La noche había transcurrido con tranquilidad. Rodri y Nico eran compañeros de facultad y mejores amigos. La cena, que consistía en pizza con cerveza, había terminado. La charla... la de siempre: la facultad, con sus parciales y trabajos prácticos; el partido del domingo; las andanzas con alguna minita...
La tormenta se había formado en un ratito y llovía a baldes. Así que Rodri, dueño de casa, le ofreció a Nico quedarse. Total, dormiría en el colchón que guardaba debajo de su cama de dos plazas ¡ni que fuera puto!
No se acostaron enseguida y la noche -lluvia incluida- siguió su curso. A la cerveza le siguió un poco de whisky que Nico había llevado. Un poco mareados, se fueron a dormir.
Ya acostados, siguieron conversando. El temario era el mismo, pero ya no incluía a la facultad y denotaba la leve borrachera, de esas que desinhiben, de los dos. El tema mujeres, especialmente el sexo con ellas, tomó predominio absoluto.
-Te digo que la mina te chupa la pija como una puta, boludo, en serio- dijo Rodri
- ¿y vos pensas que yo voy a creer que te la cogiste? ¿con esa cara de gil?- le contestó Nico
- No preciso la cara, pajero. Con el cacho de poronga que tengo me arreglo bastante bien -
- Callate pito corto, dormite ¿queres? -
-¿que? ¿querés ver? mejor no, a ver si te gusta. Pedazo de trolo-
- Sos un pito corto - Quiso cerrar Nicolás
- Mirá- Le dijo Rodri, corriendo las sábanas
En la penumbra, un poco cortada por la luz de la calle, Nico vio desde su colchón como su mejor amigo se bajaba los boxers negros y sacaba una pija de unos 18 cm, bastante ancha. La agarraba desde la base y la golpeaba contra su mano izquierda, como si fuera un garrote. El corazón le iba a mil sin saber por qué.
- Epaa y ¿eso? - dijo Nico un tanto abrumado
- Esto es mío y acá lo tenés. Ahora te toca a vos mostrar -
- Dejá de joder -
- Dale, yo mostré y vos sos un bocón que habla de los demás y muestra poco. ¡Dale mostrá!-
- Bueno dale-
Cuando Nico corrió las sábanas se dio cuenta que su boxer azul estaba húmedo, lo que también notó Rodri. La poronga de Nico no era más larga, pero si muy ancha. Corvada hacia atrás. Y de la punta asomaban algunas gotas de pre semen. Era evidente que la situación lo había calentado.
- Ah boeee, parece que estás a punto caramelo Nicolás. No te tenia en esa onda- Dijo Rodri masajeandose la verga. No se daba cuenta de que una gotita tímida asomaba en su pene.
- Ya fue vamos a dormir así dejas de hablar boludeces - fue la respuesta
-Olvidate, falta algo-
-¿que?
-Hay que medirlas, quiero saber cual es la mas grande. Mepa que el pito corto sos vos-
- Bueno, dale. Pero una al lado de la otra. La pija que primero toque al otro gana y el que pierde tiene prenda - Nico no se reconoció en sus palabras. Estaba borracho, pero algo lo impulsaba a redoblar la apuesta.
- Me parece justo - Dijo Rodri y se arrodilló en el borde su cama. La pija como una piedra.
Nico se acercó despacio y, de pie, arrimó su pene erecto al de su amigo. Las dos vergas eran casi iguales. En un intento por medir mejor (o al menos de eso quiso convencerse) Rodri tomo la pija de Nico y las dos hicieron contacto unidas por la mano calentita de Rodri. Se sintió rico. Las respiraciones se agitaron. Rodri sintió la cola aflojarse. La pija de Nico empezó a humedecerse otra vez.
Lo siguiente fue un tímido "espadeo" que, en un silencio cómplice, se convirtió en el frote enérgico de dos cuerpos. Se apretaron uno contra el otro, fundiéndose en un abrazo explorador. Respiraban fuerte, sin hablarse. La línea de la media espalda hasta la cola, la curvatura de los brazos, los pezones, el abdomen fornido de ambos, eran descubiertos como territorios nunca antes explorados. Estaban a mil.
Rodri no aguantó más y agarró la cara de su amigo y compañero, ahora amante, y sonó el primer beso. La humedad, el calor de aquellos labios con un dejo a whisky que la menta intentaba ocultar era un elíxir que Nico no podía dejar de beber.
Se tumbaron en la cama uno sobre el otro. Se mataban a besos. Las pijas, húmedas como nunca antes, no podían parar de frotarse. Rodri abrió la cola de su amigo con las dos manos y pasaba el dedo en círculos sobre el agujero de Nico. Este lanzó un suave gemido de placer. Los cuerpos temblaban, sentían al otro, lo deseaban...
