Andába de "culo caliénte" todo el tiempo, curióso pero bien discréto, escondíendo la béstia sexuál con un disfráz de monaguillo y estudióso; lo que me habia servido para enterarme de que "en el fóndo" donde el barrio terminába en quíntas vivía un grúpo de "hombrezuélos rústico e infiéles" , borrachínes solitários y viéjos rúcos medio hermitáños y "atrevídos".
"Don Luisíto" era un tipéjo de 60 años cúya mujer trabajába cáma adentro y sólo venía los sábados.
Mi labor como "misionéro" era acercarle la fé y "la palábra" , volverlo al rebaño.
Dos véces por semána me acercába a la casúcha del viéjo chamamecéron y en vez de la biblia llevaba dos vínos Reséro para emborracharlo y hacerme cojer bien ríco por ese señor solitario que se gozába de poseérme, " de hacerme su puta"... y yó lo complacía en tódo y lo abusába mientras el me rogába que no contára nada mientras susurrába al aire fráses en guaraní.
El cuerpo y la entrepierna de ese viejardo éran mi campo de entrenamiento, el modélo vívo donde yo recreába lo que aprendía de las putitas que visitában mi casa.
El hombrecíto de campo, madúro y curtído se me ofrecía "en bandéja" al cuarto váso de vino con sóda.
Dos véces por semána " el putíto predicador" , con la sublíme excúsa de llevarle catecísmo al vecíno "pecador" ; llegába a su casa para evangelizar ese pito gruéso y rendidor que se le "escapába" cuando estaba borrachito.
Gozába el tríple cuando ese viejóte degenerado me hacía súyo y me ponía a lamer ese pijote enorme y necesitado de cuidádos
"Don Luisíto" era un tipéjo de 60 años cúya mujer trabajába cáma adentro y sólo venía los sábados.
Mi labor como "misionéro" era acercarle la fé y "la palábra" , volverlo al rebaño.
Dos véces por semána me acercába a la casúcha del viéjo chamamecéron y en vez de la biblia llevaba dos vínos Reséro para emborracharlo y hacerme cojer bien ríco por ese señor solitario que se gozába de poseérme, " de hacerme su puta"... y yó lo complacía en tódo y lo abusába mientras el me rogába que no contára nada mientras susurrába al aire fráses en guaraní.
El cuerpo y la entrepierna de ese viejardo éran mi campo de entrenamiento, el modélo vívo donde yo recreába lo que aprendía de las putitas que visitában mi casa.
El hombrecíto de campo, madúro y curtído se me ofrecía "en bandéja" al cuarto váso de vino con sóda.
Dos véces por semána " el putíto predicador" , con la sublíme excúsa de llevarle catecísmo al vecíno "pecador" ; llegába a su casa para evangelizar ese pito gruéso y rendidor que se le "escapába" cuando estaba borrachito.
Gozába el tríple cuando ese viejóte degenerado me hacía súyo y me ponía a lamer ese pijote enorme y necesitado de cuidádos
6 comentarios - "Chaquéño chamamecéro" , píjas sin rúmbo.