Había terminado de armar la pileta (de lona), limpiarla y llenarla, cuando recibí un mensaje de Pablo:
- ¡Hola Feliz Año nuevo!
- - ¡Hola Wacho Lindo, Feliz año Pablo! ¿En qué andás?
- - ¡Re caliente! 🙂
- - Apa…no se diga más ¿estás cerca?
- - En el centro, pero tan caliente que en 20’ llego.
- - Jajaja, ponele 15’ así tengo más tiempo de petearte!
- - Jajjaa, en 10’ estoy.
Puse un par de cervezas en el freezer, ordené un poco todo, preparé toallas para la ducha y me puse a escuchar algo de música. A la media hora Pablo me avisaba que estaba en la puerta.
Realmente estaba caliente, en vez de dejarse besar fue él quien me arrinconó contra la puerta para comerme la boca. Lo fui desnudando y lo conduje hacia el baño. Me desnudé también y nos metimos bajo la ducha.
En la ducha nos dedicamos a un chape bastante furioso. Pablo se puso de espaldas a mí con las manos apoyadas en la pared, ofreciéndome su culito, me arrodillé y con ganas incrusté la cara entre los cachetes. Pablo arqueaba la espalda, me tomó de la nuca y casi no me dejaba respirar. Con mis manos lo pajeaba, le agarré la pija, se la tiré para abajo y sin dudarlo me lo puse a petear. Me paré, nos pusimos de frente, todavía bajo la ducha y seguimos franeleando a full. Se le notaba la calentura, me agarró del culo y me lo abría, cosa que hasta ese momento nunca había hecho. Lo senté en el borde de la pared baja de la ducha y lo empecé a mamar mientras le colaba primero uno y luego dos dedos en el culo. No tardó mucho en acaba rllenándome la boca de leche tibia.
Luego de la ducha, más tranquilos y todavía en bolas, lo invité a meternos a la pile. Mientras Pablo se relajaba en la pile, fui por las cervezas y las compartimos, en bolas, metidos juntos en el agua.
Ahora era el turno de Pablo, yo estaba sin descargar, así que me hizo sentar dentro de la pile y se subió, quedamos frente a frente y a los besos muy a full. En un momento sentí cómo Pablo se acomodaba para recibir mi pija, sentándose y dando pequeños círculos para que entre. Nunca había garchado en una pileta, la idea no me desagradaba, pero sí el hecho de hacerlo sin forro, pero no me dio tiempo a pensar que ya me estaba cabalgando despacio, sin prisa pero sin pausa. Cuando estuve por acabar le avisé, se salió, me senté en el borde de la pile y la quiso toda en la boca.
Nos quedamos abrazados en el agua, charlando, mimándonos, cosa que a mí me encanta. Pablo es de mucho hablar, me cuenta un montón de cosas de lo que le pasa o pasó en los días en que no nos vemos.
Disfruto mucho ese momento de charla relajada, tocándonos mutuamente. Pablo habla con los ojos cerrados. Suelo interrumpirlo con un beso mientras le masajeo las bolas.
Después de la pile, nos vestimos y tomamos un café, Pablo tenía que seguir laburando. Imaginé que se iba a ir, se paró como para irse, pero en cambio vino directo a besarme. Me tomó un poco por sorpresa que empezara a desvestirme y desvestirse. Me agarró de la mano y me hizo condujo a la habitación. Me dejé llevar, por supuesto, con lo que no contaba fue que me diera vuelta y me apoyara la pija en el culo. Hasta ahora Pablo había sido prácticamente pasivo y esta vuelta de fichas, lejos de disgustarme, me calentó mucho. Me tiró sobre la cama, me abrió las gambas y me pegó una chupada de orto de aquellas. Le ví la intención. A decir verdad, poquísimas veces entregué el culo y esas poquísimas veces no me la metieron toda, sino únicamente la punta y la verdad que acabé sin tocarme. Le dije que tuviera paciencia. Se calzó un forro e intentó penetrarme despacio, pero, aunque fue cuidadoso, no pudo, me estaba rompiendo el orto y no lo disfrutaba.
Cambiamos a un 69 de costado, colándonos dedos a full. Acabamos casi al mismo tiempo para luego abrazarnos hasta relajarnos, sin hablar.
Pablo empezó a vestirse y entendí que se estaba por ir.
No sé cómo va a seguir esto y si va a seguir. En estos tres relatos he contado lo mejor que pude cómo empezó y como siguió.
