Durmiendo *-*

Siempre me gusta dormir desnudo o solo con una tanga, me gusta sentirme sexy mientras duermo esperando que alguien se acerque a mi y al verme le den ganas de cogerme, siempre dormía así sin ninguna novedad cada noche hasta que sin esperarlo, todo lo que quería estaba a punto de volverse realidad.
Era un domingo y me había quedado solo en casa, para ese entonces decidí invitar a un amigo a que se quedara a dormir pero en diferentes habitaciones, él era un hombre muy guapo, grande con unas piernas y brazos para besarlo todo y un paquete que al verlo en bóxer, parecía que le iba a explotar, era todo el hombre ideal que me gustaba pero muy por el contrario, nunca logré hacer nada con él ya que era muy tímido cuando él estaba cerca a mi.
Recuerdo que ese día lo pasamos genial, vimos películas, almorzamos rico y casi al terminar el día preparamos juntos un dulce para el día siguiente, después de terminar todo tomamos una ducha, uno después del otro y cada uno fue a su habitación para dormir y esperar a comer el dulce que hicimos, yo como de costumbre fui a ver televisión a la sala, ya que me gusta ver TV antes de dormir pero la mayoría de veces me suelo quedar dormido así que voy listo con mis pijamas que son tangas o nada, obviamente con una manta para taparme, pero esta vez fui solo con tanga y la manta que suelo llevar la dejé a un lado.
Pasó aproximadamente 45 minutos desde que fui a ver TV y ya me estaba quedando dormido, me recosté de pecho hacia el sofá y quedé con la cola levantada toda entangada, en un momento entre sueños escuché que mi amigo salió de la habitación y se dirigía a la cocina a beber algo imagino yo, pero luego no escuché en ningún momento que él regresara a su habitación, yo de curioso abrí los ojos para buscarlo con la mirada y saber que hacía y al verlo quedé muy impresionado y con deseos de seguir viendo lo que hacía, él estaba parado cerca de mi completamente desnudo y tocando ese grandioso y fantástico pene mientras me miraba.
Se acercó lentamente y sin decirme nada me movió un poco para poder sentarse él a la altura de mi rostro y colocar sus manos en mi cola, la cuál empezó a besar y manosear, luego de tocar y besar mi cola todas las veces que se le dio la gana algo por lo que yo estaba muy feliz, me acomodó bien para poder agarrar su pene y masturbarlo mientras él me quitaba la tanga y me masturbaba, así es como ambos empezamos a masturbarnos mutuamente solo que no conforme con eso, él se paró y luego hizo que me colocara en 4 para que él pudiera colocar su pene entre mis nalgas, como si se tratara de una manera de castigarme al sentir su pene cerca de mi ano sin penetrarme, después de eso empezó acariciar mi pene con su boca y a besar mi ano, así empezó a calentarme más de lo que ya estaba y yo solo quería chupar su pene y que me penetrara pero de igual manera me gustaba la manera de como jugaba conmigo, lo cuál me ponía muy caliente a diferencia de solo penetrarme sin nada previo.
Luego de hacer una fiesta en mi ano y probarme con su boca agarró su pene y el mio para juntarlos y masturbarnos juntos, para todo eso yo seguía en 4 lo cuál me tenía muy loco, ya cuando empezó a tener ganas de penetrarme me acomodó y me recostó de manera normal en el sofá, quedándose el sobre mi y yo con las piernas rodeando su cuerpo, luego de besarnos un rato y rozar nuestros penes, llegó ese momento que tanto esperaba, me hizo sentir todo ese gran pene que calculo debe de medir unos 21 cm, al principio me dolió ya que lo tiene muy grueso y ni hablar de lo hermoso que se ve hasta el día de hoy ese pene, que al recordarlo ahora al escribir esto me dilato un poco, como seguía me hizo sentir todo su hermoso y grande pene, me dolió en un inicio ya que costó un poco para que entrara solo la cabeza, pero con un poco de ingenio y paciencia logró entrar todo ese maravilloso pene.
Cada estocada que me daba era maravilloso, sentir ese pene venoso dentro de mi era genial, tener mis piernas al rededor de él, sobre sus hombros, luego yo colocarme delante de él y que me levantara una pierna, tantas poses maravillosas como de película porno, lo disfruté tanto que sentí que él era mi hombre y yo su hembra, al sentir esa leche caliente llenar mi ano y cuando sacó su pene de mi, se lo limpie con la boca para luego volver a penetrarme y quedarse ahí conmigo, abrazados olvidándonos de todo, de la noche, del día y del dulce que preparamos juntos.