo. Traspiré la gota gorda. Me chorreaba la frente, la espalda y hasta las piernas por el calor y la humedad que estaba haciendo, sin contar que estábamos apilando las bolsas adentro de un galpón.


YO: -¡Qué calor que hace!
JEFE: -Y sí... Ya sabés, este trabajo es así
YO: -Si fuera por mí me pondría en pelotas ya mismo.


Bañado en transpiración, mi frase iba en serio. Pero también lo decía para probarlo. Imaginaba que un tipo que anda exhibiéndose casi sin ropa o dejando ver parte de sus intimidades, seguramente sería tan nudista o casi tan nudista como yo.


Seguimos trabajando y ese día no pasó nada demasiado sobresaliente.
Sin embargo, al otro día el tipo me rondaba siempre mirándome. Yo noté que algo querría, no sabía qué. Pero me imaginaba que algo quería decirme.
Mientras yo acomodaba algunas bolsas en el galpón, el tipo se sentó mirándome y parecía querer decirme algo.


JEFE: -Está lindo para...
Cortó su frase ahí y no dijo más nada


YO: -¿Lindo para qué, jefe? Diga, no tenga vergüenza o miedo de mí que yo no lo voy a juzgar.
JEFE: -Está lindo para andar en pelotas. - Dijo, un poco pensativo
JEFE: -Estuve pensando en lo que dijiste ayer y la verdad es que yo varias veces trabajé en pelotas. Ahora no lo hago porque estás vos, pero...
YO: -Por mí no tengo drama, jefe. Si quiere nos sacamos y trabajamos así. En mi casa ando todo el día en bolas, estoy acostumbrado. Si quiere nos sacamos el pantalón. Mejor para mí sería poder trabajar libremente


Quedó pensativo y no decía nada.


YO: -Sáquese usted y me saco yo también, así quedamos igual. ¿Qué le parece?


El tipo sin decir nada se sacó el pantalón y la camisa. Quedó totalmente en bolas y yo hice lo mismo. Lo único que teníamos puesto eran las alpargatas.


Me miró un rato y parecía como con una mirada de lástima. ¡Jejeje! Me causó gracia su mirada.
Ciertamente mi dotación no es muy grande, pero ya estoy acostumbrado. Quiero decir que mi tamaño de pene es bastante pequeño. Le dije:



YO: -No se preocupe, jefe. Mi pene es así, pequeñito. Pero cuando se para es normal. Sin embargo el suyo parece bastante... (Iba a decir apetitoso, casi se me escapa pero me contuve) Parece bastante grande...
JEFE: -Así, soy. La naturaleza me dio bastante para dar y repartir.
YO: -¡Qué suerte que tiene, jefe!


Estuvimos así trabajando en bolas el resto de la tarde. Le pregunté si su esposa no iba a aparecer. Me dijo que ya le había avisado que no venga, que íbamos a estar ocupados. Como la esposa de este hombre sufre por las quemaduras de sol, no sale muy frecuentemente. Así que en ese sentido estuvimos bien.
Como se podrán imaginar, no podía sacar de mi mente la imagen de este hombre totalmente en bolas frente a mí. Todo lo que había imaginado lo tenía ahí a disposición. Tenía que luchar constantemente para que no se note mi excitación, me refiero a que tenía que luchar para que no se me pare la pija. Con la calentura que tenía y con lo fácil que se me para la pija, es una verdadera lucha tratar de que no se me pare.
Sin embargo, le echaba miradas constantes a mi jefe. Cuando se agachaba, cuando se iba caminando, o cuando iba de un lado hacia otro cargando bolsas al hombro. Sus bolas, sus muslos, su pija gruesa y pesada colgando de acá para allá. Su culo blanco y peludo era bastante deseable.
Sentí que me iba a desmayar en cualquier momento de la calentura, de las ganas de tener y no poder.
Y como no podía con mi genio, cada vez que podía me agachaba mostrando mi culo depilado. Haciéndome el distraído, apuntaba hacia donde estaba él.
No quería que me mandara a la mierda si es que no le gustan los putos. Pero a la vez, tenía la intención de ofertar la fruta prohibida para que decidiera si quería probarla o no.


JEFE: -¡Eh, loco! ¡No apuntes tanto para acá, que tenés lindo culito y ya me está agarrando la tentación!
YO: -Está bien, jefe. Pero necesito descansar de vez en cuando, por eso me apoyo así.


Al cabo de un rato yo seguía agachándome y mostrando mi redondo trasero lampiño oferente hacia su lado.
Vino caminando con una bolsa al hombro, y me dio una cachetada en el culo con la mano abierta.


JEFE: -Lindo culito tenés, nene.
YO: -¿Ah, sí? Lo tengo bastante trabajado
JEFE: -¿Trabajado en qué sentido?


No respondí nada.
JEFE: -Mirá que con la calentura que tengo le doy a quien sea.
YO: -¡Y bueno, jefe! ¡Todo sea por mantener el trabajo!
JEFE: -No me jodas
YO: -En serio, jefe. - Dije casi susurrando -Yo no tengo problema, si hay que hacerlo lo hacemos...


En mi experiencia aprendí que las oportunidades que se desperdician no se vuelven a dar. Cuando alguien tiene ganas de concretar algo, hay que aprovechar el momento. Porque si no lo hacés, después piensan que no tenés ganas, que no le gustás, o que no sos puto. Así que es mejor tomar la oportunidad en el momento, aunque sea el primer día que lo conozcas, no hay que dejar el tiempo pasar.


