Hola:
Les contaré la vez que estuve hablando con una amigo pasivo con mucha experiencia. Yo recién iniciándome en el mundo de los hombres, lo vi muy decidido y desinhibido para hacer publicaciones en redes sociales. Le pregunté cómo hacía y me dijo que publique libremente en grupos de machos héteros, en esos grupos algunos siempre caen.
Decidí aceptar su consejo y me suscribí a un grupo de Albañiles, Pintores, y Trabajadores Argentinos... Hice una publicación diciendo que: "Necesito hacer un trabajo en casa con un hombre ducho, habilidoso y con buena herramienta".
No tardaron en caer montones de reacciones, algunos indignados, otros riéndose y otros buscado trabajo.
Entre las risotadas algunos comentaban que la herramienta que yo buscaba era otra. A lo que les comentaba que me encantan los hombres recios y varoniles, trabajadores, y que me derrito por ellos.
Más tarde esa noche recibí un par de mensajes privados al Inbox diciendo:
ALBAÑIL: -Hola, soy albañil y tengo buena herramienta. Vi tu mensaje y estoy dispuesto a darte lo que buscas si pagas por ese servicio.
Al principio no supe qué contestar. Tengo por norma no pagar ni recibir pagos por sexo. Si lo hago lo hago por placer y por gusto, pero pensé un rato antes de decidir.
Le contesté:
YO: -Hola, ¿y de cuánto sería ese pago?
ALBAÑIL: -Mirá, estoy separado. No tengo laburo y no tengo un número. Dame lo que a vos te parezca y no hay drama.
Seguí pensando, tratando de saber si era una oferta real o no, porque con ese concepto le podría dar $200 y lo haría igual. Para sacarme la duda seguí haciéndole preguntas.
YO: -¿Lo que yo pueda, decís? ¿Y qué pasa si es muy poco?
ALBAÑIL: -Hace como dos meses que estoy sin trabajo. La verdad nunca se la di a un hombre, siempre salí con mujeres. Pero no tengo drama, si un chavón me quiere chupar la pija, podría probar. Además cualquier plata que me des me sirve
YO: -¿Y cuánto podría ser?
ALBAÑIL: -No sé, $700 está bien
YO: Bueno, dejame pensar y después te escribo más tarde
Intercambiamos números y nos despedimos por el momento. Ciertamente en esa época como ahora $700 no era nada. Muy poca plata como diría Mónica Farro. Después me enteré que eso era lo que ganaba un peón de albañil por día en esa época.
Al otro día le escribí al Whats y le pregunté si seguía interesado. Me dijo que sí, que esperaba que le escribiera antes porque se quedó entusiasmado y precisaba la plata. Así que le pregunté de dónde es, y me dijo de Luján. A mí me quedaba a varios kilómetros, pero con tal de comerme un chongo de esos, albañil, recio, machote, y encima me dijo que era bien dotado, no estaba dispuesto a perdérmelo.
YO: -¿Y tenés lugar?
ALBAÑIL: -Vivo en una pieza solo, arriba de la casa de mi vieja. Tenés que subir una escalera que está por fuera, y ahí arriba nadie nos va a molestar.
YO: -¿En serio? ¿Y tu vieja no se va a dar cuenta que estamos ahí garchando?
ALBAÑIL: -No, ella está con mis hermanos y sobrinos. No se calientan por nada, no me preguntan qué hago.
Finalmente combinamos un día de fin de semana, a las siete de la tarde (en invierno ya estaba de noche), salí como una hora antes en el auto porque me quedaba lejos. Nervioso y entusiasmado a la vez me dirigí directo al "matadero".
Puse la dirección que me dio en el Google Maps, y cuando llegué la casa era bastante humilde. No tenía portón de entrada en la vereda, solamente alambrado en algunas partes y ciertas plantas a manera de adorno. Le mandé un mensaje diciendo que ya estaba afuera. Salió de su pieza, y desde ahí arriba me hizo seña que pase. Comencé a caminar por el patio de tierra, por el costado de la casa principal. Al fondo del terreno se veía otra casa construida. Varias personas hablando y riéndose fuertemente adentro no me prestaron atención. Mientras en la casa de la madre de este pibe, el albañil, se escuchaba una música fuerte y también el televisor al mismo tiempo. Pibes jugando y corriendo, haciendo quilombo por todos lados.
