Dejo el link de mi primera vez para que entiendan el contexto: [click acá]
Ese sábado Manuel volvió a escribirme. Había estado pensando en él todo el día, o mejor dicho: había estado pensando en su verga todo el día. Acordamos vernos nuevamente y que esta vez iba a ser mejor. Yo ya desinhibido y con ganas de de todo lo esperé ansioso, bañado, perfumado y el culito bien limpio.
Apenas llegó me agarró el bulto. Yo se lo agarré a él, nos acariciamos y hasta nos besamos. Franeleamos pija con pija y me la empezó a chupar. Esta vez mi verga se puso bien dura y a él le gustó, tanto que no me la quería soltar. Le pedí que cambiemos y aceptó; se recostó en el sillón y yo me arrodillé en un almohadón para estar más cómodo. Nos sacamos la ropa, los dos desnuditos nos franeleamos un poco hasta que se la empecé a chupar como una novia tierna, él deliraba de placer. Usaba mucha saliva y la lengüita debajo de su cabecita rica (ustedes saben bien de lo que hablo). Le encantaba, me guiaba y yo dichosa subía y bajaba por esa verga babosa mientras le acariciaba sus huevos tiernos.
Me dijo que pare. Me asustó, pensé que había hecho algo mal, que se quería ir. Pero no, era una sorpresa: "¿Te gustaría vestirte de nena?", me preguntó. Casi le grito: "SIIIIII", pero fui moderado y asentí con timidez: "Probemos", deslicé entre dientes. Agarró su mochila y empezó a sacar ropa de mujer: una tanga celeste, corpiños negros, un vestidito floreado y hasta una peluca rubia -no muy linda pero servía-; también sacó vaselina para lubricar y presentí que esto iba a ser hermoso.
El culo lleno de leche de Camila
Le dije que juguemos, que me llame Camila o Cami; que hagamos una escenita de novios. Me fui al baño, me cambié y de allí salió Cami. Tímida, pero morbosa. Me agarró de la mano suavemente, me acarició el cuerpo. Yo tenía un vestidito que me quedaba divino. Era una nena y eso me la ponía al palo. Me besó, tranzamos un rato mientras nos franeleábamos y nos fuimos corriendo de a poco hasta el sillón. Ahí volví a mamársela, como lo había hecho antes: lubricando y usando mi lengua estratégicamente para hacerlo gemir. Sí, gemía despacito, le encantaba y eso me excitaba.
Me dijo que me quería coger. Me di vuelta y me preparé para sentarme como cual puta apasionada por la pija. Se puso vaselina, yo nunca me quité el vestido ni la tanga. Eso nos excitaba a los dos. Me fui acomodando despacito esa verga en mi culo, por la vaselina entró rápido. Empecé a moverme sobre su verga, para atrás y para delante. Sentía un placer inexplicable, hay que estar ahí para contarlo. Un antes y un después. Su verga se movía bien adentro de mi culo, noté que estaba muy excitado. Me agarraba mi pijita, me pajeaba, me abrazaba. Era la gloria.
Me dijo que estaba por terminar. Me preguntó donde la quería. "Adentro", respondí con firmeza. "Pero cambiemos de pose", agregué. Me puse en cuatro y pasó algo que no me lo esperaba: me empezó a lamer mi conchita sissy. Metía y sacaba la lengua con delicadeza y por dentro yo era fuego. Después de un ratito, se puso vaselina y decidió terminar con lo que había empezado: la metió despacio, se movía suave -como yo quería-, la pija patinaba rico hasta que empezó a moverse más rápido. Me dolió un poquito, pero el placer era más grande. Mucho más grande! Se puso agresivo, tiraba de mi vestido y me embestía el culo con dureza. Cada vez más rápido. Era el momento justo, mientras deliberaba de placer mi pijita empezó a chorrear; la tenía al palo y con una gotera permanente de semen. Él fue más duro, yo miraba como acababa solo mientras esa pija embestía con dureza mi ano. De repente llegó, sentí los chorritos calentitos de semen dentro de mi culo y sus gemidos acabadores. El hecho estaba consumado. Era oficialmente una puta.
Fue el paso que tenía que dar. Vestido de nena y con leche en mi culo sentí que este era el camino. Que tenía que ir más allá. Charlamos un rato antes de que se fuera, a él no gustaba vestirse, pero no tenía drama en que yo lo haga; al contrario lo excitaba. Acordamos que la próxima vez íbamos a ir un poco más allá; yo me iba a depilar y me comprometí a conseguir maquillaje. Quería dar un paso más y a él le encantó.