Nico comenzó a besar el cuello de Rodri, el olor al perfume que usaba -seguramente un Paco Rabanne- lo volvía loco. Bajó entre besos y lenguetazos hasta el pecho, donde se entretuvo lamiendo los pezones del anfitrión. Pronto comenzó a pajear a Rodri mientras seguía bajando, pasó la lengua por el abdomen marcado de su compañero. Cuando por fin tuvo la poronga a la altura de su boca, comenzó a darle unas lamidas tímidas, paladeando el líquido preseminal que manaba del suculento miembro. Cuando se lo metió en la boca sintió como su compañero suspiró de placer. La textura suave y carnosa de la chota de Rodri, en combinación con su anchura y largo hicieron que Nico estuviera entretenido un rato.
Rodri, no quería acabar enseguida, asi que hizo volver a Nico a sus labios. Los besos de aquella boca que habían dejado hacía unos instantes su poronga latiendo llena de saliva lo calentaron de sobremanera. Esta vez fue Nico quien recibió el placer que hacía un rato le había dado a su amigo.
Rodri tiraba la goma con fuerza. La chupaba toscamente, ensalibandose la boca a la vez que la pija de Nico. Se la metía casi entera y después se la pasaba por la cara, dandose golpecitos. La olía, la saboreaba. Acariciaba los huevos de su compañero. Estaba desatado.
Hicieron el 69 con desesperación. Acariciándose los agujeritos de la cola, tragándose la pija del otro como las pendejas putas que habían llenado sus conversaciones.
Finalmente, Rodri le agarró la pija a Nico y comenzó a pajearlo frenéticamente y este, de cuclillas frente a él comenzó a tener fuertes espasmos que fueron seguidos por chorros de leche hirviendo. El semen caliente, semilla de macho, terminó en el pecho, el abdomen y parte de la cara de Rodri. La cosa no daba para más y en la calentura tomó a Nico por el pelo y lo llevó hasta su pija. Nico chupaba tanto o más fuerte que la paja que le había hecho su compañero. Rodri estaba en un éxtasis de placer.
Cuando el macho acabó con un fuerte gemido, la boca de Nico se llenó de leche que salía a borbotones. El sabor era dulzón, un elixir irresistible. Junto los restos de su semen del pecho de su amigo y no paró hasta llegar a la boca. Se besaron, paladeando el exquisito manjar que era la leche calentita y abundante de los dos. Signo indiscutible de que aquella noche de lluvia recién comenzaba.
Continuará...
La tormenta se había formado en un ratito y llovía a baldes. Así que Rodri, dueño de casa, le ofreció a Nico quedarse. Total, dormiría en el colchón que guardaba debajo de su cama de dos plazas ¡ni que fuera puto!
No se acostaron enseguida y la noche -lluvia incluida- siguió su curso. A la cerveza le siguió un poco de whisky que Nico había llevado. Un poco mareados, se fueron a dormir.
Ya acostados, siguieron conversando. El temario era el mismo, pero ya no incluía a la facultad y denotaba la leve borrachera, de esas que desinhiben, de los dos. El tema mujeres, especialmente el sexo con ellas, tomó predominio absoluto.
-Te digo que la mina te chupa la pija como una puta, boludo, en serio- dijo Rodri
- ¿y vos pensas que yo voy a creer que te la cogiste? ¿con esa cara de gil?- le contestó Nico
- No preciso la cara, pajero. Con el cacho de poronga que tengo me arreglo bastante bien -
- Callate pito corto, dormite ¿queres? -
-¿que? ¿querés ver? mejor no, a ver si te gusta. Pedazo de trolo-
- Sos un pito corto - Quiso cerrar Nicolás
- Mirá- Le dijo Rodri, corriendo las sábanas
En la penumbra, un poco cortada por la luz de la calle, Nico vio desde su colchón como su mejor amigo se bajaba los boxers negros y sacaba una pija de unos 18 cm, bastante ancha. La agarraba desde la base y la golpeaba contra su mano izquierda, como si fuera un garrote. El corazón le iba a mil sin saber por qué.
- Epaa y ¿eso? - dijo Nico un tanto abrumado
- Esto es mío y acá lo tenés. Ahora te toca a vos mostrar -
- Dejá de joder -
- Dale, yo mostré y vos sos un bocón que habla de los demás y muestra poco. ¡Dale mostrá!-
- Bueno dale-
Cuando Nico corrió las sábanas se dio cuenta que su boxer azul estaba húmedo, lo que también notó Rodri. La poronga de Nico no era más larga, pero si muy ancha. Corvada hacia atrás. Y de la punta asomaban algunas gotas de pre semen. Era evidente que la situación lo había calentado.
