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Uno se cree 100% activo, hasta que...

El no sabía que yo venía preparandome mentalmente desde el último encuentro, ni que venía cuidándome para que mis hemorroides estuvieran lo más tranquilas posibles.
Ibamos a pasar 5 noches juntos y los dos sabíamos que tarde o temprano pasaría.
Esa primera noche, como siempre, él fue todo mujer, me sedujo con su tanga roja y sus medias negras, con su cola increíblemente bella, con sus besos apasionados y sus mamadas suaves y largas. Le hice el amor con la desesperación de la larga ausencia y fuimos uno y sentimos vibrar nuestros cuerpos y nuestros corazones. Mi semen llenó su culito, pero mucho más llenamos nuestros corazones del amor mutuo. Al final, extenuados, dormimos abrazados y felices de estar de nuevo juntos.
La segunda noche nos encontró cansados por el trabajo del día y por lo poco que dormimos la primera. De nuevo fue mi mujer con la tanga que mejor le queda y de nuevo hicimos el amor. Luego la paz, la charla tranquila, los mimos, las risas, las caricias, y de a poco, su cuerpito joven fue excitándose y buscando otra dosis de lechecita para su culito. Pero el cansancio en mi añosa espalda pesaba y necesitaba algo fuerte para poner duro mi palito. Fui entonces a nuestra cajita secreta, a nuestro kit, allí donde mi nene lindo guarda su ropita especial y el lubricante y..., y eso, ese consolador de gel rojo de 18x4 con ventosa en la base, que prácticamente no habíamos usado aún.  Lo acosté boca abajo y corriéndole el hilo de la tanga celeste comencé a hacerle lo que sé es lo que más le gusta: chuparle el culito, morderles despacito las nalguitas, pasar mi lengua por su esfínter, metérsela dentro, lamerle el agujerito de arriba a abajo. Su respuesta fue inmediata, sus quejidos de placer, su dilatación. Mi saliva se perdía dentro de su agujerito abierto y con cada nueva pujada de mi lengua en su canalito tibio le arrancaba un nuevo quejido de placer. Ya estaba preparado. Le quité la tanguita y con mis dedos puse un poquito de lubricante en su agujerito, no hacía falta mucho porque mi lengua y su deseo ya habían transformado su culito en conchita de hombre. Lubriqué bien el consolador, me daba un poco de miedo el juguete, lo veía inmenso, grueso y largo, con su glande perfecto, su tronco grueso y que en la base se ampliaba a unos buenos 5 o más cm. No quería que le doliera. Le apoyé la punta en el culito y casi sin esfuerzo fue entrando, no había resistencia en su esfinter y podría haberlo clavado de una, pero mi dulce nene me pedía que fuera despacio ya que algo le dolía. Así, de a poquito entró todo en él. dejando sólo fuera la parte gruesa de la base. Su rostro se fue distendiendo y relajándose y comencé a bombearlo cortito y despacio con el consolador mientras le decía palabras dulces y él me contestaba entre quejidos suaves de placer. En instantes el juguete cumplió con su misión, mi verga estaba durísima, así que le saqué despacito el juguete, me puse entre sus piernas, apoyé mi glande en su entrada y deslicé toda mi verga dentro de su culito, mojadito, suave, tibio. La fiesta del amor y del sexo nos unió nuevamente y mientras mi pene exploraba su interior, mis brazos rodeaban su pecho, apoyaba mis mejillas en las suyas y nos besábamos y entre quejidos nos decíamos eso tan profundo que sentimos, hasta mi estallido final en su interior y el oasis de paz sobre su espalda.