--
Ese sábado Manuel volvió a escribirme. Había estado pensando en él todo el día, o mejor dicho: había estado pensando en su verga todo el día. Acordamos vernos nuevamente y que esta vez iba a ser mejor. Yo ya desinhibido y con ganas de de todo lo esperé ansioso, bañado, perfumado y el culito bien limpio.
Apenas llegó me agarró el bulto. Yo se lo agarré a él, nos acariciamos y hasta nos besamos. Franeleamos pija con pija y me la empezó a chupar. Esta vez mi verga se puso bien dura y a él le gustó, tanto que no me la quería soltar. Le pedí que cambiemos y aceptó; se recostó en el sillón y yo me arrodillé en un almohadón para estar más cómodo. Nos sacamos la ropa, los dos desnuditos nos franeleamos un poco hasta que se la empecé a chupar como una novia tierna, él deliraba de placer. Usaba mucha saliva y la lengüita debajo de su cabecita rica (ustedes saben bien de lo que hablo). Le encantaba, me guiaba y yo dichosa subía y bajaba por esa verga babosa mientras le acariciaba sus huevos tiernos.
Me dijo que pare. Me asustó, pensé que había hecho algo mal, que se quería ir. Pero no, era una sorpresa: "¿Te gustaría vestirte de nena?", me preguntó. Casi le grito: "SIIIIII", pero fui moderado y asentí con timidez: "Probemos", deslicé entre dientes. Agarró su mochila y empezó a sacar ropa de mujer: una tanga celeste, corpiños negros, un vestidito floreado y hasta una peluca rubia -no muy linda pero servía-; también sacó vaselina para lubricar y presentí que esto iba a ser hermoso.
El culo lleno de leche de Camila
Le dije que juguemos, que me llame Camila o Cami; que hagamos una escenita de novios. Me fui al baño, me cambié y de allí salió Cami. Tímida, pero morbosa. Me agarró de la mano suavemente, me acarició el cuerpo. Yo tenía un vestidito que me quedaba divino. Era una nena y eso me la ponía al palo. Me besó, tranzamos un rato mientras nos franeleábamos y nos fuimos corriendo de a poco hasta el sillón. Ahí volví a mamársela, como lo había hecho antes: lubricando y usando mi lengua estratégicamente para hacerlo gemir. Sí, gemía despacito, le encantaba y eso me excitaba.
Me dijo que me quería coger. Me di vuelta y me preparé para sentarme como cual puta apasionada por la pija. Se puso vaselina, yo nunca me quité el vestido ni la tanga. Eso nos excitaba a los dos. Me fui acomodando despacito esa verga en mi culo, por la vaselina entró rápido. Empecé a moverme sobre su verga, para atrás y para delante. Sentía un placer inexplicable, hay que estar ahí para contarlo. Un antes y un después. Su verga se movía bien adentro de mi culo, noté que estaba muy excitado. Me agarraba mi pijita, me pajeaba, me abrazaba. Era la gloria.
Me dijo que estaba por terminar. Me preguntó donde la quería. "Adentro", respondí con firmeza. "Pero cambiemos de pose", agregué. Me puse en cuatro y pasó algo que no me lo esperaba: me empezó a lamer mi conchita sissy. Metía y sacaba la lengua con delicadeza y por dentro yo era fuego. Después de un ratito, se puso vaselina y decidió terminar con lo que había empezado: la metió despacio, se movía suave -como yo quería-, la pija patinaba rico hasta que empezó a moverse más rápido. Me dolió un poquito, pero el placer era más grande. Mucho más grande! Se puso agresivo, tiraba de mi vestido y me embestía el culo con dureza. Cada vez más rápido. Era el momento justo, mientras deliberaba de placer mi pijita empezó a chorrear; la tenía al palo y con una gotera permanente de semen. Él fue más duro, yo miraba como acababa solo mientras esa pija embestía con dureza mi ano. De repente llegó, sentí los chorritos calentitos de semen dentro de mi culo y sus gemidos acabadores. El hecho estaba consumado. Era oficialmente una puta.
Fue el paso que tenía que dar. Vestido de nena y con leche en mi culo sentí que este era el camino. Que tenía que ir más allá. Charlamos un rato antes de que se fuera, a él no gustaba vestirse, pero no tenía drama en que yo lo haga; al contrario lo excitaba. Acordamos que la próxima vez íbamos a ir un poco más allá; yo me iba a depilar y me comprometí a conseguir maquillaje. Quería dar un paso más y a él le encantó.
--
3 comentarios - El día que fui Camila, la nena que siempre quise ser
Gracias amor