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Sex-tocolmo

Sextocolmo

Nunca imaginé que algo así me sucedería... fantasear con eso es una cosa y "sufrirlo" en carne viva es otra muy diferente.


A mis 22 años solía estudiar y trabajar en una ciudad lejos de casa (un poquitín tarde... lo se)... siempre solo y con padres y hermanos que, si bien siempre e tenido la seguridad de que me aman, siempre fui alguien que apreciaba la soledad y ellos lo sabían... podían pasar semanas antes de siquiera pensar hablar con ellos por teléfono y/o verlos.
Un trabajo de medio tiempo no cubre por si solo una pequeña casa de renta de una sola habitación con todos los servicios (luz, agua, internet...), por lo que compartí casa con alguien que llegué a considerar un amigo, Raúl, (28años, 1.70, un poco pasado de peso, moreno, cabello a rapa) quien estaba trabajando como supervisor de operadores en una fabrica. En un principio no eramos muy cercanos que digamos, cada quien a sus cosas... pero inevitablemente con el paso del tiempo, eso cambió. Llegamos al punto de compartir cosas intimas... el era un tanto cerrado conmigo, no era muy explicito al hablar de sus cosas, al contrario de mi, que con algo de detalle solía contarle mis aventuras con cuanta chica que follaba. Alguna vez en estado de ebriedad, le confesé uno de mis grandes fetiches: las ataduras... la sumisión... las mordazas; cosa que le sorprendió, ya que aún a sabiendas de que era sexualmente muy activo, soy alguien serio, tranquilo y, si no estoy en confianza soy bastante reservado. Después de revelarle ese secreto, se volvió alguien distante... incluso de pronto parecía que volvimos a lo de "cada quien a sus cosas". Varias noches no llegaba a dormir a casa (ambos teníamos turnos matutinos). No podía evitar sentir algo de culpa... cuando eres alguien que habla poco y por habladurías sientes que jodes una relación de cualquier tipo te sientes un completo idiota... al menos yo. Con el paso del tiempo dejé de prestarle interés.
Meses mas tarde, cuando volvía del gimnasio, caminaba por la calle y lo encontré en las afueras de un antro gay besuqueándose con otro tipo... si bien siempre e tenido el conocimiento de que no todo homosexual es una loca reina de carnaval, me sorprendió bastante... ya que no mostraba signo alguno del gay estereotípico que todo ignorante tiene en mente. Para colmo, Raúl se dio cuenta de que lo había visto e intento disimular, separándose del sujeto y saludándome a la distancia; respondo el saludo como sin nada pero la verdad me sentía un tanto perturbado... llevaba casi un año compartiendo habitación con un homosexual... en camas separadas obvio, pero prácticamente durmiendo a su lado.
Raúl no se apareció por 15 días después de eso... sentía algo de alivio pero también un poco de pena por él, lo había descubierto. Un día lo encontré en una parada de autobús... la cortesía me guió a llegar con él, saludarlo de mano y entablar una pequeña conversación.

-Raúl... que te haz hecho hombre? Sigues pagando la renta pero ya no pasas por la casa...

Él solo agacha la cabeza, posteriormente me voltea a ver frunciendo los hombros.


-¿Fue por lo de la vez pasada? Si es por eso, quiero que sepas que...
-No es nada más por que me viste... te oculté eso y no es justo para ti.

Después de esas palabras, diría algo de lo que me arrepentiría días más tarde... más no hoy en día.

-No te preocupes... no pasa nada...
-¿Estás seguro?
-Si... puedes volver a casa sin problemas.

Apenas dije eso y el autobús que llegaría a la parada se veía a la distancia.

-Muchas gracias la verdad... - replica Raúl mientras se pone de pie para subirse al autobús, -... muchísimas gracias.

Ya en el primer escalón dentro del transporte publico, me comenta que nos veríamos en casa más tarde. Me despido de él haciendo un saludo militar y me alejo caminando de la parada de autobús.
Posterior a su regreso, todo transcurría con normalidad... habíamos dejado lo de embriagarnos de cuando en cuando y solo tomábamos un par de cervezas para ponernos al día un par de veces por semana. 
En ese tiempo yo salía con una chica, Ariana, que me permitía dejarme llevar por mis bajos instintos... fue una relación bastante intensa de varios meses al termino de los cuales, ella me dejó por falta de sexo ya que entre el gimnasio, el trabajo  y la escuela, los encuentros sexuales si bien eran bastante completos, eran muy fortuitos. Terminamos siendo amigos con beneficios, pero solo follábamos cuando ella quería y no era muy seguido. Debido a la libertad que tenía de practicar mis fantasías a rienda suelta sobre ella, admito que quedé bastante enganchado y dolido ya que no cualquiera se deja hacer esas cosas... y más dolido aún, cuando dejó de hablarme al conseguirse otra pareja en menos de lo que canta un gallo... y solía subir fotos a sus redes sociales usando los minivestidos y minifaldas que le regalaba y también usando ballgags y poniéndose trozos de cinta sobre la boca obteniendo likes de pervertidos... cosas que ella jamás había hecho antes de conocerme. 
La pena era insoportable... tomaba más de la cuenta y dejé de ir al gimnasio. Raúl al enterarse de lo que me pasaba, se volvió mi confidente de nuevo y compañero de bebida.

Las vacaciones de verano se acercaban, me graduaría y por fin me libraría de la escuela para enfocarme por un par de meses en mi trabajillo de medio tiempo antes de buscar uno de tiempo completo. No iría de vacaciones con mis padres quienes partirían a otro estado a pasar todos esos días de descanso en otro lugar. 
En una noche, me encontraba tomando con Raúl, quien ya con confianza me contaba sus aventuras aunque con ciertas reservas... respetando el hecho de que quizá no me agradaría escuchar algo con tanto detalle. Aunque había pasado ya un tiempo de lo mío con Ariana, la pena seguía allí... no podía evitar stalkearla como idiota y sentir el cuerpo frío viendo aquellas fotografías donde salía amordazada repleta de likes y comentarios lascivos... no podía evitar odiarla. Tenía el corazón completamente roto... decepcionado del amor y de las mujeres, tanto que comencé a considerar otras opciones. Por la cabeza se comenzó a formar la idea de que ya no quería dominar a nadie sexualmente hablando... ya estaba cansado de tomar el control en cualquier aspecto... ahora yo quería ceder el control... pasar a ser el dominado, pero por mi decepción no quería tener nada que ver con ninguna mujer, Ariana me había arruinado para cualquier fémina en ese tiempo... si alguien me iba a dominar y hacerme todo lo que le toca a un sumiso... quería que fuese un hombre. Esa misma noche, no pude guardármelo, ya bastante ebrio se lo mencioné a Raúl... nunca le propuse nada (según yo), pero si le conté con escasos detalles (según yo... otra vez) la idea que llevaba tiempo rondando en mi cabeza, solo recuerdo que me pidió que lo repitiera con lujo de detalle mientras me ponía en las manos una bebida preparada... proseguimos riendo sentados en el sofá, hasta que de pronto un cansancio extremo invadió mi cuerpo... y no recuerdo más. 

