Si leyéron mis relátos sáben que entre los 12 a los 16 crecí al cuidádo de cuatro varónes adúltos que íban de los 20 a los 34 años, dos gendarmes, un cadéte y un sargento de la federal y mi padríno "El Páyo" que éra un "hermano" adoptívo de "los mucháchos" y parába en la casa por temporádas.
Tódos éran objéto de mi pasión "secréta"... Mi favoríto siempre, el Tio Pachórra; un cachórro de dóbermán que cada tarde regresába de la escuéla de policía y tomába la merienda conmígo haciendome chístes, jugando de máno y a "Titánes en el Ríng" en su cáma antes de dormir, luchitas que siempre ganába porque el aróma de su piel cuando sudába me quitába la resisténcia... me podía. Lo detenía justo en ese moménto en el que podía sentir esa verga semiexitada aplastáda sobre mi pánzita sólo separádas por la téla de su bóxer y mi pijáma. Por véces, yá sujéto por las muñécas sobre la cabeza con ese proyécto de miliquíto montado sobre mi sonriéndo malicióso, me movía como intentándo záfarme para recibir otra "fricción" de la hombría de mi tio el mas "péque". Yo disimulába muy bien mi satisfacción tratándo de hacer el juguetéo lo más "masculíno" posíble; al púnto que sin querér un día me ofreció ser su "compañero de prácticas" para mejorar la técnica en "la escuéla".
Tódos éran objéto de mi pasión "secréta" de pajeríto mirón.
Mi favoríto siempre, el Tio Pachórra; un cachórro de dóbermán que cada tarde regresába de la escuéla de policía y tomába la merienda conmígo haciendome chístes, jugando de máno y a "Titánes en el Ríng" en su cáma antes de dormir, luchitas que siempre ganába porque el aróma de su piel cuando sudába me quitába la resisténcia... me podía. Lo detenía justo en ese moménto en el que podía sentir esa verga semiexitada aplastáda sobre mi pánzita sólo separádas por la téla de su bóxer y mi pijáma. Por véces, yá sujéto por las muñécas sobre la cabeza con ese proyécto de miliquíto montado sobre mi sonriéndo malicióso, me movía como intentándo záfarme para recibir otra "fricción" de la hombría de mi tio el mas "péque". Yo disimulába muy bien mi satisfacción tratándo de hacer el juguetéo lo más "masculíno" posíble; al púnto que sin querér un día me ofreció ser su "compañero de prácticas" para mejorar la técnica en "la escuéla".
Cuando se iba a dormir rendído, caía como "muerto" a tal punto que podía tocarlo y mirarlo con atención mientras roncába como un cachórro de óso.
Le "manoseába la pija a mi tío y aún dormido completamente esa barra de carne virga , morena y bien fibrósa, se ponía como un róble mientras mis manitas adolescéstes la acariciába y le pajeában el tronco corriendo la vaina del prepúcio para ver florecér un capullo de píja en una cabéza de bordes gruésos y definídos...
Tódos éran objéto de mi pasión "secréta"... Mi favoríto siempre, el Tio Pachórra; un cachórro de dóbermán que cada tarde regresába de la escuéla de policía y tomába la merienda conmígo haciendome chístes, jugando de máno y a "Titánes en el Ríng" en su cáma antes de dormir, luchitas que siempre ganába porque el aróma de su piel cuando sudába me quitába la resisténcia... me podía. Lo detenía justo en ese moménto en el que podía sentir esa verga semiexitada aplastáda sobre mi pánzita sólo separádas por la téla de su bóxer y mi pijáma. Por véces, yá sujéto por las muñécas sobre la cabeza con ese proyécto de miliquíto montado sobre mi sonriéndo malicióso, me movía como intentándo záfarme para recibir otra "fricción" de la hombría de mi tio el mas "péque". Yo disimulába muy bien mi satisfacción tratándo de hacer el juguetéo lo más "masculíno" posíble; al púnto que sin querér un día me ofreció ser su "compañero de prácticas" para mejorar la técnica en "la escuéla".
Tódos éran objéto de mi pasión "secréta" de pajeríto mirón.
Mi favoríto siempre, el Tio Pachórra; un cachórro de dóbermán que cada tarde regresába de la escuéla de policía y tomába la merienda conmígo haciendome chístes, jugando de máno y a "Titánes en el Ríng" en su cáma antes de dormir, luchitas que siempre ganába porque el aróma de su piel cuando sudába me quitába la resisténcia... me podía. Lo detenía justo en ese moménto en el que podía sentir esa verga semiexitada aplastáda sobre mi pánzita sólo separádas por la téla de su bóxer y mi pijáma. Por véces, yá sujéto por las muñécas sobre la cabeza con ese proyécto de miliquíto montado sobre mi sonriéndo malicióso, me movía como intentándo záfarme para recibir otra "fricción" de la hombría de mi tio el mas "péque". Yo disimulába muy bien mi satisfacción tratándo de hacer el juguetéo lo más "masculíno" posíble; al púnto que sin querér un día me ofreció ser su "compañero de prácticas" para mejorar la técnica en "la escuéla".
Cuando se iba a dormir rendído, caía como "muerto" a tal punto que podía tocarlo y mirarlo con atención mientras roncába como un cachórro de óso.
Le "manoseába la pija a mi tío y aún dormido completamente esa barra de carne virga , morena y bien fibrósa, se ponía como un róble mientras mis manitas adolescéstes la acariciába y le pajeában el tronco corriendo la vaina del prepúcio para ver florecér un capullo de píja en una cabéza de bordes gruésos y definídos...
0 comentarios - "Tio Fatíga" y la verga de róble. Reláto ilustr