El tercer día, mientras almorzábamos algo apurados en la kitchinette de la habitación, me comentó que por la noche quería devolverme la atención y chuparme el culito y ponerme sus deditos y sólo eso, para jugar con mi agujerito. Por dentro yo sonreía porque sabía que no terminaría allí la cosa y que su parte activa, reprimida por amor, iba a aflorar y yo estaba mentalmente preparado para eso. Antes de salir a mis ocupaciones de la tarde, me abrió la bragueta del pantalón y me dió una riquísima mamada de verga arrodillado en el piso. Fue difícil salir a trabajar sin romperle el culo, pero no había tiempo. Pero a la noche, antes de la cena, fue mio nuevamente y salimos a buscar un restaurante con su pancita llena de leche, su culito satisfecho, su sonrisa de felicidad y la mia.
Cenamos tranquilos y ya caminando para el hotel me volvió a recordar que me quería poner los deditos. No le contesté. Llegamos, nos besamos con ese furor que no se extingue jamás. Yo me desnudé y él se puso su tanguita, nos miramos en el espejo abrazados, se notaba que disfrutaba de la lencería, inclinaba la cola para atrás y se miraba y sonreía orgulloso y yo recordaba todas las peleas y los nooo, y los enojos por mi insistencia en que usara lencería. Esa belleza de cola merecía la sensualidad de una tanga y de a poco se fue animando y lo fue descubriendo y ahora ya las tangas y otras cositas eran parte de nuestro kit. Lo llevé a la cama y le chupé el culito largamente corriéndole el hilo de la tanga. Entonces le dije, "ahora me toca a mi", me acosté en el centro de la cama boca arriba y separé mis piernas. En seguida entendió y con una sonrisa de macho caliente, que delataba sus ganas de partirme al medio, me tomó de las piernas, las levantó y llevó su lengua a mi agujerito. Comencé a sentir su lengua subiendo, bajando y entrando en mi ortito. Como en otras oportunidades, no sentí nada en particular, ni placer ni molestia. Luego, me dijo que ya quería meterme sus dedos. Me puse boca abajo en la cama y traté de relajarme. Le pedí que se pusiera mucho lubrifist en el dedo y eso hizo. Su índice entró sin problemas pero cuando lo sacaba la sensación era muy fea, sentía que lo que salía no era el dedo sino mis excrementos. Le pedí que me lo dejara quieto y apretado a fondo, luego de un rato comenzó a sacarlo y meterlo cortito y así la sensación fea fue desapareciendo y mi culito se acostumbró a su nuevo inquilino.  Le dije entonces que empezara con dos, me sacó el índice, se puso bastante lubrifist en indice y mayor y me los fue metiendo. Apareció el dolor, pero no era dolor en el esfinter por la dilatación, el músculo se acomodaba perfectamente a los dos dedos, era la hemorroide que dolia, un dolor agudo que yo sentía en un punto, en una zona, mientras el resto del esfinter recibia sin dolor los dos dedos, le pedí que me pusiera más lubrifist y con eso ya pudo girar sus dedos en mi interior sin problemas. Levanté mi cabeza y lo miré, nuestras miradas se cruzaron y creo que al unísono dijimos "el consolador?". En segundos ya estaba en sus manos, el muy picaro me lo arrimó a la boca para que lo besara y chupara un poquito como si fuera una verga de verdad, jeje y creo que eso fue muy erótico para los dos. Apoyé nuevamente mi mejilla sobre la almohada, le di mil recomendaciones sobre el lubricante, respiré hondo y traté de relajar mi agujerito. El amigazo comenzó a entrar, allí sí, mi esfinter me comenzó a arder por la dilatación provocada por el juguete, como si una brasa caliente estuviera entrando en mi culo, pero dentro de todo, era soportable. Pero luego comenzó la hemorroide, cada pujón me arrancaba un grito, cuando paraba el dolor desparecía. -Sácamelo-, le pedí, -hay sangre?-, le pregunté, - no amor, tranquilo, sale limpio-, - comienza de nuevo entonces!