Para mis cinco queridos lectores:
La parte 1 de este relato fue censurada por comprensibles razones por el moderador.
La parte 2 (final) junto con las partes 3, 4, 5 y 6 fueron publicadas recientemente y les recomiendo leerlas para entender lo que sigue, que es el final de la historia
A los cinco minutos abrí la puerta y me apoyé en el marco. Gonzalo estaba ya desnudo, con la bata blanca puesta, desatada, su pija inmensa y bella colgaba deliciosa entre sus piernas. Sus ojos se abrieron inmensos y quedó mudo clavándome la mirada. Caminé hacia él despacio.-Ya llegué amor, soy tu Galatea, soy tuya Pigmalión, tu amor y tu deseo dieron vida a la piedra, te amo!
Nos abrazamos, apoyó su cabeza en mi hombro, yo comencé a lagrimear en el de él.
-Te amo, Gonzalo, te amo.
Levantó la cabeza, me miró serio, tomó mi cabeza con sus dos manos y me besó como si fuera la primera vez, me dejó los labios doliendo.
-Te amo Claudio- Me volvió a besar, de sus ojos, oscuros y bellos, bajaban dos lágrimas. Me apretó tanto contra su pecho que me hizo crujir los huesos. Se alejó un poco para volver a mirarme.
-Estás hermosa Galatea!, a ver, regalame una vueltita.- Me alejé un par de metros de él, alcé mis brazos un poco y giré despacio. El tronco de mi pija apretado por el elástico de la tanga quedó a la vista, mi culito apenas cubierto por el triangulito, quedó a la vista, el hilo de la tanga se perdía entre mis nalgas, me molestaba un poco, ya me acostumbraría. Cuando terminé la vueltita, ya la pija de Gonzalo estaba dura.
-Vení amor-, me dijo. Abrió las sábanas, me tomó de la mano y me llevó a la cama, me acostó con dulzura, se acostó a mi lado y cerró las ropas de cama sobre nosotros. De costado comenzamos a besarnos, nuestros cuerpos fundidos uno con el otro, nuestras bocas devorándose mutuamente, pero sin furor. Sus manos bajaron a mis nalgas, el sólo roce de sus dedos me hizo gemir. Me volcó dejándome boca arriba y se arrodilló por sobre mis piernas. Volvimos a besarnos, su boca bajó por mi cuello, mordió las tiritas del baby doll, sus manos fregaron mis pechitos, mis pezones, casi inexplorados, asomaron por arriba del baby doll y me los comenzó a morder despacito y a chuparlos, su mano izquierda apretaba mi pecho derecho, su boca besaba y mordía mi pezón izquierdo, sensaciones eléctricas comenzaron a salir de mis pechitos, Elías ni los había tocado, Gonzalo nunca había pasado de apoyar sus palmas mientras me cogía, con asombro las descubría y me encantaban, mis lolitas ínfimas de macho sentían y me hacían gozar. Gonzalo siguió bajando y sus labios recorriendo mi baby doll. Llegó a mi pubis pero, qué hacía?, me estaba lamiendo la pija!, su lengua pasaba de abajo a arriba desde la base de mis bolas, por toda la tanga, por el tronco asomado de mi pija hasta llegar a mi glande, que recorría una y otra vez. Cada tanto volvía a mi boca y yo sentía en sus labios el sabor a mi pija y a mi preseminal.
Me bajó un poquito la tanga hasta dejar mi verga dura completamente libre y me la empezó a chupar. Nunca, en todos los meses, en todas las tardes, en todas las mañanas y las noches en que me había cogido una vez tras otra, insaciablemente, había pasado de apenas franelearme la pija, y hoy que yo me entregaba a él ya no como un simple putito, sino sintiéndome esa mitológica y enamorada mujer que él había labrado desde el cascote que yo era, me chupaba la pija! Mi culito, ya mojadísimo de deseo como la conchita en que se había convertido, sintió dos dedos de Gonzalo entrando, su otra mano masajeaba mi pechito y apretaba mi pezoncito, su boca subía y bajaba rítmicamente por mi pija que luego de meses y meses sin más uso que hacer pipí estaba súper sensible, sus labios apretándome la uretra y jugando en los bordes de mi glande me parecían de fuego. Mi cuerpo era como un arpa tocada a tres manos, mi cuerpo vibraba de placer y de emoción, comencé a lagrimear, comencé a reir, comencé a temblar, sentí el ardor en mi culito subir a mis bolas, sentí mi leche subir, Gonzalo arqueó su lengua y toda mi leche fue a su boca mientras yo lloraba de felicidad.
