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Me volví a encontrar con el paisano que me hizo debutar

Hola amigos: 


Este es el relato de cómo me reencontré con el hombre de campo que me hizo debutar, el que me quitó la virginidad haciéndome su mujercita por primera vez. Todo lo que cuento en esta historia es real y lo cuento tal cual pasó.

Me volví a encontrar con el paisano que me hizo debutar


Como conté en el relato de mi debut sexual, vivo en una ciudad chica rodeada de campo. Suelo ir a algunos boliches camperos que hay en las afueras de la ciudad. Pero después de mi primera vez con ese hombre campero, no volví al boliche donde lo conocí. Tenía miedo de lo que él le pudiera haber dicho a los vecinos, a la gente en general, a los otros hombres que van a ese tipo de bares, de los cuales muchos me conocían. Como todos sabrán: "En pueblo chico, infierno grande". Y sobre todo en esos lugares de campo la discriminación es fuerte, y la sociedad no está tan avanzada como algunos dicen. Así que tardé en volver al boliche donde conocí al paisano. Pero también tardé en volver porque estaba esperando a que se recupere mi ojete, ya que el paisano me había echado cuatro polvos aquella primera vez, y yo tenía el culo detonado. 


Aquel hombre de campo me había dicho que no había estado con una mujer, -es decir, que no había cogido- desde que se había separado de su última esposa, hacía como seis años. Así que ese paisano estaba bastante "necesitado". Aquella noche cogimos bastante bien, aunque a mí me dolía mucho el culo, pero no dejaba de pedir que me siguiera cogiendo porque por fin podía saber lo que se siente ser penetrada por un hombre. ¡Y me encantaba! Habíamos cogido casi toda la noche y nos quedamos dormidos cerca del amanecer. Como a las ocho y media me desperté y le dije: "Me tengo que ir, papi. Tengo muchas cosas que hacer". Y me fui no sin la promesa de que lo nuestro iba a quedar sólo entre nosotros. Pero verdaderamente, no sabía cómo iba a reaccionar él.


Después de unos quince días volví a aquel bar de campo y estuve conversando un rato con unos camioneros que iban de paso. Tomamos alguna cerveza, comí un sánguche de milanesa y en eso apareció el paisano que me hizo debutar. 
Se paró en la entrada y saludó en general a todo el mundo, y después pasó mesa por mesa a saludar a los más conocidos. Después se acercó a la barra donde yo estaba sentado y me dio la mano.
Me dijo:
PAISANO.- ¿Cómo andás, tanto tiempo?
YO.- Bien, me alegro de verte.


El paisano se quedó al lado mío conversando un rato conmigo y con los camioneros que estaban de paso. Tomamos una cerveza, comió unas empanadas y el paisano se quedó sin plata así que le propuse ir al cajero a sacar algo de plata. 
Él había venido a caballo así que fuimos al cajero más cercano en mi auto. Con ese hombre tan cerca mío sentado en el auto con las ventanillas cerradas pude sentir su olor a caballo, su olor a vacas, ya que estuvo trabajando todo el día y ese olor le quedó impregnado. Lejos de espantarme, eso me calentaba mucho más. Empecé a acariciarle la pierna a través de su pantalón de grafa, y le puse la mano en la entrepierna. Le sobaba la verga a través del pantalón, y aún estando dormida se sentía bastante grande, (como dije en mi primer relato, el paisano estaba bien dotado). Él me dijo: "Pará, pará. Ya vamos a ir a casa más tarde y podés hacer lo que quieras con ella". Pero yo seguía sobándole la verga a través del pantalón y entonces él se abrió el pantalón, se bajó el cierre y sacó la verga que ya estaba a media máquina. Pude verla otra vez y esa verga era larga, gruesa y de una textura suave. La acaricié y le dije: "Es hermosa". 
Las calles estaban desiertas, así estuve conduciendo con una mano y con la otra amacándole la verga al paisano. Él me dijo: "Me estás haciendo volver loco. Mirá cómo está". Esa verga ya estaba bien dura y le salía líquido pre seminal. Mi calentura también era mayúscula.
Llegamos al cajero y él se bajó a sacar plata, no sin antes meterme un beso de lengua que me dejó loco. Su aliento a tabaco, a alcohol, su olor y aliento de hombre me hacían alucinar.
Les puedo asegurar que si ustedes pudieran sentir esos brazos musculosos, esas manos firmes, ese cuerpo fibroso por el trabajo arduo de campo, el abrazo fuerte de ese hombre como yo lo sentí, se les mojaría la cola como se me mojaba a mí. 
Después de que sacó plata, volvimos al bar de campo y estuvimos mirando la televisión en un canal cualquiera, tomando otra cerveza y jugando a las barajas. Luego nos pusimos de acuerdo para ir a su casa. Él salió un poco más temprano porque andaba a caballo y tardaba más en llegar. Así que yo esperé un rato y salí con mi auto hacia el campo donde él vivía.


