Hola:
Los que siguen mis relatos saben que me gustan mucho los paisanos, los hombres de campo y afortunadamente tengo varios a mi alcance por el lugar donde vivo. El título real del relato es el siguiente, salvo que Poringa no deja ingresar títulos tan grandes:
Fui a un bar lleno de gachos, se dieron cuenta que soy gay y éste fue el resultado:
Una noche libre que tuve fui a uno de los bares de campo que antiguamente se llamaban boliches de campo. Ahí había varios parroquianos tomando, jugando al truco, y conversando a viva voz. Los paisanos por lo general son de hablar bien fuerte.
Me acerqué a la barra y pedí algo. Al poco se me acercó uno y se puso a conversar, después vino otro y también comenzó a hablar con nosotros dos. Los gauchos muchas veces viven solos en un campo donde cuidan la casa y atienden la siembra o los animales, entonces cuando tienen la oportunidad de salir, aprovechan y se sacan las ganas de hablar con otras personas.
Estos paisanos me invitaron vino y cerveza, casi no pagué nada. Con mucha insistencia logré pagarles algo a ellos. (Esas son costumbres que en la ciudad se perdieron completamente)
Cuando había pasado más de una hora, ya me habían preguntado por mi vida, mi familia, mujer e hijos (que no tengo), en qué trabajaba, me invitaron a jugar al truco. Y como todo eso no lo tengo o no lo sé hacer, algo raro veían en mí. Para un buen paisano, los hombres deben casarse, tener hijos, saber tomar, fumar, escupir, etc.
La conversación seguía y los parroquianos ya estaban bastante entonados después de varias cervezas y vinos. El ambiente estaba muy animado, puse un poco de música de chamamé desde mi celular y los gauchos que venían de las provincias del norte se pusieron a bailar solos, a zapatear y a tirar zapucáys. Fue muy divertido, y me encantaba ver a esos hombres masculinos, gauchescos, varoniles zapateando y mostrando su virilidad. Se me caía la baba...
Algunos me miraban con desconfianza, pero el que más me gustaba seguía hablando conmigo, y estaba totalmente desinhibido, el alcohol y la música habían hecho su trabajo. Era uno de los que gritaba y bailaba. Mmmm Me encantaba su masculinidad.
En un momento me invitó a ir al baño porque tenía ganas de mear. Acepté y lo acompañé, seguía hablando y contándome cosas. Llegamos adentro del baño y simplemente peló la pija adelante mío. Se puso a mear de frente a mí en los mingitorios. Su verga es larga aún sin estar parada. Me hablaba y seguía meando sin ningún tipo de vergüenza y sin esconderse como hace la mayoría.
Uno de mis morbos más grandes es la meada. Me encanta ver a un hombre cuando está orinando, me gusta sostenerle el miembro hasta que termine. Y hasta me dejaría mear por el hombre que me caliente.
Así que este estaba meando justo frente a mí, mis ojos no se separaban de su miembro. Recorrí todo su cuerpo con mi mirada y quise guardar cada detalle en mi memoria para recordar ese momento por siempre.
Obviamente se dio cuenta que lo estaba observando y ni aún así se escondió. Cuando terminó de mear empezó a estirar la pija que parecía de goma. La estiraba y la soltaba como si la estuviera exprimiendo, desde el tronco hasta la punta del tiento. La sacudía y la soltaba. Así una y otra vez sin guardarla.
Su pija era muy elástica, parecía de goma y llegaba dormida como a 15 cm. En un momento no supe qué hacer y empecé a reírme de los nervios. "Parece una gomita..." le dije entre risas. Como yo estaba muy cerca le agarré la punta de la pija con la mano y se la estiré como él estaba haciendo. Se la solté y chocó contra el gaucho. Mientras jugaba con su pija me reía, se la estiraba y soltaba como si jugar con su pija fuera lo más normal del mundo.
Después de eso no pude detenerme, me puse serio y empecé a pajearlo. Le pelé la cabeza y le corría la piel para adelante y atrás una y otra vez. El gaucho correntino no decía nada, simplemente se dejaba hacer...
YO: -¿No te molesta?
GAUCHO: -No, dale seguí
Su pija no estaba muy dura pero era larga y gomosa, se estiraba ahora como hasta los 20cm. De a poco se le iba parando y sentí su dureza. La piel de su pija es suave. Este hombre de unos 32 años es de piel morena, su rostro juvenil y masculino del estilo europeo del sur, su cabello oscuro y bien corto, con una altura como de 1,70m y sus ojos color castaño. Su aliento a alcohol se empezaba a sentir cerca de mi cara, y me parecía un aroma dulce y delicioso, me terminó de enloquecer y empecé a gemir como una mina:
YO: -MHHmmm HMMmm ¡Ayyy, Ayy papitooh!
El paisano correntino me sintió gemir y me arrastró hasta el cubículo del baño. Me "obligó" a agacharme y empecé a chuparle la pija. "Se enloqueció el padrillo", pensé yo.