-. En pocos segundos de dolor intenso, escuché su voz de asombro diciéndome -amor, lo tienes todo adentro, en serio!-, y llevó mi mano al juguete. Era verdad, los 18 cm estaban completamente dentro mio!, mi culo sentia una rara sensación de discomfort, pero no me dolía, yo mismo no cabía en mi asombro, tenía un consolador de 18 cm metido completamente en el culo!!! El muy bruto, haciéndose el machote me dijo -y te lo vas a comer todo- y me empujó la parte final engrosada del juguete y me llevó la mano para comprobarlo, sólo la ventosa del consolador estaba fuera de mi culo, esa parta gruesa final habia entrado. Entonces más por miedo que por dolor le pedí que me lo sacara de inmediato y me dijera si había salido con sangre y si tenía sangre en el esfinter, por suerte, seguía todo bien. Ya no había excusas, su pene no era ni tan largo ni tan grueso. Nuevamente le pedí que me llenara el agujero de lubrifist y que se empapara la pija con el lubricante. Me quedé boca abajo, expectante, esperando esa pija que casi podríamos decir, me desvirgaría el culo. Mi amorcito se quitó la tanguita de mujer que aún tenía puesta y la revoleó por el aire, acomodó el glande en mi entrada, apoyó sus manos en la cama, y me la clavó sin esfuerzo. Dolor, disconfort, pero la pija de mi amor dentro de mí. Le pedí que me la dejara quieta y así se fue acostumbrando mi esfinter. Comenzó suavecito el mete y saca pero cada vez que su palito se movía, mi hemorroide me arrancaba un grito de dolor; decidí aguantar. Mi amor ya se había olvidado de su intención de deditos solamente y quería al fin darme con todo. Como soy bastante culoncito, en posición boca abajo una buena parte de su pija quedaba fuera y mi dulce amor quería que ni un solo milimetro de su virilidad quedara sin probar ese culito que por meses y meses se le había negado. Quería ponerme patitas al hombro pero no quise, me acosté entonces con el culo al borde de la cama y me sostuve las piernas. Él, parado, me la clavó de nuevo, esta vez sí, me la enterró hasta la raíz, y feliz llevaba mi mano a esa maravillosa unión de su cuerpo y el mío para que viera que me la habia comido toda. Cada mete y saca me hacía pegar un grito, no de placer  sino de dolor punzante en el sitio de la hemorroide y me daba mucha rabia porque el resto de mi esfinter no me dolia y no sentía ninguna sensación desagradable. Comenzamos a probar posturas para encontrar alguna donde no sintiera dolor. Me paré y apoyé mi brazos sobre el respaldo de una silla y mi amor parado me la daba por atrás, luego hicimos perrito pero siempre con dolor. Allí recordé una fantasía que tenías desde la adolescencia y, con lo abierto que estaba, seguro iba a poder cumplirla: lo hice sentar en el borde de la cama, me paré de espaldas delante de él, le tomé la pija con una mano, la guié a mi agujerito y me fui sentando despacito  hasta que su pelvis se apretó a mis nalgas, me quedé quieto hasta que el dolor pasara y le empecé a hacer un mete y saca con mi culito muy despacito, doloroso pero que resultaba rico cuando llegaba a su pelvis, lo tomaba con mis manos de su cadera y me apretaba fuerte contra él. Ésta fue la primera sensación agradable que me dió esa cogida. Seguí un poquito más con el mete saca suave controlado por mi pelvis, pero el calentoncito de mi amor comenzó a acompañar con pujadas violentas de su cadera que volvieron a arrancarme gritos de dolor por mi molesta hemorroide. Como tener el control me hacia sentir mas tranquilo, le dije que se pusiera boca arriba en la cama que me lo iba a montar. Obediente mi amor se acostó en el centro de la cama con su pija dura y erguida, recta, perfecta. Se la volví a lubricar, acomodé mis rodillas a los costados de su cuerpo y tomando su belleza con la mano busqué el lugar y me fui sentando con dolor, cuando