Un sueño con Ariana dándome un beso y desapareciendo en el éter me hace despertar y es entonces, cuando la sangre se me sube a la cabeza y entro en pánico como nunca en la vida: estaba sentado en una silla, frente al espejo... el problema es que no solo estaba sentado... si no que estaba en ropa interior (unos pequeños calzones tipo slip color blanco), con mis pies sin tocar el piso y atados a las patas de la silla de forma bastante extraña, mis manos estaban atadas a los barrotes del respaldo de la silla y mi boca estaba sellada y completamente llena con lo que parecía un simple trozo de tela color blanco que se alcanzaba a asomar un poco por sobre la calceta negra que me impedía esculpirla. En un acto reflejo, muevo mis manos y pies desesperadamente tratando de soltarme, mientras que lloriqueo asustado y grito tras la mordaza que me llena la boca... al darme cuenta que era una mordaza bastante simple que se podía deshacer sin dificultad, hago un esfuerzo por escupir la tela que me llena la cavidad bucal por completo mientras no dejo de moverme desesperado... cuando lo estaba logrando, un par de manos un tanto rechonchas vienen detrás de mi y me cubren la boca con mucha fuerza, sofocando cualquier sonido y desvaneciendo por completo mi oportunidad de pedir ayuda.

- Shhhhh... tranquilo... calladito, no pasa nada...- me susurran al oido.

Con mis mejillas aplastadas por sus grandes manos, trato de hablar al reconocer esa voz. De haberme callado un poco más suave, se hubiese escuchado que decía "Raúl" aún a través de esa pobre mordaza... pero sus fuertes manos deforman cualquier sonido que pueda salir de mi boca y lo vuelve ilegible... pero de alguna forma, el intuye lo que quería decir.

-... asi es... Raúl... tranquilo... no pasa ni a pasado nada... aún...

Trato de pedirle explicaciones mediante palabras de que se transforman en gemidos sofocados.

-... shhhh shhhh shhhh... tranquilo nene... tranquilo... te voy a destapar la boca un ratito si prometes no gritar... si gritas te amordazaré más fuerte... ok?

Temblando y contemplándome en el espejo con aquellas manos callándome, muevo mi cabeza en forma de afirmación. Quita sus manos de mi boca con el trozo de tela blanco casi fuera... primero desata la calceta que me la retiene dentro y cuando me disponía a escupirla, él me pone de nuevo la mano en la boca... sin hacer presión, solo lo hacía para impedir que escupiera el trozo de tela.

-... déjame metertelo en la boquita todo completito nene... anda... anda...- Entre palabras inteligibles, mete de nuevo el trozo de tela dentro de mi boca... -... todo debe ir dentro, tranquilo nene, anda.

Cuando lo mete totalmente, con su mano me cubre por completo la boca y me pide que no lo escupa... que él quiere sacarlo... en una posición como la mía no puedes o no quieres negarte por temor a algún tipo de represalia. Después de eso, se coloca frente a mi y me ve a los ojos; sin desviar la mirada, dirige su mano a mi boca y con un par de dedos, toma el trozo de tela y lo jala lentamente... cuando lo saca por completo, lo extiende en mi regazo y alcancé a ver lo que era... era uno de mis calzones (un diminuto "bikini"), sentía la abundante humedad de mi saliva en el sobre mis piernas, cosa que significaba que ya llevaba más de una hora con eso dentro.

-... Raúl pero que carajos? Porque me tienes así? En calzones... atado... y porque carajos me metes mis calzones en la boca?
-... ya no tardabas en despertarte nene... tomé lo que tenía más a la mano...
-Raúl... pero porque me tienes desnudo? Que carajos me hiciste marica hijo de putmmmf!!...

Una de sus manos me tapa la boca y no me deja terminar, su otra mano empuja mi cabeza desde la nuca para aumentar la presión de aquella mano que me calla.

-.... que boquita la tuya... por esto estás como estás...

Sigo lanzando cuanto improperio se me ocurre, pero solo consigo que apriete más sus manos. Súbitamente me suelta de la nuca y, sin dejar de taparme la boca, toma un rollo enorme de cinta gris y me lo pone frente al rostro... no era el típico rollo de cinta gris que uno compra en cualquier parte... era del mismo material pero era muchísimo más ancha... y no me refiero al tamaño del rollo, una tira de esa cinta era muchísimo más ancha que la convencional, como si tuviese dos rollos empalmados lado a lado y los desenrollara al mismo tiempo.

- ¡¿Quieres esto?! ¡¿Eh?!

Abro aún más mis ojos en un notable estado de pánico. Con suplicas calladas le digo que no, pero se negaba a hacer caso de mis suplicas. Sin cortar el trozo de cinta, me lo coloca sobre la boca presionando con fuerza, amenazando con callarme con metros y mas metros de cinta. Tras ese trozo gris que me cubre la boca trato de decirle que cedo a sus demandas y dejo de tratar de gritar... es entonces cuando sin dejar de hacer presión y, sin despegarme la cinta, me dice al oído:

-... ahora si... callado... te voy a decir porque estas así... okay?

Muevo mi cabeza en forma de afirmación acentuando el gesto con gemidos que, de ser legibles, se oirían como varios "aja" o "aha" en seguidilla.

-... okay... ahí va... calladito...- dice mientras me despega el ancho trozo de mi boca y lo incorpora al resto del rollo.
Se pone rodillas frente a mi, viéndome a los ojos... me da un escalofrió cuando veo como desliza su mirada de mi rostro a mi bulto...

-... Raúl, pero que...

Me interrumpe sin decir una palabra, me pide que guarde silencio colocándose el dedo indice frente a sus labios.

-... te voy a explicar... en primer lugar, no te he hecho nada más allá de lo que puedes ver... por ese lado puedes estar tranquilo... nadie te ha violado... okay?- le respondo con un "okay" tembloroso... -... y... en segundo y último lugar... tu me lo pediste...

Frunciendo el ceño muy extrañado, trato de preguntarle el como, pero no me salen palabras y el prosigue.

-... mira... te taparé la boca un momentito para que...
-... nono no... Raúl no...- le interrumpo.
-... para que escuches por que...- sigue hablando por sobre mis suplicas.
-... no no Raúl, no hace falta, te lo juro...
-... shhhh déjame acabar o ya sabes lo que pasará...

Impotente, dejo de suplicar y lo dejo terminar.

-... te quiero calladito para que escuches porque estás así sin interrupciones... es más, tu vas a escoger con que te tapo la boquita... okay?- sin decir palabras, solo muevo mi cabeza en forma de negación.

Raúl levanta el rollo de cinta, despega un trozo sin cortarlo del rollo y dice.

-Está esta... no necesito mucha de esta cinta, te cubre media cara un trozo, ya lo viste... es esta ó...- dirige su mirada al calzón babeado y arrugado sobre mi regazo... -esa que es un poquito desagradable, pero no te va a dejar todo pegajoso... y antes de que te quejes, está limpio...

Sin opciones, impotente y sintiéndome de lo más vulnerable y humillado, con mi cabeza señalo el calzón. Es entonces cuando lo toma de mi regazo, lo dobla de una forma bastante especifica, me toma de la quijada y la braga termina dentro de la boca, posteriormente toma la calceta negra de futbolista, me la pasa sobre la boca para que no escupa lo que traigo dentro y me hace un fuerte nudo en la nuca.

-... listo... te ves lindo así... espérame un segundito... quieres?

