Hace un par de años me vine a vivir solo. No es que mis padres no me aceptaran, mi viejo puso cara de orto pero no dijo nada, mi vieja me abrazó, lloró media hora y ahí terminó todo. Pero mejor poner distancia con el barrio y las habladurías. A los 32 años un tipo fachero pero al que no se le conoce ni una mina siempre es motivo de chimento, y yo no quería hacer sufrir a mi vieja. Me compré una casa medio destruida, en capital, por Barracas, donde nadie conoce a nadie. Buenos vecinos, todo muy formal.
Al poco tiempo quise comenzar a arreglar la casa y busqué un albañil, un vecino me recomendó a Víctor Caballero, un paraguayo cincuentón, morochón, bien guaraní, un bulto por delante que da susto, pero no soy pasivo, así que se lo miraba por puro deporte. El tipo resultó de primera y desde entonces no hay mes que no lo llame para hacer algún arreglo, nos hemos hecho bastante amigos. A veces cuando conversamos se toca el bulto descaradamente, ya se dio cuenta que soy gay, y si lo dejara seguro me parte en cuatro, pero de nuevo, me calientan los culos solamente. La gringa, su mujer, es una misionera rubia nieta de ucranios que a veces le viene a traer alguna cosa, su hijo Adrián desde que terminó la secu es su ayudante. Adrían es un pibe bellísimo, no tiene ni una pizca de la guaranitud del padre, cara hermosa, oval, mirada franca y alegre, siempre sonriente, piel blanquísima, rubio oscuro, ojos claros, 1,80, delgado y musculoso. Adrián me excitó desde el día en que vino por primera vez a ayudar al padre. Usa siempre pantalones de trabajo caqui, de tiro corto, que no pueden disimular la belleza de orto que hay debajo. Yo no podía sacar mis ojos de su culito. El muy guacho llevaba siempre el cinturón bien ajustado, así que nunca pude verle más allá del nacimiento de la raya, pero mi culo adicción se deleitaba con la perfección de su curvatura trasera. Para colmo, su mirada tiene "eso", eso que a los tipos como yo nos hace sospechar que es de nuestro gremio. El Viejo se lo comería?
La vista, más que la vista la imaginación de lo que sería su ortito me tenían loco, y cuando los albañiles se iban yo corría a pajearme pensando que me montaba al gringuito. Tenía que hacer algo, pero con cuidado, no quería tener quilombos y ganarme fama de degenerado en el nuevo barrio, además Adrián recién cumplía 19 y muchos en el barrio aún lo llamaban "el nene de la gringa". Una tarde, a eso de las 6, había quedado Adrián solo trabajando y a la hora de irse, me metí en el lavadero donde se higienizaba antes de irse a la casa, Adrián, torso desnudo, inclinado sobre el piletón sacándose la arena bajo el chorro de agua, ni se dio cuenta, aunque mis ojos clavados en su culito de alguna manera le avisaron de mi presencia porque en un momento, a pesar de mi silencio, giró la cabeza y me vio detrás el él con cara de morbo y ojos teledirigidos a sus cachas. Se quedó parado delante mío, su pecho mojado, su abdomen marcado, su cabello rubio ensortijado, parecía un dios griego recién bajado del Olimpo, le alcancé la toalla, los dos balbuceamos algo y nos sentimos incómodos. Buscó su camisa limpia en el bolsito, se quedó mirando al piso callado, la camisa colgando, lo sentí respirar hondo, se puso la camisa, se aflojó el cinturón y se bajó el cierre. Su slip cortito dejaba ver su pancita perfecta y un delicioso bosque rubio que marcaba el camino hacia un bulto generoso. Se acomodó la camisa, nos saludamos, se fue. -Puta madre!, qué pelotudo que soy!-, no pude dejar de gritar, - le tendría que haber reventado la boca de un beso al pendejo!-, pero no había tenido la audacia. Me di una ducha de agua fría, me hice dos pajas y me fui a dormir sin siquiera pensar en cenar. Para colmo esa semana terminaron los arreglos encargados y dejé de ver al gringuito, por lo que me seguí flagelando a puteadas un mes seguido. Luego algún amigo de nalgas amables me fue sacando de a poco la fijación por el hijo del albañil.