Cuando llegué a su casa me hizo pasar y me hizo sentar en su mejor sillón, puso la tele y me dio el control remoto. Me atendió como a una reina. Me ofreció vino, jugo o cerveza, lo que yo quisiera. Pero al final puso la pava y me cebó mate porque quería que se le pase un poco el pedo para poder coger bien. 


Yo no paraba de mirarle el bulto, así que me dijo:


PAISANO.- ¿La querés? Es tuya, tomála, es tuya.


Y se abrió el cierre y sacó la verga que ya estaba bastante larga.


PAISANO.- Agarrála, es tuya ¿La querés? Es toda tuya, podés hacer lo que quieras con ella. 


Yo la agarré y me la metí en la boca. Empecé a chupar esa verga hermosa y el paisano empezó a jadear de placer. ¡Me encantaba esa pija! ¡Me encantaba de verdad!
Tiene la verga gruesa, suave, larga, sin afeitar porque dice que los hombres no se depilan. La textura de la piel es suave, blanca, la cabeza rosada y con una forma hermosa. 
Estuve chupándole la verga como 10 minutos y mi calentura iba en aumento. Su pija se puso bien dura adentro de mi boca y me dijo: "Pará que no quiero acabar todavía".


Yo le chupaba la pija casi con desesperación. Empecé a jadear y lo abracé por la cintura lo más fuerte que pude. Lo atraje hacia mí y pude sentir todo su cuerpo fibroso, sus piernas fuertes y su olor a hombre. ¡¡Yo temblaba de calentura!!
Me dijo:


PAISANO.- ¿Qué te pasa?
YO.- Estoy re alzado. Estoy re caliente con vos.


Se me había despertado como una especie de fiebre, y literalmente, temblaba de calentura.


PAISANO.- ¿Tanto te gusta mi verga?
YO.- Me encanta, papi. ¡Me encanta, estaba desesperado por volver a verte!


PAISANO.- ¿Entonces por qué no viniste antes? Yo estuve acá esperando por quince días, todas las noches me acordaba de vos, y vos no venías. Yo acá con la pija dura y vos no venías.
YO.- Es que tenía miedo de tu reacción, tenía miedo de que anduvieras hablando de mí.
PAISANO.- ¡¡Yo nunca hablé de ninguna mujer!!


Literalmente, me dijo eso: "Yo nunca hablé de ninguna mujer". 
Así que eso me encantó. Me sentí mucho más tranquilo en ese sentido, y no me molestó que me pusiera en el lugar de una de sus "mujeres". Al contrario, creo que me encantó. Y supe en ese momento que podía confiar en él.
Entonces me invitó a ir a la cama y le dije que sí. Fui a lavarme un poco al baño, (me lavé la cola para estar listo para él) y él prendió la estufa a leña porque era invierno. Cuando vino a la pieza yo ya estaba acostada, desnuda, preparada y lubricada, tapada hasta el cuello con las frazadas.


Él empezó a sacarse toda la ropa y se quedó en bolas. Se acostó al lado mío sin taparse y llevó mi mano hasta su verga. Yo empecé a pajearlo y en un minuto se puso bien dura. Él me hizo poner boca abajo, me atrajo hacia sí poniéndome en cuatro, se lubricó la verga con un poco de saliva, me tomó por las caderas y empezó a meterme la pija bien dura de a poco. 
Cada vez que me empujaba me la iba metiendo de a poco y yo sentía que me estaba partiendo en dos, me agarré fuerte del colchón, mordí la almohada, agarré las sábanas lo más fuerte que pude pero el dolor era inmenso. Esa verga bien dura era muy grande y mi cola virgen la sentía con mucha agudeza. El paisano no me tuvo piedad y yo empecé a gritar como una loca. ¡¡AY, AYYY, AAJJAAAYY, AY, AY!!
Yo gritaba con fuerza sabiendo que por suerte nadie nos podía escuchar. Gritaba de calentura y de dolor. Sentí esa pija como 20 centímetros adentro mío y le dije:


YO.- Despacito, papi. Ponémela despacito.
PAISANO.- ¿Cómo, así? - Me preguntó, moviéndose más suavemente. -¿Así, mami? ¿Así te gusta?