Me acerqué hacia él y me agaché. Le tomé el pene en mi mano y lo llevé hacia mi boca. Empecé a chupar y tenía un gusto un poco salado. Seguramente por la transpiración.
No tardó nada en ponerse duro. Se recostó contra una pila de bolsas de arpillera y dejó que le chupe la pija. Ahí estábamos medio escondidos para que nadie nos viera si venía de repente. 
Me tomé mi buen tiempo para chupársela bien a gusto, pero a cada momento parecía que quería acabar. Yo no quería que ese momento se termine, pero parece que el hombre de verdad hace rato que no cogía porque en un momento no aguantó más y largó grandes chorros de leche. Me salpicó un poco la cara y las manos, hasta el pecho me llegó, mientras el tipo arrugaba la cara, abría la boca como en un signo de dolor, pero todos sabemos que es placer. Soltaba grandes chorros de leche mientras jadeaba y respiraba entrecortado.
¡Ay, papá! ¡Qué pedazo de macho! ¡Qué ganas tenía de chuparlo! ¡Y qué gusto me di al hacerlo!
Desde el primer momento que lo vi tuve una tentación muy grande con ese tipo y se me dio.


Después de estar un rato ahí, los dos apoyados en las bolsas, desnudos, sin decir nada. Se puso el pantalón y se fue. No supe si se enojó o le dio vergüenza. Sin embargo volvió con una botella de jugo y me convidó. Yo también me había puesto la ropa y no sabía bien qué hacer.


YO: -Pensé que te habías enojado
JEFE: -No, no. Fui a buscar eso porque me dejaste muerto. - Y me miró con una sonrisa


Ese día me pagó algo extra. Sin dudar lo acepté porque me servía la guita, me despedí y volví al otro día.


Al otro día volví con ganas de trabajar. Con todas las ansias de volver a ver a mi jefe en pelotas otra vez. 
Anduve haciendo trabajos en el parque por un rato y después me llamó al galpón.


JEFE: -Vamos a apilar esas bolsas. Hay que darle de comer a los lechones, pero antes...


El jefe se abrió el pantalón y peló la pija.
Se imaginan que mi calentura era igual o mayor que la de él. ¡Su verga me fascinaba!
Lo que para algunos/as sería un insulto, para nosotros los gays, tener un jefe bien dotado, con una verga bien venosa y unas ganas de coger que no se aguantan, es todo lo que soñamos en el mundo.
Por supuesto que me puse a su disposición y empecé a chuparle la pija. Me agaché y me empecé a quitar la ropa. Él hizo lo mismo y en un momento estábamos sin pantalones, desnudos en la parte de abajo. Le pajeaba la pija y le chupé los huevos peludos. Deseé apretarle el culo y lo hice. Mientras me tragaba su pene hasta la garganta, le abracé por el culo y lo apreté con ganas. Le frotaba y acariciaba el culo con mis manos, mientras chupaba la enorme cabeza de su pene.
Pero yo quería más. No tenía intenciones de que se termine tan rápido como el día anterior, y me di vuelta para tentarlo con mi cola redonda y depilada. Me empezó a manosear el culo y me metió el dedo. Empecé a gemir como una mina, me retorcía del placer y la calentura. Me agaché un poco más y me puse a disposición para que me cogiera.


Mi jefe, ese maduro paisano del campo, lleno de calentura y de testosterona de macho, me manoseaba el culo y luego lo abrió. Me echó saliva y empezó a penetrarme de a poco. Él tenía su camisa de mangas cortas desabotonada y de la cintura para abajo estaba desnudo. Yo estaba completamente desnudo, y los dos atrás de una gran pila de bolsas, cogimos así un lindo rato. Me penetró de parado mientras yo me apoyaba en la pila de bolsas. Después se sentó en una silla y yo lo cabalgué de espaldas a él. Fue un momento fantástico. Me pajeé hasta acabar y el tipo cuando estuvo a punto de explotar me sacó la pija de la cola y me hizo agachar en frente de él. Me llenó la cara y la boca de leche ¡Fue genial!


JEFE: Ahora terminala. Chupala bien, dejala bien limpita.


Desde luego que lo hice. Obedecí como toda una empleada sumisa, y por supuesto que me encantaba hacerlo. Esa pija es venosa, gruesa, cabezona, todo lo que alguien como yo podría desear. Son mi clase de pijas favoritas


Después de un rato seguimos trabajando en bolas ahí adentro, y después me vestí para andar por el parque.


Antes de irme me dijo: "Me gustás como hombre y también como mujer. Me gusta que sos voluntarioso para trabajar, y además tu parte de mina la hacés re bien."


En lo que a mí respecta, me sorprendió ese comentario. Me sentí muy satisfecha y deseé trabajar muchos años con él. Desgraciadamente no pudo ser así porque el tipo enfermó y vendió gran parte de sus animales.
Pero sin embargo me mandó varias fotos, además me vino a visitar un par de veces y allí tomé algunas fotos a su pene venoso y bien duro, con su camisa de gaucho, su bombacha y la rastra de cuero y alpaca.




La primera parte del post está aquí:
http://www.poringa.net/posts/gay/4368514/Mi-jefe-me-coge-en-el-trabajo.html


Tercera parte:
http://www.poringa.net/posts/gay/5604080/Mi-jefe-me-coge-en-el-trabajo-Tercera-parte.html

5 comentarios - Mi jefe me coge en el trabajo (segunda parte)

galo582 +1
Muy buena historia!!! Van puntos!
Osval2233 +1
Buen relato como disfrutaron los dos t v los 10
Marinita_Sanchez
Hermoso relato. Me hizo recordar más de una experiencia similar y como se van dando ls cosas aún en circunstancias donde no sólo el otro ni lo imagina sino que no es precisamente ni siquiera bisexual. Me hiciste parar bien la pija
faluchito +1
Muy buen relato, las cosas cotidianas a veces encierran mucho mas de lo que uno espera, pero hay que estar atento para no dejar pasar las oportunidades cuando se dan. +10. Saludos.