Hola a todos:
Quisiera contarles la vez en que un amigo me dijo que tenía curiosidad por probar una verga. La verdad, me dejó helado pero todo bien. Hace mucho me gustaba ese hombre así que le dimos para adelante.
Un amigo se declaró en el trabajo
Desde siempre me han gustado los hombres, desde muy chico, pero siempre traté de contentar a la sociedad y a la familia saliendo con mujeres. Todo bien en ese tema, las mujeres son maravillosas, y más que tenerlas como novias las tenía como mis mejores amigas. Había cuestiones de sexo pero nunca terminaba completamente complacido. Es como si mi orientación sexual siempre era más fuerte hacia los hombres. Así que después de cierto tiempo empecé a salir con hombres y pude de a poco cumplir con mis fantasías y sentirme realmente satisfecho en mi vida y en la cuestión sexual.
En el ante último trabajo que tuve, una empresa de camiones, había muchos machos heterosexuales que me gustaban. La mayoría había tenido experiencia con gays, transexuales y travestis en las rutas del país y el extranjero. Así que para ellos un homosexual no era algo muy extraño o lejano. A pesar de eso, nunca me animé a nada con ninguno porque no quería que hubiera revuelo o comentarios maliciosos en el laburo, no quería que me echen por ponerme a garchar con todo el mundo así que lo dejé solamente en alguna mirada desprevenida y nada más.
Uno de los camioneros que me gustaba mucho era un tipo de 50 años, no muy alto, de 1,65m, de unos 85 kg de peso, bastante morrudito, más bien fibroso y de músculos firmes, mezclados con un poco de grasa abdominal, lo cual está perfecto para mí. Su piel es muy blanca, su pelo rubio natural y tiene ojos celestes. Desde hacía varios meses lo venía observando y me gustaba mucho, sobre todo por lo calentón que demostraba ser. Siempre estaba hablando de cómo se cogía a tal o cual mujer, a una prostituta en la calle, etc. Se notaba que es un tipo muy alzado. Y una de las cosas que me contó es que nunca usa ropa interior, absolutamente nunca. Desde los 18 años cuando salió de la conscripción nunca más volvió a usar calzoncillo. Eso me encantó, imaginármelo con la pija al descubierto bamboleándose para acá y para allá mientras caminaba, las bolas colgando y saber que abajo del pantalón estaba completamente desnudo me calentaba muchísimo. También me contó que duerme completamente en bolas, en su casa con su mujer y en el camión. Todo el año, en verano y en invierno completamente desnudo porque su cuerpo produce mucho calor y si se pone ropa o pijama se despierta completamente transpirado. Eso también me hacía poner a mil, pensar que siempre está en bolas a la noche es algo muy sabroso y morboso.
Me contó que se coge a su mujer todos los días que puede, a veces dos o tres veces por día. Un verdadero camionero macho calentón argentino. A veces su mujer está preparando la comida, y cuando los chicos no están, se la garcha ahí mismo en la cocina, o mirando la tele en el living, en el lavadero mientras ella escurre la ropa la hace que le chupe la pija, y todas situaciones como esa.
De mis tiempos de salir con mujeres me había quedado una fama de mujeriego y calentón también, aunque eso no era totalmente real, yo experimenté con todo tipo de mujeres: rubias, morochas, brasileras, dominicanas, etc. Y eso era conocido por varias personas.
Así que un día en que estábamos solos, este hombre y yo, nos pusimos a hablar de sexo como muchas veces. Y en eso me soltó así sin más: "Ya estoy cansado de las mujeres. No me llaman más la atención, quisiera probar otra cosa. Quisiera probar una pija. Chupársela a algún chavón."
La verdad me dejó helado. No esperaba esa confesión de él, podría esperarlo de varios otros candidatos con aires de homosexual, pero de este machote argentino, la verdad no.
No supe qué decir y me quedé callado mirándolo. Él continuó y dijo: "No se lo digas a nadie. No quiero que hables con nadie de lo que te dije. Me animé a decirte porque me parecés un tipo reservado y no confío en otra persona."
YO: -No te preocupes, no se lo voy a decir a nadie.
PEPE: -Me gustaría chupársela a alguien y por lo que me contaste, se ve que tenés mucha experiencia con mujeres. Digo que me gustaría chupar una verga porque ya probé meterme un pepino en el orto, uno de esos que se compran en la verdulería, ¿viste? Y me dolió muchísimo. Así que por ahora la penetración no, prefiero empezar con otra cosa y después si me animo, vemos.