Apenas dice eso y sale de la recamara rumbo a la sala... la casa solía ser un garage al que solo le pusieron paredes de madera por dentro para acondicionarla como casa, por lo que entre la sala y la recamara solo había literalmente un par segundos de distancia, así que no tenía mucho tiempo que digamos para intentar desatarme... pero inconscientemente forcejé contra las ataduras en vano durante décimas de segundo, antes de que mi captor volviese con un celular en mano. Sentí un poco de miedo pensando que me tomaría una foto o algo así y la divulgaría, por lo que comencé a gemir desesperado.

-... tranquilo, tranquilo... no te grabaré ni nada... solo quiero que escuches esto...

Es entonces cuando voltea el celular contra mi para mostrarme un vídeo, me grabó ya bastante ebrio sin que yo lo notara, , me veo en el vídeo:

- A ver a ver a ver... repite eso otra vez... pero explícate... con detalle por favor, esto me está gustando...- dice Raúl en el vídeo.
- jajajaja... estas pendejo Raúl...
-... anda mamón... explícate...
-... pues ya te dije...
-... pero a ver... dímelo otra vez anda... pero con detalle...
-... que quiero que me amordacen... quiero estar así... bien amarrado y con la boca bien tapada...


Escucharme decir eso me sorprendió... básicamente me sorprendí a mi mismo. Una cosa es tener esas palabras, esa idea dando vueltas en la cabeza, pero otra muy diferente es decirlas a viva voz. No puedo evitar mover mi cabeza en forma de negación y voltear a ver a Raúl aún negando eso y gimiendo ligeramente.

-... shhh, mira...

(continúa el vídeo)

-... pero como? -pregunta Raúl.
-... ¿como que como? ¿que parte de amordazado y atado no entiendes?
-... pues como quieres que te amarren? quien?
-... pues con lo que sea... nada más que me tengan bien callado... cinta gris, fundas de almohadas con un nudo en medio... ballgags... unos calzones, no se, lo que sea...
-... pero quien quieres que te amarre o que?
-.... quien sea...
-¿Ariana?
-... ni menciones a esa puta... no quiero saber nada de ella ni de otras mujeres...
-Bueno, perdón... ¿Entonces quien?... ¿Yo?
- jajajaja
-... con esa sonrisa, alcanzaba a ver que trataba de disimular la sorpresa que me había provocado su pregunta.
-¿Quieres que te tape la boca?
- jajaja ya callate...
- jajaja pues es que quien quieres que te lo haga? Donde o como? ¿Porque?
-... pues donde sea y quien sea... nada mas que sea un hombre... últimamente me excita mucho la idea para ser honesto...
-... ooo... ¿nada más con que sea un hombre?
-... si... no importa... jajaja ya cabrón.
-... lo siento amigo, con eso acabas de firmar tu sentencia...
-... jajaja ya callate...
-... te voy a hacer mi perrita...
-... jajaja pendejo... ya callate...
-... cabrón, te haré que me ruegues cogerte...
-... jajajajaja...-
el vídeo finaliza después de que digo eso, no sin antes tomarme de un solo trago el vaso con la bebida preparada por Raúl.

-Y así es como acabaste aquí. Vez lo que te digo? Tu me lo pediste.

Desesperado comienzo a gemir negando lo que acabo de ver y oír. Proyecto mi cabeza hacía adelante y alzando mi mentón, tratando de decirle que quiero que me destape la boca para darle una explicación... le iba a decir que estaba muy ebrio, que no sabía lo que decía y que en el vídeo en ningún momento le pido nada... pero ignora mi petición.

-Lo siento nene, ya viste lo que tenías que ver, dijiste lo que tenías que decir... y ya tengo sueño... te quedas ahí calladito, si te quitas la mordaza, te la volveré a poner pero ahora te voy a poner cinta sobre esa... okay?

De nuevo trato de disuadirlo con palabras transformadas en gemidos ahogados y de desesperación.

-Para no fallar, se me ocurrió una idea...- se acerca a mi, baja la calceta en mi boca hacia el cuello y jala el calzón, a penas comenzaba a sentir un ligero alivio, cuando me coloca la calceta entre los labios y aprieta ligeramente el nudo en mi nuca (así como amordazan en en muchas telenovelas).
-ehpera... que hahe hahúl- logro decir con esa mordaza telenovelera, antes de que trate de meterme el calzón a la boca de nuevo, pero no hasta el fondo, solo lo suficiente para que este quede dentro de mi boca, pero sobre la calceta, como para impedir que me ahogue con el calzón por si me quedo dormido. Con una mano sostiene el calzón en mi boca y con la otra alcanza el enorme rollo de cinta, me pide que cierre los labios lo más que pueda. Con aquella mano libre y con cierta dificultad, despega un trozo de cinta y me lo coloca en la boca... era enorme, fácilmente podía cubrirme desde la nariz hasta el mentón. Siento el frío trozo de adhesivo adherirse totalmente a la parte inferior de mi rostro... siento como este se adhiere más a mis labios cuando Raúl vuelve a pasar la cinta por sobre mi boca una y otra y otra vez... Perdí la cuenta del número de vueltas que dio al rededor de mi cabeza.

-Ahora si muñeco, hasta mañana. Espero estés cómodo.

Contemplo por el espejo con impotencia como a pesar de mis gemidos sofocados y suplicantes, él se recuesta en mi cama, se pone unos audífonos y me da la espalda. Inútilmente trato con todas mis fuerzas de zafarme de mis ataduras. Estiro y agito mi cabeza violentamente en un intento desesperado por deslizar la mordaza... pero mientras más estiro, la cinta se pega con más fuerza a mi rostro... aunque eso no impedía que lo siguiera intentando. Perdiendo la noción del tiempo (el sol ya comenzaba a salir) y al quedarme sin fuerzas por el forcejeo y el tratar de gritar, me quedé inmóvil con la vista al techo gimiendo de coraje tras aquella enorme mordaza... ya sin ganas de seguir luchando, trato de llamar la atención de mi captor llamándole tras la cinta; solo pedía un cambió de posición o que me destapara la boca un rato.
Después de insistir lo que sentí fue una eternidad, lo veo por el espejo moverse en mi cama, por lo que desesperado reanudo mis suplicas amordazadas. Se sienta al borde de la cama y me contempla por mi reflejo en el espejo. Se pone de pié y se dirige a la cocina, llena un vaso con agua, regresa a la habitación y se pone de rodillas frente a mi mirándome a los ojos.

-... ¿Quieres un trago?... - pregunta Raúl un tanto modorro.

Le respondo asintiendo con mi cabeza.

-... Okay... te destaparé la boca un rato...

Continuo con mis afirmaciones a la vez que gimo para acentuar.

-... Pero ten en cuenta que te la volveré la tapar... Es solo para que tomes un poco de agua y relajes la quijada... ahí voy, no te muevas...- dirige sus dedos a mis labios cubiertos por la cinta, buscando la orilla -... calladito, o no te quito nada.

Comienza a desprender la cinta, con cada cada pulgada que me despega, siento cada vez menos presión en mi rostro. Cierro mis ojos y solo siento como mi cabeza se mueve con cada vuelta que da al desamordazarme. Cuando retira la cinta por completo el alivio era enorme, aun así yo no dejaba de morder el calzón por miedo a que se cayera y me volviese a amordazar ahora con más fuerza.

-... así me gusta... a ver...