Gracias por la paciencia y por haberlos leído!
- ¡Hola Feliz Año nuevo!
- - ¡Hola Wacho Lindo, Feliz año Pablo! ¿En qué andás?
- - ¡Re caliente! 🙂
- - Apa…no se diga más ¿estás cerca?
- - En el centro, pero tan caliente que en 20’ llego.
- - Jajaja, ponele 15’ así tengo más tiempo de petearte!
- - Jajjaa, en 10’ estoy.
Puse un par de cervezas en el freezer, ordené un poco todo, preparé toallas para la ducha y me puse a escuchar algo de música. A la media hora Pablo me avisaba que estaba en la puerta.
Realmente estaba caliente, en vez de dejarse besar fue él quien me arrinconó contra la puerta para comerme la boca. Lo fui desnudando y lo conduje hacia el baño. Me desnudé también y nos metimos bajo la ducha.
En la ducha nos dedicamos a un chape bastante furioso. Pablo se puso de espaldas a mí con las manos apoyadas en la pared, ofreciéndome su culito, me arrodillé y con ganas incrusté la cara entre los cachetes. Pablo arqueaba la espalda, me tomó de la nuca y casi no me dejaba respirar. Con mis manos lo pajeaba, le agarré la pija, se la tiré para abajo y sin dudarlo me lo puse a petear. Me paré, nos pusimos de frente, todavía bajo la ducha y seguimos franeleando a full. Se le notaba la calentura, me agarró del culo y me lo abría, cosa que hasta ese momento nunca había hecho. Lo senté en el borde de la pared baja de la ducha y lo empecé a mamar mientras le colaba primero uno y luego dos dedos en el culo. No tardó mucho en acaba rllenándome la boca de leche tibia.
Luego de la ducha, más tranquilos y todavía en bolas, lo invité a meternos a la pile. Mientras Pablo se relajaba en la pile, fui por las cervezas y las compartimos, en bolas, metidos juntos en el agua.
Ahora era el turno de Pablo, yo estaba sin descargar, así que me hizo sentar dentro de la pile y se subió, quedamos frente a frente y a los besos muy a full. En un momento sentí cómo Pablo se acomodaba para recibir mi pija, sentándose y dando pequeños círculos para que entre. Nunca había garchado en una pileta, la idea no me desagradaba, pero sí el hecho de hacerlo sin forro, pero no me dio tiempo a pensar que ya me estaba cabalgando despacio, sin prisa pero sin pausa. Cuando estuve por acabar le avisé, se salió, me senté en el borde de la pile y la quiso toda en la boca.
Nos quedamos abrazados en el agua, charlando, mimándonos, cosa que a mí me encanta. Pablo es de mucho hablar, me cuenta un montón de cosas de lo que le pasa o pasó en los días en que no nos vemos.
Disfruto mucho ese momento de charla relajada, tocándonos mutuamente. Pablo habla con los ojos cerrados. Suelo interrumpirlo con un beso mientras le masajeo las bolas.
Después de la pile, nos vestimos y tomamos un café, Pablo tenía que seguir laburando. Imaginé que se iba a ir, se paró como para irse, pero en cambio vino directo a besarme. Me tomó un poco por sorpresa que empezara a desvestirme y desvestirse. Me agarró de la mano y me hizo condujo a la habitación. Me dejé llevar, por supuesto, con lo que no contaba fue que me diera vuelta y me apoyara la pija en el culo. Hasta ahora Pablo había sido prácticamente pasivo y esta vuelta de fichas, lejos de disgustarme, me calentó mucho. Me tiró sobre la cama, me abrió las gambas y me pegó una chupada de orto de aquellas. Le ví la intención. A decir verdad, poquísimas veces entregué el culo y esas poquísimas veces no me la metieron toda, sino únicamente la punta y la verdad que acabé sin tocarme. Le dije que tuviera paciencia. Se calzó un forro e intentó penetrarme despacio, pero, aunque fue cuidadoso, no pudo, me estaba rompiendo el orto y no lo disfrutaba.
Cambiamos a un 69 de costado, colándonos dedos a full. Acabamos casi al mismo tiempo para luego abrazarnos hasta relajarnos, sin hablar.
Pablo empezó a vestirse y entendí que se estaba por ir.
No sé cómo va a seguir esto y si va a seguir. En estos tres relatos he contado lo mejor que pude cómo empezó y como siguió.
Gracias por la paciencia y por haberlos leído!
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