Gonzalo se incorporó, se paró de rodillas frente a mi, me miró fijo a los ojos, llevó su mano derecha dos veces a su corazón y luego sin dejar de mirarme, tragó todo mi semen. Se acostó sobre mi y me dijo al oído -te amo Claudio, tu semen ya está en mi, vos ya estás en mi, ahora soy tan tuyo como vos sos mio. Me besó suavemente y mi lengua en su boca sintió el sabor de mi semen, yo tenía miedo que tuviera el mismo gusto asqueroso del semen de Elías, pero no, mi semen ya no era de villerito, era casi tan rico como el de mi Gon.
Sin dejar de lagrimear, le pedí que por favor me hiciera suyo, Gonza se incorporó, me miró, mi baby doll y mi tanga estaban mojados y llenos de los jugos del amor.
-Qué puerquita que sos Galatea!-, entre mis lágrimas asomó una sonrisa.
-Tengo algo más lindo para vos, esperame-, con mi baby doll y mi tanga mojados me fui caminando al baño meneando mis nalguis, Gonzalo puteando de admiración me alcanzó, me rodeó con los brazos y entre mordidas de cuello me dijo -qué culo, por favor!-, me corrió el hilo de la tanga y me la clavó, me sentí la hembra más deseada del mundo.
-Ay, amor!, me iba a desnudar y volver con unas gotitas de kenzo en las nalguitas. Así no te gustaría más?-
Gonzalo no me respondió, se había enloquecido con mi culito, cada pujada que me daba con su mástil me levantaba en el aire, me agarré a su cuello y flexioné las rodillas, su pija me sostenía. Mi Gon me llevó así a la cama.
-Te amo Gon, no sabés cuánto!, - Te amo Clau, no sabés cuánto!
Me la sacó, me arrancó la tanga pero me dejó el baby doll, me acomodó en el centro de la cama y me hizo flexionar las piernas, en la posición en que las mujeres cogen. Me la volvió a meter y comenzó a besarme y a decirme cosas lindas, cosas que nunca me había dicho, yo, de nuevo, lloraba de dicha. Mi pija era casi un maní, en ese momento yo era una mina, era Galatea, Pigmalión me estaba comiendo la conchita y seguro me iba a preñar, mi excitación era tan intensa que ya mis jugos mojaban la cama, lo abracé y lo apreté contra mi, fuerte, fuerte, Gonzalo se quedó quieto y esa tibieza tan especial apareció en mi pancita. Le pedí que me la sacara. Me miró extrañado.
-Es que quiero cambiar de posición para que tu primera leche de Pigmalión, quede para siempre en tu Galatea. Ya sé, ya tengo litros de leche tuya adentro mio, pero esta noche es especial y este polvo quiero que anide en mi, para que sepas que soy tuyo para siempre Gonzalo!
Apoyé mis piernas sobre el respaldo de la cama, mis hombros sobre el colchón. Gonzalo se sentó a mi lado.
-Sabés qué Clau?, los que terminan la secu se van de viaje de egresados a Bariloche. Mañana preparamos todo y pasado salimos.
Al otro día por primera vez fuimos de shopping con Gon, me compró camperas y todo lo necesario para el sur. Después pasamos por el local de lencería femenina donde había comprado mi tanguita. Compramos lencería de todas clases, fue muy extraño escuchar que Gon, con total desparpajo, mientras me elegía bombachas, frente a la vendedora, me dijera "amor, esta vedettina rosa te va a quedar súper, la llevamos?", yo me ponía colorado, pero por dentro me sentía el putito más feliz del mundo.
Aeroparque! Desde la villa siempre veía pasar los aviones y sentía que venían de otra galaxia, de un mundo que jamás iba a alcanzar! Y ahora estaba sentado en la business de Aerolíneas al lado del hombre que amaba y mirando por la ventanilla cómo Buenos Aires se achicaba, cómo la villa desaparecía y este pobre putito villero comenzaba a tocar las nubes. Me dieron ganas de llorar, otra vez, pero ya no me secaba con la manga de la campera sino con pañuelos descartables.