Llegué al final de las escaleras arriba, y el chongo me esperaba con la puerta entreabierta.
ALBAÑIL: -¡Pasá! No tengas miedo que está todo bien
YO: -¿Seguro? ¿Nadie nos va a joder?
ALBAÑIL: -Acá todos están en lo suyo. Quedate tranquilo que nadie nos va a molestar
La verdad yo no sabía cómo comenzar. Pero el chavón empezó a manotearse el bulto, se masajeaba por arriba del pantalón y parecía que estaba caliente. Me dijo: -Vení. - Y me hizo arrodillarme en frente de él.
Era un pibe como de 27 años. No muy alto, como de 1,70m, pelo castaño bien cortito en los costados y más largo arriba. Se empezó a sacar la camisa y se notaba que era flaco, se le marcaban bien los abdominales, la tabla de lavar. Buenos brazos fibrosos, la piel blanca y una línea de pelo que bajaba desde el pecho hasta debajo del ombligo.
Le empecé a acariciar la pija y ya se sentía dura. ¡Por fuera del pantalón se sentía enorme! Se desprendió el cinto y el pantalón y se lo bajó hasta las rodillas. Tenía un bóxer celeste un poco gastado pero limpio. Se le marcaba muy fuerte su pija dura y comenzaba a asomar por arriba del elástico. Le bajé finalmente el bóxer y su pija era muy gruesa, enorme, larga. Luego me dijo que le medía 22 centímetros y que hacía más de dos meses que no cogía porque su novia lo había dejado porque él estaba sin trabajo.
Le chupé la verga pajeándolo al mismo tiempo. Con las dos manos al mismo tiempo lo podía pajear porque era muy larga. Le chupaba la cabeza y el peón de albañil suspiraba de placer. Me dijo que nunca había estado con un chavón, pero estaba tan caliente porque hacer rato que no la ponía, y le gustaba tanto que le chupen la pija que no le importaba dársela a cualquiera.
ALBAÑIL: -¿Viste que grande es? ¿Te gusta?
Yo sin responder le hice señas que sí con la cabeza, mientras seguía chupando
ALBAÑIL: -¿Te gusta, mami? ¿Te gusta que te la dé así?
YO: -¡Sí, papito! ¡Dámela toda!
Arrodillado frente a él, me hizo la cabeza hacia atrás y me daba golpes con la pija en la cara. Me pegaba en las mejillas y en la boca con su pija dura como un garrote.
ALBAÑIL: -¡Chupá, chupá! ¡Oohh! -
Mientras, me enterraba la pija hasta el fondo de la garganta haciéndome atragantar. Me clavaba la verga y luego me soltaba. Mi saliva se salía y le lubriqué toda la pija con esa saliva espesa.
Ese tipo era un verdadero chongo: trabajador, rústico y con un físico bien marcado, las manos resecas y agrietadas por el cemento. Me hablaba y me hacía calentar más. Yo que estaba en mis primeras experiencias con hombres me asombré de lo desinhibido que estuve
ALBAÑIL: -Vení, chupá. Dale, así... ¿Te gusta, puti? ¿Eh? ¡Qué putito que sos!
YO: -¡Sí, papi, todo lo putito que vos quieras!
ALBAÑIL: -¡Ay, qué putito! ¡Sí, vení, chupame las bolas, dale!
Abrió las piernas un poco y levantó la pija. Me puso las pelotas justo en frente de mi cara para que se las chupe. Por supuesto que lo hice.
Tenía las bolas peludas con unos pelos de color castaño tirando a rubio dorado. Mientras yo le chupaba él gozaba y gemía de placer.
ALBAÑIL: -Me habían dicho que los putos chupaban bien pero no sabía si era verdad. Vení, ponete así
Me empecé a sacar la ropa y me ubicó en cuatro sobre el borde de la cama. Mientras él se terminó de sacar el pantalón y el bóxer que tenía por los tobillos.
