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Salida con amigos (relato gay)

Nunca fui de salirmucho, soy bastante reservado. Pero en el último año del colegiosecundario, empecé ser más sociable e interactuar más con miscompañeros de curso.

Casi todos losviernes (siempre que no hubiera exámenes cerca) mis amigos empezabana organizar a donde salir al día siguiente. Yo trataba de acoplarmea ellos para no ser el único que se quedara solo un sábado a lanoche.


Un viernes conPablo, Diego, Miguel y Santiago organizamos ir a bailar a un bolicheque estaba bastante lejos de donde vivíamos (teníamos que tomar 2colectivos hasta llegar allá). Así que tuvimos que coordinar elhorario, para ir todos juntos y no perdernos. Todo el mundo hablabade ese boliche, tenía varias pistas, shows en vivo, etc. Era ellugar más grandes a donde había ido hasta el momento.
El sábado a latarde, me empecé a preparar. Como era un lugar distinto al resto,traté de ponerme mi mejor ropa y un perfume que tenía guardado solopara momentos especiales. No tenía pensado ir de "levante",pero quería verme bien.


Cuando llegué a laparada del colectivo, ya estaban Miguel y Diego. Y Miguel, mirándomecasi como un detective, me dice: "Estás lindo eh! seguro hoyenganchás a alguna chica vestido así". Instantáneamente sentícomo la cara se me empezaba a ruborizar. Primero porque Miguelsiempre me había parecido el chico más lindo de mi curso y segundoporque nunca se me hubiera ocurrido vestirme así para una chica.


Una vez en elboliche, fuimos directo a la barra a pedir la consumición gratis quenos daban. Después fuimos a recorrer un poco el boliche y ver quemúsica pasaban en cada pista. La que más nos gustó a todos fue lapista de música electrónica. Era la que más daba con nuestro“target” aunque ninguno era fanático de ese estilo.
Durantela noche, hicimos varias visitas a la barra y creo que todos tomamosmás de lo que hubiéramos debido. En un momento Pablo me dice aloído que se estaba haciendo pis encima y necesitaba ir al bañourgente. Yo lo acompañé. Lo que no me di cuenta es que atrás nossiguió Miguel.


Pablo fuedirectamente a los urinales. Mi timidez no me permitía quedar tanexpuesto y fui a uno de los cubículos. Cerré la puerta atrás mio yme empecé a bajar el cierre del pantalón. Mientras terminaba deorinar, me doy cuenta que una de las paredes del cubículo, tenía unagujero y del otro lado se podía ver a otra persona. Mi curiosidadfue mucho más fuerte y me agaché un poco para ver si podía espiarun poco más.
Lo que pude ver fue un pene no muy flácido y conel bello púbico casi perfectamente recortado. La otra persona sintióque alguien lo miraba y empezó a sacudir su miembro un poco,haciendo un poco de alarde. Después empezó a tocarse suavemente ysu verga se empezó a parar.


Yo estaba casiinmóvil. Tenía una sensación entre miedo a ser descubierto yexcitación. Pero mi compañero anónimo, parecía disfrutar de servisto. Hasta que en un momento, se da vuelta hacia el agujero yempieza a acercar su pija hacia mi.
Mi corazón latíacada vez más fuerte. En ese momento no sabía que hacer, me alejéun poco y veo que el pene empieza a pasar de mi lado del cubículo.Casi sin pensarlo, lo empecé a acariciar y frotar suavemente. Se mevino a la cabeza aquella vez que estuve con mi primo Sebastián, perola verga de este chico era todavía más grande.

En unmomento sentí que quería sacar su miembro del agujero. Pararetenerlo, sin pensarlo, le empecé a chupar la pija, me di cuentaque no solo había dejado de irse para atrás. Sino que empezaba aempujar más, dándome más lugar para que yo siga haciendo mitrabajo. Sentí como se puso tan dura que sentía las pulsaciones enmi boca, eso me ponía muy caliente.
Pero a la mitad detodo esto, siento que golpean la puerta y gritan que me apure.Inmediatamente me voy para atrás dejando un hilo de baba y liquidopreseminal colgando entre mi labio y la punta de su verga. Traté decubrirme un poco mi erección y salí del cubículo mirando haciaabajo.
Cuando estoy pasandopor la puerta de al lado, siento que se abre y mi curiosidad no pudomás y veo que sale Miguel.


Me quedé sinrespirar por un segundo, asombrado y excitado. Le había estadochupando la pija a mi amigo sin saberlo. Era mi “amor imposible”.Mientras yo seguía atónito mirando hacia atrás, él levanta lacabeza y me mira directamente a los ojos. Con una sonrisa en lacomisura de los labios.
El resto de la nochesiguió normalmente, aunque el resto de los chicos nos preguntaronvarias veces a donde habíamos estado tanto tiempo. Pero ninguno delos dos dijo nada.
Las horas pasaron yempezaba a amanecer. Decidimos volvernos, antes que todo el mundoempiece a salir y sea difícil conseguir un colectivo para volver.