En el aeropuerto de Bariloche nos esperaba un auto con chofer. Gonzalo se las había arreglado para que nos permitieran acampar en un islote recóndito en un brazo del lago Nahuel Huapi. En Puerto Pañuelo nos esperaba un gomón cargado hasta las pelotas. Subimos los dos, Gon tomó el timón y nos alejamos lago adentro.
Fue la semana más maravillosa de mi vida, los dos solos, alejados del mundo, en un microscópica isla cubierta de pinos, viviendo en una pequeña carpa. Mientras el tiempo lo permitía vivíamos desnudos, me hizo el amor en la playa, me hizo el amor en el bosque y me hizo el amor bajo las estrellas sólo iluminados por la fogata que mi lindo Gon había encendido. Y hablamos, hablamos, hablamos, me contó sus planes para mi futuro, de aquí en más sería su asistente personal y lo iba a ayudar a administrar los hoteles. Mi capacitación comenzaba apenas volviéramos a Bariloche.
La última noche en la isla fue tremenda, no recuerdo cuántas veces ni cuánto tiempo me cogió con su generosos 20 cm, pero fue la única vez que tuve que recurrir a una crema para aliviar el ardor de mi colita. Claro, él se iba a Buenos Aires, pero yo me quedaba un mes en su hotel de Bariloche para aprender en sitio cómo se administra una propiedad. Cada noche conversábamos por video conferencia, Gon desdes la gran pantalla de su escritorio y yo desde la gran pantalla de la suite donde me alojaba. Bueno, conversar es un decir, Gon se desnudaba y me ofrecía su misil inmenso en primeros planos por la cam, yo acomodaba la cama frente a la cámara, me acostaba, levantaba las piernas y le mostraba mi esfinter dilatado y tembloroso po el deseo, pero no me alcanzaba con mostrarle sólo el culito, la primera noche corrí al baño a buscar mi desodorante y me lo fui metiendo hasta hacerlo casi desaparecer dentro de mi recto mientras en la pantalla veía a Gon masturbándose furiosamente. Para la segunda noche ya estaba mejor preparado, fui a un sex shop y me compré un consolador lo más parecido posible a la pija de mi Pigmalión, esa noche se lo mostré a Gon, lo chupé con los ojos cerrados imaginando que era su pija y tratando de ser la puta más sensual de la Patagonia me lo fui clavando frente a la cam. El lechazo de Gon fue a dar contra la lente de la cam. Yo no pude acabar, sin la pija de mi Gon en el culito no me sale una gota de semen.
Nos veíamos solamente los fines de semana, no salíamos de la cama. Tia Tere nos traía comida al escritorio y esperaba que saliéramos con nuestras infaltables batas turcas para servirnos. Una vez me vio salir rengueando (pero sonriendo) por lo destruido que me había dejado una hora entera de mete y saca de los 21 cm de Gon en mi culito. La vieja puso los brazos en jarra, lo encaró a Gonzalo y apuntándole con el dedo le dijo "mirá Gonzalo, yo te quiero mucho, pero si llegás a lastimar a mi nene, te las vas a tener que ver conmigo!, Ojo!, cuidalo!" Ya saben lo que pasó, me puse a llorar como una nena (lo que soy) y la comí a besos.
Después fui un mes a Salta y otro a Mendoza. Ahora tengo un escritorio pegado a su despacho, el señor Gonzalo me ha derivado muchas de las tareas que él hacía antes, con lo que ahora tiene mucho más tiempo libre, que yo disfruto, porque me rompe el culito aún más que antes.
Volví a la villa una sola vez, a buscar a mi vieja para sacarla de ahí. La encontré con otro tipo, pobre!, como dice la canción, por las noches la soledad desespera. Ahora es mucama en nuestro hotel de Córdoba y en sus horas libres cuida a su nieto, mi sobrino, el pibe que están criando juntos mi hermano Roly y el Luchi, el putito que fue su amor desde pendejo. El tío del Bocha está preso por violación y pedofilia, en Olmos corrió la suerte de todos los presos que violaron pendejos, ahora tiene HIV y el ano desgarrado. Su pibe más cogido, su sobrino, es traba en la Panamericana, dicen que está muy linda. Elías ya no está, el paco y sus amigas, las balas, completaron su obra, paz para su alma.