Este peón de albañil no era muy alto y con su vergota tan larga le llegaba como hasta la mitad de la pierna. Parecía más dotado todavía. De pronto tuve pánico anal.
ALBAÑIL: -¿Te hicieron la cola alguna vez?
YO: -Sí, un par de veces. Aunque hace como un mes que no cojo
ALBAÑIL: Bueno, quedate tranquila que te voy a tratar bien
Me puso en cuatro con la cola hacia arriba y usó algo para lubricar, nunca supe si era vaselina, aceite o simplemente alguna crema. Apoyó la cabeza de su verga gigante en el agujero de mi ojete y empezó a empujar despacito. Mi excitación subió al máximo y empecé a gemir. Me la ponía despacito y luego la sacaba, de a poco cada vez. Yo gemía como una minita y me calentaba demasiado esa pija en el culo.
Hizo más fuerza y me la fue clavando cada vez más. Y cuando la penetración fue más profunda, sentí que me estaban clavando una columna.
Su verga un poco curva hacia abajo se sentía en el interior mío, justo en la parte de la próstata, eso hizo que empiece a sentir que me estaba orinando, sentía que me meaba y me cagaba al mismo tiempo. Esa sensación es lo que se siente cuando te están cogiendo y se estimula la próstata. Le pedí por favor que pare porque me estaba cagando. Se detuvo un rato, y después siguió. O sea que, me escuchó pero no pensaba parar.
De mi pija empezó a salir un líquido transparente, pegajoso. Ese líquido sale cuando uno está muy caliente o cuando se estimula la próstata. Es el lubricante para que l a pija resbale y para que la leche cuando salga, alcance mayor fuerza para embarazar a la mujer.
Mientras este macho me cogía con su verga dura, larga y torcida, mi culo se ensanchaba cada vez más. Me partía del dolor y al final entraba cada vez con más facilidad.
ALBAÑIL: -¡Ay, qué puta que sos, mami! ¡Así, movete, así!
Me agarraba del culo y me empujaba y me traía hacia sí. En realidad yo no me movía, él me movía para adelante y para atrás como una muñeca de plástico. Me hacía lo que quería con su fuerza de macho trabajador. No sé cuánto tiempo pasó pero no fue poco tiempo. Tal vez unos 10 minutos y este chongo ni parecía con ganas de acabar.
De fondo se escuchaba música de cumbia desde la casa de abajo. Retumbaba en la habitación con el típico bajo: ¡Bum, bum. bum! Mientras el chongo albañil me daba pija una y otra vez aparentemente al ritmo de la cumbia
De repente se detuvo y me hizo poner boca arriba. Tipo patitas al hombro y me la metió otra vez. Lo pude ver los gestos que hacía y la carita que ponía cuando gozaba. La verdad el chavón no era muy lindo, pero sí que era caliente y tenía una muy buena pija
Me hacía gemir como una puta mientras me cogía y me hacía sufrir. Lo sentía como mi culo se partía pero a la vez me gustaba. Llegado a un cierto punto ya quería que acabara porque ya llevaba como 15 minutos y el tipo seguía meta y dale, pija adentro y afuera, con fuerza y más despacio. Aflojaba y seguía como en una maratón.
YO: -¡Ya acabá, por favor! ¡Ya no aguanto más!
ALBAÑIL: -No, mamita. Todavía falta ¿No te dije que soy duro para acabar?
YO: -¡No, nunca me dijiste! ¡Ya, porfa, porfaaa...!
Ignorando todo lo que le dije me siguió cogiendo, esta vez me puso de costado y ya su pija entraba y salía con una tremenda facilidad. Aunque el ardor que sentía por dentro me quemaba como un fuego.
ALBAÑIL: -¿Te gusta, putita? ¿Te gusta mi verga, eh puta? ¿Te gustan grandes?
¡Disfrutala, gozala bien así, eh!