Llegó enero y aproveché las vacaciones para encargarle a Víctor e hijo la renovación completa del baño. Me fui con el amigo de nalgas amables a Gesell y volví a los 20 días, bien bronceado y sin la más mínima gota de semen en los huevos, habíamos garchado en la playa, en los médanos en plena tarde escondidos entre tamariscos, en el baño de un boliche y a la cama del hotelito la habíamos gastado, así que cuando Victor y Adrián vinieron a cobrar, la vista del gringuito no me excitó, lo creí morbo superado.
Una semana después, mientras recorría perfiles en Gayhunt buscando pibes para coger, encontré el perfil de un pasivo llamado "Adri K", la foto del perfil lo mostraba desnudo, cadera quebrada, apoyado contra una pared, un culazo impresionante. Le mandé un mensaje pero no me respondió. Enseguida enganché otro putito, así que no insistí.
Como la página venía bien, decidí sacar el abono premium para ver las fotos de los perfiles en grande, sin limitaciones. De tanto en tanto volvía a ver el perfil de "Adri K", pero sin contactarlo, sólo para disfrutar la vista de sus nalguitas. Pasaron un par de meses. Entré de nuevo. Adri K había renovado sus fotos, siempre del cuello para abajo, se veían seis fotos de su espalda desnuda.... contra las cerámicas de mi baño! Mi pija dio un respingo. No había duda, esas fotos eran en mi baño y entonces "Adri K" no era otro que Adrián Caballero, el gringuito, el hijo del albañil que me había enloquecido. Si ahora no me lo levantaba, merecía que me cortaran la pija y me la embutieran en el orto!
La siguiente mañana lo llamé al celu y le pedí que viniera para ver unos detalles a mejorar en el baño. Vino esa misma tarde, lo hice pasar con mi sonrisa más sensual, pasó y yo desde atrás le comenté "cómo andás Adrian K, tanto tiempo?". Luego de un instante de silencio con vos temblorosa escuché "bien, y usted?". Cuando lo vi de frente, su carita blanca estaba roja como un tomate.
-Esperame que tengo que buscar una carpeta-
-Bueno, mientras voy viendo el baño-
Llegué al baño con una carpeta negra bajo el brazo, ya se lo notaba más tranquilo.
-Adri, te quería mostrar estos detalles que vi, hay algo que tenemos que hacer, pero antes quiero felicitarte por lo bien que está esto.-
Le entregué la carpeta, la abrió y quedó congelado, adentro, a todo color y en tamaño A4 estaban sus seis fotos, que yo había bajado del gayhunt. Me miró aterrado.
-Por qué me mirás así?, estás perfecto Adrián, tenés el culito más hermoso que he visto en mi vida, te cogería acá mismo y ahora mismo Adri-
-Pero yo, perdón, yo no soy, yo..., de dónde sacó estas fotos?- Me senté en el inodoro.
-Sentate Adri-, se sentó medio titubando en el bidet. Nuestras piernas se rozaban y podía sentir su nerviosismo, le apoyé mi mano sobre el muslo, bien cerca de la ingle.
-Las fotos son en este baño, no caben dudas, mirá estos detalles. Además ese no es mi culo, el de tu viejo tampoco, otros tipos no han entrado...-
-Pero..-, el pibe casi lloraba, aterrado que yo le armara quilombo.
-Adri, tranquilizate, si tengo esas fotos es porque yo también soy especial como vos, y tengo un perfil ahí, activo. Soy "Machobar", alguna vez te escribí. El gringuito se fue serenando.
-La verdad Lucas me hice el perfil de puro morbo, pero nunca le respondo a nadie, disculpe. Me da mucho miedo que mi novia se llegue a enterar.-
-Quedate tranquilo Adrián, va a quedar entre nosotros- Lo levanté, tomé su cara entre mis manos y lo besé despacito en los labios. Me abrazó de inmediato.
-Aquella vez en el lavadero Lucas, me moría de ganas de que me cogiera-
-No me lo recuerdes Adri, te tendría que haber violado-
-Hágalo ahora Lucas, no se prive!-
Le fui quitando la ropa despacio, con cada botón de la camisa que le abría podía sentir aumentar su temblor. La camisa cayó al piso, el pantalón cayó al piso, el slip casi se lo destruí, mis manos debían aferrar ese culo, suave, duro, deseado tanto tiempo. Adrián me volvió a abrazar, gimió, mi ropa voló por el aire, sus 18 cm se apoyaron en mi panza, mis 21 en la suya y lo empecé a besar furiosamente mientras mis manos le abrían las nalgas como para rajarle el esfinter. Escuché su primer "ay" y un líquido tibio se esparció por mi abdomen.