Con Manuel tenemos una relación especial, muy loca, es nuestro amante oficial. El tercer sábado de cada mes vamos a cenar a su casa. Nos recibe vestido con su mejor ropa de mina, provocadora, casi como prostituta. Es lindo verlo caminar con sus piernas enfundadas en pantys de lycra meneando las generosas nalgas que se insinúan debajo de su minifalda de colegiala, es hermoso verlo disfrutar de su putez afeminada con tanta naturalidad y gusto. Gon y yo nos miramos, nos tomamos de la mano y nos decimos que ojalá lleguemos a viejos conservando toda la frescura de putos que tenemos ahora y que ese viejo tiene. Luego de la cena, nos quedamos a dormir con él y lo enfiestamos de todas las maneras posibles, es la única ocasión en que hago de activo, me cuesta, pero nuestro querido tío Manu se lo merece. Gonzalo lo hace poner en cuatro en el borde de la cama y se la clava, Manu siempre grita de dolor, por más que su esfínter sexagenario opone poca resistencia, el grosero misil de mi Gon le duele a cualquiera. Yo me acuesto, lo rodeo con mis piernas y le dejo mi verga a la altura de su boca, Manu me la mama embelezado mientras mi Gon le sacude por el culo con furia. Luego cambiamos posición con Gon y yo me como ese culito viejo, gordo y necesitado de ternura, nos encanta hacerlo, nos encanta y nos excita escuchar gemir a Manu y ver su cara de placer y de felicidad cuando nos vaciamos bien adentro de él. Casi no dormimos, lo destrozamos, le damos pija y pija como para que le alcance hasta el siguiente mes. El domingo el viejo ni se levanta de la cama, nosotros nos vamos temprano, mi culito necesita pija y me urge llegar a nuestro dormitorio para que mi Gon me llene.
Desde la noche en que Galatea entró a la vida, ya no uso slips ni boxers, solamente bombachitas, tanguitas, bikinis, pantys, mi culito de villero acostumbrado a los slips duros y gastados que mi vieja secaba con la plancha ahora se acostumbró a la suavidad de la seda y la lycra. Y siento que no es lo único femenino que tengo, no se si por mi entrega total a Gon o por los litros de semen que ya entraron a mi cuerpito y por toda la testosterona que mi colita absorbe cada noche, me siento distinto. Mi culo lubrica más que vagina, ya no necesitamos lubricante, sólo con las caricias de Gon y un poco de su lengüita, ya me mojo y me dilato tanto que me entra sin dolor. La pija ya casi no se me para, gozo y acabo por el inmenso placer que me da el culito, soy un pija boba total. Mis eyaculaciones son pequeñas, ya no me salta a un metro como antes, apenas surge mi lechita y se escurre por el palito semidormido, soy una hembra, soy la hembre más feliz del mundo porque lo tengo a mi Gon. Como la primera noche con Gon, sigo sin las lolas, bueno un poquitín de tanta mamada que me da Gon, me han crecido, lo suficiente para que los corpiños tengan algo más que un pezón que tapar. Fuera de la cama, no, el Señor Claudio sigue siendo el apuesto joven morenamente varonil que las chicas miran. Claro, a veces a Gon se le escapa y me llama "Galy", como me dice en la cama, pero nadie se imagina de donde viene el nick, nadie lee a Ovidio, jeje.
Algunas veces he tenido que ir a la casa de los padres de Gon en San Isidro por cuestiones comerciales que tenía que discutir con su padre, claro,siempre como el "Asistente de Gerencia" de la cadena de hoteles. Mi relación con su padre es muy buena, aunque creo que el viejo sospecha que no soy solamente el asistente de Gonzalo, varias veces lo he pescado mirándome las nalguis y moviendo la cabeza con gesto de resignación y, ojo!, que me cuido mucho que no se me note la bombachita. La Señora, con el asco que le da la gente de mi color, ni siquiera se permite imaginar que yo pueda ser el amante de su hijo. De a poco he podido lograr recomponer un poco la relación entre Gon y sus padres, pero creo que mañana se pudre todo. Vamos a ir Gon y yo juntos a visitarlos. Les vamos a contar que la semana que viene nos casamos. Esperemos que la vieja no se desmaye.
La parte 1 de este relato fue censurada por comprensibles razones por el moderador.