ya mis nalgas quedaron apoyadas sobre su pelvis, lo miré, estaba feliz, ansioso, me decia que no tuviera miedo, que todo iba a salir bien, que esta vez no me sangraría. Hasta ese momento yo estaba viviendo esa penetración como un sacrificio hecho por amor y no como sexo placentero. Comencé el mete y saca despacito, pero mi amor, cada vez mas excitado, comenzó con sus caderazos y yo comencé nuevamente a sufrir. Con bastante molestia le dije que parara y él, con dulzura, me dijo "ya mi amor" y se quedó quietito dejándome hacer a mi. Recomencé el mete y saca despacito inclinando mi cuerpo en distintas posiciones hasta que al fin encontré el lugar justo: llevando mi cuerpo hacia adelante, de manera que la pija de mi amor me entrara si no horizontal, con un ángulo pequeño, no sentía dolor. Una gran felicidad me invadió, ahora sí mi amor me iba a coger. Pude aumentar la fuerza del mete y saca y cabalgar la verga de mi amor como toda una puta y al fin, al fin!!!! mi culito comenzó a sentir cositas agradables, de a poco se fue instalando en mi agujerito una sensación riquísima, deliciosa, eléctrica, que se sentía cuando estaba quieto pero mucho más cuando la pija de mi amor entraba y salía, quería entender qué era, ya que era la primera vez en mi vida que sentía placer en el culo y al fin la pude definir: sentía en mi agujero la misma sensación que siento en mi pija cuando estoy cogiendo a mi chico, pero mas intensa, casi como si estuviera al borde del orgasmo pero sostenido, largo, sin eyacular, como lo que se siente unos segundos antes de venirte, pero todo el tiempo que la tienes adentro. Al fín entendía porque mi nene gozaba tanto cuando yo lo poseía, porqué los chicos pasivos con los que estuve antes no sentían el menor deseo de usar su pene, porqué son tantos los chicos pasivos o los pasivos disfrazados de versátiles.
Me detuve y bajé bien mi cadera para que todo el pene de mi amor estuviera dentro mío, acomodé mi pija dura bien sobre la pancita de mi amor y lo miré a los ojos. Había mucha felicidad en los dos, luego de varios intentos con larguísimas pausas entre ellos, luego de mas de un año, lo habíamos logrado, valoraba la espera paciente de mi amor que durante todo ese tiempo había aceptado renunciar a una parte de su sexualidad y había sido todo el tiempo mi mujercita complaciente aunque me entristecía un poco que él no valorara mi esfuerzo y mi intentar una y otra vez a pesar del dolor lacerante de mis hemorroides pero claro, a él le entraba tan fácil que no podía comprender que a mi me costara tanto trabajo. Le dije -amor, al fin soy tuyo, al fin cambiamos roles y soy tu mujercita, te amo y estoy sintiendo rica tu pija dentro mio, ya soy tu putita, nene mio!, te gusta?-, -siiiii, tienes un culito rico amor, verás como cada vez te gustará más-. Nos besamos con pasión. me volví a incorporar clavándome golosamente la pija hasta la raíz, cosa en la que me ayudaba mi amor subiendo su cadera, por primera vez en mi vida comencé a quejarme de placer siendo pasivo. Mi amor sonreía, -la tienes hasta los huevos amor-, me decía. Comencé a moverme y mi amor a gozar. Mi culito se deslizaba hacia atrás y sentía el delicioso calor de su pija entrando suave en mi, y cuando llegaba al final, mi amor ayudaba con un pujazo de su cadera, que dolía un poquito pero era parte del juego ya que medio en broma medio en serio, el siempre me dice que me quiere hacer gritar de dolor con su verga, pero luego de un -no seas bruto-, me respondia con un "ya mi amor" y pujaba mas suavemente. Cuando la pija salía era igual de delicioso, pero dejaba un vacío dentro mio que mi culito pedía con urgencia llenar y recomenzaba la entrada de la belleza caliente de mi amor en mi ortito puto. El mete y saca que le estaba haciendo a mi amor con el culito se ponia