Me gustaba muchísimo lo que me estaba diciendo, y como siempre, él era un tipo muy frontal. Decía las cosas tal cual las sentía y pensaba, siempre fue así. Y en este caso, estaba haciendo una confesión muy sincera. Tan sincera que me sonrojaba y no me dejaba salir de mi asombro viniendo de un macho como él. Al final empecé a reaccionar y le conté que para hacer la cola hay que lubricar bien. "Tenés que ponerte bastante vaselina", le dije. "Y después dilatar bien con un juego previo. Además te podés poner vos arriba así manejás vos el dolor. Si te duele parás un poco hasta que se te pase, después seguís. Y cuando estés bien dilatado se te va el dolor y comenzás a gozar como loco." Con esas palabras trataba de convencerlo, yo tenía unas ganas locas de coger con ese hombre hermoso. Le puse el apodo "Pepe" para proteger su verdadera identidad.
PEPE: -No sé. Al principio me gustaría empezar por chupar una verga. Después veremos. Si todo vale, por ahí se puede probar con la penetración, pero despacito, porque creo que me va a doler.
Sus palabras eran claras, su intención era clara, y por su cara al mirarme, se veía que su temperatura ya se empezaba a levantar.
YO: ¿Y... querés hacerlo ahora?
PEPE: -¿Vos te bañaste, no? Tenés olor a perfume, ¿te bañaste recién, no?
Por lo que yo sabía, a él le gustaba la gente limpia. Y sí, yo me había bañado hacía como una hora. Ya faltaba poco para irme y me bañé antes del horario de salida.
YO: -Me bañé hace un rato.
PEPE: -Entonces vamos. Salí por el portón, caminá hasta la otra esquina y cuando yo salga con el camión te levando desde ahí.
YO: -¡Dale, buenísimo!
En un par de minutos, Pepe retiró su camión, pasó por la portería y vino para levantarme de la calle. Subí y su camión tenía un hermoso olor a perfume de ambiente, como esos que se usan en los autos. La cabina por dentro está bien limpia y ordenada. Tiene cubre alfombras de un color rojizo, plastificadas, con un diseño típico de camioneros. La cucheta está dividida de los asientos por unas cortinas de pana también roja con volados con flecos y borlas. En la parte de arriba del parabrisas unas pequeñas cortinas para cortar la luz del sol son de la misma tela, color y diseño con borlas. Me gustó saber que Pepe era un tipo limpito, y el color rojo hablaba de su gustos lujuriosos.
En un rato llegamos a una estación de servicio en las afueras de la ciudad. Ahí paran los camiones a todas horas del día. Nos detuvimos ahí, en un lugar medio aislado y Pepe escribió a la empresa un mensaje de texto para avisar que iba a parar a cargar gasoil, revisar el agua y todo eso.
Después, Pepe, cerró las cortinas del camión que cubren toda la ventana y el parabrisas por completo. Hacia adentro no se ve absolutamente nada. Quedamos en la obscuridad y él prendió las luces de la cabina: unas luces de led blancas que con las cortinas rojas le daban un aspecto de telo a la cabina que me causó gracia y al mismo tiempo me gustó mucho.
Pepe me miraba con unas ansias, con una cara de degenerado que demostraban realmente las ganas de coger que tenía. Me veía como un hambriento a un suculento pedazo de pastel. Parecía que quería comerme con los ojos.
PEPE: -¿Vamos a empezar?
YO: -Sí, dale...
Y se empezó a sacar la ropa. Solamente tenía una camisa de trabajo con las mangas cortadas para hacerla de mangas cortas, un pantalón sin cinto y unas zapatillas tipo Topper (panchas o náuticas como quieran decirles) sin medias. Como dije, él no usa calzoncillo así que se sacó la poca ropa que tenía y en un momento quedó en bolas.
Su piel blanca resaltaba en el cortinado rojo y las sábanas de color azul oscuro. Una línea de pelo rubio pasa por toda su pancita y cubre el centro de su pecho de macho camionero. Abajo su vello púbico está sin afeitar. Tiene una pija corta pero gordita que ya empieza a levantarse. Y así en bolas como estaba conectó un DVD portátil con pantalla y puso una película porno.