La parte 2 (final) junto con las partes 3, 4, 5 y 6 fueron publicadas recientemente y les recomiendo leerlas para entender lo que sigue, que es el final de la historia
A los cinco minutos abrí la puerta y me apoyé en el marco. Gonzalo estaba ya desnudo, con la bata blanca puesta, desatada, su pija inmensa y bella colgaba deliciosa entre sus piernas. Sus ojos se abrieron inmensos y quedó mudo clavándome la mirada. Caminé hacia él despacio.-Ya llegué amor, soy tu Galatea, soy tuya Pigmalión, tu amor y tu deseo dieron vida a la piedra, te amo!
Nos abrazamos, apoyó su cabeza en mi hombro, yo comencé a lagrimear en el de él.
-Te amo, Gonzalo, te amo.
Levantó la cabeza, me miró serio, tomó mi cabeza con sus dos manos y me besó como si fuera la primera vez, me dejó los labios doliendo.
-Te amo Claudio- Me volvió a besar, de sus ojos, oscuros y bellos, bajaban dos lágrimas. Me apretó tanto contra su pecho que me hizo crujir los huesos. Se alejó un poco para volver a mirarme.
-Estás hermosa Galatea!, a ver, regalame una vueltita.- Me alejé un par de metros de él, alcé mis brazos un poco y giré despacio. El tronco de mi pija apretado por el elástico de la tanga quedó a la vista, mi culito apenas cubierto por el triangulito, quedó a la vista, el hilo de la tanga se perdía entre mis nalgas, me molestaba un poco, ya me acostumbraría. Cuando terminé la vueltita, ya la pija de Gonzalo estaba dura.
-Vení amor-, me dijo. Abrió las sábanas, me tomó de la mano y me llevó a la cama, me acostó con dulzura, se acostó a mi lado y cerró las ropas de cama sobre nosotros. De costado comenzamos a besarnos, nuestros cuerpos fundidos uno con el otro, nuestras bocas devorándose mutuamente, pero sin furor. Sus manos bajaron a mis nalgas, el sólo roce de sus dedos me hizo gemir. Me volcó dejándome boca arriba y se arrodilló por sobre mis piernas. Volvimos a besarnos, su boca bajó por mi cuello, mordió las tiritas del baby doll, sus manos fregaron mis pechitos, mis pezones, casi inexplorados, asomaron por arriba del baby doll y me los comenzó a morder despacito y a chuparlos, su mano izquierda apretaba mi pecho derecho, su boca besaba y mordía mi pezón izquierdo, sensaciones eléctricas comenzaron a salir de mis pechitos, Elías ni los había tocado, Gonzalo nunca había pasado de apoyar sus palmas mientras me cogía, con asombro las descubría y me encantaban, mis lolitas ínfimas de macho sentían y me hacían gozar. Gonzalo siguió bajando y sus labios recorriendo mi baby doll. Llegó a mi pubis pero, qué hacía?, me estaba lamiendo la pija!, su lengua pasaba de abajo a arriba desde la base de mis bolas, por toda la tanga, por el tronco asomado de mi pija hasta llegar a mi glande, que recorría una y otra vez. Cada tanto volvía a mi boca y yo sentía en sus labios el sabor a mi pija y a mi preseminal.
Me bajó un poquito la tanga hasta dejar mi verga dura completamente libre y me la empezó a chupar. Nunca, en todos los meses, en todas las tardes, en todas las mañanas y las noches en que me había cogido una vez tras otra, insaciablemente, había pasado de apenas franelearme la pija, y hoy que yo me entregaba a él ya no como un simple putito, sino sintiéndome esa mitológica y enamorada mujer que él había labrado desde el cascote que yo era, me chupaba la pija! Mi culito, ya mojadísimo de deseo como la conchita en que se había convertido, sintió dos dedos de Gonzalo entrando, su otra mano masajeaba mi pechito y apretaba mi pezoncito, su boca subía y bajaba rítmicamente por mi pija que luego de meses y meses sin más uso que hacer pipí estaba súper sensible, sus labios apretándome la uretra y jugando en los bordes de mi glande me parecían de fuego. Mi cuerpo era como un arpa tocada a tres manos, mi cuerpo vibraba de placer y de emoción, comencé a lagrimear, comencé a reir, comencé a temblar, sentí el ardor en mi culito subir a mis bolas, sentí mi leche subir, Gonzalo arqueó su lengua y toda mi leche fue a su boca mientras yo lloraba de felicidad.