Procede a sujetar aquella prenda blanca y la saca de entre mis labios, dejándome aquella mordaza telenovelera.

-... con eso puedes tomar agua...
-... Raúl... pohavor quitame ezzto... está muy apetado, ia no lo aguanto-... suplico tras ese trozo de tela entre mis labios y que siento casi cortando las comisuras de mi boca.
-... hagamos el intento, a ver.

Me toma del mentón y trata de darme agua, pero todo fue un desastre, era un tanto complicado retener el agua dentro de mi boca con esa mordaza tan ajustada, de ser un poco más angosta y menos ajustada, quizá hubiese podido maniobrar un poco mejor, pero no, el agua se me escurría por las comisuras de la boca empapándome casi por completo la ropa interior... el material de la misma y el color no ayudaban mucho, ya que esta al mojarse se veía un poco transparente... ahora que lo pienso, pudo haber sido a propósito.

-... UPS... lo siento... mala idea mala idea mala idea... espera...

Se pone de pie y se va a la cocina por servilletas, al regresar, comienza secándome el cuello y baja poco a poco, pasa servilletas por mi pecho, mi abdomen... cuando siento que se dirige a mi zona baja, discreto forcejeo temeroso... cuando veo que sus ojos se clavan en mi bulto, comienzo a gemir temiendo que me toque ahí.

-... se te transparentó... - voltea a verme a la cara mientras yo le suplicaba incapaz de formular palabras 100% entendibles -... no te voy a tocar... aún no... según lo que me contaste y cuanto te gusta esto, puede que hasta me lo pidas.

Solo niego con la cabeza y de forma verbal tanto como me lo permite la mordaza.

-... te quedan muy bien ese tipo de "braguitas"... tan machito que te ves, jamás hubiera pensado que te gustaban... me llevé una sorpresa cuando te desvestí y vi tu guardarropa. El que te metí en la boca es de los más grandes...

Después de lo sucedido con Ariana, abracé completamente la fantasía de ser dominado por un hombre... por lo que dejé de usar las trusas convencionales y boxers. La idea de estar indefenso y en ropa interior era algo que no se me salía de la mente... y que mejor que si esa ropa interior me hacía sentir aún más expuesto y vulnerable, por lo que opté por hacerme de tangas, jockstraps o bikinis de seda, lycra, PVC y hasta látex. Prendas que en mi soledad, me encantaba traer al aire libre y contemplarmelas puestas en cuanto lugar tenía la oportunidad. Pero no solo mis fetiches de la ropa interior y el bondage eran los únicos que usaría en mi contra este sujeto.
Apenas dice lo de mis "braguitas", toma de nuevo aquel calzón babeado, lo hace bola me lo coloca entre mis labios, a lo que yo ya casi como acto reflejo acepto sin chistar, lo muerdo y él se dirige de nuevo al guardarropa, escucho el cajón abrirse y el como mueve las prendas dentro.

-Pero me sorprendió aún más esto...

Volteo mi cabeza para intentar ver a que se refiere pero no logro ver nada; trato de ver por el espejo frente a mi, más allá de la humillante imagen de mi rostro con la boca amordazada, pero sin éxito. Él regresa y se pone de nuevo de rodillas frente a mi, y me muestra una minifalda plateada de PVC, con una cremallera que atravesaba sus 40cm de largo. Perplejo contemplo la prenda... no podía creer que lo hubiesen descubierto. Gimiendo sin soltar el calzón, trato de hacerle de ignorante, como pretendiendo no tener idea de que quería decirme, involuntariamente al abrir la boca el calzón se cae y es entonces cuando logro articular ya mejor un par de palabras.

-... y eho que?
-... no te hagas el tonto... a la enana de la Ariana le encantan las minifaldas... y esta es muy larga para ella... pero perfecta para ti...

Sin palabras que se me ocurran, sigo negando con la cabeza haciendo contacto visual... pero evidentemente esa minifalda era mía.
Sonará algo redundante lo que diré a continuación; cuando comencé a visualizarme como un sumiso, el primer paso era idealizar las ataduras y sobre todo las mordazas; lo segundo es la indumentaria, como ropa interior de colores claros de preferencia o negra siempre y cuándo fuese pequeña y de materiales "interesantes", ahí iba la lencería femenina incluida, de la cual tenía en cantidades importantes: pantis, tangas, ligeros, pantimedias, medias, etc.; Raúl quería hacerme sentir humillado y expuesto, me sorprendía que no me hubiese puesto algo de eso en mi inconsciencia. Pero no solo era lo relacionado con la ropa interior... también había desarrollado un fetiche importante con las minifaldas y minivestidos, de las cuales, como ya se imaginarán, solía tener una buena cantidad.

-Me encanta como te ves sentado... no puedo quitarte la vista del bulto y me están dando ganas de hacerle muchas cosas...- solo muevo mi cabeza negando a la vez que balbuceo suplicas... -así que... o me dejas hacerle cositas a eso, o te pongo esto.

No había muchas opciones para mi... vestir una minifalda, o ser violado... en ese entonces, para mí no había otra opción viable más que la primera. Raúl pone la falda a la altura de mi rostro para que la vea bien... en mis ratos de soledad la llegue a vestir, pero al ser una de tantas en mi repertorio la verdad es que la había olvidado. Era una buena opción... ya que esta tenía una cremallera a lo largo, por lo que podría ponérmela sin necesidad de desatarme... hasta eso tomó en cuenta el hijo de puta.

-Ok... ahí va... cierra las piernas un poco...

Mis tobillos estaban atados a cada una de las patas traseras de la silla, por lo que mis piernas quedaban muy abiertas, era un tanto complicado cerrarlas en esa posición. Así que Raúl tomo un cinturón y me lo ató a las rodillas... al ajustarlo, mis piernas se cerraron un poco y fue entonces cuando procedió a ponerme la falda. Al momento de ponerla, cierra la cremallera de la misma y esta queda por enfrente, así que procede a "girarla" para hacer que esta quede fuera de vista. Siento como la ropa interior se me mueve mientras Raúl ajusta la falda. Al terminar, se pone de pié entre el espejo y yo, me contempla y se mueve a un lado para que pueda ver mi reflejo.

- No es propio de una nena andar enseñando los calzones... no te enseñaron a sentarte como señorita decente?

Un gruñido sofocado sale de mí. El como estaba atado impedía que pudiese cerrar más las piernas, eso aunado a lo corto de la minifalda, hacían que fuera inevitable no mostrar ese triángulo blanco casi perfecto.

-Ay hermoso... si supieras que apenas comienza esto... te tengo planadas cositas que ni te imaginas...

Me contempla un poco antes de quitarme la mordaza telenovelera. Al hacerlo, lo veo irse por detras de mi y toma el rollo de cinta gris.

-Lo siento... tengo que salir a comprar algunas cosas...- lo dice mientras mueve el rollo de cinta frente a mi.

-No Raúl... porfavor ya no me tapes la boca... estoy muy cansado...

-Tengo que asegurarme que estarás calladito y no te moverás de aquí hasta que vuelva... perdóname pero tengo que hacerlo.

