El favor del Narigón

Luego de 2 años en otra sucursal fuera del país regresé a Casa Central a desempeñarme como encargado de ventas. Regresaba a donde había comenzado mi carrera y a mis viejos compañeros, quienes prepararon  una comida de bienvenida.
Estuvieron el gerente, el encargado administrativo, algunos mecánicos, el jefe de mantenimiento y otros más.
 La cena transcurrió entre risas y anécdotas de mi estadía en Japón pero aproveché para preguntar si alguien sabía de un departamento para alquilar cerca del laburo, si no tendría que instalarme con mis padres y con 40 años casi resultaría bastante incómodo.
Nos estábamos yendo y me dieron ganas de ir al baño... " ... te acompaño ..." dijo Ricardo el jefe de mantenimiento. 
Entramos al baño y cerró la puerta para que no nos escucharan: " ... te puedo conseguir un departamento a 5 cuadras de acá, pero vamos a tener que pelear el precio ..." "... es de un gerente de banco conocido mío, un tipo de 60 años bastante ventajero ... es cuestión de caerle en gracia y sacárselo por menos plata..." 
" ... sí ni hablar, gracias Ricardo ..." dije y me dispuse a orinar.
Él se puso a mi lado y se acomodó para hacer lo mismo ... fue en ese momento que entendí por qué le decían "narigón".
Su verga era bastante larga, gruesa y terminaba en punta tomando la forma de una nariz .. habrá medido cerca de 20 cms., su cabeza era chica como la punta de una flecha, pero su grosor daba miedo, y eso que la tenía dormida.
Salimos del baño y quedamos en ir a verlo al tipo al otro día, cerca de las 7 de la tarde, a la salida del trabajo.

Llegó la hora y partimos caminando con Ricardo al encuentro de mi posible departamento.
Tocamos y una voz nos dijo que pasáramos, era el 4° piso.
Nos recibió un hombre canoso, delgado, envuelto en una salida de baño color turquesa. Saludó con un beso en la mejilla a Ricardo y se presentó diciéndome que su nombre era Oscar y que era el dueño del departamento... que había vuelto hacía 1 hora de su trabajo y que mientras nos esperaba aprovechó a ducharse.
 Recorrimos los ambientes del mismo: 2 habitaciones,  sala principal amueblada, comedor, bañera y una pequeña cocina. A mí me bastaba, era lo que andaba buscando.

Fuimos a la sala, nos sentamos y empezamos la negociación, Ricardo escuchaba atentamente.
Si bien tenía buen sueldo lo que pedía por el alquiler era impagable para mí, traté de conseguir una rebaja, pero así mismo no podía pagar lo pretendido.
en ese momento y pidiendo permiso, el narigón le solicitó tuviese consideración y me rebajara un poco más. Oscar rió y negando con la cabeza preguntó: " ... qué otra cosa podíamos ofrecer para compensar la rebaja ..." y Ricardo, levantándose del sillón, desabrochó su pantalón extrayendo su verga semi parada, sacudiéndola suavemente y acercándosela a la cara de Oscar.
Yo miraba sin entender, era una situación inesperada para mí.
Oscar tomó con una de sus manos el miembro y se lo llevó a la boca, comenzando a succionar y poner dura la pija del narigón.
A esta altura mi verga había dado señales de dureza y mientras Oscar trataba de metérsela hasta la garganta sin poder lograrlo, el narigón me hizo señas para que me acercara.
El viejo era un chico con dos juguetes !! lamía las dos pijas que tenía a disposición intercalándolas, sorbía la de mi compañero y después chupaba la mía.
El narigón le preguntó si estábamos ganándonos el descuento a lo que Oscar, sacándose una de las vergas de su boca, dijo que podríamos hacer algo más para que quedásemos satisfechas las dos partes.

Ricardo sacó del todo la bata de Oscar y acomodándolo en el sillón comenzó a lamerle el culo mientras nuestro anfitrión no dejaba de succionar mi pija.
" ... que primero pase él ..." dijo Oscar señalándome a mí ... " que me abra el el culito, ni loco dejo que me la pongas vos de una ! ..." balbuceó acariciando la pija de Ricardo.

Me acomodé y agarrándolo de la cintura se la metí sin ningún problema ya que estaba totalmente lubricado su agujerito.
Comencé a bombear mientras él chupaba la otra pija. Estuvimos así un rato y cuando dije que iba a acabar me pidió la leche en la boca, cosa que obedecí sin hacerme rogar.
Luego de eso, Ricardo levantó a Oscar de los hombros, llevándolo hasta la mesada de la cocina y acomodándolo boca abajo hizo que apoyara los codos en la misma y le  abrió un poco más sus piernas.
Llenó de saliva su cabeza y se dispuso a penetrarlo.
Oscar empezó a sufrir y gritar ... tomé un repasador y se le puse en la boca para que los vecinos no sintieran los alaridos ... la pija del narigón había entrado en una cuarta parte, ahora venía la más gruesa.
Hacía fuerza y empujaba pero no conseguía el espacio necesario por lo que viéndome con la pija parada, la sacó y me pidió que lo ensartara nuevamente para abrirle camino.
Entró de una, hasta los huevos, mientras el viejo se dedicaba a llenársela de saliva ... salí rápido y ahí calzó la cabeza Ricardo sin esperar a que respirara... y de un solo movimiento  se la enterró hasta el fondo.

Oscar gemía, gritaba, lloraba ... el narigón lo giró dejándolo de cara a la pared y así, literalmente empalado, comenzó a meterla y sacarla sin ninguna contemplación.
Duró unos 10 minutos la acción ... Ricardo le llenó el culo de leche mientras lo besaba ... 
yo, a punto de acabar nuevamente, le pedí que me la chupara.

Rendidos los tres, desparramados en los sillones de la sala, comenzamos a reírnos ... de la pija de Ricardo todavía caían gotas, por lo que Oscar se encargó de limpiársela.

Después de unas cervezas cerramos el trato: yo me haría cargo de los impuestos, de las expensas y de un mínimo aporte que giraría a la cuenta de la hija de Oscar ... a cambio tendría que "atenderlo" al dueño del departamento todos los martes y jueves como retribución al descuento otorgado.
Ricardo - el narigón- como favor por haberme conseguido el departamento, podría hacer uso de este   cuando yo estuviese fuera de la ciudad.

Hace tres años que estoy en ese departamento, a veces tengo que hacer pagos extras, pero no me quejo.