cada vez más rico, cada vez mas intenso. Mis quejidos de placer se sumaban a los de mi amor, inundaban el cuarto, borraban el mundo y sólo mi chico y yo existíamos, unidos en un solo cuerpo por mi agujerito y la pija de mi amado, recta, caliente, bella. Mi verga, apretada entre mi vientre y la pancita de mi amor estaba a punto de explotar. El placer era inmenso, nacía en mi esfinter, se extendía por mi pelvis y llegaba a mis bolas y mi pija. Mi nene no quitaba sus ojos de los míos, la comunicación era total, las palabras de amor brotaban de su boca, de mi boca, entre quejidos y hayes, acariciaba su pecho y me quejaba y gozaba y lo hacía gozar cabalgando su pija. Que rico sentir su pija entrando y saliendo de mi culo abierto, mojado, convertido por primera vez en conchita de hombre. Habíamos por fin conseguido invertir roles pero él seguía siendo el que se entregaba y yo el que comandaba, el gozar diferente no cambiaba lo que éramos como pareja y eso me hacía sentir satisfecho también y me demostraba que el sexo era muy importante para los dos, pero mas importante era esa unión, ese acoplamiento en nuestras personalidades que nos unía mas allá del sexo. Al fin comencé a sentir que llegaba al punto de no retorno, le dije "amor, me vengo sobre tu pancita", -siiii, amor, dame tu leche en el pecho-, me respondió.  No me masturbé, no me toqué, sólo dejé que la sensación de mi culito hiciera su trabajo hasta el final y que mi pija descargara su lechita sin ayuda de mi mano. No fue un orgasmo grande, creo que por miedo, por verguenza, por falta de costumbre, el asumir mi parte pasiva hasta ese extremo tenía sus claroscuros, pero fue un orgasmo. 
Fui bajando de la nube, con desencanto de mi amor que aún necesitaba mucha cabalgata para acabar. Toda mi pasión de pasivo se iba yendo de a poco luego de botar la leche y toda la verguenza de mi machismo idiota reaparecía, ya no podía decirme a mi mismo con orgullo que era un "macho activo", porque me había comido una pija hasta la raíz, había cabalgado la verga de mi enamorado y hasta había acabado sin siquiera tocarme la pija, más puto que eso ya no se podía ser. Me saqué la pija de mi amor del culo y me acosté a su lado, serio. "Te gustó amor?", me preguntó, sin mentirle le dije -Siiiiii, al fin pude ser tu putita, pero perdóname que no te hice acabar-, -no importa amor, ya sabes que me tardo mucho en venirme-, -a ti te gustó?-,le pregunté, -si amor, me encantó romperte al fin el culito, viste que pudiste, viste que no era tan difícil?-. Nos besamos, nos abrazamos, los dos comprendíamos que estábamos inaugurando una nueva etapa en nuestra relación.  Me levanté al baño a orinar, cuando caminaba sentía mi culo abierto como flor y cremoso por la mezcla del lubricante y del liquido preseminal de mi amado, ardía un poco pero me sentía feliz de tener el culo así de roto, aunque fuera contraditorio. En el baño lo primero que hice fue limpiarme con papel buscando sangre, pero nada, estaba perfecto, ni sangre ni caquita. En las noches sucesivas mi amor, dulce y considerado, se cuidó de no pedirme de nuevo nada para dejar desinflamar mi ortito descansando y fue mi mujer una y otra vez, cada noche, con intensidad, con felicidad, disfrutando cada descarga de mi semen en su culito y relajándose descargando su semen en mi boca que ya lo bebe con gusto. Pero los dos sabemos que ya se fue el tabú y que cada vez más en nuestra camita, venciendo yo mis miedos y venciendo él un poco sus ardores, tendremos una vida sexual más rica y gozando en todas las maneras que dos hombres que se aman pueden gozar.

2 comentarios - Uno se cree 100% activo, hasta que...

JuanDelFuego
👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻🤤🤤🤤🤤🤤🤤
ffll22
que lindo la pasaron que ganas que me desvirgen la colita me dio el relato