Toma el calzón que se había caído de mi boca momentos atrás e intenta metermelo dentro pero junto mis labios con fuerza para impedírselo. Restriega el calzón un poco sobre mis labios, al ver que no sería fácil, hay un momento en el que parece desistir y deja de intentarlo... pero se va por detrás de mí y con una mano me tapa la boca fuertemente y con la otra la nariz... asi me tuvo por un buen tiempo, cuándo vio mi rostro enrojecerse y las venas de mi cuello saltarse por la fuerza que hacía al intentar respirar, me destapa la boca la cuál abro para tomar la mayor bocanada de aire posible... cosa que aprovecha Raúl para introducirme el calzón en la boca y sellarla con cantidades industriales de cinta gris y me da un par de vueltas sobre mis ojos.

-Hubiera sido más fácil por las buenas... pero no quisiste..

Yo, impotente, lanzo cuanto improperio se me ocurre ignorando que estoy amordazado. Me siento hirviendo de furia.

-A la otra mejor cooperas... ah, antes de irme de una vez me aseguro de que no te muevas.

Apenas dice eso y comienza a reforzar las ataduras con la cinta. Me da un montón de vueltas en el torso para asegurarmelo contra el respaldo de la silla. Sobre las manos, las piernas... por casi todos lados. Cuándo termina, arrastra la silla para ponerme lejos de la única ventana en el cuarto y recuesta la silla sobre un colchón que había puesto en el suelo.

-Ahora sí, me retiro, te dejo con un poquito de música.

Escucho como lidia un poco con la computadora, pone black metal y poco a poco va subiendo el volumen hasta que es imposible si quiera oírme a mi mismo. No me desagrada del todo el black metal, pero en esa situación en específico lo odié. Trato de moverme desesperadamente, pero estoy inmovilizado por completo. Ni hablemos de mis gritos pidiendo ayuda... aún con tanta cinta sobre mi boca, nunca me había sentido tan amordazado al grado de ni siquiera poder escuchar mis propios gemidos.
Recordé cuando practiqué privación de sentidos con mi ex, me asustaba lo parecido de la situación: la había amordazado con metros y más metros de cinta de aislar color negro, cubrí sus ojos con otra inmensa cantidad, le ate las manos detrás de su espalda y también amarré sus piernas, posteriormente la recosté en la cama, ella traía puesto un minivestido negro de nailon que dejaba su abdomen descubierto y se unía en su espalda... no traía sostén debajo, solo una tanga blanca... hasta ahí todo bien, no hay muchas similitudes con mi situación... la cosa es que, al estar en un motel, puse la televisión en el volumen más alto en el canal pornográfico... así, lo que entraba por sus oídos eran gemidos, gritos y sonidos viscosos, mientras yo la veía retorcer en la cama luchando con sus ataduras... verla luchar contra la mordaza gimiendo a todo pulmón y ver como su diminuto vestido se le subía y se desordenaba, era exquisito. Yo vestía una minifalda, atado a una silla, amordazado y cegado... ensordecido por música estridente... le habré contado algo?
Estar fuertemente atado a una silla metálica tirada en el suelo es muy incómodo. Uno podría creer que con el movimiento y la fuerza suficientes, puede zafarse de cualquier atadura... este no era el caso... no podía mover ni un solo músculo. Ni el sudor ni mis movimientos desesperados hacían ceder la cinta ni un poco. Era difícil tratar de remover la mordaza, aún teniendo cantidades industriales de cinta gris sobre mi boca, el sudor de la parte inferior de mi rostro, lengueteos y la saliva serían suficientes para destaparme la boca... pero ese calzón dentro lo dificultaba todo. La indefensión... la vulnerabilidad era indescriptible; de haberme puesto así yo mismo, estaría terriblemente excitado... pero fue alguien más que me puso en esta situación... no podía evitar estar muy aterrado y enfadado a la vez.
Al estar en este tipo se situación... atado y privado de casi todos tus sentidos, a veces olvidas ciertas cosas... como que tienes retacada de tela la boca y tapada con kilómetros de cinta que te impiden formar sonidos mínimamente similares a palabras... y que la música estridente termina por sofocar tus gemidos de auxilio... todas esas variables se olvidan y comienzas a tratar de gritar y gimotear con la esperanza de emitir algún ruido que se escuche por encima de la música... eso hacía yo a todo pulmón y lo hice hasta quedar muerto de cansancio; mis fuertes y enérgicos gemidos con el paso de... no se... las horas? Se iban apagando y convirtiéndose poco a poco en murmullos. Mis oídos se acostumbraron a la música en alto volumen a la vez que me dejaba vencer por completo y relajaba mi cuerpo en aquella incomoda posición. Estuve un rato en total calma... hasta que la música se detiene y el sonido de pisadas y bolsas de plástico me tienen expectante.

-... puta... me tardé mucho, perdóname. Te levantaré, ahí voy.

Esté pone de pie la silla y siento como la arrastra de regreso a, según yo, donde estaba antes.

-... mira... enseñando las bragas... eso no lo hace una chica bien portada...- me jala del cabello súbitamente y acerca su boca a mi oído -... pero tu no lo eres verdad?... eres una putita descarada...

Apenas dice eso y estiro mi cabeza violentamente a un lado para separarme de él... pero me toma fuertemente por el mentón cubierto por la cinta de la mordaza y siento encara su rostro con el mío.

-... ERES UNA PUTITA DESCARADA...

Mientras trata de humillarme a gritos, yo le lanzo improperios tras la mordaza. Me suelta del mentón y lo escucho mover unas cosas frente a mi, incluso la persiana de una ventana que sonaba muy cerca.

-Tus renteros se van a dar cuenta de la putita a la que le rentan la casa.

Al escuchar eso, la sangre se me sube a la cabeza. Me pide que no me mueva y procede a tratar de remover la cinta en mis ojos con unas tijeras. Cuándo lo hace, la luz del ocaso me ciega al entrar por la puerta corrediza de cristal que apunta al patio... y entro en un estado de pánico al ver al rentero y a sus nietos jugando con sus perros en el patio de la casa. Raúl inmediatamente se pone a un lado mío.

-... ni se te ocurra putita...

Entonces pego un grito ahogado tras la cinta que es fácilmente sofocado por las manos de mi captor, quien por sobre la mordaza me calla aún más fuerte con sus manos y con ellas me cubre la nariz.

-... no te da vergüenza que te vean vestida así?

Yo forcejeo contra sus manos al tratar de llamar la atención del rentero.

-... te tengo bien calladita... no te oirá... y tampoco puede verte...

Es cuándo recuerdo que la ventana tiene un acabado de espejo que impide ver de afuera hacía adentro pero no a la inversa mientras haya luz.
Sigo tratando de pedir ayuda, hasta que de pronto esa lucha por emitir palabras, cambia a una por poder respirar... este me había cubierto la boca y la nariz con sus manos para sofocar hasta el más mínimo gemido.

-Te suelto si prometes quedarte callada...

Que se refiera a mí en femenino es exasperarte... pero aún más el hecho de no poder respirar.
Lucho un poco más contra sus manos en mi boca y nariz hasta que acepto sus demandas..

-Te quedarás calladita...?- afirmo gimiendo como puedo, ya que la falta de aire a hecho que hasta gemir sea imposible -... ok... ahí vamos...

Suelta mi nariz sin destaparme boca... y sin dejar de hacerlo, arrastra la silla como puede de vuelta a la recámara y me pone frente al espejo (la puerta corrediza estaba en la sala-comedor). Ya una vez en el cuarto, aún sujetándome de la boca, me dirige el rostro al espejo para que me vea.