-Acabaste?-
-Si, Lucas, pero no me enfrío, soy demasiado puta, ya me va a conocer, señor-, me dijo mientras se arrodillaba para meterse mi pija en la boca. Lo tomé de la cabeza y lo empecé a coger. Me detuvo y me miró a los ojos, me indicó con la mano que parara. Lo dejé hacer. De a poco despacito fue tragando, cada vez un poco más, hasta que sus labios dieron contra mi pubis y se apretaron fuerte, mis 21 cm estaban todos en su garganta, me apretaba fuerte con sus labios la raíz de la pija, mi zona más sensible, y chupaba cortito, siempre con toda mi verga en su boca, no pude aguantar, grité y me vacié en su boca, se incorporó y con un beso caliente me compartió el poco semen que no había ido a dar directo a su garganta.
-Ahora estamos iguales señor!-
-Y yo soy igual de caliente Adri, vení. Lo llevé a mi cama lo acosté en el borde y le hice levantar las piernas. Su ojetito cerrado se presentó ante mi como una cereza dulce. Se lo besé, lo mordí, lo lamí, de a poco fui venciendo su resistencia y mi lengua lo comenzó a coger, comenzaron sus gemidos, mi verga se volvió a poner dura. Se la apoyé en la puertita.
-Despacito, Señor, hace mucho que no me cogen-
Le di el primer empujón, gritó, su culito estaba duro, se la saqué, busqué crema y le puse. Volví a meterle la punta. Volvió a gritar. Estaba cerradísimo.
-Por favor Lucas, despacio, me duele mucho-
No tuve muchos miramientos, se le fui metiendo despacito, sacándosela y poniéndosela, a pesar de sus gritos. Cuando llegué a la mitad, de un empujón se la mandé hasta el fondo. Sus ojos lagrimeaban, su esfínter latía. Me quedé quieto, se fue calmando, me regaló su primera sonrisa. Me incliné y lo besé.
-Ahora sí, Señor, cójame todo lo que quiera-
Empecé el mete y saca cortito, Adrián cerró los ojos, comenzó a gemir despacito, mi ritmo fue acelerando, su pija jugosa golpeaba contra mi panza, sus pendejos rubios me excitaban, sus pechos desarrollados por el trabajo me decían mordeme, lo hice, subí a su boca, bajé a su cuello acaricié sus costados. Adrián gemía en un tono agudo que parecía de mina, su segundo polvo enchastró mi pecho, lo levanté en el aire y ensartado en mi pija lo llevé en brazos al baño, lo apoyé contra la pared en la posición de las fotos, lo tomé de la cadera y lo cogí con una furia con la que jamás me había cogido a otro pibe, Adri movía el culo y gemía.
-No me la saque nunca Lucas, soy suyo, no me la saque nunca!
Los golpes de mi cadera contra sus nalgas resonaban en el baño, de su agujero manaban abundantes jugos rectales, manaba mi preseminal, todo coloreado de rosa por su leve sangrado. No pude más, acabé como nunca había acabado, y Adrián estrelló su tercer polvo contra la cerámica de la pared del baño. Nos desplomamos en el piso jadeando.
Luego de un minuto de silencio me levanté, lo tomé de la mano y nos fuimos a la cama. Nos besamos y casi en el acto nos quedamos dormidos.
Nos despertó su celular.
-Hola Pa, si todavía estoy en lo de Lucas. No pa, no es lo que vos creés. No, no me lo cogí-, me miró sonriendo. Estoy tomando unas medidas de unos trabajos que tengo que hacer- le decía mientras me acariciaba la pija de la base a la punta.- Bueno pa, después te llamo, pará que nos puede escuchar!-, le dijo en voz más baja mientras me miraba sensual. Colgó, me tiró un beso con los labios, se acostó boca abajo. -Te gusta?-, me dijo mirando de reojo su culito.