Se agachó adelante de mí así como estaba, en bolas para conectar el DVD, y su hermoso culo blanco quedó en frente de mí. Pude ver su hoyito y todo el vello dorado que lo rodeaba. ¡Me encantó! Sentí muchas ganas de mandarle lengua, pero me aguanté. Empecé a acariciar su pierna por atrás, todo a lo largo. Terminó de conectar y encender el DVD y se sentó al lado mío en la cama del camión. Me abrazó y me besó el cuello. Hice lo mismo. Lo abracé fuerte y empecé a acariciarle la espalda, los brazos, el pelo. Como era su primera vez, empezó así, tímidamente, de a poco. Yo no quise apurarlo y por eso lo abracé fuerte y lo besé por el cuello, los hombros y después las mejillas. Me miró a los ojos con sus ojos celestes y se animó a besarme en la boca. Primero suave y después un poco más fuerte.
Empezamos a transar mal y después me pidió que me saque la ropa. Sentí su maravilloso aliento de macho, su sabor a hombre recio, camionero, fumador y ¡me encantó!
PEPE: -Pero, ¡sacate la ropa, hasta ahora estás muy vestido!
Empecé a sacarme la ropa y Pepe no me sacaba los ojos de encima. Me miraba el pecho, la panza, las piernas y las bolas, la pija, todo. Parecía que me comía con los ojos.
Me acaricié la verga y él la miraba con pasión. "¿Querés probar cómo es?", le propuse. Se acercó despacio hacia mi entrepierna. Se agachó y la empezó a pajear con sus manos. Se la llevó a la boca con desesperación. Empezó a chupar con fuerza. Sentí sus labios presionar sobre mi glande y la sensación fue buenísima, fabulosa!
La verdad que en mi vida como putito siempre fui pasivo, me gusta más recibir a un buen macho activo que hacer de activo yo mismo. Pero este hombre me calentaba un montón. No sabía cómo iba a reaccionar mi pija, si iba a funcionar o no. Pero hasta ahora iba todo bien y me encantaba. La idea de penetrar ese culito redondo, lampiño y blanco me hacía calentar muchísimo.
Me acomodé bien al costado de la cama, contra el asiento del acompañante y lo dejé que me chupe la pija que ya estaba durísima. Y mientras él me chupaba estiré la mano y le agarré los cachetes del culo. Se los apretaba con fuerza y le daba palmadas. Parecía que eso le gustaba así que seguí. Me mojé los dedos con saliva y comencé a jugar con su agujerito. Soltó varios gemidos de placer, su voz se hizo finita, casi como la de una mina. "¡¡Ah, ahaa, aahhh!!" Se notaba que eso le excitaba muchísimo y a mí también. Empecé a meter de a poco un dedito, y después el otro. Le echaba saliva a mis dedos y se los volvía a meter. Pepe se excitaba muchísimo y gemía mientras me chupaba. Así que le propuse:
YO: -¿Querés probar con la penetración? Va a estar bueno, vas a ver. Mi pija es chiquita, no te va a doler. Y si te duele te la saco de nuevo.
PEPE: -¡Estoy re caliente! Vamos a probar, ¡pero si me duele me la sacás, eh!
PEPE: -¿Cómo me pongo?
YO: -Ponete así, en cuatro patas, sobre la cama. Yo te la doy de atrás y si te duele te la saco.
PEPE: -Dale, pero si me duele no sigas. (Era evidente que este muchacho tenía mucho miedo al dolor)
Entonces se puso en cuatro sobre las sábanas azules del camión y vi su hermosos culito blanco y redondo, bien paradito apuntando hacia mí. Su agujerito rosado ya estaba un poco dilatado con el juego anterior. Lo unté con un poco de vaselina que yo siempre llevaba en la mochila del trabajo.
PEPE: -Ah, pero venís preparado para todo.
YO: -Sí, ya sabés cómo soy. Soy muy alzado y nunca se sabe cuándo va a haber una oportunidad.
PEPE: -Sí, sabía que sos muy calentón y por suerte venías preparado.
Le coloqué vaselina por dentro y por fuera. Los pelitos dorados que rodean su culito me encantaban. Todo el conjunto me volvía loco, y la pija se me puso re dura. Comencé a penetrarlo y Pepe gemía de placer. Lo empujé despacito, de a poco se la fui poniendo y hasta ahora no decía nada. Se la metí despacio, con suavidad y empecé a bombear apenas, con la pija bien dura pero lentamente. Sentí como su cuerpo se adaptaba a mi verga, este Pepe tenía el culito bien cerrado. La sensación de la pija bien apretada en ese culito me hacía delirar de placer. Estuve a punto de acabar varias veces y tuve que parar para no eyacular antes de tiempo.
Después de quedarme quieto por un ratito, se la metí con más fuerza y pude completar una penetración total, hasta las bolas. Pepe me pidió que pare, que le dolía mucho, y se la tuve que sacar.