-Te portaste muy mal nena... pensaba quitarte la mordaza un rato para que tomes agua, respires y platicar un poco... quizá dormirte y atarte a la cama para que estés un poco más cómoda... pero mejor te dejo ahí sentada otra noche para que aprendas.

Sigue "sermoneandome" y refiriéndose a mi con adjetivos femeninos pero era lo que menos me importaba... lo que me preocupaba era estar así por otra noche, por lo que protesto tras la mordaza con la esperanza de que cambie de opinión... pero no sucede. Después de su sermón me contempla en silencio por el espejo ignorando mis quejas ...

-Mira nada más como terminaste...

Si bien el forcejeo por las ataduras era mínimo, la falda se había subido por completo dejando expuesta toda la ropa interior. Raúl se pone de rodillas frente a mí y procede a bajarme la falda... y de forma supuestamente no intencional, me rozaba el pene con el antebrazo y después con el costado de la mano, a lo que yo reaccionaba con sobresaltos cada ve que rozaba mi parte íntima.

-Listo... señorita decente "mode on"...- dice al terminar de acomodarme la minifalda. -... o bueno... mejor "putita no tan descarada mode on"... te queda mejor...

Reclamos amordazados salen de mi con notables signos de cansancio.

-... Te molesta que me refiera a ti así nena?

Volteaba mis ojos para que note mi molestia. De estar arrodillado frente a mí, se pone de pie y camina a mis espaldas, repasa mi mordaza con sus manos haciendo presión sobre mi boca para que se adhiera aún más... ya no tengo tantas fuerzas ni ganas como para luchar contra sus manos de nuevo, así que lo dejo que presione mi boca el tiempo que quiera y como quiera. Al asegurarse, se recuesta en el pequeño sofá que tenía en la recámara y prende la TV, mientras yo me quedo inmóvil y en silencio... totalmente rendido de momento.
Pasa el tiempo y siento como mi cabeza se tambalea repentinamente hasta que en un parpadeo, Raúl me da leves palmaditas en la mejilla... al parecer dormité un rato y ya estaba oscuro afuera.

-A ver... Te quitaré esto... pero calladito, ok?

Yo solo muevo mi cabeza afirmando y dando un breve gemido para acentuar la afirmación. Esta vez no usa tijeras, si no que toma la punta de la cinta y la va desenrollando poco a poco. La cola de la cinta termina en mi regazo mientras el sigue dando vueltas y vueltas hasta que la cinta llega al piso. Paso a paso siento disminuir la presión en mi rostro, hasta que solo quedaba un último tramo en mis labios. Al despegarlo, siento mis labios estirarse por la adherencia de la cinta en ellos; al removerla por completo, estaba por escupir el calzón dentro, pero mi captor me lo impide con sus dedos y me pide que por favor no lo escupa, lo veo agacharse y tomar una toalla dentro de un tazón con agua caliente, la exprime y me la coloca sobre la boca y enrolla pasando por mis mejillas, da vuelta pasando por la nuca, la sube un poco para que pase por mis ojos y la asegura en la parte trasera de mi cabeza. Lo que hacía, era una especie de ritual para remover el residuo de pegamento que me había dejado estar tanto tiempo con esa poderosa cinta gris en la boca y mis ojos.

-Tranquilo, tranquilo... Vamos a dejarla así unos minutitos.

Después de un rato, me la quita y, con una toallita húmeda (wipe), comienza a masajear las áreas afectadas... posteriormente, esa misma, la empapa con aceite de bebé y reanuda sus masajes por varios minutos. Al terminar, mete dos de sus dedos en mi boca, sujeta ligeramente el calzón dentro y tira de el... que ya solo lucía como una bola de tela viscosa.

-Un sorbo de agua?
-... si...

Me toma de la quijada mientras inclina un poco una botella con agua en mis labios... a la cuál le doy unos sorbos.

-... porque no me dejaste escupir el calzón?
-... Como traías las mejillas con eso adentro me facilitaba limpiarte el pegamento. Otra pregunta?
-... cuánto tiempo más me tendrás así?
-El necesario... ya lo sabrás en su momento... más preguntas?
-... si... piensas hacerme algo? Me vas a violar, matar o algo así?
-NO... Ya te lo e dicho aunque quizá de una forma no muy clara... te voy a hacer mío por unos días cuándo llegué el momento... no preguntes más de eso, no me molestaría callarte la boca con calzones míos esta vez y kilómetros de cinta de nuevo. Pregunta otra cosa.

Trastabilleo un poco con su respuesta... hasta que descubro como seguir aprovechando mis momentos de libertad bucal.

-... me tendrás aquí sentado siempre...?
-... Eso depende...
-Raúl... por favor... cámbiame de lugar, no aguanto las nalgas... me darán hemorroides si sigo más así...
-De idiota solo tengo la cara... para cambiarte de lugar tengo que desatarte y trataras de escapar... tendría que "cloroformearte" para poder hacerlo... quieres eso?

Yo solo miro al techo en señal de frustración.

-... okay... solo déjame descansar un poco... no me tapes la boca de nuevo por favor... todavía no...
-Okay... ten, toma más agua

Raúl empina de nuevo la botella para permitirme tomarle. Así es a ratos por varios minutos hasta que me tomo por completo los 500ml de agua. De pronto comencé a sentir un cansancio profundo y parpados pesados... me había drogado de nuevo; solo lucho unos minutos contra el sueño y caigo profundamente dormido.
Un sueño erótico con mi exnovia me tenía muy entretenido y sin ganas de despertar... sin duda era desestresante estar del otro lado de la cuerda y las mordazas esta vez... en absoluto control. Siento unas palmadas en el rostro que me sacan de ese transe y despierto recostado y atado a la cama. El armazón de la cama es de metal, mis manos están atadas juntas una con la otra al respaldo de la cama con unas esposas de cuero y mis tobillos igual al lado opuesto de la cama. Estoy amordazado con cinta de bondage color negra... esta no se adhiere a la piel ya que no tiene adhesivo, esta se adhiere así misma, es como si fuese plástico de envolver pero más gruesa... de tener solo esa cinta sería fácil removerla, pero esta, a parte de tenerme la boca sellada, impide que escupa el enorme trozo de tela hecho bola que traigo dentro, el cual a su vez está asegurado de alguna forma con la misma cinta para evitar que me atragante con el trapo mientras duermo.

-Que estabas soñando?

Después de preguntar eso, me señala con la vista el área genital... al dirigir mi mirada a ese punto, veo una tremenda erección que venció a la minifalda (la subió del todo) y mi pene hace una especie de carpa de circo con la diminuta ropa interior que traigo puesta. Debo reconocer que me desconcertó eso... y me dio pánico el que Raúl me viese así... Justo cuándo pensé que no podía sentirme más expuesto/humillado, pasa eso.
Mi captor toma la minifalda y la baja para cubrirme la erección pero no funciona muy bien que digamos. Procede a cubrirme con un cobertor.

-Ya... tranquilo... no pasa nada. No voy a hacer nada por más que me muera de ganas hasta que tu me lo pidas.

