Después de nuestro primer encuentro, Pablo dejó de comunicarse conmigo. A pesar de mis mensajes, no me respondía. Dejé pasar unos días y al no recibir respuesta y para no ser insistente ni cargoso, lo borré de wssp y me olvidé.
Imaginé que en realidad él buscaba sólo eso, un garche único o que tal vez no lo había pasado tan bien como me había dicho.
Así pasaron tres semanas sin noticias de Pablo, hasta que un día me pongo a charlar con un usuario del chat con un Nick (apodo) hasta ese momento desconocido para mí. Empecé a notar que era Pablo, por su forma de escribir y por las cosas que me contaba. A propósito, lo fui llevando a que me cuente acerca de si se había relacionado con alguien del chat y me dijo que sí, que hacía unas semanas había tenido un encuentro con alguien pero que había perdido el contacto.
En ese momento le dije que era yo. Se puso muy contento de haber recuperado la charla porque le habían robado el celular y al recuperar el chip se le perdió el contacto de wssp y no pudo entrar más a la sala de chat.
Le comenté lo que me había imaginado, que en realidad creía que no lo había pasado tan bien conmigo y por eso dejó de hablarme.
- “Nada que ver” me contestó, me encantó el tiempo que tuvimos.
- - ¿Y ahora qué estás haciendo? Le pregunté.
- - Nada, en la calle, pero me puedo acercar.
- - Dale, venite, pongo un champagne en el freezer. No vengas tan tarde, así podemos aprovechar mejor el tiempo.
- - A las 21 estoy por ahí, te aviso cuando llegue.
Como la primera vez, ni bien estacionó me avisó y salí a la calle a buscarlo. Ese día había estado bastante caluroso y la noche, aunque un poco mejor, todavía estaba templada. Así que le ofrecí que se pasara a duchar, cosa que con gusto aceptó. Por supuesto mi invitación a que se duche no fue sólo por cortesía, sino que tenía ganas de ducharme con él y poder chuparle bien el culito bajo el agua, cosa que en nuestro primer encuentro no había podido hacerle.
Bajo la ducha lo enjaboné todo y cuando estuvo limpio, nos dedicamos a franelear un buen r ato. Con muchas ganas le comí el culo, huevos y pija y él hizo lo mismo.
Después de secarnos fuimos a la cama a seguirla, Pablo estaba bastante más caliente que la vez anterior, nuestros besos fueron mucho más intensos, pero sin apuros, se dedicó a chuparme la pija un buen rato, disfrutándolo. A decir verdad y por supuesto, me gusta que me peteen, pero prefiero mil veces más que sea mutuo, así que le dije de hacer un 69. Quedé abajo.
Pablo me ofreció su hermosa verga mientras se dedicaba a la mía. No desaproveché la oportunidad de disfrutarla toda, recorriéndola con la lengua, haciendo el caminito: pija, huevos, culo. Cada vez que llegaba al hoyo, Pablo se sentaba más en mi cara. Amo chupar culitos y el suyo es una maravilla.
Ambos estábamos súper calientes y prontos a explotar. Para ir preparando el terreno, fui dilatándolo adecuadamente, primero con un dedo y luego con dos, siempre lubricándolo con una buena dosis de lengua. Pablo acabó primero, no me avisó así que una buena parte de su leche fue a parar sobre mi pecho. No fue así con la mía, le dije que estaba por acabar y no dejó de chupar hasta tomársela toda.
No nos habíamos dado cuenta, pero estábamos sudorosos y yo enlechado en el pecho. Le propuse, obviamente, ducharnos otra vez. Después de la ducha, nos tomamos el champagne y charlamos, ambos en bolas. Hay pocas cosas más hermosas que relajarse después de acabar, charlar y mimarse mutuamente mientras se recupera el aliento.
Terminado el champagne Pablo se puso encima de mí. Comenzamos con besos (me apasionan los besos) y se acomodó mi pija en su culito, rozándolo. Por momentos la agarraba y se la fregaba bien en la puerta del hoyo, lo que me provocaba una calentura extrema. Le alcancé un forro, me lo colocó diestramente para luego sentarse lentamente sobre mi pija. El culito de Pablo es bastante estrecho así que vas sintiendo cómo milímetro a milímetro se la va devorando.
Su hermosa pija latía, dura y erecta, la tomé entre mis manos pajeándolo suavemente mientras él con los ojos cerrados subía y bajaba primero lentamente y luego incrementando la velocidad. Cada tanto se inclinaba para besarnos. No sé cuánto tiempo estuvimos así, los relojes se detienen mientras los corazones se aceleran.
Como la vez anterior, quiso sentir el latigazo de la eyaculación dentro del culo. Cuando acabé, todavía se quedó unos segundos quieto, para luego salirse y ofrecerme su pija hinchada y roja. Me acabó en la boca, lo tomé de la nuca y le compartí su lechita con un beso casi interminable.
No nos apartamos, dejamos que nuestros cuerpos reposen un rato, abrazados y sudorosos.
Una vez más y por tercera vez, nos duchamos juntos. Pablo se vistió, charlamos, tomamos algo fresco y empezamos a despedirnos hasta la próxima vez.
