Con la esperanza de corregir mis modáles de señorita, mi padre pensó en inscribirme muy a mi contraria, en cláses de taekwondo.
La primera cláse fui arrastrando mi cara por el suelo e hice la lección a desgáno hasta el fin bajo la mirada aténta de mi viejo.
Cuando el maestro ordenó ir al vestuario fuí detras del montón, no podía creer cuando ví que tódos y cada úno de esos varónes se quitaban toda la ropa y entraban en las duchas con toda naturalidad.
Fue el momento exácto donde toda mi bronca se transformó en un deséo loco de asistir a cada lección.
Un desfíle exquisíto de hombres de todo tipo y condición física paseandose desnudos frente a mis ojos despreocupados de mi atenta miráda a sus entrepiernas...
La primera cláse fui arrastrando mi cara por el suelo e hice la lección a desgáno hasta el fin bajo la mirada aténta de mi viejo.
Cuando el maestro ordenó ir al vestuario fuí detras del montón, no podía creer cuando ví que tódos y cada úno de esos varónes se quitaban toda la ropa y entraban en las duchas con toda naturalidad.
Fue el momento exácto donde toda mi bronca se transformó en un deséo loco de asistir a cada lección.
Un desfíle exquisíto de hombres de todo tipo y condición física paseandose desnudos frente a mis ojos despreocupados de mi atenta miráda a sus entrepiernas...
3 comentarios - Los vestuarios de Taekwondo.