Mientras decía eso me seguía cogiendo, y yo viendo todo ese cuerpo desnudo de hombre, ese cuerpo trabajado como una figura tallada a mano. Sus abdominales, sus brazos musculosos, su cintura y pelvis moviéndose para adelante y atrás. Su cuerpo transpirado con gotas de sudor que brillaban a través de sus pelitos de color castaño.
Era alucinante todo lo que estaba viviendo en esos barrios bajos con un hombre común y trabajador. Era mi sueño hecho realidad. Eran los 700 pesos mejor pagados de mi vida.
Me puso patas arriba de vuelta y me acariciaba las tetas. Me las apretaba mientras me cogía.
ALBAÑIL: -¿Ya estás lista, mi vida? ¿Dónde querés la lechita?
YO: -¡Donde vos quieras, papito!
ALVAÑIL: -Vení, vení, chupá. ¡Assii... Asssii! ¡Jaahh! ¡OOOjjj!
Arrodillado frente a él me hizo chuparle la pija mientras él se pajeaba fuertemente. Y mientras seguía pajeándose empezó a largar chorros de leche que se estrellaron contra mi cara. Quedé toda embadurnada con su leche sabor a pija, sabor a semen de hombre. Me hizo chuparle la pija otra vez
ALBAÑIL: -Chupá, así. Chupala toda, limpiala bien. ¡Así, AAHHhhh...!
La verga se le fue durmiendo y quedó como una blanca manguera colgando, flácida pero siempre deseable. La cabeza colorada, y los huevos babeados de tanto chupárselos
Los dos satisfechos nos empezamos a vestir. En esa situación me dijo que le encantaba coger. Siempre tuvo solamente mujeres desde que debutó a los 14 años y desde entonces tuvo montones de experiencias, hasta tríos había hecho. Sus amigos le habían dicho que los putos y travestis son los mejores para chupar una verga. Siempre tuvo la curiosidad de probar, y ahora que tuvo la oportunidad estaba de acuerdo con que somos los mejores para complacer a un hombre. Así que me dijo:
ALBAÑIL: -Cuando quieras vení y la pasamos bien de nuevo. Más si me traes plata como ahora, me recontra sirve ¡Jeje!
Les contaré la vez que estuve hablando con una amigo pasivo con mucha experiencia. Yo recién iniciándome en el mundo de los hombres, lo vi muy decidido y desinhibido para hacer publicaciones en redes sociales. Le pregunté cómo hacía y me dijo que publique libremente en grupos de machos héteros, en esos grupos algunos siempre caen.
Decidí aceptar su consejo y me suscribí a un grupo de Albañiles, Pintores, y Trabajadores Argentinos... Hice una publicación diciendo que: "Necesito hacer un trabajo en casa con un hombre ducho, habilidoso y con buena herramienta".
No tardaron en caer montones de reacciones, algunos indignados, otros riéndose y otros buscado trabajo.
Entre las risotadas algunos comentaban que la herramienta que yo buscaba era otra. A lo que les comentaba que me encantan los hombres recios y varoniles, trabajadores, y que me derrito por ellos.
Más tarde esa noche recibí un par de mensajes privados al Inbox diciendo:
ALBAÑIL: -Hola, soy albañil y tengo buena herramienta. Vi tu mensaje y estoy dispuesto a darte lo que buscas si pagas por ese servicio.
Al principio no supe qué contestar. Tengo por norma no pagar ni recibir pagos por sexo. Si lo hago lo hago por placer y por gusto, pero pensé un rato antes de decidir.
Le contesté:
YO: -Hola, ¿y de cuánto sería ese pago?
ALBAÑIL: -Mirá, estoy separado. No tengo laburo y no tengo un número. Dame lo que a vos te parezca y no hay drama.
Seguí pensando, tratando de saber si era una oferta real o no, porque con ese concepto le podría dar $200 y lo haría igual. Para sacarme la duda seguí haciéndole preguntas.
YO: -¿Lo que yo pueda, decís? ¿Y qué pasa si es muy poco?
ALBAÑIL: -Hace como dos meses que estoy sin trabajo. La verdad nunca se la di a un hombre, siempre salí con mujeres. Pero no tengo drama, si un chavón me quiere chupar la pija, podría probar. Además cualquier plata que me des me sirve
YO: -¿Y cuánto podría ser?