Gonzalo se incorporó, se paró de rodillas frente a mi, me miró fijo a los ojos, llevó su mano derecha dos veces a su corazón y luego sin dejar de mirarme, tragó todo mi semen. Se acostó sobre mi y me dijo al oído -te amo Claudio, tu semen ya está en mi, vos ya estás en mi, ahora soy tan tuyo como vos sos mio. Me besó suavemente y mi lengua en su boca sintió el sabor de mi semen, yo tenía miedo que tuviera el mismo gusto asqueroso del semen de Elías, pero no, mi semen ya no era de villerito, era casi tan rico como el de mi Gon.
Sin dejar de lagrimear, le pedí que por favor me hiciera suyo, Gonza se incorporó, me miró, mi baby doll y mi tanga estaban mojados y llenos de los jugos del amor.
-Qué puerquita que sos Galatea!-, entre mis lágrimas asomó una sonrisa.
-Tengo algo más lindo para vos, esperame-, con mi baby doll y mi tanga mojados me fui caminando al baño meneando mis nalguis, Gonzalo puteando de admiración me alcanzó, me rodeó con los brazos y entre mordidas de cuello me dijo -qué culo, por favor!-, me corrió el hilo de la tanga y me la clavó, me sentí la hembra más deseada del mundo.
-Ay, amor!, me iba a desnudar y volver con unas gotitas de kenzo en las nalguitas. Así no te gustaría más?-
Gonzalo no me respondió, se había enloquecido con mi culito, cada pujada que me daba con su mástil me levantaba en el aire, me agarré a su cuello y flexioné las rodillas, su pija me sostenía. Mi Gon me llevó así a la cama.
-Te amo Gon, no sabés cuánto!, - Te amo Clau, no sabés cuánto!
Me la sacó, me arrancó la tanga pero me dejó el baby doll, me acomodó en el centro de la cama y me hizo flexionar las piernas, en la posición en que las mujeres cogen. Me la volvió a meter y comenzó a besarme y a decirme cosas lindas, cosas que nunca me había dicho, yo, de nuevo, lloraba de dicha. Mi pija era casi un maní, en ese momento yo era una mina, era Galatea, Pigmalión me estaba comiendo la conchita y seguro me iba a preñar, mi excitación era tan intensa que ya mis jugos mojaban la cama, lo abracé y lo apreté contra mi, fuerte, fuerte, Gonzalo se quedó quieto y esa tibieza tan especial apareció en mi pancita. Le pedí que me la sacara. Me miró extrañado.
-Es que quiero cambiar de posición para que tu primera leche de Pigmalión, quede para siempre en tu Galatea. Ya sé, ya tengo litros de leche tuya adentro mio, pero esta noche es especial y este polvo quiero que anide en mi, para que sepas que soy tuyo para siempre Gonzalo!
Apoyé mis piernas sobre el respaldo de la cama, mis hombros sobre el colchón. Gonzalo se sentó a mi lado.
-Sabés qué Clau?, los que terminan la secu se van de viaje de egresados a Bariloche. Mañana preparamos todo y pasado salimos.
Al otro día por primera vez fuimos de shopping con Gon, me compró camperas y todo lo necesario para el sur. Después pasamos por el local de lencería femenina donde había comprado mi tanguita. Compramos lencería de todas clases, fue muy extraño escuchar que Gon, con total desparpajo, mientras me elegía bombachas, frente a la vendedora, me dijera "amor, esta vedettina rosa te va a quedar súper, la llevamos?", yo me ponía colorado, pero por dentro me sentía el putito más feliz del mundo.
Aeroparque! Desde la villa siempre veía pasar los aviones y sentía que venían de otra galaxia, de un mundo que jamás iba a alcanzar! Y ahora estaba sentado en la business de Aerolíneas al lado del hombre que amaba y mirando por la ventanilla cómo Buenos Aires se achicaba, cómo la villa desaparecía y este pobre putito villero comenzaba a tocar las nubes. Me dieron ganas de llorar, otra vez, pero ya no me secaba con la manga de la campera sino con pañuelos descartables.