Le lamía y relamía la verga en todo su contorno, la pajeaba y ya estaba como una piedra. Me empezó a largar su líquido preseminal y era delicioso. No paré de chuparle la pija y de gemir, yo estaba muy caliente, y al paisano parecía gustarle mucho. Empezó a moverse hacia atrás y adelante y me cogía por la boca. ¡Deliré de placer!
Cuando estuvo bien húmeda su verga me levantó y me hizo dar vuelta. Como toda una putita sumisa simplemente me dejaba hacer y accedía a todos sus deseos. Me bajé el pantalón y me puse saliva en la cola. Me empezó a penetrar y sentí un dolor intenso. Me clavó con sus 20cm de verga caliente y sentí ganas de gritar de dolor, pero me aguanté porque no quería llamar la atención de la gente que todavía estaba en el bar. Me agarró de las caderas y me clavó una y otra vez. La sacaba y se echaba más saliva y me seguía cogiendo. No tardó mucho y en unos minutos me echó toda le leche adentro. Resoplaba y bufaba como un potro en celo. Me abrazó por el pecho y se quedó como descansando agitado sobre mi espalda. Sus piernas se iban doblando como si sintiera un hormigueo por el intenso placer del orgasmo, mientras su pija seguía latiendo y largando leche dentro de mi OGT.
Me sacó la pija de la cola y se lavó en el lavatorio del baño. Yo me lavé un poco el ojete y fuimos a seguir tomando como si nada. Ya habían pasado como 15 minutos y por suerte nadie había entrado al baño en ese tiempo. Después de seguir conversando fuimos afuera y me dijo que él estaba casado pero que es muy calentón y que le daba "a lo que sea".
GAUCHO: -A mí me encanta coger y vivo caliente.
YO: -Qué bueno que seas así.
GAUCHO: -Cuando quieras pasá por acá y seguimos hablando y pasándola bien.
YO: -Dale, gracias por lo de recién.
GAUCHO: -No, gracias a vos mi reina.
Intercambiamos teléfonos pero hasta ahora no tuve tiempo de volver a ese lugar. En cuanto pueda voy a volver y recibir los embates de ese gaucho correntino tan calentón y varonil.
Este relato está basado en sucesos totalmente reales vividos por mí y pasó en una tranquila ciudad de la provincia de Buenos Aires.
Esa es la pija real del paisano que me hizo suya esa noche
Los que siguen mis relatos saben que me gustan mucho los paisanos, los hombres de campo y afortunadamente tengo varios a mi alcance por el lugar donde vivo. El título real del relato es el siguiente, salvo que Poringa no deja ingresar títulos tan grandes:
Fui a un bar lleno de gachos, se dieron cuenta que soy gay y éste fue el resultado:
Una noche libre que tuve fui a uno de los bares de campo que antiguamente se llamaban boliches de campo. Ahí había varios parroquianos tomando, jugando al truco, y conversando a viva voz. Los paisanos por lo general son de hablar bien fuerte.
Me acerqué a la barra y pedí algo. Al poco se me acercó uno y se puso a conversar, después vino otro y también comenzó a hablar con nosotros dos. Los gauchos muchas veces viven solos en un campo donde cuidan la casa y atienden la siembra o los animales, entonces cuando tienen la oportunidad de salir, aprovechan y se sacan las ganas de hablar con otras personas.
Estos paisanos me invitaron vino y cerveza, casi no pagué nada. Con mucha insistencia logré pagarles algo a ellos. (Esas son costumbres que en la ciudad se perdieron completamente)
Cuando había pasado más de una hora, ya me habían preguntado por mi vida, mi familia, mujer e hijos (que no tengo), en qué trabajaba, me invitaron a jugar al truco. Y como todo eso no lo tengo o no lo sé hacer, algo raro veían en mí. Para un buen paisano, los hombres deben casarse, tener hijos, saber tomar, fumar, escupir, etc.
La conversación seguía y los parroquianos ya estaban bastante entonados después de varias cervezas y vinos. El ambiente estaba muy animado, puse un poco de música de chamamé desde mi celular y los gauchos que venían de las provincias del norte se pusieron a bailar solos, a zapatear y a tirar zapucáys. Fue muy divertido, y me encantaba ver a esos hombres masculinos, gauchescos, varoniles zapateando y mostrando su virilidad. Se me caía la baba...
Algunos me miraban con desconfianza, pero el que más me gustaba seguía hablando conmigo, y estaba totalmente desinhibido, el alcohol y la música habían hecho su trabajo. Era uno de los que gritaba y bailaba. Mmmm Me encantaba su masculinidad.
En un momento me invitó a ir al baño porque tenía ganas de mear. Acepté y lo acompañé, seguía hablando y contándome cosas. Llegamos adentro del baño y simplemente peló la pija adelante mío. Se puso a mear de frente a mí en los mingitorios. Su verga es larga aún sin estar parada. Me hablaba y seguía meando sin ningún tipo de vergüenza y sin esconderse como hace la mayoría.
