La primera vez que estuve con un chico. Ante de esto, todas mis parejas habían sido mujeres. Tenía alrededor de 20 años en ese momento.
Era el año 2015, por medio de una amiga, conocí a Alexander, un chico de unos 19 años, masculino, moreno, pelo negro, buen cuerpo y simpático. Sabía que el era gay abiertamente. Desde una principio me cayó bien, aunque siempre me tiraba indirectas.
Un día, me envía la solicitud por Facebook, lo acepto, y comenzamos a hablar. Las charlas eran cosas típicas, ¿cómo andas?, ¿qué haces? y esas cosas. Me contaba que estudiaba y entrenaba (por eso tenía buen cuerpo, atlético). Además me había contado que estaba en pareja pero que las cosas no iban bien. Pasaron los días, meses y siempre hablábamos de todo, cada vez que podía me tiraba indirectas, me decía que yo no debía estar soltero, que era lindo, que tenía linda sonrisa y que seguro tenía muchas enamoradas. Hasta que algo pasó, dejó de escribirme durante unos varios meses.
Pasados los meses, me envía nuevamente la solicitud de amistad (ahí me di cuenta que me había eliminado), me escribe y comenzamos a hablar de nuevo. Me cuenta que me eliminó porque su pareja estaba celoso e intentaron arreglar la relación, pero no resultó y se habían separados, así que estaba soltero.
Seguía con las indirectas hacía mi, pero cada vez más directas. Me invitaba a tomar algo, mate, una cerveza, cualquier cosa, hasta que me pidió mi número de celular, a lo que accedí a darle ya que me caía bien. Un par de veces nos encontramos, charlamos como dos amigos y luego cada uno para su casa,
En un encuentro charlamos y me decía que quería algo de mi, que yo era muy lindo, simpático y que a el le gustaba hablar conmigo. Una amiga nos interrumpe y el se va porque tenía cosas que hacer, y yo igual. Pasaron un par de horas, me desocupé temprano y me iba a mi casa, cuando el me manda mensaje que estaba desocupado y que podíamos seguir la charla en un lugar más tranquilo. Me gustó la idea, nos encontramos y caminamos mientras hablábamos de todos hacia una zona poco transitada y algo oscura. Hasta que la charla fue más o menos así:
Él: Si te pido algo, me lo das?
Yo: Depende que sea.
Él: vos ya sabes lo que quiero.
Lo miré, y casi sin pensarlo, lo agarré de la nuca y nos besamos suavemente. Dejamos de besarnos, el me dice que lo estaba esperando desde hace mucho. Caminamos otro poco y cerca de unos árboles, donde estaba muy oscuro me empezó a besar apasionadamente, me metía la lengua de una manera que se entrelazaba con la mía y me puso a mil. Comenzó a manoserame la pija por encima del pantalón de una manera que sabía muy bien lo que hacía. Yo por mi parte, algo brusco, comencé a acariciarle la cola, que por su cuerpo atlético, tenía un culo hermoso. Así estuvimos un rato besándonos y manoseándonos como si el mundo se fuera acabar. Lego dejamos de hacerlo y cada uno se fue a su casa, pasaron las semanas y cada vez que podíamos nos encontrábamos terminábamos así, a los besos y a los manoseas de pija y cola. Estábamos prendidos fuego.
En uno de esos encuentros estaba tan caliente que quería algo más, pero no sabía que era. Hasta que nos desabrochamos los pantalones y comencé a pajearlo y me dieron una ganas tremendas de meterme la pija en la boca (nunca había chupado una). Medio torpe le chupé la pija, que al principio no me gustó, pero luego lo disfrute. El hizo lo mismo conmigo y mirándolo a él aprendía como se hacía.
Luego de ese encuentro, a los chapes y manoseos se le sumaban los petes. Nos chupábamos la pija de manera que parecía que era la última vez; y cada vez era mejor y más frecuentes nuestros encuentros secretos. Por mi parte también le besaba la cola, esos cachetes redonditos perfectos me ponían a mil, sobre todo se los acariciaba mientras le comía la pija.