PEPE: -Ay, me estás partiendo el orto. Duele, sí que duele.
YO: -No pasa nada, papi. Es normal ese dolor al principio.
PEPE: -Pero no sé si voy a aguantar. Vamos a probar otra cosa.
YO: -Mirá, vamos a hacer así: me pongo boca arriba sobre la cama y vos te vas sentando de a poquito. Si te duele parás, y cuando se te pase te sentás de nuevo y lo vas manejando vos.
PEPE: -Dale, me encantaría cabalgar una pija. Es un sueño que tengo hace tiempo.
Me puse sobre la cama, boca arriba y me pajeé bien la pija. La tenía bien dura, me volví a poner vaselina y le puse un poco a él. Se sentó de a poco y cuando sentía dolor paraba, luego volvía a calentarse y se metía la pija otra vez. Así, subiendo y bajando, con mi pija metida en su cola blanca y apretada en pocos minutos estuve a punto de acabar otra vez. Lo abracé desde atrás y lo atraje hacia mí, le susurré al oído: "¿Querés la lechita adentro o afuera?"
PEPE: -Mmm Afuera, vamos a probar afuera y otra vez probamos de la otra manera.
YO: -Dale
De esa manera, como lo tenía, acostado sobre mí abrazado desde abajo, lo cogí con más fuerza y más velocidad. Me encantó la sensación de ese culito apretado y en pocos minutos le dije: -¡¡Voy a acabar, voy a acabar!!
PEPE: -¡Acabame acá, en la boca, en la cara!
Así que se la saqué rápido y él se tiró sobre la cama, yo me puse de rodillas con las piernas abiertas y comencé a pajearme hasta que acabé un litro de leche sobre su cara, su pecho y adentro de su boca abierta.
Hacía meses que deseaba coger con este hombre y ahora se estaba haciendo, ¡me encantó!
PEPE: -Ahora me toca a mí. Me tenés que complacer también.
YO: -Me encantaría. ¿Qué querés hacer?
Como he dicho, siempre fui pasivo en mi vida sexual homo, así que estaba dispuesto a todo y ese hombre me gustaba mucho. Me pidió que le chupara la pija, dijo que le gustaba muchísimo que se la chupen y acababa enseguida. Además comentó:
PEPE: -¿Viste ese video porno que puse?
YO: -Sí
PEPE: -Ahí muestran como le chupan el culo al chavón. Hasta ahora ninguna puta del camino quiso chuparme el culo, y mi mujer tampoco, es muy convencional. Así que me gustaría probar eso si vos querés. He hecho TODO en mi vida, de todo, pero me falta eso.
Yo le dije que me encantaría hacérselo, así que lo hice acostar en la cama boca arriba y le empecé a chupar la pija y las bolas, le pasaba la lengua por todos lados. Lo pajeaba y le hice levantar las piernas, su culito rosado un poco ya dilatado por mi pija se veía delicioso. Le pasé la lengua por el orto, lo escupí y le mandé dedo. Al mismo tiempo le pejaeaba la pija y le chupaba luego los huevos. Le hice una buena mamada de verga y bolas, le chupé el culo y este hombre gemía de placer mientras se retorcía como una gata en celo. Él mismo se pajeaba y en poco tiempo dijo: ¡Estoy por acabar! ¡Me voy, me voy! Así que me metí su pija en la boca y lo dejé que me acabe adentro. Me apretó la cabeza con su mano con fuerza enterrándome la pija hasta la garganta y acabó con grandes chorros de leche.
PEPE: -¿La tragás? ¿Dale? Tragala toda.
Y yo dispuesta a todo por supuesto que quería toda esa lechita para mí. Se la chupé con fuerza y me tragué toda su hermosa leche, entonces me dijo: "Qué putita golosa que sos. ¡Ah, aaahh, aahh!"
Terminé y se la dejé bien limpita. Y en eso empezó a sonar el teléfono, eran de la empresa que querían saber por qué todavía no había salido. Así que nos despedimos rápido, me vestí y me fui contento para mi casa.
Esta historia es totalmente real. La descripción del hombre, sus gustos, las cosas que hace como dormir desnudo, sus características físicas, el trabajo, el camión, su sinceridad, lo calentón que es, las cosas que hace con su mujer, las putas, los travestis, y las ganas que tenía de probar pija, todo es real.
Este camionero calentón y bisexual siempre está dispuesto a coger y nos volvemos a encontrar de vez en cuando.