El jueves pasado (3 de enero) me llamó y me dijo...............
Si quieren, les cuento.
Imaginé que en realidad él buscaba sólo eso, un garche único o que tal vez no lo había pasado tan bien como me había dicho.
Así pasaron tres semanas sin noticias de Pablo, hasta que un día me pongo a charlar con un usuario del chat con un Nick (apodo) hasta ese momento desconocido para mí. Empecé a notar que era Pablo, por su forma de escribir y por las cosas que me contaba. A propósito, lo fui llevando a que me cuente acerca de si se había relacionado con alguien del chat y me dijo que sí, que hacía unas semanas había tenido un encuentro con alguien pero que había perdido el contacto.
En ese momento le dije que era yo. Se puso muy contento de haber recuperado la charla porque le habían robado el celular y al recuperar el chip se le perdió el contacto de wssp y no pudo entrar más a la sala de chat.
Le comenté lo que me había imaginado, que en realidad creía que no lo había pasado tan bien conmigo y por eso dejó de hablarme.
- “Nada que ver” me contestó, me encantó el tiempo que tuvimos.
- - ¿Y ahora qué estás haciendo? Le pregunté.
- - Nada, en la calle, pero me puedo acercar.
- - Dale, venite, pongo un champagne en el freezer. No vengas tan tarde, así podemos aprovechar mejor el tiempo.
- - A las 21 estoy por ahí, te aviso cuando llegue.
Como la primera vez, ni bien estacionó me avisó y salí a la calle a buscarlo. Ese día había estado bastante caluroso y la noche, aunque un poco mejor, todavía estaba templada. Así que le ofrecí que se pasara a duchar, cosa que con gusto aceptó. Por supuesto mi invitación a que se duche no fue sólo por cortesía, sino que tenía ganas de ducharme con él y poder chuparle bien el culito bajo el agua, cosa que en nuestro primer encuentro no había podido hacerle.
Bajo la ducha lo enjaboné todo y cuando estuvo limpio, nos dedicamos a franelear un buen r ato. Con muchas ganas le comí el culo, huevos y pija y él hizo lo mismo.
Después de secarnos fuimos a la cama a seguirla, Pablo estaba bastante más caliente que la vez anterior, nuestros besos fueron mucho más intensos, pero sin apuros, se dedicó a chuparme la pija un buen rato, disfrutándolo. A decir verdad y por supuesto, me gusta que me peteen, pero prefiero mil veces más que sea mutuo, así que le dije de hacer un 69. Quedé abajo.
Pablo me ofreció su hermosa verga mientras se dedicaba a la mía. No desaproveché la oportunidad de disfrutarla toda, recorriéndola con la lengua, haciendo el caminito: pija, huevos, culo. Cada vez que llegaba al hoyo, Pablo se sentaba más en mi cara. Amo chupar culitos y el suyo es una maravilla.
Ambos estábamos súper calientes y prontos a explotar. Para ir preparando el terreno, fui dilatándolo adecuadamente, primero con un dedo y luego con dos, siempre lubricándolo con una buena dosis de lengua. Pablo acabó primero, no me avisó así que una buena parte de su leche fue a parar sobre mi pecho. No fue así con la mía, le dije que estaba por acabar y no dejó de chupar hasta tomársela toda.
No nos habíamos dado cuenta, pero estábamos sudorosos y yo enlechado en el pecho. Le propuse, obviamente, ducharnos otra vez. Después de la ducha, nos tomamos el champagne y charlamos, ambos en bolas. Hay pocas cosas más hermosas que relajarse después de acabar, charlar y mimarse mutuamente mientras se recupera el aliento.
Terminado el champagne Pablo se puso encima de mí. Comenzamos con besos (me apasionan los besos) y se acomodó mi pija en su culito, rozándolo. Por momentos la agarraba y se la fregaba bien en la puerta del hoyo, lo que me provocaba una calentura extrema. Le alcancé un forro, me lo colocó diestramente para luego sentarse lentamente sobre mi pija. El culito de Pablo es bastante estrecho así que vas sintiendo cómo milímetro a milímetro se la va devorando.
Su hermosa pija latía, dura y erecta, la tomé entre mis manos pajeándolo suavemente mientras él con los ojos cerrados subía y bajaba primero lentamente y luego incrementando la velocidad. Cada tanto se inclinaba para besarnos. No sé cuánto tiempo estuvimos así, los relojes se detienen mientras los corazones se aceleran.
Como la vez anterior, quiso sentir el latigazo de la eyaculación dentro del culo. Cuando acabé, todavía se quedó unos segundos quieto, para luego salirse y ofrecerme su pija hinchada y roja. Me acabó en la boca, lo tomé de la nuca y le compartí su lechita con un beso casi interminable.
No nos apartamos, dejamos que nuestros cuerpos reposen un rato, abrazados y sudorosos.
Una vez más y por tercera vez, nos duchamos juntos. Pablo se vistió, charlamos, tomamos algo fresco y empezamos a despedirnos hasta la próxima vez.
El jueves pasado (3 de enero) me llamó y me dijo...............
Si quieren, les cuento.
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😘😘😘