En el aeropuerto de Bariloche nos esperaba un auto con chofer. Gonzalo se las había arreglado para que nos permitieran acampar en un islote recóndito en un brazo del lago Nahuel Huapi. En Puerto Pañuelo nos esperaba un gomón cargado hasta las pelotas. Subimos los dos, Gon tomó el timón y nos alejamos lago adentro.
Fue la semana más maravillosa de mi vida, los dos solos, alejados del mundo, en un microscópica isla cubierta de pinos, viviendo en una pequeña carpa. Mientras el tiempo lo permitía vivíamos desnudos, me hizo el amor en la playa, me hizo el amor en el bosque y me hizo el amor bajo las estrellas sólo iluminados por la fogata que mi lindo Gon había encendido. Y hablamos, hablamos, hablamos, me contó sus planes para mi futuro, de aquí en más sería su asistente personal y lo iba a ayudar a administrar los hoteles. Mi capacitación comenzaba apenas volviéramos a Bariloche.
La última noche en la isla fue tremenda, no recuerdo cuántas veces ni cuánto tiempo me cogió con su generosos 20 cm, pero fue la única vez que tuve que recurrir a una crema para aliviar el ardor de mi colita. Claro, él se iba a Buenos Aires, pero yo me quedaba un mes en su hotel de Bariloche para aprender en sitio cómo se administra una propiedad. Cada noche conversábamos por video conferencia, Gon desdes la gran pantalla de su escritorio y yo desde la gran pantalla de la suite donde me alojaba. Bueno, conversar es un decir, Gon se desnudaba y me ofrecía su misil inmenso en primeros planos por la cam, yo acomodaba la cama frente a la cámara, me acostaba, levantaba las piernas y le mostraba mi esfinter dilatado y tembloroso po el deseo, pero no me alcanzaba con mostrarle sólo el culito, la primera noche corrí al baño a buscar mi desodorante y me lo fui metiendo hasta hacerlo casi desaparecer dentro de mi recto mientras en la pantalla veía a Gon masturbándose furiosamente. Para la segunda noche ya estaba mejor preparado, fui a un sex shop y me compré un consolador lo más parecido posible a la pija de mi Pigmalión, esa noche se lo mostré a Gon, lo chupé con los ojos cerrados imaginando que era su pija y tratando de ser la puta más sensual de la Patagonia me lo fui clavando frente a la cam. El lechazo de Gon fue a dar contra la lente de la cam. Yo no pude acabar, sin la pija de mi Gon en el culito no me sale una gota de semen.
Nos veíamos solamente los fines de semana, no salíamos de la cama. Tia Tere nos traía comida al escritorio y esperaba que saliéramos con nuestras infaltables batas turcas para servirnos. Una vez me vio salir rengueando (pero sonriendo) por lo destruido que me había dejado una hora entera de mete y saca de los 21 cm de Gon en mi culito. La vieja puso los brazos en jarra, lo encaró a Gonzalo y apuntándole con el dedo le dijo "mirá Gonzalo, yo te quiero mucho, pero si llegás a lastimar a mi nene, te las vas a tener que ver conmigo!, Ojo!, cuidalo!" Ya saben lo que pasó, me puse a llorar como una nena (lo que soy) y la comí a besos.
Después fui un mes a Salta y otro a Mendoza. Ahora tengo un escritorio pegado a su despacho, el señor Gonzalo me ha derivado muchas de las tareas que él hacía antes, con lo que ahora tiene mucho más tiempo libre, que yo disfruto, porque me rompe el culito aún más que antes.
Volví a la villa una sola vez, a buscar a mi vieja para sacarla de ahí. La encontré con otro tipo, pobre!, como dice la canción, por las noches la soledad desespera. Ahora es mucama en nuestro hotel de Córdoba y en sus horas libres cuida a su nieto, mi sobrino, el pibe que están criando juntos mi hermano Roly y el Luchi, el putito que fue su amor desde pendejo. El tío del Bocha está preso por violación y pedofilia, en Olmos corrió la suerte de todos los presos que violaron pendejos, ahora tiene HIV y el ano desgarrado. Su pibe más cogido, su sobrino, es traba en la Panamericana, dicen que está muy linda. Elías ya no está, el paco y sus amigas, las balas, completaron su obra, paz para su alma.