Quisiera contarles la vez en que un amigo me dijo que tenía curiosidad por probar una verga. La verdad, me dejó helado pero todo bien. Hace mucho me gustaba ese hombre así que le dimos para adelante.
Un amigo se declaró en el trabajo
Desde siempre me han gustado los hombres, desde muy chico, pero siempre traté de contentar a la sociedad y a la familia saliendo con mujeres. Todo bien en ese tema, las mujeres son maravillosas, y más que tenerlas como novias las tenía como mis mejores amigas. Había cuestiones de sexo pero nunca terminaba completamente complacido. Es como si mi orientación sexual siempre era más fuerte hacia los hombres. Así que después de cierto tiempo empecé a salir con hombres y pude de a poco cumplir con mis fantasías y sentirme realmente satisfecho en mi vida y en la cuestión sexual.
En el ante último trabajo que tuve, una empresa de camiones, había muchos machos heterosexuales que me gustaban. La mayoría había tenido experiencia con gays, transexuales y travestis en las rutas del país y el extranjero. Así que para ellos un homosexual no era algo muy extraño o lejano. A pesar de eso, nunca me animé a nada con ninguno porque no quería que hubiera revuelo o comentarios maliciosos en el laburo, no quería que me echen por ponerme a garchar con todo el mundo así que lo dejé solamente en alguna mirada desprevenida y nada más.
Uno de los camioneros que me gustaba mucho era un tipo de 50 años, no muy alto, de 1,65m, de unos 85 kg de peso, bastante morrudito, más bien fibroso y de músculos firmes, mezclados con un poco de grasa abdominal, lo cual está perfecto para mí. Su piel es muy blanca, su pelo rubio natural y tiene ojos celestes. Desde hacía varios meses lo venía observando y me gustaba mucho, sobre todo por lo calentón que demostraba ser. Siempre estaba hablando de cómo se cogía a tal o cual mujer, a una prostituta en la calle, etc. Se notaba que es un tipo muy alzado. Y una de las cosas que me contó es que nunca usa ropa interior, absolutamente nunca. Desde los 18 años cuando salió de la conscripción nunca más volvió a usar calzoncillo. Eso me encantó, imaginármelo con la pija al descubierto bamboleándose para acá y para allá mientras caminaba, las bolas colgando y saber que abajo del pantalón estaba completamente desnudo me calentaba muchísimo. También me contó que duerme completamente en bolas, en su casa con su mujer y en el camión. Todo el año, en verano y en invierno completamente desnudo porque su cuerpo produce mucho calor y si se pone ropa o pijama se despierta completamente transpirado. Eso también me hacía poner a mil, pensar que siempre está en bolas a la noche es algo muy sabroso y morboso.
Me contó que se coge a su mujer todos los días que puede, a veces dos o tres veces por día. Un verdadero camionero macho calentón argentino. A veces su mujer está preparando la comida, y cuando los chicos no están, se la garcha ahí mismo en la cocina, o mirando la tele en el living, en el lavadero mientras ella escurre la ropa la hace que le chupe la pija, y todas situaciones como esa.
De mis tiempos de salir con mujeres me había quedado una fama de mujeriego y calentón también, aunque eso no era totalmente real, yo experimenté con todo tipo de mujeres: rubias, morochas, brasileras, dominicanas, etc. Y eso era conocido por varias personas.
Así que un día en que estábamos solos, este hombre y yo, nos pusimos a hablar de sexo como muchas veces. Y en eso me soltó así sin más: "Ya estoy cansado de las mujeres. No me llaman más la atención, quisiera probar otra cosa. Quisiera probar una pija. Chupársela a algún chavón."
La verdad me dejó helado. No esperaba esa confesión de él, podría esperarlo de varios otros candidatos con aires de homosexual, pero de este machote argentino, la verdad no.
No supe qué decir y me quedé callado mirándolo. Él continuó y dijo: "No se lo digas a nadie. No quiero que hables con nadie de lo que te dije. Me animé a decirte porque me parecés un tipo reservado y no confío en otra persona."
YO: -No te preocupes, no se lo voy a decir a nadie.
PEPE: -Me gustaría chupársela a alguien y por lo que me contaste, se ve que tenés mucha experiencia con mujeres. Digo que me gustaría chupar una verga porque ya probé meterme un pepino en el orto, uno de esos que se compran en la verdulería, ¿viste? Y me dolió muchísimo. Así que por ahora la penetración no, prefiero empezar con otra cosa y después si me animo, vemos.