Se pone de pié y me deja ahí solo por un buen rato. Lo escucho trastear en el comedor y sigue ahí por varios minutos. No dejo de ver la erección, esperando que la maldita se relaje. Trato de acostarme boca abajo o algo pero el como estoy atado me impide cambiar de posición. Forcejeo con las ataduras... en vano como podrán imaginar. Esa sería mi postura por lo que yo sentí fueron varios días. Era difícil alimentarme y darme agua en esa posición, por lo que opto por, en lugar de tener mis manos atadas juntas a un barrote de la cama, me ataría cada mano a un barrote diferente y me colocaba almohadas. Desconozco cuanto tiempo estuve... pero ya estaba roto para entonces, ya no gemía esperando rescate o molestarlo. Hacer mis necesidades fue lo que terminó conmigo... que un hombre gay te suba y baje los calzones, siendo "heterosexual", no es lo más lindo del mundo y menos, cuando en cualquier momento puede abusar de ti. Si quería orinar, gemía para llamar su atención y levantaba uno de mis dedos o dos en caso de querer defecar... era denigrante sentirlo limpiarme al principio... recuerdo incluso querer llorar... pero mi instinto de conservación me llevó a adaptarme.
La higiene era algo que también cuidaba, gastaba paquetes de toallas húmedas para dejarme limpio y quitarme lo apestoso... de nuevo, un homosexual recorriendo tu cuerpo en contra de tu voluntad no es lindo... pasé de resistirme a pasarlo por alto.
En algún punto de mi secuestro me quitó la minifalda y me tenía solo en ropa interior la cual me cambiaba a diario... eso si, seleccionando solo las prendas más pequeñas.
Incluso desarrollo un "sistema" para poder mover mis articulaciones sin desatarme por completo: soltaba una de mis manos de los barrotes, no sin antes atarme una cuerda en la muñeca, de la cual tirar al respaldo para volvérmela a atar a su conveniencia, para después hacer lo mismo con la otra y repetir el proceso... hacía lo mismo con mis piernas. La mordaza pasó de ser algo indispensable a algo muy ocasional... ya no era necesaria, no pedía ayuda ni nada, solo me amordazaba cuando dormía o cuando tenía que salir... incluso recuerdo alguna vez que iba a salir y le recordé que hacía falta la mordaza... a ese punto ya no era necesaria tanta complejidad, solo tomaba fundas de almohadas a las que hacía nudos en medio para que cumplieran la función de una ball gag (como la imagen en la miniatura).
Sus apelativos femeninos dejaron de molestarme... ahora era una nena, una chica, una princesa... o una putita.
Llegamos a platicar trivialidades... pero nunca dejaba de recordarme el porque estaba así y cual era la única condición para soltarme... siempre estuve renuente, hasta que todo cambió una vez que el sueño se me acabo una madrugada.
Un día, al cambiarme y buscar ropa interior, encontró una tanga negra brillante de latex aún empaquetada.

-Jamás has usado esto nena? No puedo creértelo...- dice mientras desempaqueta la tanga, ya teniéndola en sus manos, prosigue, -... eres toda una putilla en serio... porque nunca te la pusiste?

-Como sabrás tengo cosas que me gustaban más... el negro siempre se me a hecho un color muy sin chiste...

-Puedo ponértelo?

-No es como si tuviera muchas opciones...

-Lo se... pero me gustaría pues... ya sabes, que me lo pidieras... repite después de mi "si amor... ponme esa tanguita para verme como la putita que soy".

Había ya cedido ante muchas cosas y mi espíritu estaba casi roto por completo... pero, aunque mi fantasía fuese ser dominado por un hombre, estar en una situación de sumisión en contra de tu voluntad es muy diferente... aún podía resistirme un poco.

-Y si simplemente te digo que quiero que me lo pongas...? - no iba a darle el gusto que me hiciera autodenominarme "putita".

-Está bien...- dice eso mientras se acerca a desatarme las piernas... -... lo acepto.

Procede a utilizar ese raro sistema para desatarme las piernas, me quita el calzón puesto y me pone la tanga de latex... pero no me vuelve a atar las piernas hasta que me lo pone del todo, ya a esa altura había dejado de luchar. Le fue un tanto difícil ponerla debido a lo ceñido que quedaba, hasta que logró ponérmela tope. Siento como el hilo elástico entra entre mis nalgas. Hace unos últimos ajustes, acomoda la parte del calzón que queda sobre mis caderas y da unos últimos tirones hacía arriba para que quede justo... al terminar, apenas se dirigía a atarme de nuevo las piernas cuando tocan la puerta ... logro ver como sus ojos se desorbitan e imagino el también vio esa mirada de pavor en mi rostro... ambos, nerviosos, nos miramos el uno al otro. Confieso que me pasaron ciertas ideas por la mente... estaba siendo retenido en contra de mi voluntad y siendo manipulado para tener sexo, pero no se porque no lo hice... no se si por miedo o por lo roto que estaba; aún así, él pareció ver en mi la intención de pedir ayuda , por lo que se desliza rápido sobre mi para taparme la boca con sus dos manos... si bien me provoca un susto y una considerable molestia el hecho de que dejara caer todo su peso en las manos sobre mi boca, la suavidad con la que se deslizo sobre mi cuerpo semidesnudo, el como involuntariamente casi casi lo abrazo entre mis piernas y el como su muslo quedo sobre mi pene me provocaba una sensación que no esperaba tener... el material de la tanga no ayudaba en lo absoluto , me movía tratando de acomodarme y la fricción en mi pene era... muy estimulante... no puedo evitar quedarme viendo a su rostro mientras me calla , el se da cuenta y voltea a verme... ambos estamos viéndonos a los ojos, él ve mi mirada lastimera con las cejas arqueadas en un gesto de preocupación... mi expresión parece confundirlo, hasta que un involuntario movimiento de su muslo sobre mi miembro, provoca un sobresalto y un pequeño gemido en mí... se dio cuenta que eso me estaba excitando. Cierro mis ojos tratando de camuflar la sensación pero me traicionan mis cejas involuntariamente arqueadas y mis pequeños gemidos que se cuelan mientras trato de no respirar de forma agitada. Después de varios minutos, cuándo el rentero deja de tocar, nos quedamos en la misma posición todavía por un largo rato... uno sobre el otro. Abro mis ojos y seguimos mirándonos. Él levemente comienza a destaparme la boca. La aspereza de sus dedos arrastra mi labio inferior mientras desliza su mano... me la destapa por completo pero seguimos contemplándonos un poco más. Él se pone de pie y yo aparto la vista mientras el se dirige al baño... no creo que a masturbarse porque no tardó mucho en salir. Lo veo acercarse lento a la cama, el toma un cobertor y me tapa de la cintura para abajo con el y después me ata de nuevo las piernas... yo coopero sin chistar. Se sienta en la esquina de la cama dándome la espalda en completo silencio... la incomodidad puede cortarse con un cuchillo. Se pone de pie después de varios minutos y se dirige a mi.

-Oye... saldré unas horas...
-... Oh... okay...
-... tendré que...- se señala la boca... -... ya sabes...
-... si... sisisi yo entiendo...

Toma un trapo blanco que tenía a la mano y me lo introduce en la boca llenándola por completo, para después sellarme la boca con cinta gris al darme varias vueltas. Me sorprende la ¨severidad¨ de la mordaza... ya no pasaba por mi mente pedir ayuda o intentar desamordazarme... él lo sabía.

-No te quedes dormido... ya sabes... para que no te ahogues con...
-... mhm...- hago así mientras afirmo con la cabeza.
-... ya vuelvo...