Uno de mis morbos más grandes es la meada. Me encanta ver a un hombre cuando está orinando, me gusta sostenerle el miembro hasta que termine. Y hasta me dejaría mear por el hombre que me caliente.
Así que este estaba meando justo frente a mí, mis ojos no se separaban de su miembro. Recorrí todo su cuerpo con mi mirada y quise guardar cada detalle en mi memoria para recordar ese momento por siempre.
Obviamente se dio cuenta que lo estaba observando y ni aún así se escondió. Cuando terminó de mear empezó a estirar la pija que parecía de goma. La estiraba y la soltaba como si la estuviera exprimiendo, desde el tronco hasta la punta del tiento. La sacudía y la soltaba. Así una y otra vez sin guardarla.
Su pija era muy elástica, parecía de goma y llegaba dormida como a 15 cm. En un momento no supe qué hacer y empecé a reírme de los nervios. "Parece una gomita..." le dije entre risas. Como yo estaba muy cerca le agarré la punta de la pija con la mano y se la estiré como él estaba haciendo. Se la solté y chocó contra el gaucho. Mientras jugaba con su pija me reía, se la estiraba y soltaba como si jugar con su pija fuera lo más normal del mundo.
Después de eso no pude detenerme, me puse serio y empecé a pajearlo. Le pelé la cabeza y le corría la piel para adelante y atrás una y otra vez. El gaucho correntino no decía nada, simplemente se dejaba hacer...
YO: -¿No te molesta?
GAUCHO: -No, dale seguí
Su pija no estaba muy dura pero era larga y gomosa, se estiraba ahora como hasta los 20cm. De a poco se le iba parando y sentí su dureza. La piel de su pija es suave. Este hombre de unos 32 años es de piel morena, su rostro juvenil y masculino del estilo europeo del sur, su cabello oscuro y bien corto, con una altura como de 1,70m y sus ojos color castaño. Su aliento a alcohol se empezaba a sentir cerca de mi cara, y me parecía un aroma dulce y delicioso, me terminó de enloquecer y empecé a gemir como una mina:
YO: -MHHmmm HMMmm ¡Ayyy, Ayy papitooh!
El paisano correntino me sintió gemir y me arrastró hasta el cubículo del baño. Me "obligó" a agacharme y empecé a chuparle la pija. "Se enloqueció el padrillo", pensé yo.
Le lamía y relamía la verga en todo su contorno, la pajeaba y ya estaba como una piedra. Me empezó a largar su líquido preseminal y era delicioso. No paré de chuparle la pija y de gemir, yo estaba muy caliente, y al paisano parecía gustarle mucho. Empezó a moverse hacia atrás y adelante y me cogía por la boca. ¡Deliré de placer!
Cuando estuvo bien húmeda su verga me levantó y me hizo dar vuelta. Como toda una putita sumisa simplemente me dejaba hacer y accedía a todos sus deseos. Me bajé el pantalón y me puse saliva en la cola. Me empezó a penetrar y sentí un dolor intenso. Me clavó con sus 20cm de verga caliente y sentí ganas de gritar de dolor, pero me aguanté porque no quería llamar la atención de la gente que todavía estaba en el bar. Me agarró de las caderas y me clavó una y otra vez. La sacaba y se echaba más saliva y me seguía cogiendo. No tardó mucho y en unos minutos me echó toda le leche adentro. Resoplaba y bufaba como un potro en celo. Me abrazó por el pecho y se quedó como descansando agitado sobre mi espalda. Sus piernas se iban doblando como si sintiera un hormigueo por el intenso placer del orgasmo, mientras su pija seguía latiendo y largando leche dentro de mi OGT.
Me sacó la pija de la cola y se lavó en el lavatorio del baño. Yo me lavé un poco el ojete y fuimos a seguir tomando como si nada. Ya habían pasado como 15 minutos y por suerte nadie había entrado al baño en ese tiempo. Después de seguir conversando fuimos afuera y me dijo que él estaba casado pero que es muy calentón y que le daba "a lo que sea".
GAUCHO: -A mí me encanta coger y vivo caliente.
YO: -Qué bueno que seas así.
GAUCHO: -Cuando quieras pasá por acá y seguimos hablando y pasándola bien.
YO: -Dale, gracias por lo de recién.
GAUCHO: -No, gracias a vos mi reina.
Intercambiamos teléfonos pero hasta ahora no tuve tiempo de volver a ese lugar. En cuanto pueda voy a volver y recibir los embates de ese gaucho correntino tan calentón y varonil.
Este relato está basado en sucesos totalmente reales vividos por mí y pasó en una tranquila ciudad de la provincia de Buenos Aires.
Esa es la pija real del paisano que me hizo suya esa noche
5 comentarios - Fui a un bar lleno de gachos y se dieron cuenta que soy gay