Me gustaba muchísimo lo que me estaba diciendo, y como siempre, él era un tipo muy frontal. Decía las cosas tal cual las sentía y pensaba, siempre fue así. Y en este caso, estaba haciendo una confesión muy sincera. Tan sincera que me sonrojaba y no me dejaba salir de mi asombro viniendo de un macho como él. Al final empecé a reaccionar y le conté que para hacer la cola hay que lubricar bien. "Tenés que ponerte bastante vaselina", le dije. "Y después dilatar bien con un juego previo. Además te podés poner vos arriba así manejás vos el dolor. Si te duele parás un poco hasta que se te pase, después seguís. Y cuando estés bien dilatado se te va el dolor y comenzás a gozar como loco." Con esas palabras trataba de convencerlo, yo tenía unas ganas locas de coger con ese hombre hermoso. Le puse el apodo "Pepe" para proteger su verdadera identidad.
PEPE: -No sé. Al principio me gustaría empezar por chupar una verga. Después veremos. Si todo vale, por ahí se puede probar con la penetración, pero despacito, porque creo que me va a doler.
Sus palabras eran claras, su intención era clara, y por su cara al mirarme, se veía que su temperatura ya se empezaba a levantar.
YO: ¿Y... querés hacerlo ahora?
PEPE: -¿Vos te bañaste, no? Tenés olor a perfume, ¿te bañaste recién, no?
Por lo que yo sabía, a él le gustaba la gente limpia. Y sí, yo me había bañado hacía como una hora. Ya faltaba poco para irme y me bañé antes del horario de salida.
YO: -Me bañé hace un rato.
PEPE: -Entonces vamos. Salí por el portón, caminá hasta la otra esquina y cuando yo salga con el camión te levando desde ahí.
YO: -¡Dale, buenísimo!
En un par de minutos, Pepe retiró su camión, pasó por la portería y vino para levantarme de la calle. Subí y su camión tenía un hermoso olor a perfume de ambiente, como esos que se usan en los autos. La cabina por dentro está bien limpia y ordenada. Tiene cubre alfombras de un color rojizo, plastificadas, con un diseño típico de camioneros. La cucheta está dividida de los asientos por unas cortinas de pana también roja con volados con flecos y borlas. En la parte de arriba del parabrisas unas pequeñas cortinas para cortar la luz del sol son de la misma tela, color y diseño con borlas. Me gustó saber que Pepe era un tipo limpito, y el color rojo hablaba de su gustos lujuriosos.
En un rato llegamos a una estación de servicio en las afueras de la ciudad. Ahí paran los camiones a todas horas del día. Nos detuvimos ahí, en un lugar medio aislado y Pepe escribió a la empresa un mensaje de texto para avisar que iba a parar a cargar gasoil, revisar el agua y todo eso.
Después, Pepe, cerró las cortinas del camión que cubren toda la ventana y el parabrisas por completo. Hacia adentro no se ve absolutamente nada. Quedamos en la obscuridad y él prendió las luces de la cabina: unas luces de led blancas que con las cortinas rojas le daban un aspecto de telo a la cabina que me causó gracia y al mismo tiempo me gustó mucho.
Pepe me miraba con unas ansias, con una cara de degenerado que demostraban realmente las ganas de coger que tenía. Me veía como un hambriento a un suculento pedazo de pastel. Parecía que quería comerme con los ojos.
PEPE: -¿Vamos a empezar?
YO: -Sí, dale...
Y se empezó a sacar la ropa. Solamente tenía una camisa de trabajo con las mangas cortadas para hacerla de mangas cortas, un pantalón sin cinto y unas zapatillas tipo Topper (panchas o náuticas como quieran decirles) sin medias. Como dije, él no usa calzoncillo así que se sacó la poca ropa que tenía y en un momento quedó en bolas.
Su piel blanca resaltaba en el cortinado rojo y las sábanas de color azul oscuro. Una línea de pelo rubio pasa por toda su pancita y cubre el centro de su pecho de macho camionero. Abajo su vello púbico está sin afeitar. Tiene una pija corta pero gordita que ya empieza a levantarse. Y así en bolas como estaba conectó un DVD portátil con pantalla y puso una película porno.