- Ah boeee, parece que estás a punto caramelo Nicolás. No te tenia en esa onda- Dijo Rodri masajeandose la verga. No se daba cuenta de que una gotita tímida asomaba en su pene.
- Ya fue vamos a dormir así dejas de hablar boludeces - fue la respuesta
-Olvidate, falta algo-
-¿que?
-Hay que medirlas, quiero saber cual es la mas grande. Mepa que el pito corto sos vos-
- Bueno, dale. Pero una al lado de la otra. La pija que primero toque al otro gana y el que pierde tiene prenda - Nico no se reconoció en sus palabras. Estaba borracho, pero algo lo impulsaba a redoblar la apuesta.
- Me parece justo - Dijo Rodri y se arrodilló en el borde su cama. La pija como una piedra.
Nico se acercó despacio y, de pie, arrimó su pene erecto al de su amigo. Las dos vergas eran casi iguales. En un intento por medir mejor (o al menos de eso quiso convencerse) Rodri tomo la pija de Nico y las dos hicieron contacto unidas por la mano calentita de Rodri. Se sintió rico. Las respiraciones se agitaron. Rodri sintió la cola aflojarse. La pija de Nico empezó a humedecerse otra vez.
Lo siguiente fue un tímido "espadeo" que, en un silencio cómplice, se convirtió en el frote enérgico de dos cuerpos. Se apretaron uno contra el otro, fundiéndose en un abrazo explorador. Respiraban fuerte, sin hablarse. La línea de la media espalda hasta la cola, la curvatura de los brazos, los pezones, el abdomen fornido de ambos, eran descubiertos como territorios nunca antes explorados. Estaban a mil.
Rodri no aguantó más y agarró la cara de su amigo y compañero, ahora amante, y sonó el primer beso. La humedad, el calor de aquellos labios con un dejo a whisky que la menta intentaba ocultar era un elíxir que Nico no podía dejar de beber.
Se tumbaron en la cama uno sobre el otro. Se mataban a besos. Las pijas, húmedas como nunca antes, no podían parar de frotarse. Rodri abrió la cola de su amigo con las dos manos y pasaba el dedo en círculos sobre el agujero de Nico. Este lanzó un suave gemido de placer. Los cuerpos temblaban, sentían al otro, lo deseaban...
Nico comenzó a besar el cuello de Rodri, el olor al perfume que usaba -seguramente un Paco Rabanne- lo volvía loco. Bajó entre besos y lenguetazos hasta el pecho, donde se entretuvo lamiendo los pezones del anfitrión. Pronto comenzó a pajear a Rodri mientras seguía bajando, pasó la lengua por el abdomen marcado de su compañero. Cuando por fin tuvo la poronga a la altura de su boca, comenzó a darle unas lamidas tímidas, paladeando el líquido preseminal que manaba del suculento miembro. Cuando se lo metió en la boca sintió como su compañero suspiró de placer. La textura suave y carnosa de la chota de Rodri, en combinación con su anchura y largo hicieron que Nico estuviera entretenido un rato.
Rodri, no quería acabar enseguida, asi que hizo volver a Nico a sus labios. Los besos de aquella boca que habían dejado hacía unos instantes su poronga latiendo llena de saliva lo calentaron de sobremanera. Esta vez fue Nico quien recibió el placer que hacía un rato le había dado a su amigo.
Rodri tiraba la goma con fuerza. La chupaba toscamente, ensalibandose la boca a la vez que la pija de Nico. Se la metía casi entera y después se la pasaba por la cara, dandose golpecitos. La olía, la saboreaba. Acariciaba los huevos de su compañero. Estaba desatado.
Hicieron el 69 con desesperación. Acariciándose los agujeritos de la cola, tragándose la pija del otro como las pendejas putas que habían llenado sus conversaciones.
Finalmente, Rodri le agarró la pija a Nico y comenzó a pajearlo frenéticamente y este, de cuclillas frente a él comenzó a tener fuertes espasmos que fueron seguidos por chorros de leche hirviendo. El semen caliente, semilla de macho, terminó en el pecho, el abdomen y parte de la cara de Rodri. La cosa no daba para más y en la calentura tomó a Nico por el pelo y lo llevó hasta su pija. Nico chupaba tanto o más fuerte que la paja que le había hecho su compañero. Rodri estaba en un éxtasis de placer.
Cuando el macho acabó con un fuerte gemido, la boca de Nico se llenó de leche que salía a borbotones. El sabor era dulzón, un elixir irresistible. Junto los restos de su semen del pecho de su amigo y no paró hasta llegar a la boca. Se besaron, paladeando el exquisito manjar que era la leche calentita y abundante de los dos. Signo indiscutible de que aquella noche de lluvia recién comenzaba.
Continuará...
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