Apoyé mis piernas al costado de su cuerpo. Me incliné de a poco y se la clavé entera, esta vez sin esfuerzo ni dolor, me recosté sobre su espalda.
-Qué te parece, putita?- No dijo nada, sólo sonrió satisfecho y me regaló su primer gemido.
Al poco tiempo quise comenzar a arreglar la casa y busqué un albañil, un vecino me recomendó a Víctor Caballero, un paraguayo cincuentón, morochón, bien guaraní, un bulto por delante que da susto, pero no soy pasivo, así que se lo miraba por puro deporte. El tipo resultó de primera y desde entonces no hay mes que no lo llame para hacer algún arreglo, nos hemos hecho bastante amigos. A veces cuando conversamos se toca el bulto descaradamente, ya se dio cuenta que soy gay, y si lo dejara seguro me parte en cuatro, pero de nuevo, me calientan los culos solamente. La gringa, su mujer, es una misionera rubia nieta de ucranios que a veces le viene a traer alguna cosa, su hijo Adrián desde que terminó la secu es su ayudante. Adrían es un pibe bellísimo, no tiene ni una pizca de la guaranitud del padre, cara hermosa, oval, mirada franca y alegre, siempre sonriente, piel blanquísima, rubio oscuro, ojos claros, 1,80, delgado y musculoso. Adrián me excitó desde el día en que vino por primera vez a ayudar al padre. Usa siempre pantalones de trabajo caqui, de tiro corto, que no pueden disimular la belleza de orto que hay debajo. Yo no podía sacar mis ojos de su culito. El muy guacho llevaba siempre el cinturón bien ajustado, así que nunca pude verle más allá del nacimiento de la raya, pero mi culo adicción se deleitaba con la perfección de su curvatura trasera. Para colmo, su mirada tiene "eso", eso que a los tipos como yo nos hace sospechar que es de nuestro gremio. El Viejo se lo comería?
La vista, más que la vista la imaginación de lo que sería su ortito me tenían loco, y cuando los albañiles se iban yo corría a pajearme pensando que me montaba al gringuito. Tenía que hacer algo, pero con cuidado, no quería tener quilombos y ganarme fama de degenerado en el nuevo barrio, además Adrián recién cumplía 19 y muchos en el barrio aún lo llamaban "el nene de la gringa". Una tarde, a eso de las 6, había quedado Adrián solo trabajando y a la hora de irse, me metí en el lavadero donde se higienizaba antes de irse a la casa, Adrián, torso desnudo, inclinado sobre el piletón sacándose la arena bajo el chorro de agua, ni se dio cuenta, aunque mis ojos clavados en su culito de alguna manera le avisaron de mi presencia porque en un momento, a pesar de mi silencio, giró la cabeza y me vio detrás el él con cara de morbo y ojos teledirigidos a sus cachas. Se quedó parado delante mío, su pecho mojado, su abdomen marcado, su cabello rubio ensortijado, parecía un dios griego recién bajado del Olimpo, le alcancé la toalla, los dos balbuceamos algo y nos sentimos incómodos. Buscó su camisa limpia en el bolsito, se quedó mirando al piso callado, la camisa colgando, lo sentí respirar hondo, se puso la camisa, se aflojó el cinturón y se bajó el cierre. Su slip cortito dejaba ver su pancita perfecta y un delicioso bosque rubio que marcaba el camino hacia un bulto generoso. Se acomodó la camisa, nos saludamos, se fue. -Puta madre!, qué pelotudo que soy!-, no pude dejar de gritar, - le tendría que haber reventado la boca de un beso al pendejo!-, pero no había tenido la audacia. Me di una ducha de agua fría, me hice dos pajas y me fui a dormir sin siquiera pensar en cenar. Para colmo esa semana terminaron los arreglos encargados y dejé de ver al gringuito, por lo que me seguí flagelando a puteadas un mes seguido. Luego algún amigo de nalgas amables me fue sacando de a poco la fijación por el hijo del albañil.
Llegó enero y aproveché las vacaciones para encargarle a Víctor e hijo la renovación completa del baño. Me fui con el amigo de nalgas amables a Gesell y volví a los 20 días, bien bronceado y sin la más mínima gota de semen en los huevos, habíamos garchado en la playa, en los médanos en plena tarde escondidos entre tamariscos, en el baño de un boliche y a la cama del hotelito la habíamos gastado, así que cuando Victor y Adrián vinieron a cobrar, la vista del gringuito no me excitó, lo creí morbo superado.