Esta historia continua... Les haré una segunda parte...
Era el año 2015, por medio de una amiga, conocí a Alexander, un chico de unos 19 años, masculino, moreno, pelo negro, buen cuerpo y simpático. Sabía que el era gay abiertamente. Desde una principio me cayó bien, aunque siempre me tiraba indirectas.
Un día, me envía la solicitud por Facebook, lo acepto, y comenzamos a hablar. Las charlas eran cosas típicas, ¿cómo andas?, ¿qué haces? y esas cosas. Me contaba que estudiaba y entrenaba (por eso tenía buen cuerpo, atlético). Además me había contado que estaba en pareja pero que las cosas no iban bien. Pasaron los días, meses y siempre hablábamos de todo, cada vez que podía me tiraba indirectas, me decía que yo no debía estar soltero, que era lindo, que tenía linda sonrisa y que seguro tenía muchas enamoradas. Hasta que algo pasó, dejó de escribirme durante unos varios meses.
Pasados los meses, me envía nuevamente la solicitud de amistad (ahí me di cuenta que me había eliminado), me escribe y comenzamos a hablar de nuevo. Me cuenta que me eliminó porque su pareja estaba celoso e intentaron arreglar la relación, pero no resultó y se habían separados, así que estaba soltero.
Seguía con las indirectas hacía mi, pero cada vez más directas. Me invitaba a tomar algo, mate, una cerveza, cualquier cosa, hasta que me pidió mi número de celular, a lo que accedí a darle ya que me caía bien. Un par de veces nos encontramos, charlamos como dos amigos y luego cada uno para su casa,
En un encuentro charlamos y me decía que quería algo de mi, que yo era muy lindo, simpático y que a el le gustaba hablar conmigo. Una amiga nos interrumpe y el se va porque tenía cosas que hacer, y yo igual. Pasaron un par de horas, me desocupé temprano y me iba a mi casa, cuando el me manda mensaje que estaba desocupado y que podíamos seguir la charla en un lugar más tranquilo. Me gustó la idea, nos encontramos y caminamos mientras hablábamos de todos hacia una zona poco transitada y algo oscura. Hasta que la charla fue más o menos así:
Él: Si te pido algo, me lo das?
Yo: Depende que sea.
Él: vos ya sabes lo que quiero.
Lo miré, y casi sin pensarlo, lo agarré de la nuca y nos besamos suavemente. Dejamos de besarnos, el me dice que lo estaba esperando desde hace mucho. Caminamos otro poco y cerca de unos árboles, donde estaba muy oscuro me empezó a besar apasionadamente, me metía la lengua de una manera que se entrelazaba con la mía y me puso a mil. Comenzó a manoserame la pija por encima del pantalón de una manera que sabía muy bien lo que hacía. Yo por mi parte, algo brusco, comencé a acariciarle la cola, que por su cuerpo atlético, tenía un culo hermoso. Así estuvimos un rato besándonos y manoseándonos como si el mundo se fuera acabar. Lego dejamos de hacerlo y cada uno se fue a su casa, pasaron las semanas y cada vez que podíamos nos encontrábamos terminábamos así, a los besos y a los manoseas de pija y cola. Estábamos prendidos fuego.
En uno de esos encuentros estaba tan caliente que quería algo más, pero no sabía que era. Hasta que nos desabrochamos los pantalones y comencé a pajearlo y me dieron una ganas tremendas de meterme la pija en la boca (nunca había chupado una). Medio torpe le chupé la pija, que al principio no me gustó, pero luego lo disfrute. El hizo lo mismo conmigo y mirándolo a él aprendía como se hacía.
Luego de ese encuentro, a los chapes y manoseos se le sumaban los petes. Nos chupábamos la pija de manera que parecía que era la última vez; y cada vez era mejor y más frecuentes nuestros encuentros secretos. Por mi parte también le besaba la cola, esos cachetes redonditos perfectos me ponían a mil, sobre todo se los acariciaba mientras le comía la pija.
Esta historia continua... Les haré una segunda parte...
1 comentarios - Primera Vez