ALBAÑIL: -No sé, $700 está bien
YO: Bueno, dejame pensar y después te escribo más tarde
Intercambiamos números y nos despedimos por el momento. Ciertamente en esa época como ahora $700 no era nada. Muy poca plata como diría Mónica Farro. Después me enteré que eso era lo que ganaba un peón de albañil por día en esa época.
Al otro día le escribí al Whats y le pregunté si seguía interesado. Me dijo que sí, que esperaba que le escribiera antes porque se quedó entusiasmado y precisaba la plata. Así que le pregunté de dónde es, y me dijo de Luján. A mí me quedaba a varios kilómetros, pero con tal de comerme un chongo de esos, albañil, recio, machote, y encima me dijo que era bien dotado, no estaba dispuesto a perdérmelo.
YO: -¿Y tenés lugar?
ALBAÑIL: -Vivo en una pieza solo, arriba de la casa de mi vieja. Tenés que subir una escalera que está por fuera, y ahí arriba nadie nos va a molestar.
YO: -¿En serio? ¿Y tu vieja no se va a dar cuenta que estamos ahí garchando?
ALBAÑIL: -No, ella está con mis hermanos y sobrinos. No se calientan por nada, no me preguntan qué hago.
Finalmente combinamos un día de fin de semana, a las siete de la tarde (en invierno ya estaba de noche), salí como una hora antes en el auto porque me quedaba lejos. Nervioso y entusiasmado a la vez me dirigí directo al "matadero".
Puse la dirección que me dio en el Google Maps, y cuando llegué la casa era bastante humilde. No tenía portón de entrada en la vereda, solamente alambrado en algunas partes y ciertas plantas a manera de adorno. Le mandé un mensaje diciendo que ya estaba afuera. Salió de su pieza, y desde ahí arriba me hizo seña que pase. Comencé a caminar por el patio de tierra, por el costado de la casa principal. Al fondo del terreno se veía otra casa construida. Varias personas hablando y riéndose fuertemente adentro no me prestaron atención. Mientras en la casa de la madre de este pibe, el albañil, se escuchaba una música fuerte y también el televisor al mismo tiempo. Pibes jugando y corriendo, haciendo quilombo por todos lados.
Llegué al final de las escaleras arriba, y el chongo me esperaba con la puerta entreabierta.
ALBAÑIL: -¡Pasá! No tengas miedo que está todo bien
YO: -¿Seguro? ¿Nadie nos va a joder?
ALBAÑIL: -Acá todos están en lo suyo. Quedate tranquilo que nadie nos va a molestar
La verdad yo no sabía cómo comenzar. Pero el chavón empezó a manotearse el bulto, se masajeaba por arriba del pantalón y parecía que estaba caliente. Me dijo: -Vení. - Y me hizo arrodillarme en frente de él.
Era un pibe como de 27 años. No muy alto, como de 1,70m, pelo castaño bien cortito en los costados y más largo arriba. Se empezó a sacar la camisa y se notaba que era flaco, se le marcaban bien los abdominales, la tabla de lavar. Buenos brazos fibrosos, la piel blanca y una línea de pelo que bajaba desde el pecho hasta debajo del ombligo.
Le empecé a acariciar la pija y ya se sentía dura. ¡Por fuera del pantalón se sentía enorme! Se desprendió el cinto y el pantalón y se lo bajó hasta las rodillas. Tenía un bóxer celeste un poco gastado pero limpio. Se le marcaba muy fuerte su pija dura y comenzaba a asomar por arriba del elástico. Le bajé finalmente el bóxer y su pija era muy gruesa, enorme, larga. Luego me dijo que le medía 22 centímetros y que hacía más de dos meses que no cogía porque su novia lo había dejado porque él estaba sin trabajo.
Le chupé la verga pajeándolo al mismo tiempo. Con las dos manos al mismo tiempo lo podía pajear porque era muy larga. Le chupaba la cabeza y el peón de albañil suspiraba de placer. Me dijo que nunca había estado con un chavón, pero estaba tan caliente porque hacer rato que no la ponía, y le gustaba tanto que le chupen la pija que no le importaba dársela a cualquiera.