Una semana después, mientras recorría perfiles en Gayhunt buscando pibes para coger, encontré el perfil de un pasivo llamado "Adri K", la foto del perfil lo mostraba desnudo, cadera quebrada, apoyado contra una pared, un culazo impresionante. Le mandé un mensaje pero no me respondió. Enseguida enganché otro putito, así que no insistí.
Como la página venía bien, decidí sacar el abono premium para ver las fotos de los perfiles en grande, sin limitaciones. De tanto en tanto volvía a ver el perfil de "Adri K", pero sin contactarlo, sólo para disfrutar la vista de sus nalguitas. Pasaron un par de meses. Entré de nuevo. Adri K había renovado sus fotos, siempre del cuello para abajo, se veían seis fotos de su espalda desnuda.... contra las cerámicas de mi baño! Mi pija dio un respingo. No había duda, esas fotos eran en mi baño y entonces "Adri K" no era otro que Adrián Caballero, el gringuito, el hijo del albañil que me había enloquecido. Si ahora no me lo levantaba, merecía que me cortaran la pija y me la embutieran en el orto!
La siguiente mañana lo llamé al celu y le pedí que viniera para ver unos detalles a mejorar en el baño. Vino esa misma tarde, lo hice pasar con mi sonrisa más sensual, pasó y yo desde atrás le comenté "cómo andás Adrian K, tanto tiempo?". Luego de un instante de silencio con vos temblorosa escuché "bien, y usted?". Cuando lo vi de frente, su carita blanca estaba roja como un tomate.
-Esperame que tengo que buscar una carpeta-
-Bueno, mientras voy viendo el baño-
Llegué al baño con una carpeta negra bajo el brazo, ya se lo notaba más tranquilo.
-Adri, te quería mostrar estos detalles que vi, hay algo que tenemos que hacer, pero antes quiero felicitarte por lo bien que está esto.-
Le entregué la carpeta, la abrió y quedó congelado, adentro, a todo color y en tamaño A4 estaban sus seis fotos, que yo había bajado del gayhunt. Me miró aterrado.
-Por qué me mirás así?, estás perfecto Adrián, tenés el culito más hermoso que he visto en mi vida, te cogería acá mismo y ahora mismo Adri-
-Pero yo, perdón, yo no soy, yo..., de dónde sacó estas fotos?- Me senté en el inodoro.
-Sentate Adri-, se sentó medio titubando en el bidet. Nuestras piernas se rozaban y podía sentir su nerviosismo, le apoyé mi mano sobre el muslo, bien cerca de la ingle.
-Las fotos son en este baño, no caben dudas, mirá estos detalles. Además ese no es mi culo, el de tu viejo tampoco, otros tipos no han entrado...-
-Pero..-, el pibe casi lloraba, aterrado que yo le armara quilombo.
-Adri, tranquilizate, si tengo esas fotos es porque yo también soy especial como vos, y tengo un perfil ahí, activo. Soy "Machobar", alguna vez te escribí. El gringuito se fue serenando.
-La verdad Lucas me hice el perfil de puro morbo, pero nunca le respondo a nadie, disculpe. Me da mucho miedo que mi novia se llegue a enterar.-
-Quedate tranquilo Adrián, va a quedar entre nosotros- Lo levanté, tomé su cara entre mis manos y lo besé despacito en los labios. Me abrazó de inmediato.
-Aquella vez en el lavadero Lucas, me moría de ganas de que me cogiera-
-No me lo recuerdes Adri, te tendría que haber violado-
-Hágalo ahora Lucas, no se prive!-
Le fui quitando la ropa despacio, con cada botón de la camisa que le abría podía sentir aumentar su temblor. La camisa cayó al piso, el pantalón cayó al piso, el slip casi se lo destruí, mis manos debían aferrar ese culo, suave, duro, deseado tanto tiempo. Adrián me volvió a abrazar, gimió, mi ropa voló por el aire, sus 18 cm se apoyaron en mi panza, mis 21 en la suya y lo empecé a besar furiosamente mientras mis manos le abrían las nalgas como para rajarle el esfinter. Escuché su primer "ay" y un líquido tibio se esparció por mi abdomen.