Se agachó adelante de mí así como estaba, en bolas para conectar el DVD, y su hermoso culo blanco quedó en frente de mí. Pude ver su hoyito y todo el vello dorado que lo rodeaba. ¡Me encantó! Sentí muchas ganas de mandarle lengua, pero me aguanté. Empecé a acariciar su pierna por atrás, todo a lo largo. Terminó de conectar y encender el DVD y se sentó al lado mío en la cama del camión. Me abrazó y me besó el cuello. Hice lo mismo. Lo abracé fuerte y empecé a acariciarle la espalda, los brazos, el pelo. Como era su primera vez, empezó así, tímidamente, de a poco. Yo no quise apurarlo y por eso lo abracé fuerte y lo besé por el cuello, los hombros y después las mejillas. Me miró a los ojos con sus ojos celestes y se animó a besarme en la boca. Primero suave y después un poco más fuerte.
Empezamos a transar mal y después me pidió que me saque la ropa. Sentí su maravilloso aliento de macho, su sabor a hombre recio, camionero, fumador y ¡me encantó!
PEPE: -Pero, ¡sacate la ropa, hasta ahora estás muy vestido!
Empecé a sacarme la ropa y Pepe no me sacaba los ojos de encima. Me miraba el pecho, la panza, las piernas y las bolas, la pija, todo. Parecía que me comía con los ojos.
Me acaricié la verga y él la miraba con pasión. "¿Querés probar cómo es?", le propuse. Se acercó despacio hacia mi entrepierna. Se agachó y la empezó a pajear con sus manos. Se la llevó a la boca con desesperación. Empezó a chupar con fuerza. Sentí sus labios presionar sobre mi glande y la sensación fue buenísima, fabulosa!
La verdad que en mi vida como putito siempre fui pasivo, me gusta más recibir a un buen macho activo que hacer de activo yo mismo. Pero este hombre me calentaba un montón. No sabía cómo iba a reaccionar mi pija, si iba a funcionar o no. Pero hasta ahora iba todo bien y me encantaba. La idea de penetrar ese culito redondo, lampiño y blanco me hacía calentar muchísimo.
Me acomodé bien al costado de la cama, contra el asiento del acompañante y lo dejé que me chupe la pija que ya estaba durísima. Y mientras él me chupaba estiré la mano y le agarré los cachetes del culo. Se los apretaba con fuerza y le daba palmadas. Parecía que eso le gustaba así que seguí. Me mojé los dedos con saliva y comencé a jugar con su agujerito. Soltó varios gemidos de placer, su voz se hizo finita, casi como la de una mina. "¡¡Ah, ahaa, aahhh!!" Se notaba que eso le excitaba muchísimo y a mí también. Empecé a meter de a poco un dedito, y después el otro. Le echaba saliva a mis dedos y se los volvía a meter. Pepe se excitaba muchísimo y gemía mientras me chupaba. Así que le propuse:
YO: -¿Querés probar con la penetración? Va a estar bueno, vas a ver. Mi pija es chiquita, no te va a doler. Y si te duele te la saco de nuevo.
PEPE: -¡Estoy re caliente! Vamos a probar, ¡pero si me duele me la sacás, eh!
PEPE: -¿Cómo me pongo?
YO: -Ponete así, en cuatro patas, sobre la cama. Yo te la doy de atrás y si te duele te la saco.
PEPE: -Dale, pero si me duele no sigas. (Era evidente que este muchacho tenía mucho miedo al dolor)
Entonces se puso en cuatro sobre las sábanas azules del camión y vi su hermosos culito blanco y redondo, bien paradito apuntando hacia mí. Su agujerito rosado ya estaba un poco dilatado con el juego anterior. Lo unté con un poco de vaselina que yo siempre llevaba en la mochila del trabajo.
PEPE: -Ah, pero venís preparado para todo.
YO: -Sí, ya sabés cómo soy. Soy muy alzado y nunca se sabe cuándo va a haber una oportunidad.
PEPE: -Sí, sabía que sos muy calentón y por suerte venías preparado.
Le coloqué vaselina por dentro y por fuera. Los pelitos dorados que rodean su culito me encantaban. Todo el conjunto me volvía loco, y la pija se me puso re dura. Comencé a penetrarlo y Pepe gemía de placer. Lo empujé despacito, de a poco se la fui poniendo y hasta ahora no decía nada. Se la metí despacio, con suavidad y empecé a bombear apenas, con la pija bien dura pero lentamente. Sentí como su cuerpo se adaptaba a mi verga, este Pepe tenía el culito bien cerrado. La sensación de la pija bien apretada en ese culito me hacía delirar de placer. Estuve a punto de acabar varias veces y tuve que parar para no eyacular antes de tiempo.
Después de quedarme quieto por un ratito, se la metí con más fuerza y pude completar una penetración total, hasta las bolas. Pepe me pidió que pare, que le dolía mucho, y se la tuve que sacar.