ALBAÑIL: -¿Viste que grande es? ¿Te gusta?
Yo sin responder le hice señas que sí con la cabeza, mientras seguía chupando
ALBAÑIL: -¿Te gusta, mami? ¿Te gusta que te la dé así?
YO: -¡Sí, papito! ¡Dámela toda!
Arrodillado frente a él, me hizo la cabeza hacia atrás y me daba golpes con la pija en la cara. Me pegaba en las mejillas y en la boca con su pija dura como un garrote.
ALBAÑIL: -¡Chupá, chupá! ¡Oohh! -
Mientras, me enterraba la pija hasta el fondo de la garganta haciéndome atragantar. Me clavaba la verga y luego me soltaba. Mi saliva se salía y le lubriqué toda la pija con esa saliva espesa.
Ese tipo era un verdadero chongo: trabajador, rústico y con un físico bien marcado, las manos resecas y agrietadas por el cemento. Me hablaba y me hacía calentar más. Yo que estaba en mis primeras experiencias con hombres me asombré de lo desinhibido que estuve
ALBAÑIL: -Vení, chupá. Dale, así... ¿Te gusta, puti? ¿Eh? ¡Qué putito que sos!
YO: -¡Sí, papi, todo lo putito que vos quieras!
ALBAÑIL: -¡Ay, qué putito! ¡Sí, vení, chupame las bolas, dale!
Abrió las piernas un poco y levantó la pija. Me puso las pelotas justo en frente de mi cara para que se las chupe. Por supuesto que lo hice.
Tenía las bolas peludas con unos pelos de color castaño tirando a rubio dorado. Mientras yo le chupaba él gozaba y gemía de placer.
ALBAÑIL: -Me habían dicho que los putos chupaban bien pero no sabía si era verdad. Vení, ponete así
Me empecé a sacar la ropa y me ubicó en cuatro sobre el borde de la cama. Mientras él se terminó de sacar el pantalón y el bóxer que tenía por los tobillos.
Este peón de albañil no era muy alto y con su vergota tan larga le llegaba como hasta la mitad de la pierna. Parecía más dotado todavía. De pronto tuve pánico anal.
ALBAÑIL: -¿Te hicieron la cola alguna vez?
YO: -Sí, un par de veces. Aunque hace como un mes que no cojo
ALBAÑIL: Bueno, quedate tranquila que te voy a tratar bien
Me puso en cuatro con la cola hacia arriba y usó algo para lubricar, nunca supe si era vaselina, aceite o simplemente alguna crema. Apoyó la cabeza de su verga gigante en el agujero de mi ojete y empezó a empujar despacito. Mi excitación subió al máximo y empecé a gemir. Me la ponía despacito y luego la sacaba, de a poco cada vez. Yo gemía como una minita y me calentaba demasiado esa pija en el culo.
Hizo más fuerza y me la fue clavando cada vez más. Y cuando la penetración fue más profunda, sentí que me estaban clavando una columna.
Su verga un poco curva hacia abajo se sentía en el interior mío, justo en la parte de la próstata, eso hizo que empiece a sentir que me estaba orinando, sentía que me meaba y me cagaba al mismo tiempo. Esa sensación es lo que se siente cuando te están cogiendo y se estimula la próstata. Le pedí por favor que pare porque me estaba cagando. Se detuvo un rato, y después siguió. O sea que, me escuchó pero no pensaba parar.
De mi pija empezó a salir un líquido transparente, pegajoso. Ese líquido sale cuando uno está muy caliente o cuando se estimula la próstata. Es el lubricante para que l a pija resbale y para que la leche cuando salga, alcance mayor fuerza para embarazar a la mujer.
Mientras este macho me cogía con su verga dura, larga y torcida, mi culo se ensanchaba cada vez más. Me partía del dolor y al final entraba cada vez con más facilidad.
ALBAÑIL: -¡Ay, qué puta que sos, mami! ¡Así, movete, así!