Antes de salir por la puerta, pone algo de música a un volumen moderado y se va... mientras me quedó ahí... solo... con sentimientos encontrados, por un lado es "Wow... eso fue... uff" y "Que mierdas te pasa? Estas secuestrado y apunto de ser violado..".
No se cuanto tiempo pasó... una hora, dos horas... no sé, pero ya estaba algo oscuro. A ratos no podía evitar echar a volar mi imaginación... tantos escenarios en los que me veía siendo abusado.... otra cosa que tampoco podía evitar era estar sudado bajo aquella tanga y... en vez de sentirme incomodo, estaba excitado.
Él llega y va directo a darse una ducha. Después de unos minutos, sale todo húmedo en ropa interior... una tanga color beige... ahora que lo pienso luce bastante como Razoul (el gigantón que secuestra a Aladdin en la película animada), pero en ese momento no lo pensé... me asustaba bastante ese irreal y enorme pene en reposo que apenas puede detener esa tanga. Apaga la música, toma algo del peinador y de nuevo se acerca a mi... para desliarse como horas atrás sobre mi cuerpo paseando su miembro por mis piernas que, aún cubiertas por aquel cobertor, siento de forma absurda esa boa... yo me asusto y gimo en estado de pánico, él solo chitea para calmarme.

-... tranquilo, aún no... aún no...

Lo que había tomado del peinador era un antifaz para dormir, me lo pone y siento como se baja de encima de mi. Yo gimoteo tratando de hacerle saber que hacía falta cambiarme la mordaza... es peligroso quedarse dormido con un trapo hecho bola en la boca... pero no hay respuesta, solo escucho como apaga la luz moviendo el switch y después el ruido que hace al acostarse en la cama.
De nuevo trato de llamar su atención gimiendo... pero me resigno a tener que cuidar de ese trapo en mi boca toda la noche.
Pasan los minutos... las horas y sigo lidiando con la mordaza hasta que pasa lo inevitable... comienzo a plantearme la idea... de provocarlo, no de forma negativa, claro que no, eso está fuera de la cuestión. No puedo ya evitar pensar en el "que se sentirá?"... pienso tanto, hasta que me canso de ello... quiero saber. Comienzo a mover mi pelvis a lo largo y ancho de la cama... al menos hasta donde las ataduras me lo permiten. Trato de hacer que la tanga se "atore" en las costuras del colchón para que tire de mi pene, no lo logro... pero mi excitación va en aumento. No llamaré su atención si está dormido... hay que despertarlo. Discreto empiezo a gemir como de placer... ya saben, gemidos espaciados en diferentes tonos... no se me ocurre como definirlos, salvo como aquellos típicos gemidos de chicas excitadas que no llegan aún a la etapa del "grito". Lo hago a la par de los movimientos pélvicos durante un buen tiempo... al no sentir una reacción de mi captor, subo la intensidad de los gemidos pero aún con cierta discreción. No se cuantos minutos pasaron... pero sucede lo que, aún buscándolo, me sorprende. Siento una mano deslizándose por mi cadera pasando por sobre la tira de la tanga. Eso me asusta y me hace detenerme por completo.

-Shhhh... tranquila... tranquila amor...

Me quedo estático mientras acaricia mi cadera y mi muslo con una mano, mientras con la otra pretende aquietarme posandola sobre mi pecho. Tiemblo cuando siento su mano acercarse cada vez más a mi pene. hasta que de forma ineludible, la posa sobre mi pene cubierto en látex. Comienza a masajearlo despacio. La sensación de ese material siendo restregado contra mi pene es indescriptible. Se despega un poco de mi y me desata una mano... y me la coloca en su miembro por sobre su calzón... su erección es atemorizante... es mucho más gorda y grande que la mía... al principio no se que hacer al sentir mi mano hacer contacto con eso... pero cada vez, mientras más frota mi pene, más al filo me siento... así que a ciegas comienzo a masturbarlo. Mis gemidos comienzan a acelerarse y a hacerse más sonoros. Presiono mis muslos uno contra otro en un intento para aguantar más... pero después de varios gemidos sonoros, en un grito ahogado por la cinta y por su otra mano que me intenta mantener aún más callado... en ese grito exploto y siento mis calzones llenarse de mi jugo, pero el sigue masajeando por un poco más de tiempo. Al venirme, involuntariamente dejo de masturbar a mi captor.

-Quién te a dicho que pares amor...? Se me ocurrió una idea, espera.

Procede a desatarme las piernas. Fuerza mi posición y me acuesta boca abajo... lo que entra por mi mente es... pues... que él está a punto de entrar en mi. Intento desesperado quitarme la mordaza con la mano desatada, pero el me toma del brazo, me hace una especie de llave y me la pone en la espalda.

-Tranquila... eso aún no... aún no.... solo será así, mira.

Entonces, con mi mano torcida en la espalda, sin soltarme, siento como comienza a restregar su pene entre mis nalgas como si me estuviera follando... cada vez lo hace más rápido y me embiste con mucha fuerza... yo en mi papel de follado comienzo a gemir como loco, mientras el sigue queriendo callarme aún más presionando mi boca amordazada con su mano libre. De pronto, siento un chisguete de semen en mi espalda... pero no deja de embestirme. Con cada expulsión de semen me embate fuerte, posteriormente, como que se saca el miembro y me arroja sus últimos chisguetes entre las nalgas. Me suelta la mano torcida, me suelta de la boca y se recuesta a un lado mío... me hace voltear a verlo tomándome del mentón, me quita el antifaz y mantenemos contacto visual un tiempo indeterminado... sin soltarme del mentón, acerca su rostro al mío y me besa por sobre la mordaza...

-... gracias amor... muchas gracias.

Olvido la peligrosidad de mi mordaza... y que puedo desamordazarme con mi mano suelta... pero nos sostenemos la mirada hasta quedarnos dormidos.

La luz del sol colándose de entre las persianas cala en mis ojos... despierto. Miro a todos lados buscando a Raúl pero no lo veo. Comienzo a gemir tratando de llamarlo, pero nada. Escaneo el cuarto y me doy cuenta que faltan cosas... nada mío afortunada mente... Raúl se a ido.
Me desato la mano atada, al moverme siento la humedad en el área frontal de mi tanga. Olvido que estoy amordazado, doy la espalda a la luz del sol colándose por las persianas y vuelvo a quedarme dormido.

Me gusta estar amordazado así... tanto que aún despertando de nuevo, caminaría así al rededor de la casa... no hay nada que me diga a donde fue mi captor... ya soy libre. Encuentro mi celular, en el espejo negro de la pantalla bloqueada veo el reflejo de mi rostro... me gusta lo que veo... me excita. Veo mensajes y llamadas perdidas de mis padres... de Ariana... que ignoro por completo. Solo llama mi atención un mensaje de alguien que dice "si quieres el tratamiento completo, búscame" y varias fotos mías dormido y amordazado de forma que no se supiera quien soy yo... antes, me hubiera asustado y me tendría con pendiente el que eso se filtrara... pero el cansancio no me lo permite... y a parte le tengo una especie de confianza a mi ex captor.

Me quito la tanga húmeda y así, con mi "bozal", procedo a darme una ducha.

No sería la ultima vez que viera a Raúl... pasaría ya algún tiempo... pero eso ya es otra historia.

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