Con Manuel tenemos una relación especial, muy loca, es nuestro amante oficial. El tercer sábado de cada mes vamos a cenar a su casa. Nos recibe vestido con su mejor ropa de mina, provocadora, casi como prostituta. Es lindo verlo caminar con sus piernas enfundadas en pantys de lycra meneando las generosas nalgas que se insinúan debajo de su minifalda de colegiala, es hermoso verlo disfrutar de su putez afeminada con tanta naturalidad y gusto. Gon y yo nos miramos, nos tomamos de la mano y nos decimos que ojalá lleguemos a viejos conservando toda la frescura de putos que tenemos ahora y que ese viejo tiene. Luego de la cena, nos quedamos a dormir con él y lo enfiestamos de todas las maneras posibles, es la única ocasión en que hago de activo, me cuesta, pero nuestro querido tío Manu se lo merece. Gonzalo lo hace poner en cuatro en el borde de la cama y se la clava, Manu siempre grita de dolor, por más que su esfínter sexagenario opone poca resistencia, el grosero misil de mi Gon le duele a cualquiera. Yo me acuesto, lo rodeo con mis piernas y le dejo mi verga a la altura de su boca, Manu me la mama embelezado mientras mi Gon le sacude por el culo con furia. Luego cambiamos posición con Gon y yo me como ese culito viejo, gordo y necesitado de ternura, nos encanta hacerlo, nos encanta y nos excita escuchar gemir a Manu y ver su cara de placer y de felicidad cuando nos vaciamos bien adentro de él. Casi no dormimos, lo destrozamos, le damos pija y pija como para que le alcance hasta el siguiente mes. El domingo el viejo ni se levanta de la cama, nosotros nos vamos temprano, mi culito necesita pija y me urge llegar a nuestro dormitorio para que mi Gon me llene.
Desde la noche en que Galatea entró a la vida, ya no uso slips ni boxers, solamente bombachitas, tanguitas, bikinis, pantys, mi culito de villero acostumbrado a los slips duros y gastados que mi vieja secaba con la plancha ahora se acostumbró a la suavidad de la seda y la lycra. Y siento que no es lo único femenino que tengo, no se si por mi entrega total a Gon o por los litros de semen que ya entraron a mi cuerpito y por toda la testosterona que mi colita absorbe cada noche, me siento distinto. Mi culo lubrica más que vagina, ya no necesitamos lubricante, sólo con las caricias de Gon y un poco de su lengüita, ya me mojo y me dilato tanto que me entra sin dolor. La pija ya casi no se me para, gozo y acabo por el inmenso placer que me da el culito, soy un pija boba total. Mis eyaculaciones son pequeñas, ya no me salta a un metro como antes, apenas surge mi lechita y se escurre por el palito semidormido, soy una hembra, soy la hembre más feliz del mundo porque lo tengo a mi Gon. Como la primera noche con Gon, sigo sin las lolas, bueno un poquitín de tanta mamada que me da Gon, me han crecido, lo suficiente para que los corpiños tengan algo más que un pezón que tapar. Fuera de la cama, no, el Señor Claudio sigue siendo el apuesto joven morenamente varonil que las chicas miran. Claro, a veces a Gon se le escapa y me llama "Galy", como me dice en la cama, pero nadie se imagina de donde viene el nick, nadie lee a Ovidio, jeje.
Algunas veces he tenido que ir a la casa de los padres de Gon en San Isidro por cuestiones comerciales que tenía que discutir con su padre, claro,siempre como el "Asistente de Gerencia" de la cadena de hoteles. Mi relación con su padre es muy buena, aunque creo que el viejo sospecha que no soy solamente el asistente de Gonzalo, varias veces lo he pescado mirándome las nalguis y moviendo la cabeza con gesto de resignación y, ojo!, que me cuido mucho que no se me note la bombachita. La Señora, con el asco que le da la gente de mi color, ni siquiera se permite imaginar que yo pueda ser el amante de su hijo. De a poco he podido lograr recomponer un poco la relación entre Gon y sus padres, pero creo que mañana se pudre todo. Vamos a ir Gon y yo juntos a visitarlos. Les vamos a contar que la semana que viene nos casamos. Esperemos que la vieja no se desmaye.
10 comentarios - El villerito 7: Galatea (FINAL)
En los relatos que busco aquí me gusta algo mas morboso y no tan amoroso, igual como lees en los comentarios.......a los colegas les gusta mucho el amor.
Felicitaciones, saludos
Abrazo
😋