Me agarraba del culo y me empujaba y me traía hacia sí. En realidad yo no me movía, él me movía para adelante y para atrás como una muñeca de plástico. Me hacía lo que quería con su fuerza de macho trabajador. No sé cuánto tiempo pasó pero no fue poco tiempo. Tal vez unos 10 minutos y este chongo ni parecía con ganas de acabar.
De fondo se escuchaba música de cumbia desde la casa de abajo. Retumbaba en la habitación con el típico bajo: ¡Bum, bum. bum! Mientras el chongo albañil me daba pija una y otra vez aparentemente al ritmo de la cumbia
De repente se detuvo y me hizo poner boca arriba. Tipo patitas al hombro y me la metió otra vez. Lo pude ver los gestos que hacía y la carita que ponía cuando gozaba. La verdad el chavón no era muy lindo, pero sí que era caliente y tenía una muy buena pija
Me hacía gemir como una puta mientras me cogía y me hacía sufrir. Lo sentía como mi culo se partía pero a la vez me gustaba. Llegado a un cierto punto ya quería que acabara porque ya llevaba como 15 minutos y el tipo seguía meta y dale, pija adentro y afuera, con fuerza y más despacio. Aflojaba y seguía como en una maratón.
YO: -¡Ya acabá, por favor! ¡Ya no aguanto más!
ALBAÑIL: -No, mamita. Todavía falta ¿No te dije que soy duro para acabar?
YO: -¡No, nunca me dijiste! ¡Ya, porfa, porfaaa...!
Ignorando todo lo que le dije me siguió cogiendo, esta vez me puso de costado y ya su pija entraba y salía con una tremenda facilidad. Aunque el ardor que sentía por dentro me quemaba como un fuego.
ALBAÑIL: -¿Te gusta, putita? ¿Te gusta mi verga, eh puta? ¿Te gustan grandes?
¡Disfrutala, gozala bien así, eh!
Mientras decía eso me seguía cogiendo, y yo viendo todo ese cuerpo desnudo de hombre, ese cuerpo trabajado como una figura tallada a mano. Sus abdominales, sus brazos musculosos, su cintura y pelvis moviéndose para adelante y atrás. Su cuerpo transpirado con gotas de sudor que brillaban a través de sus pelitos de color castaño.
Era alucinante todo lo que estaba viviendo en esos barrios bajos con un hombre común y trabajador. Era mi sueño hecho realidad. Eran los 700 pesos mejor pagados de mi vida.
Me puso patas arriba de vuelta y me acariciaba las tetas. Me las apretaba mientras me cogía.
ALBAÑIL: -¿Ya estás lista, mi vida? ¿Dónde querés la lechita?
YO: -¡Donde vos quieras, papito!
ALVAÑIL: -Vení, vení, chupá. ¡Assii... Asssii! ¡Jaahh! ¡OOOjjj!
Arrodillado frente a él me hizo chuparle la pija mientras él se pajeaba fuertemente. Y mientras seguía pajeándose empezó a largar chorros de leche que se estrellaron contra mi cara. Quedé toda embadurnada con su leche sabor a pija, sabor a semen de hombre. Me hizo chuparle la pija otra vez
ALBAÑIL: -Chupá, así. Chupala toda, limpiala bien. ¡Así, AAHHhhh...!
La verga se le fue durmiendo y quedó como una blanca manguera colgando, flácida pero siempre deseable. La cabeza colorada, y los huevos babeados de tanto chupárselos
Los dos satisfechos nos empezamos a vestir. En esa situación me dijo que le encantaba coger. Siempre tuvo solamente mujeres desde que debutó a los 14 años y desde entonces tuvo montones de experiencias, hasta tríos había hecho. Sus amigos le habían dicho que los putos y travestis son los mejores para chupar una verga. Siempre tuvo la curiosidad de probar, y ahora que tuvo la oportunidad estaba de acuerdo con que somos los mejores para complacer a un hombre. Así que me dijo:
ALBAÑIL: -Cuando quieras vení y la pasamos bien de nuevo. Más si me traes plata como ahora, me recontra sirve ¡Jeje!
1 comentarios - Me pidieron plata por sexo
Gracias, amigo