-Acabaste?-
-Si, Lucas, pero no me enfrío, soy demasiado puta, ya me va a conocer, señor-, me dijo mientras se arrodillaba para meterse mi pija en la boca. Lo tomé de la cabeza y lo empecé a coger. Me detuvo y me miró a los ojos, me indicó con la mano que parara. Lo dejé hacer. De a poco despacito fue tragando, cada vez un poco más, hasta que sus labios dieron contra mi pubis y se apretaron fuerte, mis 21 cm estaban todos en su garganta, me apretaba fuerte con sus labios la raíz de la pija, mi zona más sensible, y chupaba cortito, siempre con toda mi verga en su boca, no pude aguantar, grité y me vacié en su boca, se incorporó y con un beso caliente me compartió el poco semen que no había ido a dar directo a su garganta.
-Ahora estamos iguales señor!-
-Y yo soy igual de caliente Adri, vení. Lo llevé a mi cama lo acosté en el borde y le hice levantar las piernas. Su ojetito cerrado se presentó ante mi como una cereza dulce. Se lo besé, lo mordí, lo lamí, de a poco fui venciendo su resistencia y mi lengua lo comenzó a coger, comenzaron sus gemidos, mi verga se volvió a poner dura. Se la apoyé en la puertita.
-Despacito, Señor, hace mucho que no me cogen-
Le di el primer empujón, gritó, su culito estaba duro, se la saqué, busqué crema y le puse. Volví a meterle la punta. Volvió a gritar. Estaba cerradísimo.
-Por favor Lucas, despacio, me duele mucho-
No tuve muchos miramientos, se le fui metiendo despacito, sacándosela y poniéndosela, a pesar de sus gritos. Cuando llegué a la mitad, de un empujón se la mandé hasta el fondo. Sus ojos lagrimeaban, su esfínter latía. Me quedé quieto, se fue calmando, me regaló su primera sonrisa. Me incliné y lo besé.
-Ahora sí, Señor, cójame todo lo que quiera-
Empecé el mete y saca cortito, Adrián cerró los ojos, comenzó a gemir despacito, mi ritmo fue acelerando, su pija jugosa golpeaba contra mi panza, sus pendejos rubios me excitaban, sus pechos desarrollados por el trabajo me decían mordeme, lo hice, subí a su boca, bajé a su cuello acaricié sus costados. Adrián gemía en un tono agudo que parecía de mina, su segundo polvo enchastró mi pecho, lo levanté en el aire y ensartado en mi pija lo llevé en brazos al baño, lo apoyé contra la pared en la posición de las fotos, lo tomé de la cadera y lo cogí con una furia con la que jamás me había cogido a otro pibe, Adri movía el culo y gemía.
-No me la saque nunca Lucas, soy suyo, no me la saque nunca!
Los golpes de mi cadera contra sus nalgas resonaban en el baño, de su agujero manaban abundantes jugos rectales, manaba mi preseminal, todo coloreado de rosa por su leve sangrado. No pude más, acabé como nunca había acabado, y Adrián estrelló su tercer polvo contra la cerámica de la pared del baño. Nos desplomamos en el piso jadeando.
Luego de un minuto de silencio me levanté, lo tomé de la mano y nos fuimos a la cama. Nos besamos y casi en el acto nos quedamos dormidos.
Nos despertó su celular.
-Hola Pa, si todavía estoy en lo de Lucas. No pa, no es lo que vos creés. No, no me lo cogí-, me miró sonriendo. Estoy tomando unas medidas de unos trabajos que tengo que hacer- le decía mientras me acariciaba la pija de la base a la punta.- Bueno pa, después te llamo, pará que nos puede escuchar!-, le dijo en voz más baja mientras me miraba sensual. Colgó, me tiró un beso con los labios, se acostó boca abajo. -Te gusta?-, me dijo mirando de reojo su culito.
Apoyé mis piernas al costado de su cuerpo. Me incliné de a poco y se la clavé entera, esta vez sin esfuerzo ni dolor, me recosté sobre su espalda.
-Qué te parece, putita?- No dijo nada, sólo sonrió satisfecho y me regaló su primer gemido.
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