PEPE: -Ay, me estás partiendo el orto. Duele, sí que duele.
YO: -No pasa nada, papi. Es normal ese dolor al principio.
PEPE: -Pero no sé si voy a aguantar. Vamos a probar otra cosa.
YO: -Mirá, vamos a hacer así: me pongo boca arriba sobre la cama y vos te vas sentando de a poquito. Si te duele parás, y cuando se te pase te sentás de nuevo y lo vas manejando vos.
PEPE: -Dale, me encantaría cabalgar una pija. Es un sueño que tengo hace tiempo.
Me puse sobre la cama, boca arriba y me pajeé bien la pija. La tenía bien dura, me volví a poner vaselina y le puse un poco a él. Se sentó de a poco y cuando sentía dolor paraba, luego volvía a calentarse y se metía la pija otra vez. Así, subiendo y bajando, con mi pija metida en su cola blanca y apretada en pocos minutos estuve a punto de acabar otra vez. Lo abracé desde atrás y lo atraje hacia mí, le susurré al oído: "¿Querés la lechita adentro o afuera?"
PEPE: -Mmm Afuera, vamos a probar afuera y otra vez probamos de la otra manera.
YO: -Dale
De esa manera, como lo tenía, acostado sobre mí abrazado desde abajo, lo cogí con más fuerza y más velocidad. Me encantó la sensación de ese culito apretado y en pocos minutos le dije: -¡¡Voy a acabar, voy a acabar!!
PEPE: -¡Acabame acá, en la boca, en la cara!
Así que se la saqué rápido y él se tiró sobre la cama, yo me puse de rodillas con las piernas abiertas y comencé a pajearme hasta que acabé un litro de leche sobre su cara, su pecho y adentro de su boca abierta.
Hacía meses que deseaba coger con este hombre y ahora se estaba haciendo, ¡me encantó!
PEPE: -Ahora me toca a mí. Me tenés que complacer también.
YO: -Me encantaría. ¿Qué querés hacer?
Como he dicho, siempre fui pasivo en mi vida sexual homo, así que estaba dispuesto a todo y ese hombre me gustaba mucho. Me pidió que le chupara la pija, dijo que le gustaba muchísimo que se la chupen y acababa enseguida. Además comentó:
PEPE: -¿Viste ese video porno que puse?
YO: -Sí
PEPE: -Ahí muestran como le chupan el culo al chavón. Hasta ahora ninguna puta del camino quiso chuparme el culo, y mi mujer tampoco, es muy convencional. Así que me gustaría probar eso si vos querés. He hecho TODO en mi vida, de todo, pero me falta eso.
Yo le dije que me encantaría hacérselo, así que lo hice acostar en la cama boca arriba y le empecé a chupar la pija y las bolas, le pasaba la lengua por todos lados. Lo pajeaba y le hice levantar las piernas, su culito rosado un poco ya dilatado por mi pija se veía delicioso. Le pasé la lengua por el orto, lo escupí y le mandé dedo. Al mismo tiempo le pejaeaba la pija y le chupaba luego los huevos. Le hice una buena mamada de verga y bolas, le chupé el culo y este hombre gemía de placer mientras se retorcía como una gata en celo. Él mismo se pajeaba y en poco tiempo dijo: ¡Estoy por acabar! ¡Me voy, me voy! Así que me metí su pija en la boca y lo dejé que me acabe adentro. Me apretó la cabeza con su mano con fuerza enterrándome la pija hasta la garganta y acabó con grandes chorros de leche.
PEPE: -¿La tragás? ¿Dale? Tragala toda.
Y yo dispuesta a todo por supuesto que quería toda esa lechita para mí. Se la chupé con fuerza y me tragué toda su hermosa leche, entonces me dijo: "Qué putita golosa que sos. ¡Ah, aaahh, aahh!"
Terminé y se la dejé bien limpita. Y en eso empezó a sonar el teléfono, eran de la empresa que querían saber por qué todavía no había salido. Así que nos despedimos rápido, me vestí y me fui contento para mi casa.
Esta historia es totalmente real. La descripción del hombre, sus gustos, las cosas que hace como dormir desnudo, sus características físicas, el trabajo, el camión, su sinceridad, lo calentón que es, las cosas que hace con su mujer, las putas, los travestis, y las ganas que tenía de probar pija, todo es real.
Este camionero calentón y bisexual siempre está dispuesto a coger y nos volvemos a encontrar de vez en cuando.
5 comentarios - Un amigo se declaró en el trabajo
Te felicito y que sigas disfrutando de tu sexualidad.