Yo deliraba del dolor. Pero con esa pija adentro, mi hoyo se fue agrandando y ya empecé a sentir mucho más alivio. En ese momento deseé que me cogiera por siempre.


YO.- Así, papi, así. Así, papito, qué lindo se siente. ¡Qué hermoso, papito! ¡Ahhh!


Una vez que ya estuve bien dilatada y bien lubricada pudimos coger con más ganas. Él me tomó por la cintura y me dio placer a morir. Me cogió un rato así y sentí que me penetraba con más fuerza. Me la clavaba hasta el fondo y cuando me tomó por los hombros me di cuenta que estaba por acabar. Me atrajo hacia él con todas sus fuerzas agarrándome de los hombros, me cogió más rápido, más rápido, cada vez con más fuerza y me la clavó hasta el fondo. 


PAISANO.- ¡¡AAAHHH!! ¡¡AHHH!!
YO.- ¡Sí, papi! ¡Acabame todo, papi! ¡Llename el culo de leche, papito!
PAISANO: ¡¡AAAHH!! ¡¡AAAAHH!!


Después de que acabó se desplomó arriba mío y me besó el cuello y la espalda sin sacarme la verga de adentro. Pude sentir mi cola totalmente lubricada con su leche y me sentí muy feliz.


Después de eso nos acostamos uno al lado del otro. Yo tapado hasta arriba y él destapado, desnudo con la pija al aire. Apoyé mi cabeza sobre su pecho y le pregunté: 


YO.- ¿No tenés frío?- A lo que él me respondió: 
PAISANO.- No, yo soy bastante caluroso.
"Como la mayoría de los hombres", pensé yo. Le dije:


YO.- Gracias por hacerme sentir feliz.
PAISANO.- No, gracias a vos por hacerme sentir esto otra vez. Yo estoy feliz. ¡Yo estoy feliz!
Me dijo:
PAISANO.- Extrañaba esa cola. Me había quedado re caliente con esa cola. Está bien apretadita, me encanta. Mirá ahora cómo me quedó la pija, está colorada. Me quedó ardiendo la pija. Tenés la cola bien cerrada y eso me encanta.


Me mostró la pija agarrándola con una mano, y sí, estaba colorada. Le contesté:


YO.- Encima tengo la cola bien redonda y dura. No como otros que tienen la cola fláccida y caída. Hago ejercicios para tener la cola bien paradita, además de estar cerrada porque yo era virgen.
PAISANO.- ¡No me digás eso que me hacés alzar de nuevo! ¡Encima la chupás re bien, mejor que cualquier mujer que haya tenido!


El paisano había tenido tres mujeres, y con cada una tuvo dos hijos. Además de alguna novia que tuvo, algunas prostitutas y otras amantes de ocasión. Eso significaba que yo tenía un talento natural, porque él era mi primer hombre y mi experiencia era casi nula.
Se apretó la pija con la mano, y ya se estaba poniendo dura de nuevo. 


PAISANO.- ¿Querés que lo hagamos otra vez?
YO.- Dale
PAISANO.- Me voy a lavar y vengo, así lo hacemos de nuevo.
YO.- Buenísimo, yo también me voy a lavar.


Así que cuando él volvió del baño fui yo. Me lavé bien la cola de los restos de leche y vaselina que tenía y me volví a lubricar con vaselina nueva.


Así volvimos a coger dos veces más, se la volví a chupar y a pajear, y la pasamos re bien esa noche.


Nos dormimos bien avanzada la noche y nos despertamos como a las ocho de la mañana. Nos levantamos y él fue al patio a cortar leña con un hacha, mientras la escarcha que pintaba de blanco todo el pasto hacía visible el frío del invierno. Volvió, prendió la estufa a leña y me cebó unos mates hasta que llegó la hora de irme, me despedí de él con un beso en la boca y me sentí la chica más afortunada del mundo.



Si no leyeron la primera parte, les dejo el link aquí:
http://www.poringa.net/posts/gay/3196602/Un-paisano-me-hizo-debutar-y-te-lo-cuento.html

6 comentarios - Me volví a encontrar con el paisano que me hizo debutar

juanpo1974 +1
A donde puedo encontrar a tu paisano y lo compartimos
soysolo81 +1
como calientan tus relatos, segui contando del paisano
soybastantegay +1
Gracias, me gustó mucho tu comentario
marianos1980 +1
Siempre tuve fantasías con paisanos +10