Como yo era el quevivía más lejos, Miguel me preguntó si quería quedarme a dormiren su casa. Ya que tenía una cama libre, porque su hermano noestaba. Yo acepté casi sin pensarlo.
Cuando llegamos a sucasa, entramos en silencio para no despertar a nadie y nos fuimos asu habitación. Ni bien entramos cerró la puerta, me señaló lacama donde iba a dormir yo y se empezó a desvestir.
Yo me quedé quieto,sin saber que hacer. Miguel se quedó en boxer en un instante.Mirándome fijo se agarró la entrepierna y preguntó:


- ¿Querés seguir?


Yo entendí alinstante lo que tenía que hacer. Me arrodillé y empecé a manosearsu enorme bulto, que ya se empezaba a marcar. De a poco fui bajandosu boxer y sin dudar le empecé a chupar la pija. Esta vez nadie nosiba a interrumpir, era todo mío. Así que me tomé mi tiempo pararecorrer todo su pene con la lengua y no dejar ni un centímetro sinsaborear. Empecé a sentir sus gemidos, cada vez más fuertes. A lavez me acariciaba la cabeza, empujandome un poco haciaadelante.
Traté de hacer fuerza para tragármelo todo, pero lasarcadas no me dejaron. Mientras tanto Miguel me sacó la remera. Enese momento, se alejó un poco, busca en un cajón y saca unpreservativo, mientras lo abre con los dedos, me mira a los ojos ypregunta:


- ¿Te la bancás?Estoy muy caliente y tengo muchas ganas de coger.


Yo estaba nervioso,no sabía que decir. Tenía ganas pero a la vez, nunca lo habíahecho y tenía miedo que me duela. Su pija era más grande que lamía, así que le dije:


- Prometeme que vasa hacerlo despacio.


Miguel asintió conla cabeza y desenrrolló el preservativo en su pene con totalnaturalidad. Mientras yo me sacaba el pantalón y el boxer, me dijoque me ponga en cuatro patas sobre la cama. Y con un poco de salivaempezó a jugar con el agujero de mi culo. Primero metió un dedo,después con más saliva, metió el segundo, y empezó a moverlos. Medecía que me relaje, pero seguía muy nervioso.
Siguió usando mássaliva y metiendo y sacando sus dedos. La sensación era alucinante.Mi verga se empezaba a poner dura de lo bien que lo estaba pasando.


En un momento sientoque saca los dedos y empieza a hacer un poco de presión con algo másgrande. Cuando miro para atrás, veo que estaba empezando a meter supija. Fue muy despacio y cuidadoso, a demás de estar un pocodilatado se preocupó de no hacerme doler.
Cuando entró todasu pija, yo estaba viendo las estrellas del placer, pero eso no fuetodo. Porque en ese momento empezó a entrar y salir con unmovimiento suave pero rítmico. Eso me excitó más, y sentía comose me humedecía mi pene.


A medida que ibapasando el tiempo, la frecuencia de los movimientos aumentaba. Ytambién la fuerza que hacía para entrar. Yo estaba inmerso en unéxtasis de placer. La sensación era entre placentera y por momentosdolorosa. Pero no quería que se detenga.
Después de unosminutos, la fuerza que hacía Miguel en sus embestidas, hacía que sucuerpo golpee contra el mío haciendo un ruido como un chasquido,pero con un ritmo constante. A la vez, sus jadeos iban aumentando envolumen y su respiración se hacía más profunda.


Yo me empecé amasturbar y sentía como la humedad de mi pene, pasó a ser hilos delíquido que chorreaban y mojaban las sábanas de la cama.
Miguel seguíapenetrándome con un ritmo perfecto, parecía no cansarse. Y yogozaba cada embestida. Mientras su respiración se entrecortaba, medice entre suspiros, que estaba por acabar. Seguidamente me agarrómás fuerte y empujó todo su cuerpo contra el mío, llegando másprofundo que antes. A la vez, sentí como su pija se hacía másgruesa, latiendo adentro mío. Esa sensación me hizo eyacular casiinmediatamente.


Nos quedamos unossegundos así, hasta que mis piernas cedieron y él se cayó sobremi, quedándose acostado sobre mi espalda. Yo sentía el movimientoagitado de su pecho sobre mi espalda bañada en sudor. Una vez queestuvo más relajado, empezó a sacar poco a poco su miembro deadentro mío. ¡Sentía que no terminaba de salir nunca!. Despuésfue al baño a buscar un poco de papel, para que limpie el enchastreque había dejado en las sábanas y nos fuimos a dormir.


Cuando nosdespertamos y sus padres me invitaron a almorzar, e insistieron paraque me quede. Durante la comida, Miguel me miraba con una sonrisaconstante en sus labios. Y yo se la devolvía tímidamente, pensandoen todo lo que había pasado la noche anterior.

7 comentarios - Salida con amigos (relato gay)

TelameT
una mentira contada mil veces , que putos son
ffll22
que ganas de verga me diste